Creando un monstruo
Por alguna razón inexplicable, Ben se encontraba dentro de los recuerdos de Davys, parecía estar viendo una película de terror, un mundo sin esperanza, lleno de carencias y traumas, de un momento a otro la escena cambio y ahora el padre de Davys estaba abandonando a su familia, la mujer se aferraba a los pies de su esposo quien ya le había desfigurado la cara a golpes, ella le rogaba para que no la abandonara , pero la bestia brutal la pateó con tal fuerza que la desmayó , ese día Davys vio partir a su padre, el pequeño corrió y rápidamente cerró la puerta, mientras su padre se alejaba Davys le arrojaba piedras , en ese momento Davys tenía diez años.
Desde ese momento la madre de Davys se sumergió en una profunda depresión, había quedado embarazada por segunda vez, pero debido a los golpes lo había perdido, la escena había sido traumática para Davys quien la asistió en todo momento, la sangre resaltaba por todos lados y el hecho de ver llorar a su madre le partía el corazón.
Aquella mujer tenía el cabello largo y oscuro, Hera hermosa y de una piel muy clara, pero su mente estaba ausente y su mirada siempre estaba perdida, hubo un momento en el que ya no hablaba, parecía un robot que hacía los cosas solo por inercia, Davys creció solo sin nadie a su lado, siempre había sido abusado, era la burla de sus compañeros pues tenía que trabajar para mantener a su demente madre, y un día, mientras la madre de Davys cocinaba simplemente se detuvo, es como si algo la hubiese poseído, bajo al sótano y cogió una cuerda, después tomó un banquillo y se colgó, terminó con su vida así sin más.
Aquella húmeda y fría casa guardaba en su interior el cadaver vacio de una madre desequilibrada, el pobre Davys regresaba cansado de un día agotador, solo quería llegar a casa para ver a su madre y recostarse sobre sus delgadas piernas, pues solo así podía fingir que todo estaba bien.
Una vez que entró, tiro las bolsas de comida que llevaba en las manos y su mirada se llenó de un profundo dolor, la persona que más amaba lo había abandonado, se había quitado la vida y el no había sido una razón suficiente para seguir con vida, así que cayó de rodillas y gritó con todas sus fuerzas.
Ha estas alturas, el dolor ya era insoportable, había una línea muy delgada en volverse un demente y bloquear su mente para no sufrir más y eso fue lo que hizo, su mente creó un personaje, una personalidad fuerte que pudiera hacerle frente al dolor y así nació la bestia.
El sería su verdugo, su protector y su justiciero, sin darse cuenta crearía una realidad donde Davys no sufriera y la bestia pudiera purgar toda maldad para crear un mundo sin dolor, un mundo perfecto para que Davis pudiera ser feliz, la mente de Davys se habría fragmentado y había creado a un súper villano.
La lluvia era tan fuerte que un conejo se estaba refugiando en las escaleras de su casa, era un conejo enorme de ojos rojos y brillantes, la bestia lo tomó del cuello y le arrancó la piel para después ponérsela como una máscara, se vería tierno y débil por fuera, pero por dentro sería feroz y peligroso, desde ese momento erradicó el mal que se cruzara en su camino.
Y días después una noticia había conmocionado a todo el pueblo, unos niños habían sido encontrados muertos en las vías del tren, en el suelo estaba escrito el siguiente mensaje.
—"Así mueren los abusadores"
La oscuridad había dado a luz a una criatura poderosa y misteriosa, algo que no era humano, si no una creación de una mente caótica, rápidamente la escena cambió y ahora Ben miraba en primera fila como la bestia terminaba con la vida del padre de Davys, después de unos años el justiciero dio con él, lo cazó durante años y lo mató de la manera más cruel, lo torturo y desmembró por días, Ben estaba horrorizado con lo que veía.
Para su sorpresa eso había pasado meses antes de la llegada de Davys a Field, cuando su amigo llegó al pueblo, lo hizo por medio de la bestia, esa tarde lluviosa venía acompañada por una amenaza de tornado, las personas estaban refugiadas en sus sótanos, las sirenas anunciaban la llegada de una verdadera calamidad, entre la tormenta, entre esos relámpagos aterradores se asomaba la bestia, llevó a Davys a la casa de su abuela materna.
Una mujer dura y amargada que había abandonado a su hija cuando ella tenía 15 años, esa mujer desnaturalizada que sabía de los abusos que su hija recibía por parte de su esposo pero que nunca hizo nada porque simplemente no le interesaba si su estorbo vivía o moría, muchas veces su hija le llamó por teléfono para rogarle que aunque sea recibiera a Davys para que pudiera tener una vida sin violencia, pero su madre se negó.
—No me importa si tu esposo los mata a golpes, ese no es asunto mío, siempre fuiste una cualquiera, seguramente ese hijo ni siquiera es suyo, por eso te trata como a un perro, si vuelves a llamarme le diré a tu esposo que estás acusándolo conmigo y entonces si te matará.
La madre de Davys se sintió pérdida y no le quedó de otra que aceptar su realidad, con el tiempo se acostumbró al abuso y con tal de que su esposo no la abandonara estuvo dispuesta a soportar sus maltratos, hasta que murió.
Esa noche de tormenta, Davys entro a la casa y empapado la sorprendió tanto que la asusto.
—¿Quien demonios eres tú? ¿Que haces en mi casa? Grito la mujer furiosa mientras le apuntaba con una escopeta.
—Abuela, soy yo, Davys, gracias por dejarme quedar contigo, desde que mi madre murió no he tenido a donde ir.
—Prometo que te cuidare y seremos una familia feliz.
—¿Que mierda estás diciendo? !Largo de mi propiedad¡ me importa un carajo si tienes o no a donde ir, ya le dije a la mugrosa de tu madre que no quiero saber nada de ustedes ¿Por que no te mueres tu también?
La bestia enfureció, tomó del cuello a la abuela y una vez que se lo rompió la arrojó por las escaleras del sótano y su cuerpo quid tendido en un charco de sangre, él la amarró en una silla y la dejó ahí para que se pudriera, creando una ilusión en la mente de Davys, una falsa y mejor versión de cómo habían pasado las cosas.
Todo lo demás fue la versión que todos conocemos , una abuela amorosa y ese misterioso aroma que lo volvía melancólico.
Así fue cómo todo comenzó.
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