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Capítulo 98: La villa oculta entre la lluvia

Había transcurrido más de un año desde que abandonó el hospital y comenzó a entrenar. Cuando el Hokage le dijo que tendría tiempo suficiente no imaginó que realmente le fuera a conceder tanto. La idea de que para el mundo llevaba poco menos de año y medio muerto le dejaba un mal sabor de boca que el tiempo no parecía ser capaz de disipar.

Durante ese periodo Neji, ahora Kumori, se había dedicado completamente a entrenar; a recuperar sus capacidades físicas luego de una larga estadía en el hospital y a trabajar su taijutsu nuevamente. Kakashi se lo había comentado en alguna ocasión y él lo sabía perfectamente: el estilo Hyuuga era distintivo de la familia y si deseaba mantener su identidad oculta requería ser capaz de combatir cuerpo a cuerpo en una forma más similar al resto de ninjas.

Cambiar de estilo no fue algo sencillo, luego de mucho tiempo uno no piensa realmente como se moverá durante una pelea, sino que los movimientos surgen con la misma naturalidad que cuando uno decide comenzar a caminar para desplazarse a otro lugar. Aún así él tenía una ventaja, porque desde que fue genin perteneció a un equipo que se enfocó en el taijutsu y pese a siempre haber utilizado el estilo de la familia Hyuuga, comprendía y conocía bastante bien la forma de pelear de su sensei y difunto compañero.

Llegar a las hazañas de los dos shinobi vestidos de verde estaba fuera de sus expectativas, eso requería años de entrenamiento y aunque le molestara admitirlo: un talento especial. Pero a pesar de algunas frustraciones al comienzo estaba seguro de que ya había dominado bastante bien un nuevo estilo de combate, uno que le permitiría volver a pelear en presencia de otros sin que lo reconocieran como un Hyuuga.

El sonido de un halcón lo obligó a detenerse. Pese a que seguía en la villa rara vez recibía algún mensaje por parte del Hokage y no era por estar en una zona alejada. Tomó el pequeño papel que estaba sujetado a la pata del animal y con cuidado lo abrió. No había mucho escrito, simplemente una línea informándole que ya era hora de que se acercara a hablar con Kakashi y eso sólo podía significar una cosa: pronto Konoha comenzaría a moverse.

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Kankurou sonrió complacido, llevaba un par de meses casi completamente centrado en lo que más le gustaba en lugar de andar persiguiendo shinobis del país de la tierra constantemente. Iwa había desistido de atacar sin dar explicación alguna o responder a los mensajes que le fueron enviados, y aunque permanecían atentos la aldea oculta entre la arena al fin podía darse un respiro.

El hermano del Kazekage tomó un pequeño instrumento de metal y comenzó a raspar con sumo cuidado lo que parecía ser una unión de articulación para un títere. Se detuvo al sentir unos pasos apresurados corriendo en dirección al taller donde se encontraba y levantó la mirada en dirección a la puerta esperando a que se abriera.

—Ya te he dicho que no corras cuando estés cargando mis herramientas —comentó en cuanto la puerta se abrió luego de unos segundos—. Si te caes y acabas con un cincel clavado en el pecho me van a degradar a genin...

—Perdón —respondió un pequeño niño de cabello revuelto de no más de cinco años que cargaba una caja de herramientas algo grande para su estatura—. ¿Ya puedo ayudar? Traje la caja —preguntó acercándose al shinobi moviéndose ligeramente en su sitio a causa de la impaciencia.

—Puedes ver y pasarme cosas —respondió Kankurou, muchas veces había tratado de quitarse al niño de encima, pero siempre se las ingeniaba para regresar.

—¿Dónde está el que me salvó? —preguntó, recorriendo con la mirada todo el taller.

—Guardado, es algo grande para poder tenerlo aquí —contestó, observándolo con curiosidad—. Yoku ¿Te acuerdas bien de Sanshouou?

—Sí, es como una lagartija gigante —dijo sonriente extendiendo los brazos.

El comentario causó una mueca de disgusto en Kankurou, una lagartija escuálida no se comparaba a su títere, pero decidió ignorarlo. El niño parecía tener algunos problemas para recordar cómo fue que había terminado en Suna. Yoku era uno de los pocos sobrevivientes de la última villa atacada por Iwa antes de que simplemente cesaran las hostilidades.

Pero a diferencia del pequeño, Kankurou recordaba bastante bien el combate que tuvo lugar en una diminuta aldea dedicada casi totalmente al comercio. Los shinobi de Iwa iniciaron un ataque contra los ninja de la arena que se encontraban vigilando la zona; pese a ser una aldea que difícilmente estaría en los mapas por su tamaño, era un punto por donde casi todos los mercaderes transitaban y abastecían al país del viento. Kankurou dirigió al grupo de apoyo que fue enviado para evitar que Iwa tomara control de ese punto. Ahí fue que entre las casas destruidas y explosiones a causa de los jutsus, pudo divisar al pequeño, inmóvil, oculto detrás de los cuerpos inertes de una pareja. En un comienzo pensó dejarlo donde estaba, sino se movía estaría a salvo, pero luego el combate entre dos shinobi se hizo notar en las cercanías provocando una gran explosión. Fue en ese momento en que Sanshouou apareció protegiendo al niño y Kankurou se vio obligado a moverlo antes de que algo terminara matándolo.

El hermano del Kazekage rascó ligeramente su nuca, quizás era mejor que el niño no recordara nada de lo ocurrido durante ese ataque. Pese a que cuando estaba tranquilo se notaba que extrañaba a sus padres, el no tener imágenes vivas de cómo quedó huérfano le permitían ser un niño bastante vivaz el resto del tiempo.

—Esos se ven más bonitos —señaló el pequeño de improvisto en dirección a un grupo de títeres de apariencia bastante humana vestidos con trajes blancos. Eran diez, aunque tres de ellos parecían estar en fase de reparación.

—¡Claro que sí! —exclamó el shinobi de la arena dejando lo que estaba haciendo y extendiendo desde la punta de sus dedos unos hilos de chakra azulado—. Esta en especial —agregó acercando un títere que representaba a una mujer de cabello rojo recogido en dos moñitos.

—¿Y qué hace? —cuestionó con entusiasmo Yoku.

Kankurou sonrió ampliamente, no podía evitarlo, era un artista y a los artistas les gusta mostrar sus habilidades. Por esto se puso de pie y adelanto el títere hasta quedar frente al niño.

—Esta, como el resto pertenecían a Chiyo-baa-sama, una gran kunoichi de la villa —explicó el shinobi seriamente—. Yo estoy encargándome de restaurarlos... quedaron bastante mal luego de su última batalla —prosiguió observando a los títeres—. ¿Qué hacen? Pues eso es un secreto, no tendría gracia si es que todo el mundo supiera que pueden hacer. Perderían su eficacia en combate.

—Esta tiene espadas —señaló Yaku acercándose un poco a las manos del títere que Kankurou había levantado—. Y está más limpia que los otros.

—Es que es mi favorita —resaltó sonriente.

—No es buena marioneta —opinó en niño mientras el shinobi arqueaba una ceja en disconformidad—. Su cabeza es muy llamativa.

—¿Y? que se le acerquen, no importa mucho —rió el ninja—. Se puede defender bastante bien, además el rojo es un bonito color.

—El rojo es color sangre.

—Pero es bonito en el cabello de una mujer —indicó Kankurou haciendo que el títere agachara un poco la cabeza—. Es diferente, llamativo y exótico. Deberías de saber que las pelirrojas son bastante escasas y disputadas.

—¿Kankurou-sama quiere una? Yo quería un muñeco que casi nadie tenía —preguntó el niño interesado.

—Yo tenía una —habló el shinobi mirando al techo—. Pero un horrible ninja de otra villa me la quitó —agregó, cargando su voz con emoción ante la mirada sorprendida del niño.

—¡Pero Kankurou-sama puede rescatarla como hizo conmigo!

—No puedo. Ella cree que lo ama a él —explicó divirtiéndose un poco. Eran mentiras, pero probablemente podría ser el argumento de alguna de esas historias que les gustaban a las mujeres jóvenes de la villa. Pero antes de poder seguir con su historia, giró el rostro con dirección a la puerta del taller, alguien acababa de llegar.

—Kankurou —saludó el Kazekage, mirando a la vez al pequeño que lo miraba con curiosidad y con una sonrisa aún en su rostro.

—¡Él también es pelirrojo! —señaló alegremente al ver que su salvador al menos tenía algo de cabello rojo en las cercanías.

—¡Oye! —interrumpió Kankurou velozmente—. Más respeto para el Kazekage. Luego te sigo contando —agregó haciendo una pequeña mueca de indignación, que fue casi ignorada por el pequeño, antes de dirigirse a su hermano—. Aunque esto es extraño, normalmente me mandas a llamar, no sueles visitarme en persona.

—Konoha ya envió la fecha para el ataque, será en unos días —explicó seriamente, no le importaba mucho hablar con Yoku ahí, el niño no iría a ninguna parte o hablaría y ya estaba seguro de que realmente fue una víctima en los ataques y no una especie de infiltrado de otra nación—. Quiero que encabeces el grupo que los apoyará.

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Cada ninja de la hoja que llevaba el rango de jonin o jonin especial había sido convocado ese día. El grupo de shinobis se encontraba reunido en una sala de juntas carente de ventanas, decorada con una compleja serie de figuras y sellos sobre todas las paredes. Al frente se encontraban los tres miembros del concejo, uno visiblemente fastidiado, otro simplemente aburrido y la última con una pequeña sonrisa nerviosa: el Hokage parecía simplemente haber decidido sacar a relucir sus malas costumbres justo en esa reunión.

El sello colocado sobre la puerta emitió un pequeño brillo y luego se abrió. Ahí estaba el sexto Hokage comenzando a ingresar tranquilamente como si estuviera llegando puntual. Pero no venía sólo, estaba en compañía de un ANBU que ocultaba su rostro tras una máscara de halcón.

Siendo un lugar lleno de jonins, varios tuvieron curiosidad por el acompañante enmascarado, al final la mayoría conocía los rostros falsos de los ANBU y esa máscara no la reconocían. Pero si estaba en compañía del Hokage no había razón para desconfiar mientras nada extraño ocurriera. Ibiki por otro lado conocía bastante bien a los ANBU y estaba seguro de que el de la máscara de halcón estaba sobrando y a menos que el zorro hubiera decidido vomitar a uno de los de Danzou a cambio de que trabajara para ellos, su presencia le era extraña.

Shizune se adelantó ligeramente en cuanto Kakashi tomó asiento y su acompañante se acomodó contra una pared cercana. Pese a que no estaba enterada sobre el shinobi que acompañaba al Hokage, no deseaba que los presentes se distrajeran con eso, tenía a todos los jonin que estaban en la aldea reunidos y no era aconsejable que la reunión tomara demasiado tiempo.

—Como muchos ya están enterados llevamos un tiempo analizando los movimientos de Ame y el territorio del país de la lluvia —inició la mujer, pese a que podía ir directo al grano deseaba dar un contexto a la situación, muchos estaban involucrados, pero dudaba que en sus ratos libres compartieran experiencias sobre sus últimas misiones.

Neji se mantuvo atento, Kakashi ya le había explicado ligeramente que era lo que planeaban hacer, pero aún así al haber estado aislado por más de un año deseaba saber con mas exactitud que había estado ocurriendo en la villa. También mantenía sus sentidos al máximo ya que estaba siendo observado por momentos por algunos shinobi y era prioritario no mostrar alguna actitud que lo delatara, dos de las personas presentes lo conocían bastante bien e incluso si no prestaba atención a su forma de mantenerse quieto podría delatarse.

Gracias al tiempo y a su entrenamiento su cuerpo había crecido ligeramente, con eso al menos no era un vivo retrato de la última imagen que Konoha tuvo de él. Su cabello era otro detalle que tuvo que ocultar, pese a que luego de la pelea contra Madara quedó bastante reducido, estaba seguro de que podría llamar la atención y ayudar a crear una relación sino lo mantenía cubierto al igual que su rostro.

Observó a Tenten, se le veía bien en cierto modo, aunque su mirada era diferente a cualquier ocasión anterior. La kunoichi jamás pecó de ser inútil o poco interesada en las misiones, pero en ese momento parecía bastante determinada y ansiosa, como si hubiera estado esperando por mucho tiempo la oportunidad de un contraataque. A su lado se encontraba Guy, que aunque lo ocultaba mejor que ella, también podía notarse cierta ansiedad en su rostro.

—Con la información que hemos logrado recabar —prosiguió Shikaku cuando Shizune finalizó de informar a gran escala los movimientos de la villa—, iniciaremos un ataque directamente contra Ame.

Un intercambio de miradas casi total ocurrió en la habitación, Konoha no había atacado directamente otra villa por muchos años, incluso durante la tercera guerra ninja consiguieron la victoria sin necesidad de ingresar directamente en una de las aldeas enemigas.

—El número de shinobis de Ame es bajo luego de los ataques contra nosotros y el acceso no es tan difícil como en otras regiones más alejadas. Sus bosques son similares a los del país del fuego y la única diferencia saltante es la mayor cantidad de lluvias.—continuó el padre de Shikamaru, bajo la mirada atenta de los presentes—. Pero no son ellos en quien debemos de centrarnos: Uchiha Madara y los miembros de Akatsuki restantes son nuestros objetivos.

Kakashi observó ligeramente como los jonin asentían casi en su totalidad. Luego notó que Ibiki estaba más callado de lo usual, eso no le sorprendió demasiado, sabía que en cuanto terminara la reunión tendría que explicarle al menos a él la presencia de Kumori; no le diría a nadie que era Neji, pero iba a tener que justificar al menos con su palabra la presencia de un ANBU extra.

