
Sangre
Aquella fría madrugada, Lisa se quedó al lado de su asesino, ella se hubiera sentido en el paraíso si no fuera porque una de sus estrellas se reveló, mientras le acariciaba la cabeza, se dio cuenta que la bestia estaba sangrando, en su impotencia, Dan le había arrojado una piedra.
—¿Como era posible que una piedra lo hubiese lastimado? Se preguntaba absorta mientras le temblaban las manos.
Ella misma vio cómo las balas le rebotaban del cuerpo, es como si su amado asesino fuera de acero ¿Como puede estar sangrando?
¿Que estaba sintiendo Lisa exactamente? El miedo, la incertidumbre y la preocupación eran sentimientos nuevos para ella, pero había uno que conocía muy bien "el odio" aunque Dan había sido su cómplice y su protector por tanto tiempo no le podría perdonar jamás el hecho de que hiciera sangrar al único hombre que amaba.
—Maldito seas...
Durante horas Lisa había tratado de descifrar la debilidad de la bestia, hasta que dio con la respuesta, la verdad de aquella incógnita estaba en su alma fragmentada.
Lisa abrió los ojos de golpe, se había quedado dormida, se estaba muriendo de frío y para su sorpresa, el conejito malo ya se había ido, no sin antes haberle dejado la piel de un zorro encima de los pies y a unos cuantos metros el cadaver de aquel animal.
Aquel gesto tétrico sonrojó las mejillas de Lisa, para ella eso había sido muy romántico, pero no había tiempo que perder, tenía que asegurarse de dos cosas, mantener la debilidad de la bestia a salvo y detener a Dan a cómo fuera lugar.
—Estoy segura de que la herida que la bestia le propició no fue mortal, Dan estaría tendido aquí desangrándose.—Lisa frunció el ceño al ver aquel lugar vacío.
—Debo ir a casa, ya no hay nada que hacer aquí.
La lluvia comenzó a caer con fuerza, Lisa solo se cubría el cuerpo con la piel de zorro que le había dejado su amado, no sentía los dedos de sus manos y pies y la sangre de la piel de zorro le escurría por los brazos haciéndola ver aterradoramente bella.
Por suerte para ella, las calles estaban vacías, las familias se refugiaban en sus casas, ignorantes del terror que se avecinaba.
Lisa estaba apunto de entrar por la puerta de atrás de su casa, no tenía idea si su madre se encontraba dormida o si estaba trabajando, antes de que siquiera tocara la perilla, Dan le salió por la espalda.
—Détente...—le dijo Dan adolorido.
Lisa volteo con rapidez mirándolo con desprecio.
—¿Que haces aquí? —le pregunto con odio.
—¿Querías que estuviera tendido en el lugar donde me dejaste?
—Quería que me obedecieras y en lugar de eso te abalanzaste contra él.
—!Estaba encima de ti¡ ¿Querías que me quedará de brazos cruzados mientras veía cómo te acariciaba?—le cuestiono Dan lastimado.
—Te hubieras dado la vuelta si no querías ver.
—!Mierda Lisa¡ !te amo! !maldita sea¡ Creí que tú también me amabas.
—!Te quería¡ me gustaba lo que me podías ofrecer, me eras útil, fiel y de alguna manera adormecías mi dolor... pero ahora me has traicionado !Trataste de matarlo¡ y eso no te lo voy a perdonar.—le dijo Lisa alzándole la voz.
—¿Lo amas?—le pregunto Dan con una expresión gris y apagada.
—Si. —le respondió Lisa sin titubear.
—Jajajaja, jajajajaja ¿Pero tú ni siquiera sabes que es eso? —le dijo Dan a carcajadas, pero se calló de inmediato al ver que ella no mentía y añadió sombrío.—Tú no puedes amarlo...no lo acepto, no te pienso compartir con nadie, mucho menos con él.
—Si todavía te queda algo de amor propio, déjanos en paz, ya me he decidido, solo lo quiero a él.
—¿Eso es todo? ¿Vas a desecharnos? ¿Lo escoges a él después de todo lo que hemos vivido?
—Ya cierra la boca y lárgate, detesto que quieras manipularme, pareciera que no me conoces.
—Es la última vez que te lo advierto, aléjate de él, no quiero hacerte daño a ti también.—exclamó Dan entre lágrimas.
—¿Que dijiste pedazo de mierda?—Lisa se le puso enfrente y lo desafió con la mirada.
—Yo también puedo ser un monstruo.
—No juegues con el diablo haber quien es el más malo Dan.
—Voy a acabar con la bestia, le mostrare a todos quien está bajo esa máscara, erradicaré a ese bastardo infeliz y todos los monstruos que acechan a este pobre pueblo, incluyendo a Jena y Darki.
—¿Que?
—Haz lo que te dije ese día y dejare todo pasar, huye conmigo y vivamos una vida juntos, si no lo haces mayare a todos los que amas.—Dan le dio la espalda y al instante, Lisa rompió el vidrio de la puerta y agarró uno de los trozos y se lo enterró en la espalda.
—!Maldito infeliz¡
—!Lisa! !Por Dios¡ ¿Que estás haciendo? —La madre de Lisa estaba horrorizada con lo que acababa de ver, se tapó la boca y corrió a quitarle el vidrio de la mano.
—¿Estás loca? ¿Porque hiciste eso?
La lluvia enjuagaba la sangre de Dan, este no pensaba cambiar de opinión.
—Solo tienes hasta mañana para tomar un decisión, si no vienes a la granja con tus maletas, daré por echo que tengo tu permiso para matar a las bestias.
Dan se subió a su auto y se fue de ahí dejando a Lisa y a su madre paradas bajo la insistente lluvia.
—¿Que clase de comportamiento psicópata fue ese? !Yo no te eduque así¡ Dan están buena persona ¿Cómo pudiste hacerle eso? Creí que te agradaba ese hombre !respóndeme¡ ¿Acaso quieres ir a la cárcel?
—Cállate y entra a la casa, ya me harte de ti.
Le dijo Lisa con una mirada fría y tétrica mientras sostenía aquel afilado trozo de vidrio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro