{Capítulo 1 Parte 1}
La locomotora avanzaba con furia envuelta de rugidos metálicos sobre el camino de acero entre extensos prados verdes llenos de vida y colores hermosos que dibujaban un paisaje maravilloso a la vista de los pasajeros. Y entre la gran cantidad de personas que viajaban a toda velocidad listas para arribar a una nueva vida en la Ciudad Férrica, iba una joven de tes blanquecina decorada por unos finos cabellos castaños atados en una cola de caballo haciendo juego con un vestido negro con detalladas flores blancas.
Aquella joven se mantenía con la mirada fija sobre una ventana dejando una vista clara y completa de los enormes pastizales verdosos brillantes que resplandecían aun más con la luz del sol. Corina del Río era el nombre de la muchacha que sostenía fuertemente su maleta aferrándose a la idea de que llegar a Ciudad Férrica sería el inicio de su nueva vida.
Corina fue originaria de uno de los pueblos aledaños a la gran ciudad de la modernización, aunque ahora su meta era comenzar desde cero en la ciudad más grande del país y poder cumplir su tan anhelado sueño de vivir con plena tranquilidad.
Ella era una joven de gran corazón y una mirada llena de esperanza que podía fácilmente simpatizar con cualquier persona que tuviera delante. No importaba quien fuese, Corina siempre lograba sacarle una sonrisa a toda persona que se parara delante de ella. Algo muy sorprendente de su parte considerando el duro ambiente donde se había criado, llenó violencia doméstica, gritos e insultos por parte de su familia durante años.
El tren empezaba a disminuir la velocidad poco a poco y Corina dejaba de ver lentamente los bellos paisajes del campo para comenzar a divisar la estación donde tendría que parar para terminar su viaje e iniciar uno nuevo; el fin de su largo trayecto e inicio de su esperanzadora nueva vida la esperaban muy pronto, tan sólo bajar de ese tren sería el primer paso para lograrlo. Cuando las puertas de su vagón se abrieron, Corina se apresuro a tomar su maleta con prisas y salir directo a la estación notando los primeros cambios tan cotidianos que para ella eran cosas realmente alucinantes. No podía distraerse aquella señorita así que sólo pudo ver algunas cosas que la parecían llamativas pues tenía que ir en busca de su hermano mayor que iba a ir a buscarla en la estación.
Daniel era el nombre del hermano de Corina, él había salido de su casa siendo más joven que su hermana con la idea de ganar mas dinero, pero esa tan solo era una vil excusa para escapar del ambiente tóxico de su familia. Caminando un poco hasta la entrada principal de la estación él estaba ahí; un chico con el cabello castaño y un cuerpo bien entrenado reposaba sentado sobre una banca de espera.
—¡Daniel! —Gritó Corina corriendo hacia los brazos de su hermano para regalarle un gran abrazo. —Corina, te extrañe tanto pequeña. ¿Cuál pequeña? Has crecido bastante desde la última vez, recuerdo que eras apenas una pequeña niña. —Los dos hermanos se miraron fijamente tratando de evitar llorar frente al otro.
—Me alegro de volver a verte.
—Me alegro de volver a verte.
Dijeron los dos al unísono mientras permanecían sujetos.
...
Un escenario completamente opuesto al del principio se dibujaba en una de las zonas más concurridas de la Ciudad Férrica. Un hombre de mirada indiferente, incluso podría decirse que era fría como el invierno, salía de un semisótano rodeado de grandes edificios llenos de departamentos siendo un parque artificial el único punto de vegetación visible en millas.
Luzbel Goetia, así era como ese hombre de mirada cabizbaja y ropas oscuras se llamaba. Subió a su auto justo a tiempo para conducir a su trabajo en una de las editoriales y productoras de libros mas importantes de su país "La Editorial Casa Roja" tal vez la casa productora mas importante en libros de romance y tragedias de amor en su país y en todo la mayor parte del continente. Sumando miles y miles de lecturas, ventas de libros además de cientos de ejemplares publicados.
El viento soplaba a través de los cristales del auto dejando a relucir un clima nublado y con la gran posibilidad de una llovizna o un aguacero. Luzbel, luego de un rato de viajar en su automóvil llegó al estacionamiento de la editorial así que una vez que salió de su auto y decidió entrar directo a su oficina sin hablar con nadie. Como de costumbre.
Todo el mundo dentro de la empresa lo veían de la misma forma "el raro que escribe novelas encerrado en su oficina" a pesar de que Luzbel era uno de los mejores escritores que toda Casa Roja podía tener, él no era una persona para nada amigable con los demás y no era así por el hecho de ser alguien grosero o malvado si no que su equipo de trabajo no duraba ni medio mes trabajando con él.
—Buenos días señor Goetia. —Dijo la recepcionista sin muchos ánimos mirando a Luz entrar a su oficina si siquiera dirigirle la mirada. Al abrirse la puerta de su oficina un hombre de traje elegante y una sonrisa que podía calentar el rostro de cualquier persona (excepto el de Luzbel) estaba sentado sobre la silla de la oficina de Luz.
—Feliz inicio de semana Luzbel. —Ese hombre era el jefe de la dirección creativa así que también era el jefe de Luzbel. —¿Qué rayos quieres, Val? —Luzbel solía dirigirse como "Val" a su jefe puesto que su nombre era Valentino. —Realmente venía a traerte una carta que los jefes de la editorial quieren que la leas. —Val entregó rápido la carta y se marchó sin decir alguna otra palabra.
"Saludos estimado, Luzbel Goetia.
Nos a complacido su gran desempeñó durante estos años en su arduo trabajo como escritor.
Pero hemos notado un gran declive respecto a su nulo equipo de trabajo actualmente, así que nos vemos en la necesidad de decirle que si no consigue un equipo de trabajo estable hasta el lapso de 6 meses. Nos dejará la decisión de despedirle.
Esperamos pueda entender."
Luz hizo un gesto de enojo al enterarse de la noticia. No importaba el hecho de que él fuera de los mejores escritores de la editorial o incluso del país, sus jefes ya lo tenían sentenciado por haber estado trabajando ya dos años sin un equipo formal que no le durará mas de dos semanas, ya que ese era el tiempo máximo de cada nueva formación. —¡Maldición! Ahora qué rayos voy a hacer si no consigo a un equipo estable? —Se repetía a si mismo el ya desesperado escritor llevando sus manos a su cabello tratando de encontrar alguna solución.
...
Nuevamente un vistazo que se diferenciaba por ser muy distinto a los anteriores se estaba dibujando, y hablando de dibujar.
Varios cuadros colgados y tirados decoraban un estudio en un departamento que dejaban ver a un joven pintor arrojando otro cuadro de aspecto hermoso, que a criterio del artista era una atrocidad para la vista.
—No, no, no. ¿Cómo es posible que YO esté pintando estas monstruosidades? —Lucas era el nombre del joven pintor. Un chico de piel morena y cabello largo que cubría uno de sus ojos a la vez que su muy delgada figura era cubierta por una camiseta un poco más grande que él y manchas de pintura la decoraban.
—¡Lucas! Ya tienes que ir a la escuela. ¡No vas a estar de vago todo el maldito día! —Los gritos de la madre de Lucas resonaban por el pequeño apartamento con un tono furioso. —¡Ya te dije millones de veces que no soy un estúpido vago! Yo soy un artista. —Casi todos los días se trataba de la misma discusión de siempre: la madre de Lucas quería que él estudiará para que después trabajara en algún lugar con tal de solventar los gastos que la muerte de su padre dejo desde hace un tiempo.
Después de la reciente discusión con su madre, Lucas paseaba cabizbajo por el centro de la Ciudad Férrica luego de vender algunos de sus cuadros en la calle. Sus pasos lo llevaron hasta una de sus librerías favoritas que estaba ubicada en la planta baja de la misma editorial dueña de la librería: la editorial Casa Roja. Mientras entraba a recepción a recoger un libro de arte que había encargado hacia ya unos día se entretuvo escuchando una conversación que tenían un par de hombres trajeados y con miradas llenas de arrogancia desmedida.
—Has oído lo que la junta directiva le hizo al fenómeno de Luz? —"Fenómeno" era uno de los tantos apodos que Luzbel tenía en toda la empresa. —Si, si no consigue un equipo de trabajo dentro de 6 meses será despedido. Pobre de quien trabaje con él, ni todo el dinero que ofrece el trabajo será suficiente para convencer a alguien de trabajar con Luzbel. Además oí que la bacante es para dos puestos, ese sujeto realmente busca un equipo de trabajo completo, pues que ojalá y fallé, no crees?.
Ese breve fragmento de conversación que Lucas alcanzó a escuchar fue suficiente para provocarle una de las ideas más locas que había tenido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro