{Capítulo 11 parte 3}
Y a diferencia del duelo de Lucas y la discusión de Lucifer.
Corina estaba jugando en los columpios junto a su hermano en el parque central de Ciudad Férrica mientras comían helados y la pasaban bien en general. En unos días Cori saldría de viaje y los hermanos querían disfrutar esos días juntos.
—Oye Cora, ya estoy cansado. Mejor vamos a descansar a las bancas, no?
—Esta bien. Igual ya se derritió mi helado y me manche la mano de chocolate así que me voy a lavar las manos. Te veo en las bancas.
Cuando Corina se dirigía a los baños, vio a una mujer muy conocida para ella: Margarita. La mujer de cabellos canoso estaba sentada a la sombra de un árbol disfrutando de la brisa mientras tocaba notas alegres en un ukelele. Y luego de lavar sus manos pegajosas y llenas de helado de chocolate, Cori fue a saludar a su amiga.
—Hola Margarita, déjame adivinar ¿Hoy fue tu día libre?
—Es muy correctísimo, además pase a la tienda de enfrente a recoger unas cartas del tarot para la tienda porque ya se acabaron. Y quise venir a descansar un poco, ya ves lo que dicen "en el parque la vida es mas sabrosa"
—Ehhh que no era "En el mar la vida es mas sabrosa"? Como sea, deberías venir y te presento a mi hermano ¡Vamos!
Mientras tanto Dani comía algunas gomitas mientras estaba entretenido en su celular cuando vio a su hermana acercarse acompañada de la amiga de la que tanto le había hablado hace tiempo.
—Mira Dani, ella es la amiga de la que te había contado.
—Hola, buenas tardes joven. Soy Margarita.
—Mucho gusto Margarita, yo soy Daniel pero puede decirme Dani no hay problema.
Los tres estuvieron platicando sobre diferentes cosas, el trabajo de Margarita, la ciudad en general y claro esta, también llegó a la conversación el viaje de Corina a Ciudad Imperial.
—Sabes Corina, si quieres podría leerte las cartas para que todos podamos ver que tal te irá en el viaje? Claro que el futuro nadie lo podría saber. —Margarita barajaba las cartas del tarot delante de los hermanos que veían con curiosidad las cartas moverse en las manos de la mujer mayor.
—Mmm no lo sé... Tu que dices Dani? No se nada sobre las cartas, ocultismo o cosas así. —Cora se veía muy indecisa hasta que la mano de su hermano sobre su hombro la reconfortaba así que ella asintió .
—Muy bien, muy, muy bien... Si no te sientes cómoda con las cartas entonces podría leer tu mano, aunque la descripción de lo que vea podría pasar será mas ambigua.
Margarita tomó la suave mano de Corina y suavemente deslizaba sus dedos sobre la palma de la chica causándole varias cosquillas y que Cora no se estuviera quieta. —JAJAJA Por favor para, soy muy cosquilluda JAJAJA yaaaa.
—Mira Corina si te estas mueve y mueve no puedo leer tu mano, intenta aguantar la risa. —Ahora Margarita ya no parecía hacerle tantas cosquillas a Cora quien seguía en su lucha brutal por no reír a causa de las cosquillas.
—¡Vaya vaya! Pues si veo una ciudad a donde irás junto con otras 3 personas más. Veo también un cambio importante y... ¡Dios!
Los ojos amarillos de Margarita se abrieron de par en par al momento en que soltaba la mano de Corina.
—¿Qué pasó Margarita? Viste algo malo? Estas bien? —Corina y Daniel se acercaron a la mujer para ayudarla a sentarse para que descansara. Pues lo que Margarita vio fue un presagio casi divino: A una mujer totalmente blanca como la tiza, una espada clavada en el pecho de un demonio, y una pelea entre dos rivales eternos.
—Lamento haberlos asustado muchachos, es que me sorprendí de ver que... ¡Tendrás muy buen viaje y lleno de aventuras! —Claro esta que Margarita le había mentido a Cora pero, era porque ni si quiera la mujer sabia encontrar las palabras correctas para describir lo que vio. —Disculpa Corina, podrías traer mi bolso que dejé en el árbol donde estaba? Por favor.
Cori asintió feliz y fue corriendo a por el bolso. Y mientras la chica se iba, Daniel podía sentir que algo no iba nada bien.
—¿Por qué le mintió a mi hermana? Yo no creo en las cartas o cosas esotéricas. Pero debió ver algo aterrador para mentirle, no?
Daniel se veía serio y ante esto Margarita no tuvo mas opción que mencionarle una parte de lo que en realidad vio. —Vi lo que parece ser una persona peligrosa...
—¡Entonces con más razón no debo dejar que Corina vaya a ese viaje! Si ella puede correr peligro allá es motivo suficiente.
—Tranquilo Daniel. Dije que vi a una persona peligrosa. No que Corina pueda estar en peligro. Estoy segura que Cori estará bien.
—No me inspira mucha confianza saber que Cora puede toparse con alguien peligroso... Pero no puedo negarle ir, espero no arrepentirme.
Al final, ni Margarita o Daniel le dijeron algo sobre su conversación a Corina, por sugerencia de la mujer, llegó la hora de irse a casa.
Las cosas ahora estaban en zonas desconocidas; Lucas se iba a separar por un tiempo de su novia y su madre. Luzbel acababa de abandonar a la persona que siempre lo apoyaba y mejor amigo aún sin saber el por que, y Corina que esperaba vivir cosas divertidas en su viaje.
...
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad. Se pintaba la imagen de Agatha lanzando mucha de su ropa a una maleta que apenas y se alcanzaba a ver debajo de la montaña de prendas que tenía sobre ella.
—Se... Señorita Petrov, ¿Está segura de querer llevar tanta ropa? Podría comprar ropa en Ciudad Imperial si quiere. —Decía la asistente de Agatha viendo a su jefa intentar meter toda esa tonelada de ropa en una maleta mediana.
—De que hablas, Ana? El festival al que voy a ir es muy importante y debo llevar mi mejor ropa. Un vestido para llegar, otro vestido para la cena y el baile, uno más para las fotos, oh y también cosas lindas y picaronas para la semana de vacaciones y mi pijama de dinosaurio.
La asistente de Agatha, que parecía llamarse Ana, solo miraba con impresión que Agatha logró cerrar la maleta que estaba a punto de estallar a penas se volviera a abrir ese cierre.
Y aún así la señorita Petrov a ya pocos días de que se fuera de viaje ya estaba dejando todo bien arreglado antes de irse.
—Bien, Ana. Ya están listos los modelos que contrató la compañía de ropa? La comisión que nos va a dar cerrar ese trato no la podemos perder. Además, voy a estar fuera de la Ciudad creo que por dos o tres semana y no quiero problemas en mi ausencia.
—No se preocupe señorita Petrov, ya me encargué de coordinar la cita de los modelos y también la de las modelos para la empresa de perfumería... Hasta le mandaron un perfume exclusivo de regalo a usted, tome.
—¡Ay que lindo! Y huele delicioso... Creo que también lo llevaré al festival. En fin, me voy a comer. Vienes? —Eso al tiempo en que Agatha ponía algo del perfume en su cuello.
Ana se sonrojó un poco, la asistente de Agatha Petrov estaba muy contenta de estar a lado de su jefa y compartir con ella. —Espere señorita Petrov, aún falta saber quien se quedará al frente de la agencia de modelaje mientras usted esta fuera. Ya eligió a su reemplazo?
Al decir eso, la mujer de cabello cenizo se giró hacia su asistente y levantando su mentón con solo un dedo se acercó hasta estas a pocos centímetros de sus labios. Ana estaba totalmente ruborizada por casi sentir a su jefa sobre ella, tanto así la chica cerró los ojos esperando un beso de Agatha, cosa que de hecho no pasó. Ya que Petrov soltó unas risitas y se separó de inmediato. —Ay Ana, no seas tontita. Tu más que nadie puede ser mi reemplazo. Confío en que podrás encargarte del trabajo cuando yo no esté y cuando vuelva nos podremos divertir como tu quieras.
—De... De acuerdo, señorita Petrov. Yo me haré cargo de todo como a usted le gusta. Y si me permite, el perfume la hace ver de la realeza jejeje.
—¡Oww que linda eres conmigo Ana! Te besaría si no se me hiciera tarde para comer... Vamos a comer ya que me muero de hambre.
Dicho eso, Agatha cargó su maleta y la llevó a la sala de estar para tenerla lista el día que la ocupara. Sin duda alguna Agatha Petrov era una mujer muy curiosa, desde su relación admiración y celos por Luzbel hasta su comportamiento casi infantil era todo muy particular.
Las cartas ya se habían puesto sobre la mesa: Agatha Petrov, una pintora, modelo y escritora muy talentosa. Corina del Río, la chica de bella sonrisa capaz de alegrar a quien sea. Michael Lucas Adam'S, un pintor muy hábil que viajaría a su ciudad soñada. Y Lücifer Goetia, uno de los escritores más grandes de su era y un alma herida que no se esperaba su... Castigo Divino.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro