Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2: La dama blanca

La tarde había pasado con mucha lentitud, todo el día medite las implicaciones de aceptar, una parte de mi pensaba en no hacerlo mientras que la otra quería esa oportunidad.

Miraba desde la ventana de una de las torres del castillo hacia la ciudad, volviendo a enfocarme hacia el oeste, ahí se encontraba mi mayor motivo para rechazar aquella oferta.

-Si lo hago... ¿él se sentirá traicionado?

Pensé en voz alta mientras colocaba mi espalda contra la pared mirando hacia el techo.

-Mira a quien tenemos aquí, la ancianita Luna.

Aquella voz hervir mi sangre de inmediato, en un instante gire mi cabeza en dirección de aquella voz, encontrándome con un chico alto y delgado, de cabello azul marino y ojos rojos como la sangre, su nombre era Mateo Carcaus, un viejo conocido.

-No vengas a molestarme hoy... mago de pacotilla.

Dije girando mi cabeza para evitar verlo, solo escuche como chasqueo su lengua en señal de enojo.

-Si buscas pelea te diré que ya no soy el debilucho de antes, ahora sí puedo derrotarte.

Hablo levantando las mangas de su túnica negra rebelando unos brazos esbeltos, casi en los huesos, mientras se colocaba en posición de combate.

-Deja tus tonterías... hoy no tengo ganas de destrozarte.

Dije cerrando mis ojos queriendo que él se fuera, pero simplemente escuche un suspiro.

-Entonces tienes problemas, me imagino que de nuevo extrañas a Rohei.

Asentí en respuesta, había acertado aunque no por completo.

-Sí, hace más de dos años que no lo veo, y ahora... tengo la oportunidad de volverme una noble, pero eso significa dejar la ciudad.

Hable mientras volvía a mirar hacia la ventana debatiéndome entre aceptar o no aceptar. Mateo empezó a pensar rascando su nuca y cerrando sus ojos, unos segundos después soltó un suspiro.

- ¿Porque no mejor sales de esta escuela y vas a verlo? No importa si estás aquí o en otra ciudad, ustedes solo son amigos, él no va a esperarte toda la vida y tú tampoco deberías hacerlo.

Me respondió en tono de regaño mirándome con enojo, haciendo que yo le mostrara mis dientes gruñéndole con frustración.

-Deja esa cara, te van a salir arrugas si sigues así.

Comento despreocupado mientras sacaba un libro de su bolsillo.

-Lo que más te conviene es hacerte noble, luego podrías ir y reunirte con tu amor platónico, por ahora tú necesitas más este grimorio de bolsillo que yo, a lo mejor aprendes un truco extra.

Mateo me entrego el libro casi lanzándomelo haciendo que tuviera que atraparlo para que no se cayera.

-Es raro que tú me des consejos, pero aun así gracias.

-Ni lo menciones, luego te lo cobrare, así que ahora me debes algo.

Me contestó, entonces le sonreí de forma burlona cubriendo parte de mi rostro con el libro.

-Una noble no le debe nada a un simple plebeyo como tú.

Mateo arqueo sus cejas con enojo empuñando su vara con ambas manos. Mientras yo le daba la espalda bajando las escaleras.

- ¡Maldita anciana! ¡Ya verás lo que te espera si no me regresas ese libro!

Lo escuche frustrado, por fortuna no realizo ningún ataque, entonces al alejarme mucho me detuve soltando un suspiro, mire aquel libro entre mis manos abriéndolo y empezando a ojearlo, no tenía muchos hechizos y la gran mayoría eran de elemento luz.

-Mateo tenia razón, me servirá mucho.

Continúe ojeando el libro dándome cuenta que solo tenía 8 hechizos, de los cuales 6 eran de elemento luz, la gran mayoría de ataque, suspire cerrando el libro.

-Ahora deberé aprender alguno... pero la magia es demasiado buena para matar.

Trague saliva llevando mi mano a mi pecho sintiendo un gran miedo, recordando como la magia podía matar a tantos, no quería ver mis manos manchadas en sangre.

-Basta Luna.

Me dije a mi misma intentando alejar aquellos pensamientos, tome aire aspirando para luego exhalar relajándome.

-Mateo tiene razón... no sé cómo se sienta Roe, pero no puedo quedarme aquí, unirme a las espadas de fígaro es mi boleto de salida de esta escuela.

Empuñe mis manos mirando hacia el frente queriendo avanzar aún más.

-Luego, regresare aquí, a la ciudad de Paradise, y me voy a reencontrar con él.

Suspire empuñando mis manos y empezando a caminar para dar mi respuesta a la señora Nare. No tarde mucho en regresar a las oficinas entrando sin preguntar, encontrándome únicamente con la señora Nare quien dio un pequeño soltó en su asiento.

- ¡Luna toca antes de entrar! Me vas a dar un infarto.

Exclamo Nare dejándose caer sobre el respaldo de su asiento, coloco su mano sobre su frente sobándose a sí misma, pero no le hice mucho caso pues avance arrodillándome frente a ella.

-Señora Nare, vengo a unirme a la señora Camila y a su orden.

Dije casi exigiendo, cerrando mis ojos y actuando con gran orgullo, al inicio Nare me miro con confusión para después sonreírme.

-Oh, ya estaba pensando que una sobreviviente de Horizon preferiría alejarse de las mismas órdenes militares que conquistaron su región hace algunos años.

Hablo en un intento de provocarme, haciendo que yo abriera mis ojos levantando la mirada.

-No importa, además no lograron mantener el control, yo he visto la caída y el alzamiento de Horizon.

Le sonreí mirándola y desafiándola.

-Pero, eso no evito su caída de nuevo... Además aún estamos en guerra, bueno ya se está acabando, pero podría reavivarse en cualquier momento ¿dime realmente estas dispuesta a luchar contra tu anterior nación?

Me pregunto mirándome con seriedad queriendo saber aquella respuesta, me sentí acorralada, mis manos sudaron ante la idea de luchar contra el imperio de Skyland, donde había nacido y crecido. Trague saliva empuñando mis manos y cerrando mis ojos, apreté mi mandíbula intentando encontrar algo de fuerza.

Pero, no fue muy difícil encontrar una razón para luchar contra mi anterior nación.

-El imperio... sus gentes, siempre han perseguido a la persona que más quiero, lo expulsaron cuando él más lo necesitaba.

Arque mis cejas mordiendo mi labio inferior antes de volver a levantar mi mirada recordador aquellas burlas.

- ¡No creas que le guardo algún tipo de lealtad a ellos que odian el elemento fuego!

Exclame con gran enojo mirando hacia Nare.

-Luchare con ellos si es necesario, protegeré Paradise si eso significa defender la paz de los que amo.

Dije respirando con gran enojo mirando fijamente a Nare, quien lentamente formo una sonrisa mirándome con satisfacción.

-Bien, ahora has dejado de ser una plebeya de Skyland para convertirte en una noble de Paradise, espero grandes logros de ti, señorita Luna.

Me respondió poniéndose de pie y colocando su mano sobre mi cabeza.

-Ve a alistar tus cosas, hoy mismo te iras con Camila junto con Samanta, te estarán esperando en la puerta principal cuando caiga la noche.

Nare me ordeno sorprendiéndome con sus palabras.

- ¿Samanta ira tambien?

Pregunte confundida mientras me ponía de pie.

-Si, a medio día, ella vino para aceptar ir con Camila y renunciar a su puesto como presidenta del consejo escolar.

Cruce mis brazos escuchando como mi amiga se había adelantado.

-Y pensé que sería muy cobarde para aceptar.

Dije bromeando un poco mostrando una leve sonrisa.

-Eres muy cruel Luna.

Dijo Nare riendo levemente para luego continuar hablando.

-Pero ella lo tenía más fácil a la hora de tomar una decisión, para alguien nacida de plebeyos, el poder ascender a noble es una oportunidad que no pudo dejar pasar, se nota que se debatió mucho hasta que tomo una decisión.

Añadió mostrando una sonrisa mientras giraba regresando a su asiento.

-Sí, ella no tenía muchos motivos para dudar.

Solté un suspiro ya un poco más tranquila.

-Entonces me retirare, gracias señora Nare.

Añadí haciendo una reverencia llena de respeto antes de retirarme y salir de la oficina, rápidamente regrese a mi habitación para alistarme para el viaje. En cuestión de unos minutos llegue a mi habitación entrando de golpe y comenzando a buscar mis viejas maletas, de inmediato guarde todo lo importante cerrando las maletas quedándome únicamente con mi espada fuera de las maletas.

Tome la espada entre mis manos sentándome sobre la cama y desenfundando el arma, obseve la hoja, aquella arma la tenía desde hace años, cuando aún era parte del imperio, incluso podía notarse en la estética del arma.

-Mi compañera, cuento contigo para luchar una vez más.

Hable dando un tajo antes de enfundarla de nuevo, después de ello coloque la espada en mi cintura sujetada por un cinturón.

-Es momento de cambiar mi vida.

Trague saliva tomando mis maletas y saliendo de la habitación.

Para cuando llegue a la puerta de la escuela ya la noche había caído, el cielo estaba tapizado de estrellas brillando como gemas en el cielo, mire a los lados encontrando algunos carruajes tirados por caballos viendo la figura de la señorita Camila.

Suspire dando un paso fuera de la escuela, el primero que daba en dos años. Me detuve mirando hacia el frente dando el segundo y empezando a acercarme hacia aquel grupo.

-Buenas noches señorita Camila.

Dije amablemente dando una leve reverencia, ella giro hacia mi volviendo a observarme para luego mostrarme una sonrisa tranquila.

-Me alegra que aceptaras unirte a nosotros.

Me respondió llamando a algunos sirvientes quienes subieron mis maletas.

-Adelante, sube en un momento partiremos.

Me dijo invitándome a subir a su carruaje, asentí obedeciéndola, al entrar me encontré con una nerviosa Samanta, y con una chica con una gran sonrisa quien cruzaba sus piernas mirándonos emocionada, aquello me dio algo de inseguridad por lo que procedí a sentarme junto a Samanta.

-Así que ustedes son las nuevas reclutas ¡Lucen muy fuertes!

Hablo llena de emoción echando su cuerpo hacia adelante, mirándonos con sus ojos brillosos.

-Cierto, debo presentarme, mi nombre es Melany Olmer, antes era la más joven de la orden, pero ahora son ustedes.

Dijo Melany riendo, ella era una chica de ojos castaños y pelo negro, que portaba una brillante armadura banca, parecía ser una de las valquirias que vimos anteriormente en la mañana.

Suavemente aclare mi garganta para empezar a presentarnos intentando mantenerme amable.

-Mi nombre es Luna Unitri, ella es mi compañera Samanta Burgos, ambas somos magas blancas de nivel 8.

Dije presentándonos, por lo que Melany nos miró con algo de decepción.

-Rayos, pensé que serían ya de nivel 10, necesitamos miembros más fuertes, mejor bajen y regresen dentro de un año.

-No lo haremos.

Respondí de inmediato cruzando mis brazos para luego sonreírle.

-De hecho te superaremos antes de que te des cuenta.

Le dije cruzando mis brazos ante lo cual ella empezó a gruñirme pareciendo querer empezar una pelea.

-Melany, no pelees contra nuestras nuevas compañeras, está bien que ya no seas la más débil de la orden, pero no significa que debas molestarlas.

Comento Camila entrando en el carruaje y sentándose junto a Melany, haciendo que ella se asustara.

-P-Pero... Se supone que necesitamos miembros más fueres.

Replico Melany en voz baja también bajando su mirada, justo en ese momento sentí como el carruaje empezó a moverse, sin embargo me interesaba saber más sobre la orden.

- ¿Puedo hacerles una pregunta?

Pregunte ante lo cual Camila asintió.

- ¿Porque han venido a reclutar a esta escuela?

Dije queriendo escuchar una respuesta sin rodeos.

-Necesitamos más miembros, actualmente somos muy pocos dentro de la orden, hemos perdido a la gran mayoría de nuestros miembros, podemos ser contados con los dedos de las manos, además, Nare mi maestra me recomendó que viniera.

Camila me respondió soltando un leve suspiro y luego levanto la mirada.

-Ahora tenemos una misión especial, no iremos directamente a Fígaro.

Nos habló en tono de orden.

-Nuestro objetivo es recuperar un objeto que le robaron a mi familia, un espejo de surio.

-Un espejo de surio... son muy raros y muy valiosos, uno vale el tripe de su peso en oro.

Dije recordando aquel extraño objeto mágico, pues el surio era un mineral que podía almacenar magia y liberarla violentamente, sin embargo podía sentir gran tristeza en su corazón, aquella mujer tan fuerte se lamentaba por aquello, pero, ¿por qué? ¿Qué tan especial era aquel espejo en realidad?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro