Capítulo 9
—¿Es en serio? ¡Felicidades! ¡Serán grandes padres! —maulló Rosa Escarchada, restregando su hocico con el de Resplandor de Niebla.
—Espero que los Solares y Lunares los guién por siempre —dijo Nube de Cernícalo, inclinando la cabeza.
—Estoy seguro que lo harán —los felicitó Cielo Ardiente, con los ojos brillantes de alegría— ¡Aunque, Brinco de Conejo, espero puedas sobrevivir a la paternidad!
Zorillo, ignorando los ronroneos de risa de el guerrero rojizo y blanco, se acercó al atigrado marrón y acercó su hocico a la oreja de su amigo.
—No escuches a esa bola de pelos. Siempre y cuando tengas suficiente paciencia, podrás criar bien a tus pequeñitos.
—Espero que los Solares y Lunares me la concedan —ronroneó Brinco de Conejo. Había ronroneando tanto ese día, que sentía la garganta seca. ¡Estoy seguro que podría beberme el río entero!
—Será mejor que durmamos. Mañana hay Reunión, y Estrella de Olivo planea llevar muchos gatos —dijo con autoridad la lugarteniente. Nadie preguntó el motivo de que la líder quisiera llevar muchos guerreros. Todos lo sabían.
—Jamás pensé que el Clan se emocionaría tanto con la noticia —suspiró Brinco de Conejo, acercándose a su pareja.
—Tiene algo de sentido. Hay muy pocos gatos jóvenes aquí, comparados con los otros Clanes. Después del incen— —la gata se miró las patas—. Lo... lo siento.
El joven guerrero sacudió las orejas.
—No te preocupes... —murmuró, intentando borrar la imagen del incendio de su cabeza—. Fue un episodio difícil para el Clan de la Ribera. Pero ha pasado tiempo, y debemos preocuparnos de lo importante, y el nuevo regalo de los Solares y Lunares: nuestros cachorros.
Resplandor de Niebla, más relajada, bajó un poco la cabeza para verse el vientre, y sonrió. Aún no crecía, pero Brinco de Conejo se alegraba de tan solo pensar en los pequeños cachorros que ahí estaban creciendo. ¡Ahora deben ser más pequeños que un ratón!
—Espero que tengan tus ojos —murmuró el guerrero, encaminándose al lecho que ahora compartían los dos.
—Y yo tu pelaje —ronroneó Resplandor de Niebla, recostándose en el lecho. Sus ojos, verdes como la floresta, destellaban de emoción.
—¿Mi pelaje? Es el más común en los gatos de bosque —bromeó Brinco de Conejo.
—A mí no me parece común. Es único. Si bien, todos los atigrados tienen rayas; siempre las tienen diferentes.
—Supongo que tienes razón —maulló el joven, a la vez que su pareja ponía la cabeza sobre los omóplatos del guerrero.
—Deberíamos dejar de hablar cosas tontas. Estoy completamente segura, que aunque tengan cola de ratón y orejas de zorro, serán perfectos. Nuestros perfectos.
* * *
Los Solares se mostraban abiertamente en el cielo, atemorizando a las pequeñas nubes blanquecinas que apenas eran visibles. Un gran calor inundaba el bosque entero, y Brinco de Conejo se sentía aliviado de por fín poder beber de un riachuelo. El agua se sentía helada y refrescante en su garganta.
—Aún no entiendo cómo no morí de sed ayer —murmuró, relamiéndose los bigotes húmedos.
—Creo que todos los gatos de los clanes están preguntándose lo mismo en este momento —ronroneó Ciprés, antes de agacharse a beber.
—Por lo menos vivimos en el bosque. ¡Los del Clan de la Aulaga deben de estar quemados con tanto calor!
El gato marrón asintió, incapaz de responder, al estar tragando la clara agua. Ha crecido tanto. Aún recuerdo cuando me llegaba a las patas. El joven guerrero sintió una punzada de pena. No se qué le pasó para crecer así.
Una vez su hermano hubo terminado de refrescarse, los dos felinos emprendieron el camino de vuelta al campamento. El calor del sol recaía en sus espaldas, aunque de vez en cuando este se ocultaba entre las sombras de las ramas y hojas.
—Rosa Escarchada me dijo que... hoy será mi ceremonia de guerrero.
Ciprés lo había dicho tan casualmente que Brinco de Conejo se quedó paralizado de la sorpresa. Su hermano menor entornó los ojos.
—¿Pasa algo? —inquirió el aprendiz marrón.
El joven guerrero no resistió más y se lanzó a modo de broma sobre Ciprés.
—¿Cómo que "¿pasa algo?" ? ¡Te van a hacer guerrero, cabeza de pulga! ¿Por qué no me lo dijiste antes?
Ciprés sonrió con timidez.
—Bueno, es que... estoy muy nervioso. No me siento preparado... siempre soy muy seguro, pero ahora...
Brinco de Conejo liberó a Ciprés, y una vez que el joven felino se hubiera sentado a su lado, el guerrero atigrado puso su cola a modo de consuelo sobre el omóplato de su hermano.
—Es difícil. Lo sé. ¡Pero será algo increíble! Lo recordarás cada día de lo que te queda de vida. ¡Es fabuloso! —maulló alentador el guerrero, con sus ojos anaranjados iluminándose al recordar cuando lo nombraron guerrero; junto a Resplandor de Niebla y Mordisco de Granito (En esos tiempos Zarpa de Niebla y Granito).
Ciprés sonrió débilmente, aunque una nueva fuerza adornaba su mirada.
—Debes tener razón. ¡Pero apresurémonos! Recuerda que esta noche hay Reunión.
Brinco de Conejo erizó los pelos de la nuca por pura sorpresa. Aquella noche se revelaría lo sucedido en la batalla del Clan del Monte y el Clan del Pétalo, que ya hace tiempo había sido llevada a cabo. ¡Espero ser elegido!
Después de un tiempo, los dos hermanos aparecieron en el campamento, jadeando y con los costados bajando y subiendo a gran velocidad. Brinco de Conejo miró instintivamente a Estrella de Olivo, quién estaba avanzando a los Tres Peldaños, seguida de Rosa Escarchada.
—¡Llegamos justo a tiempo! —jadeó alegre el joven guerrero—. ¡Suerte!
Ciprés asintió velozmente, y se dirigió donde el resto de los gatos que empezaban a reunirse ante el llamado de Estrella de Olivo. Brinco de Conejo se volteó al escuchar unos pasos tras suyo, y soltó un ronroneo al encontrarse con Resplandor de Niebla.
—¡Resplandor de Niebla! ¿Cómo has estado? ¿Y nuestros pequeños?
La guerrera plateada agitó los bigotes.
—Todos estamos bien. No deberías preocuparte tanto. ¡Aún faltan como dos lunas para que nazcan!
—-Jamás había deseado tanto que el tiempo pasara rápido —argumentó Brinco de Conejo, en un suspiro.
—Antes de que te lo imagines, tendrás unos pequeños cachorros jugando sobre tu espalda —ronroneó Resplandor de Niebla, acercándose al resto de los gatos.
Para cuando se sentaron en una de las últimas filas, Brinco de Conejo vio a su hermano justo bajo los Tres Peldaños, y sintió una oleada de orgullo recorriendo su interior.
—Hoy, tenemos un nuevo guerrero entre nosotros —comenzó con voz solemne la gata—. Yo, Estrella de Olivo, líder del Clan de la Ribera, le pido a los Solares y Lunares que admiren a este joven. Su trabajo ha sido árduo para llegar a este punto, y considero que es momento de que de otro paso en su vida. Rosa Escarchada, ¿consideras que tu aprendiz, Ciprés, respeta nuestras divinidades, y sabe lo que es ser un verdadero guerrero?
La lugarteniente asintió con la cabeza firmemente.
—Lo considero.
—Y tú, Ciprés, ¿prometes cumplir lo antes nombrado?
La voz del joven no tuvo ningun titubeo al contestar:
—Sí, lo prometo.
Estrella de Olivo sonrió débilmente.
—Entonces, te entregaré tu nombre guerrero. Por la agilidad de los Lunares, y la fuerza de los Solares, de ahora en adelante serás Corazón de Ciprés, por tu amable y dispuesto corazón ante las necesidades de nuestro clan.
El guerrero atigrado marrón sintió como si su corazón se fuese a salir de su pecho, y al ver al recientemente nombrado Corazón de Ciprés, con la cola levantada y una expresión segura pero alegre en el rostro, Brinco de Conejo se sintió seguro de que la felicidad en su interior era inmensa.
—¡Corazón de Ciprés! ¡Corazón de Ciprés! —vitorearon los gatos, haciendo que de repente la mañana se viera más iluminada, y que algunas aves salieran revoloteando de sus nidos.
Como un relámpago, Brinco de Conejo se dirigió hacia el guerrero marrón, que recibía con ronroneos las felicitaciones de sus compañeros de Clan.
—¡Fabuloso, Corazón de Ciprés, lo hiciste asombroso! —lo felicitó el atigrado marrón, llenando la cabeza del joven con amorosos lametazos.
—Gracias —dijo avergonzado Corazón de Ciprés—. ¡No lo hubiera podido haber hecho sin tu ayuda! ¡Muchas gracias, hermano! Daré todo lo que tenga por mi clan, y seré un guerrero del cual se pueda estar orgulloso. Espero ser útil.
—¡Lo serás, Ciprés, digo, Corazón de Ciprés! ¡Lo serás! —chilló Relampagilla, restregándose contra el nuevo guerrero.
De veras Corazón de Ciprés tiene un espíritu de líder. Pensó Brinco de Conejo a la vez que ronroneaba.
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Como no creo que publique otro capítulo en los siguientes tres días, les deseo ahora mismo una feliz navidad 🎄🎁🎉🎊
:3
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