1.- El amante secreto
Londres, Inglaterra. Septiembre de 1882.
-Buenos días, Joven Uchiha. Le traje su té preferido junto con el periódico del día de hoy -
-Mmm -
Cuando su mayordomo, corre las cortinas de su habitación para que los rayos del sol entren, Sasuke no puede evitar gruñir por lo bajo sin lograr evitar el cansancio que le recorre el cuerpo. No puede evitar lanzar una maldición cuando siente que las sabanas que lo cubren son retiradas, dejando a la vista su desnudez.
-Se ve que tuvo una noche placentera - comento el mayordomo mientras colocaba una muda de ropa.
-No te hagas el inocente ¿No viste salir a la señorita Lennox? -
El mayordomo lo pensó - ¿Era ella? No la reconocí -
-Me imagino -
Sasuke se levanto de la cama aun desnudo, se dirigió a la mesilla que se encontraba en su habitación. Se sentó con elegancia y agarro el periódico. Cuando estaba a punto de leerlo, miro sobre su hombro y vio al mayordomo en la misma posición.
-¿Mi baño esta listo? - pregunto, serio y aburrido.
El mayordomo asintió. Su cabello canoso y peinado moviéndose un poco de lugar. Sasuke chasquea la lengua y se pregunta porque su padre no lo deja contratar mujeres.
-Así es, Joven amo ¿Desea primero leer el periódico o asearse? -
Sasuke lo pensó por unos minutos.
-Prefiero asearme primero - respondió, su cuerpo estaba algo pegajoso por el sudor.
El mayordomo asiente sin decir nada y lo guía hacia el baño que esta en la misma habitación. Cuando siente el agua en su cuerpo, cálido, relajante, limpia, no puede evitar cerrar los ojos y perderse en sus recuerdos.
Sasuke aun recuerda esos ojos azules que derramaban lagrimas de placer y ese gran busto que se movía de arriba y abajo. Le encantaba sentir la piel suave contra su cuerpo y esas piernas largas que se enroscaban en su cintura, pero a pesar de acostarse con cientos de mujeres, había algo que faltaba. Es verdad que sentía el cosquilleo del éxtasis al fundir su cuerpo con el contrario, pero solo era pasajero.
El buscaba algo más.
De repente los recuerdos de hace años atrás, cuando estaba solo en ese callejón de Londres, invadió su cabeza.
Esos ojos azules que brillaban bajo la luz de la luna y ese hermoso cabello dorado, que opacaba la luz de los faroles, parecían un sueño.
Ese ángel le había salvado la vida y estaba seguro de que era un ser celestial, ya que no la volvió a encontrar.
Sasuke no pudo evitar masturbarse al recordar a su salvadora.
Cuando el mayordomo lo guía de nuevo a su habitación y lo ayuda a vestirse, Sasuke no puede evitar dirigir su mirada hacia el periódico.
-He de suponer que el desayuno esta listo -
-En cualquier momento, joven amo ¿Desea bajar? - el anciano se coloca en posición casi perfecta y esta vez Sasuke lo mira a los ojos.
Se siente sofocado en su traje, pero sabe que por etiqueta tiene que ponérselo incluso en su propia casa, si por él fuera andaría desnudo. Niega con la cabeza, de mal humor.
-No. Leeré un poco. Cuando el desayuno este servido manda a alguien de la servidumbre por mi. Y llévate el té -
Le da la espalda y se sienta en la silla frente a la mesa. Por el rabillo del ojo ve al mayordomo hacer una reverencia, acercándose a donde esta él y cumpliendo la orden que le dio.
-Por supuesto, Joven amo. Con permiso -
Al escuchar la puerta de su habitación abrirse y cerrarse, Sasuke suelta un suspiro cansado y toma el periódico en sus manos para después leer la primera pagina con toda concentración. En primera plana, con una fotografía en grande y titulo llamativo y bien elaborado, esta la información del momento: se ha confirmado que el hijo del señor Namikaze es un bastardo.
Sasuke se rio.
-Era demasiado obvio -
Cerca de las letras se encontraba otra fotografía, nadamas que algo diminuta.
-¿El señor Namikaze tuvo otro hijo? Es lo que se pregunta la gente, al ver a un joven muy parecido a él - Sasuke leyó en voy baja.
La foto estaba algo borrosa, pero se podía deslumbrar una silueta que parecía mas o menos a su edad.
Sasuke observa la fotografía del joven. Analiza su barbilla, sus ojos que se encontraban mirando a la nada, perdidos y casi inhumanos, con un toque de elegancia que llegaba a la tenía línea de la perfección.
Era una lastima que no podía apreciar bien el color de sus ojos.
Un leve golpe hace que dirija su vista hacia la puerta. Aun sin decir nada, la puerta se abre y en ella aparece una mujer de cabello negro, peinado a la perfección junto sus ojos vivaces ojos azules buscándolo por la habitación.
"Lastima que no sea rubia" pensó al ver sus ojos azules.
-Mi lord, el desayuno ya esta -
-¿Eres nueva? - pregunto el Uchiha.
-No, mi señor. Llevo trabajando aquí durante tres años -
-¿Tres años? Entonces debes de conocer bien las reglas de la casa -
-¿Señor? -
-¿Quién te permitió entrar sin haber escuchado mi respuesta? No recuerdo haberte dado permiso de entrar -
Su voz seria, mortal y con el leve toque de furia que lo caracteriza cuando la servidumbre no sigue sus ordenes o tienen aires de confianza o familiaridad. La mujer lo mira, temerosa.
-Mis más sinceras disculpas, Mi lo...-
-Lárgate -
La mujer se retira rápidamente no sin antes cerrar la puerta con suavidad. Sasuke mira de nuevo el periódico y lo coloca sobre la mesa con cuidado y poniéndose de pie mientras se acomoda el traje, se dirige hacia la puerta para ir al comedor principal.
Tanto su padre como su madre ya se encuentran ahí a la espera de su presencia. Asimismo esta Kakashi, el mayordomo de su padre y Shizune, la doncella de su madre, solo que en una esquina de la habitación, atentos y quietos como estatuas. En cuanto lo ven entrar se inclinan en señal de respeto y le dedican un leve "Buenos días" que Sasuke ignora. Segundos después entra su mayordomo, quien lo guía hacia su silla designada y le dice que enseguida servirán el desayuno.
-Buenos días padre, madre - saluda, regalándole una sonrisa a su madre y un asentimiento a su padre.
Su madre, Mikoto, le devuelve el gesto con dulzura, mientras que su padre, Fugaku, le mira expectante.
El desayuno con su familia puede rayar en lo incomodo, en especial cuando a simple vista se ve que su padre tiene algún comentario que hacerle, algún comportamiento que reclamarle o alguna explicación que exigirle.
Los sirvientes entran segundos después comenzando a poner los platos en orden , así como las copas y los utensilios. Detrás con una voz calmada, su mayordomo le explica cada plato.
Los sirvientes se retiran, volviendo a quedar ellos tres además de Kakashi, Shizune y su mayordomo (Que no recuerda el nombre, pero tampoco le quiere preguntar)
-Sasuke ¿Puedo saber que hacia la señorita Lennox en mi cocina a plena madrugada? - Sasuke miro a su padre - No, mejor aun ¿Que hacia la señorita Lennox media desnuda en nuestra casa? -
Mikoto miro sorprendida a su marido y luego miro a su hijo en busca de una respuesta.
-Se quedo a dormir en mi casa, la pobre no tenia agua para bañarse -
-¡Sasuke! - Su madre le reprocho - Dile la verdad a tu padre -
Sasuke lanza un suspiro y parte el baguette en dos partes - Me acosté con ella ¿Contento? -
Fugaku frunce el ceño - Ya van más de diez mujeres que aparecen en mi casa y lo más curioso, es que todas son rubias -
-¿Te gustan las rubias, hijo? Conozco una familia que tienen una hija muy hermosa, tiene ojos azules y un cabello amarillo - Dijo Mikoto
Sasuke tuvo una extraña sensación, como una pizca de esperanza.
-Me gustaría conocerla - dijo.
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