{Capítulo 13 parte 3}
Agatha se quedó pensativa por un segundo sobre lo que Luzbel le acababa de preguntar.
—¿Qué si alguna vez me he enamorado? No, Eso no es lo que quieres saber. Tu quieres saber que se siente amar.
El escritor se quedó perplejo por la respuesta de la mujer que tenía delante de él. —Nadie te puede decir que es el amor, pero enamorarse es aceptar a la otra persona y aceptarte a ti para que ambos puedan ser mejores... Acá entre nos, a mi me gusta mi asistente jijiji esa timidez me pone loca. Ojalá eso te sirva para algo.
—En realidad, sigo igual de confundido pero mientras más pronto vea a esa persona. Más estaré seguro de lo que siento.
—Mmmh quizá tengas razón. Bueno, será mejor irnos ya. Por cierto, quien es esa persona de la que hablas?
—Eso a ti no te incumbe.
—Vamos Luci-Luci, yo te dije quien me gustaba a mi ¡Ahora te toca decir a ti!
—No, tu me dijiste quien te gustaba porque tu querías y eso no quiere decir que deba hacer lo mismo. Andando, o se nos hará tarde.
Luego de eso, por fin. Los cuatro protagonistas subieron a un auto que les presto uno de los organizadores del festival para que pudieran recorrer la Ciudad Imperial. Su primera parada los llevo al centro de la ciudad. Donde los recibió la entrada de un palacio antiguo que dejo con la boca abierta a Cori, y a Lucas sin habla. —Es muy linda la entrada del "Palacio de Gedes" Dicen las leyendas que el rey Gedes mando a construir su castillo en medio de la ciudad para venerar a los dioses. —Decía Agatha aclarando su garganta, lista para contar la historia del Rey. Claro que Luzbel la quizo detener.
—A nadie le interesa saber la historia de dioses y... —Y claro, ni Cora ni Lucas estaban de acuerdo con esa opinión.
—¡Por favor cuéntala Aga!
—Si, Agatha. Por favor cuenta la historia.
—Bien, bien... Hace mucho tiempo, Ciudad Imperial se llamaba simplemente El Imperio y su gobernante era el Rey Gedes. Todo el mundo decía que era un tirano y sus principales sirvientes se encargaron de soltar rumores de que ese hombre se encerraba por horas en su habitación para hablar con Dios. Sin embargo durante la gran guerra del siglo VII, el reino de otro continente invadió al imperio del Rey Gedes y El Imperio fue reducido casi por completo a cenizas, excepto por el catillo de Gedes quien hasta el final lucho por su país hasta que murió por una flecha en el corazón y cuando los invasores creyeron haber ganado. Un diluvio azotó el país dejando como única estructura en pie El Palacio De Gedes.
Corina y Lucas estaban nuy sorprendidos, ni siquiera el pintor conocía esa historia tan impresionante sobre Ciudad Imperial más que el nombre del Rey y claro esto fue tan solo una demostración de todos los secretos que aguardaban por ser vistos por nuestros protagonistas en sus días de viaje.
Siguiendo su camino, Luzbel se adentró un momento al castillo viendo la gran cantidad de personas de una visita guiada que contemplaban un cuadro donde se miraba a todas las personas que fueron importantes para el Rey Gedes. —Las 3 amantes, así se llama el cuadro. —Comentó Lucas que se acercó un momento a Luzbel.
—Por lo que sé, las dos mujeres que aparecen a los costados son la madre y hermana del Rey. El hombre que aparece al fondo y es mas abstracto fue un retrato que la pintora hizo de una Diosa usando fotos de distintas mujeres. —Cuando la conversación se movia al terreno del arte y la pintura, Lucas era un genio. Podía distinguir cada detalle de la obra como si él mismo la hubiera pintado.
—De verdad sabes todo eso sobre la pintura? Impresionante, Lucas.
—Gracias señor. He leído muchos libros de arte, por lo general los mejores pintores del mundo han expuesto al menos uno de sus cuadros en Ciudad Imperial. Sabe quién pintó este cuadro en particular?
Luz negó con la cabeza viéndose superado por todo lo que Lucas sabía sobre el tema. Era sin duda admirable.
—Fue la señorita Agatha Petrov. Ella pintó este cuadro hace dos años... Principalmente Agatha es una inspiración como pintora.
—Pues que sorpresa, aunque tiene algo de sentido. Agatha podrá llegar a ser irritante pero su talento esta a otro nivel, en ese aspecto la respeto.
Y claro, sin que Luzbel se diera cuenta, Agatha Petrov escuchaba ese bonito alago que Luz le acaba de hacer para enseguida saltar sobre él con un abrazo en sus hombros.
—Aww entonces si me quieres. Que tierno.
—Si, que no se te suba a la cabeza o, terminarás de molestarme con eso hasta que volvamos a Ciudad Férrica?
—Venga ya, no seas agua fiestas... Por cirto, ustedes no han visto a Corina?
—¿Qué no estaba con usted, señorita Petrov?
Y su predicamento por saber donde se había metido Cori llegó a su fin cuando la vieron corriendo de un lado a otro en el patio del lugar siendo perseguida por una cuantas palomas que intentaban quitarle sus palomitas de maíz.
—¡Lucas, deja de mirar y ayúdame!
—Ay cielos, ya voy Cora. ¡Ya voy!
Y ahi iba Lucas, intentando ayudar a su amiga aunque claro las palamos también empezaron a perseguir a Lucas mientras que Luzbel no paraba de reír y Agatha tomaba fotos, quizá demasiadas.
—Oye Luz, crees que deberíamos ayudarlos?
—Mmmh naaa ellos estarán bien.
...
Charles Goetia contemplaba sobre su silla en silencio como las gotas de lluvia caían sobre su ventana una tras otra. "—Hace rato que Apolo fue por una botella de whisky para el regalo de mi hijo, y yo tengo una caja de puros de la mejor calidad... Pero aún no estoy convencido del ramo de flores."
Eso pensaba el señor de la casa ahora con la mirada pérdida en su propia cabeza. Sus manos no dejaban de sostener un trozo grande de espejo roto muy maltratado por el paso de tantos años, de casi de 20 años. Y ese fragmento de espejo con manchas de sangre seca fue el mismo con el que Mary de Goetia se quitó la vida hace mucho tiempo.
"Proteger a Azael... Aún no puedo creer que quisieras dejar toda tu vida por un error, a costa de manipular a tu propio hijo. Te amo pero eso no puedo perdonarte.
Pero ¿Qué era eso que a lo que Charles se refería? Ese error imperdonable que se desató el mismo día de la muerte de Mary Goetia y del que Charles no podría perdonar en un millón de años y todo relacionado con un sólo nombre: Azael.
—"De lo que si estoy decidido es a contarle toda la verdad a mis hijos, creo que Katri está también en Ciudad Imperial así que viajare a verlo para darle personalmente sus regalos a mi hijo y aprovechar el viaje para hablar con ellos."
Levantándose de su silla, el señor Charles. Se acercó a su teléfono para llamar a su hija queriendo confirmar que Katrina si estaba en Ciudad Imperial y de paso saber como iban las cosas en su misteriosa vida.
—Hola? ¿Quién habla?
—Hija, soy yo. Soy tu padre ¿Cómo estas Katrina?
—¡Padre, que sorpresa escucharte! Estoy muy bien gracias, tú como estás? Le estas haciendo caso al doctor?
—¡Bah! Ese "matasanos" sólo me dio unas pastillas para la presión y ya ves como es Apolo, quiere que las tome a la hora.En fin, me alegra saber que estas bien, hija.
—Ay padre. Lamento no poder estar en la ciudad tanto tiempo, tu sabes que mi trabajo me hace viajar constantemente pero adivina que. En unas semanas voy concluir un proyecto muy importante y luego de eso tendré muchísimo tiempo libre.
Katrina Goetia, la hija menor. Sonaba muy emocionada hablando de ese proyecto especial y era curioso para su padre escuchar a su niña tan alegre. Eso nunca fue lo común cuando era ella pequeña por desgracia.
—Eso suena perfecto, oye Katrina. Tengo pensado volar mañana a Ciudad Imperial y bueno estoy preparando una sorpresa así que me gustaría que nos acompañaras en la casa que tengo por allá, podrás?
—Una sorpresa? Claro que si, padre. Cuando será?
—Sería mañama mismo. Realmente me gustaría que asistieras porque hay algo muy importante que quiero decir para ambos.
—Espera un minuto, ¿Ambos? Quién más estará... No, no me puedes pedir que vaya a celebrar el cumpleaños de él ¿Tendré que cantarle las mañanitas y romper su piñata? Debe ser un chiste, padre. Me estas jodiendo?
—Katrina por favor, se que para ti es muy dificil pero te estoy rogando que por favor lo consideres. Míralo como una oportunidad de sanar todas las heridas. inclusive ni yo estoy seguro de que tu hermano asista.
Un suspiro se escuchó por la linea seguido de un silencio con sabor a muerte y oscuridad. Hasta que la voz baja de Katrina habló para concluir la llamada.
—Veremos si él estará ahí.
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