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Capítulo 20 - El sol todavía no ha muerto

Quiero dedicar este capitulo a @HctorSciitio por su gran trabajo con el book trailer de la novela, asi que veanlo y denle las gracias hehehe! ^.^

― Señorita, desea algo de beber. ― Un sirviente le ofreció una copa de vino y Emilia la aceptó muy sonriente.

― Gracias, cariño.― Contestó ella, muy complacida.

La vampira llevaba puesto un traje muy fino, robado directamente del armario de Sofía de Celle. Su corsé estaba muy ajustado, quizás para una mortal hubiera sido causa de asfixia. Su traje era rojo y sin mangas, haciéndolo muy revelador para la época. Sus encajes eran finos y con diseño de lazos y flores que se camuflajeaban con el color de pura seducción. Su enagua era negra y se notaba bastante aunque sus zapatos no fueran tan altos.

No le hacía falta esconderse entre los humanos, ellos venían a ella. Los hombres buscando placer y las mujeres buscando ayuda para conquistar hombres.

― ¿Cómo es posible que una mujer como usted ande sola en las fiestas más importantes del reino?― Emilia retiró su largo caballo rizado para la ocasión con cuidado de no estropearlo con sus guantes de satín.

― Querido, estoy buscando al hombre de mi vida, ― La vampira observó el salón y notó a un hombre muy bien vestido hablando con un duque cerca del trono, y sonrió con picardía. ― Y creo que lo encontré.

Emilia quitó de su camino al hombre desesperado, echándolo a un lado para dirigirse a su presa. Una que llevaba años buscando.

― Con permiso mi lord, me prometió una danza no hace mucho.― Dijo la vampira haciendo una pequeña reverencia delante del duque, presumiendo inocencia ante su enemigo.

Draco Valdimárr la estaba mirando fijamente, después de tantos años, no podía creer que la muy atrevida se mostrara con todo su poder ante él.

El duque titubeó nervioso, pero asintió haciéndole un ademán a Draco para retirarse. Le extendió su mano a Emilia y ella la tomó haciéndose pasar por la más afortunada.  Juntos caminaron hacia el centro del salón para acomodarse antes de que la danza comenzara.

El hombre dio un paso al frente al igual que Emilia y se saludaron, luego se acercaron un poco y alzaron sus brazos, con las manos sin tocarse paralelamente y comenzaron a bailar con mucho espacio entre sí.

― Señorita, usted nunca me dijo su nombre. ― Comentó el duque con interés ante la dama que lo invitó a bailar sin vergüenza alguna.

Emilia le dio una sonrisa ficticia. ― Para que si al final no volverás a verme.

Duque se sintió ofendido y levantó su mano con intenciones de golpearla por la falta de respeto pero en ese mismo instante hubo un cambio de pareja y una mujer desesperada arrastró al duque a su pecho.

Emilia sonrió con malicia, pero alguien le sujeto la cintura y la guio hasta el mismo centro del baile.

Luego la voltearon y la vampira levantó su cabeza para mirar a los ojos al mismo hermano de satanás.

― Eres muy valiente para aparecerte por aquí, sola. ¿Qué se te ofrece?― Dijo Draco, dirigiendo el baile con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

― Venganza, quizás.

Emilia soltó su mano y dio una vuelta para volver a los brazos de Draco. Estaba jugando con él y no se había dado cuenta.

El vampiro la sujeto por la cintura nuevamente y la levantó haciendo un movimiento circular antes de ponerla en el suelo y alejar un poco para colocar sus manos de manera paralela.

―Algún día todo esto terminar y te juro por mi santa madre que hare que te pudras en el infierno, aunque tenga que sacrificar mi propia vida. Pero por ahora te toca seguir buscándome. ― Emilia sonrió.

Draco la miró a los ojos con rabia mientras ella le guiñó el ojo de manera coqueta.

― ¡Mi lord!― Unos de los sirvientes del vampiro exclamó.

Draco miró a su alrededor y cuando volvió a posar sus ojos en Emilia, ya ella no estaba, en su lugar estaba otra dama. 

― Emilia…―

Quinn llevaba rato tratando de despertarla, pero ella seguía en un trance que le impedía volver a la realidad. 

Así que decidió hacer algo que no había pensado antes, además de los conjuros que había intentado.

― ¿Qué demonios?― Emilia preguntó sobándose su mejilla para aliviar el dolor.

Quinn la había abofeteado y de alguna manera eso hizo que despertara de la pesadilla en la que estaba, hundida en sus recuerdos.

― Al fin despiertas, no tengo mucho tiempo. Bebe.

La bruja le extendió una pinta de sangre a Emilia, esta se arresmilló y trató de forcejear, pero se dio por vencida cuando se fijó en la esposas que tenía alrededor de sus muñecas impidiéndole moverse de donde estaba.

― No, por favor no. ¡Te lo suplico!

La pelinegra rodó sus ojos y la abofeteó nuevamente, esta vez más fuerte.

― No seas estúpida y bebe, la sangre es limpia. ― Quinn le ordenó y Emilia obedeció.

De momento la bruja sintió su móvil vibrando en su bolsillo y se paró, dándole espacio a la vampira para que se terminara su cena.

―Termínate de beber el resto.― Quinn le indicó a Emilia y le acercó la pequeña nevera con su pierna.

Quinn revisó su teléfono y vio par de mensajes de Ezio. La pelinegra miró a su alrededor asegurándose de que no hubiera nadie en la puerta antes de volver a fijar sus ojos en la pantalla de su móvil.

Primer mensaje - ¿Está todo listo?

Segundo mensaje – Estoy de camino a Puerto Rico con Lydia.

Tercer mensaje - ¡Quinn! Contesta.

La bruja apuró sus dedos en la pantalla del móvil y se apresuró a observar a Emilia.

Ya estoy adentro. Todo va según el plan. Ten cuidado en la isla, a las brujas no le gustan los vampiros. 

Emilia terminó su tercera y última pinta de sangre, ya por fin se sentía con ánimos de poder sentarse más derecha y pensar con claridad.

 ¿Qué me hicieron esta vez?― La vampira preguntó mientras se tocaba la cien para aliviar el dolor de cabeza.

Quinn pensó dos veces antes de decirle la verdad, Emilia podía ser testaruda y podía arruinarlo todo. Así que decidió mentir una vez más, al fin y al cabo ni ella misma podía diferenciar a que bando pertenecía.

― Mi lord no desea verte tan mal. ― Quinn mintió.

Emilia parpadeó y luego la miró fríamente. Sus ojos comenzaron a oscurecerse, sus colmillos comenzaron alargarse y de un momento a otro Emilia brinco para atacar a Quinn pero la pelinegra alzo su mano y detuvo a Emilia en el intento haciendo que las cadenas que estaban amarradas a las esposas que la vampira llevaba se pegaran a la pared y la mujer terminara pillada en la pared sin poder moverse.  

Quinn mostro una sonrisa burlona al ver a Emilia intentar salirse con la suya y fallar en el intento.  

                                                                                     ***

Aija estaba sentada en el sillón que hace par de horas Alec había utilizado. Aún seguía paralizada por la actitud que había tomado hacia ella y ahora que lo estaba pensando bien, el vampiro nunca le había demostrado que la quería.

Él había jugado con sus sentimientos sin ninguna compasión, al igual que la manipuló para que traicionara a su amiga. Su única amiga que le había salvado la vida, más de una vez.

De momento sintió como algo frio resbaló por su mejilla y se dio cuenta de que eran lágrimas. Ahora se sentía como una cualquiera, una sucia persona que por el amor de un hombre traicionó a su sobrina y a su mejor amiga. Ahora Lydia estaba pérdida y su amiga en prisión esperando por un loco desquiciado que terminara con su vida.

― ¿Aija?―

La pelirroja se secó las lágrimas rápidamente y se volteó para ver a Alec en la entrada del cuarto.

Alec aguantó la mirada de desprecio que Aija sostenía, pero término cambiando la mirada, no sabía cómo decirle la mala noticia que sus cazadores habían encontrado.

― ¿Qué quieres?― Ella preguntó fríamente.

El vampiro pensó dos veces en dar un paso adelante, cuando ella se molestaba pasaban cosas inesperadas y su poder salía a la superficie como Draco le había contado. Aija seguía siendo una bruja en el fondo y por más manchada que su sangre estuviera aún quedaban rastros de poder. Otra de las razones por las cual Draco la necesitaba viva y de su lado.

― Los cazadores encontraron esto no muy lejos de tú casa.― Alec se acercó a ella y le mostró el suéter que Lydia tenía cuando se fue de la casa. ― Sé que es de Lydia, pero no hemos podido encontrarla. Ahora solo queda esperar por lo peor.

Aija tomo el suéter en sus manos y lo observó. Ese era el suéter de Lydia, ahora estaba desaparecida y quizás muerta en algún lugar. Todo por su culpa.

De repente sintió como se le formo un nudo en la garganta. Aún tenía fe de que su sobrina estuviera viva y hallando la manera de cómo encontrarla. En el fondo de su corazón sabía que su niña estaba bien, como la luz al final del túnel, Lydia regresaría.

― Siento todo lo que ha sucedido. Mi intención no era lastimarte a ti, ni a Lydia. ― Alec mencionó, pero la pelirroja le dio la espalda.

El vampiro suspiró dándose por vencido.

― Si necesitas algo, voy a estar en la gran sala.― Alec anunció intentando suavizar la situación antes de dejarla sola.

Tan pronto Aija escuchó la puerta cerrar, ella dejo sus lágrimas salir.  Ahora era su turno de jugar, iba a tratar de encontrar a Emilia y ayudarla a salir de este problema, y tan pronto pudiera salir de la casa iría a buscar a Lydia. Iba a lograrlo cueste lo que le cueste, aunque perdiera su  vida. No iba a volver a cometer los mismos errores del pasado. Ya era tiempo de que por fin sereivindicará. 

― Lo mejor está por comenzar.― Dijo ella con una sonrisa llena de venganza.

 

NOTA DE LA AUTORA:

Espero que les guste el nuevo gif que cree con dos diferentes escenas. La de Quinn cuando paró con su poder ante Emilia y la de Alec tratando de suavizar las cosas con Aija.

Hablando de Aija, al parecer no están ingenua como creíamos. Vamos a ver si logra hacer las cosas bien esta vez xD

Dejen abajo sus teorías y si les gusto, voten por favor.

¡Gracias! ^.^

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