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{Capítulo 1 Parte 3}

¡El día ya había dado inicio! Luzbel sin muchos ánimos e ilusiones de encontrar un equipo estable en el tiempo que le dieron lo dejaba triste.

Se levantó a comer una manzana como su único desayuno junto a una taza de té terminó sus alimentos para luego dar inicio a una pequeña rutina de ejercicio y después tomar una ducha, luego salir de su semisótano directo a su auto encaminado a ir a su trabajo. El paisaje que ese día se mostraba ante él se veía muy distinto a la imagen lúgubre que solía mostrarle la vida cada mañana; un gran y brillante sol resplandecía con fuerza. Aves cantaban a pesar de no haber árboles en los cuales hacer sus nidos, y la gente de los alrededores lucia un semblante más amable de lo normal; "un día extraño" era como Luzbel lo describiría una vez que todo acabara.

Al llegar al trabajo y nuevamente ignorar a la recepcionista, él gran escritor Luzbel Goetia se mantenía sentado frente su escritorio rompiéndose la cabeza pensando en que con mucha suerte abría un interesado en el puesto que con aun más suerte podría quedarse una semana como mínimo.

—Señor Goetia, aquí afuera hay en recepción dos personas que vienen por el anuncio de su "equipo de trabajo". —Anunció la mujer con una voz de pesimismo y de molestia. 

—Vaya eso fue muy rápido, entendido, haga pasar a quien llegó primero.

...

(Unas horas antes)

Lucas salió de su casa con bastante tiempo de anticipación arreglado con las ropas mas representativas de un artista, su madre le dio su bendición para que fuera con cuidado y tuviera suerte con su entrevista.
—¡Ay Lucas! Mucha suerte hijo, estoy segura que te va a ir muy bien cariño.

—Gracias mamá, ya es tarde debo irme.

Corina se puso un vestido color agua marina con toques celestes, además de que a su cabello era acompañado de una cola de caballo, se alistó muy bien para irse y subió al auto de Daniel para que él la llevara a su futuro trabajo.

—No estés nerviosa; ya veras que te irá muy bien. —Le decía el hermano mayor con una sonrisa.

—Eso espero... Estoy muy nerviosa, pero se que me va ir de maravilla

La chica risueña veía maravillada los paisajes modernos de la época que adornaban la Ciudad Férrica; fuentes con luces sobre ellas, tiendas departamentales de moda, familias paseando tranquilamente por las plazas, restaurantes con filas enormes y decenas de locales, establecimientos y puestos de distintos servicios dejaron aún más grande la sonrisa de Corina.

El artista atravesó la ciudad de forma rápida y con la elegancia de cualquiera gran pintor. Sus ganas de conseguir ese empleo para ganar el dinero que tanto él deseaba lo motivaban a seguir su camino. No le importaba que su posible nuevo jefe fuera una persona muy malhumorada, Lucas haría lo cualquier cosa para poder permanecer el tiempo necesario y juntar dinero para saldar todas las deudas que él y su madre tenían.

Pasos resonaban sobre la acera con una melodía formada por el ambiente de la gran ciudad que se habría paso para dejar a Lucas avanzar hasta su destino. La elegancia del artista resplandecía aún después de pasar por la antigua escuela de artes donde asistía y todas las risas de superioridad por parte de sus ex compañeros lo atacaran, él no iba a dejar que algunas burlas derrumbaran su muy posible futuro.
Y menos cuando desde una de las ventanas sonaba el grito de la chica que era dueña de su mirada y de cada latir de su corazón.

—¡Ve con todo, Lucas nadie podrá contigo! —¡Así se habla, querida!
Rouse Amery. Una joven invidente tan dulce y cálida que fue la farola de esperanza de Lucas, Rouse tenía una piel clara que enamoraba y era una joven de cabellos rojizos que enamoró al artista, que siempre sonreía cuando estaba con ella.

...

(Presente)

Corina se veía notoriamente nerviosa al tener su primer entrevista de trabajo y aun más por ser sólo ella y un joven de piel morena los únicos que habían ido por la entrevista.

—El primero de ustedes que haya llegado, pase a la oficina del señor Goetia. —La voz de la no tan amable recepcionista rompió el hielo dejando que Corina fuera la primera en entrar... ¡Era hora del show!

—Buenas tardes, señor Goetia. Soy Corina...

—Tome asiento. —La voz cruda de Luzbel interrumpió a la joven señalando la silla frente a su escritorio.

—¿Cuál es tu nombre completo?

—Me llamo Corina del Río.

El ambiente estaba demasiado tenso y los nervios carcomían a Corina desde su interior.
—¿Qué edad tiene?

—Tengo 25 años, señor. —Corina trataba de mantener la calma ante la indiferencia y frialdad que le dirigía Luzbel.

—Bien... Debo suponer que no tienes ninguna experiencia laboral, o me equivoco?

—En realidad este seria el primer trabajo, señor Goetia.

—Bien ahora quiero que me diga ¿por que cree que sin tener algún tipo de experiencia laboral la puedo contratar?

Un ligera gota de sudor, resbaló por un costado de la frente de Corina quien sacando toda la calma que poseía con una sonrisa tan amigable como era costumbre arregló su cabello y se dispuso a responder la pregunta.

—Bueno si me permite, veo que sólo somos dos personas las que venimos a la entrevista; el joven de allá afuera y yo, y eso quiere decir que no es muy fácil tratar con usted. Y aunque no tengo ninguna experiencia trabajando, si tengo muchas ganas de trabajar, aparte, creo que puedo hacer un buen trabajo.

—Realmente me acaba de sorprender aunque fuera sólo un poco, señorita del Río. Ningún equipo de trabajo a durado conmigo por más de dos semanas ¿Cuánto cree usted que podrá aguantar? —Luzbel dirigió una mirada desafiante a Corina acompañada de una media sonrisa a la cual aquella joven le correspondió poniéndose de pie, el escritor aun mantenía su sonrisa igualmente se puso de pie y estrecho la mano de Corina diciendo las palabras que ella tanto quería escuchar.

—¡Bienvenida entonces, Corina! Veamos si su confianza la deja durar mas de dos semanas; ahora busca la oficina de Valentino Duran y le dices que fuiste contratada por mi... Felicidades. 

Corina salió con una gran sonrisa aun mayor a la que solía portar. 
—¿Cómo le fue, señorita? Por su sonrisa quiero suponer que lo acaba de lograr. —La voz de Lucas sorprendió a Corina quien con su amigable sonrisa fue suficiente para desearle suerte al artista que con gran confianza estaba listo para enfrentar su destino. 

—¡Que la otra persona que este esperando pase ya!

—Buenas tardes, Luzbel Goetia, Me presento como se debe... Mi nombre es Michael Lucas , y me gustaría poder trabajar con usted. —La actitud y la confianza de Lucas habían sorprendido a Luzbel que con una mirada de búsqueda quería saber más sobre aquella persona un tanto excéntrica que tenía frente a él.

—Muy bien joven, Lucas. Comencemos por tu edad. —Sugirió el escritor sin dejarse apantallar por la actitud que mostraba el muchacho.

—Actualmente tengo 19 años, señor Goetia. —La calma de Lucas ante la mirada sería y tormentosa de Luzbel era muy impresionante.

—Debo suponer que no tienes experiencia trabajando, verdad?

—Eso solo es una verdad a media, verá. Hace poco yo estudiaba en la escuela de arte pero la abandoné para buscar un empleo.

—A si que abandonaste la escuela... Que interesante. —Una sonrisa retadora se pintó en el rostro de Luzbel, la cual fue borrada enseguida por las mismas palabras del pintor.

—En realidad, yo vendía mis pinturas en las calles pero no es suficiente para mí que sólo los peatones vean mi arte. Yo quiero que algún día mis obras estén en el museo más grande de Ciudad Imperial

Nota Importante*
(Ciudad Imperial es la ciudad vecina a la Ciudad Férrica en el universo de la historia. Ciudad Imperio es reconocida por organizar cada año concursos de arte)

—Con que pintor, bien. En ese caso quiero que me demuestres que puedes hacer. —Luego de mencionar su desafío, Luzbel le acercó a Lucas una hoja de papel y un bote lleno de colores, plumones y lapiceros de distintas tonalidades.

De entre toda la colección de herramientas para ilustrar, Lucas sólo tomó un lápiz común y corriente aceptando el desafío de quien ante sus ojos era el mismo Lucifer; y así, los minutos pasaban como cruel verdugo esperando la señal de Luzbel para pedirle la hoja a Lucas y ver cual era el resultado que el artista que con un lápiz que al iniciar su dibujo estaba completo al momento de finalizarlo solo era del tamaño del dedo meñique de un pequeño bebé recién nacido.

Al terminar su obra, Lucas se miraba notoriamente cansado, pero había logrado arrancar una sonrisa sincera del rostro de Luzbel. Lucas realizó un retrato bastante exacto del propio Luzbel Goetia. Al final resultó que el último plan de Lucas para obtener ese trabajo: y era jugar con el propio ego de Luz, todo la estrategia del artista le dieron la victoria.

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