El Hokage también notó el cabello rojo de su esposa por entre el grupo, no era algo tan difícil, la mayoría de personas tenía cabellos de tonalidades oscuras o más cortos como era el caso de Sakura o incluso el amarillo brillante de Naruto. Katt se encontraba junto a Anko, desde que se conocieron se habían llevado bien, pero sólo con la presencia de sus hijos se habían dedicado a juntarse un poco más.

A Kakashi no le complacía tener a Katt ahí. No podía hacer mucho para deshacer el ascenso que le otorgó Tsunade y aunque le hubiera gustado utilizar la oportunidad de quizás abusar de su poder para ese caso específico, la necesitaba en esa misión pese a todo.

Al notar que Ibiki no pensaba abrir la boca en presencia de un desconocido, Kakashi decidió que ya era hora que él hablara. No le agradaba su labor como líder de la aldea, pero al menos en ese momento podía mentalizarse como el líder de un equipo bastante numeroso.

—Para enfrentarnos contra Madara necesitaremos varios escuadrones —inició bajo la mirada atenta de los jonin—. Aunque no todos irán, la villa quedará notablemente más desprotegida —explicó, estaba conciente de que muchos no estarían muy conformes, pero ya no podían dar largas a la situación por mucho tiempo más—. Tenemos conocimiento de cuatro objetivos importantes y muy posiblemente un quinto. Ya que se encuentran en Ame es la única razón por la que atacaremos el lugar. Necesitaremos un grupo que se encargue de contener a los ninjas de esa villa y otro que se encargue de los objetivos.

Hasta el momento, obviando por cierta negatividad a dejar a Konoha más susceptible, los shinobi parecían estar de acuerdo con lo que escuchaban. Todos eran consientes de que sin Akatsuki el conflicto bélico en el que se encontraban cesaría casi de inmediato.

—En su debido momento serán informados sobre el papel que jugarán, pero hay ciertos factores que desde ahora quiero informarles —añadió seriamente—. El ataque debe de realizarse en una fecha específica, ya muchos son consientes de las habilidades de escape de Madara y es necesario obligarlo a enfrentarnos —explicó con detenimiento antes de posar la mirada sobre su alumno—. El 10 de octubre debemos de estar en Ame —informó, provocando unos ligeros murmullos, esa era la fecha en que el Kyuubi atacó Konoha.

—Pero eso... —susurró Sakura girando ligeramente el rostro para ver a Naruto.

El muchacho se sorprendió ligeramente al escuchar la fecha, ese era su cumpleaños. Sin embargo la expresión de su rostro mutó rápidamente a una sonrisa de confianza mientras mantenía la mirada en el sexto Hokage.

—Eso es bueno, así voy a poder celebrar mi cumpleaños tranquilo luego de vencer a Madara —habló el rubio al notar a su compañera.

—Madara nos enfrentará, es una fecha importante para él y no resistirá la tentación de aceptar un combate —acotó Ibiki con algo de recelo al resto de shinobis, todos ellos sabían bien que ocurrió esa fecha—. Su ego lo obligará a enfrentarnos.

—Este ataque lo dirigiré yo personalmente —agregó el Hokage para sorpresa de todos. Era tradicional que el líder de la villa no se moviera demasiado, sólo en raras ocasiones salía a alguna misión; y lo usual es que fuera algo relacionado a la diplomacia —. Suna, Taki y Kusa nos apoyarán. Ninguno de nuestros aliados está en condición de poder prestarnos mucha ayuda, pero es suficiente como para no dejar completamente desprotegida la villa.

—Un grupo de Konoha se reunirá con los shinobi de Kusa para mantener vigiladas las fronteras del país de la lluvia en caso haya una movilización en contra de nosotros mientras atacamos —explicó Shikaku seriamente—. Pese a que nos movamos con cuidado existe la posibilidad de que seamos detectados y si esto ocurre antes de que estemos cerca de nuestro objetivo los shinobi de Ame podrían rodearnos y quizás recibir órdenes de evitarnos y llegar a Konoha.

—Shikaku, Shizune e Ibiki se quedarán a cargo de la villa para dirigirla en caso de ataque —explicó Kakashi tranquilamente—.Por seguridad todos los habitantes serán evacuados a los refugios —especificó, hasta un punto era una medida de seguridad extrema, pero no quería correr riesgos.

Sin expandirse más en otros temas, Kakashi comenzó a indicar cuál sería el procedimiento con el que actuarían. Al llegar al país de la lluvia una parte de los shinobi de Konoha se unirían a los de Kusa para vigilar la frontera y cerca de Ame los ninja de Taki y Suna alcanzarían a los que se encargarían del ataque.

Kurenai estaría al mando del grupo que se dedicaría a enfrentar a los shinobi de Ame. Era casi prioritario poder encargarse de ellos con el menor número de bajas para Konoha, ya que quizás luego se necesitaría ayuda con los objetivos principales. Como maestra en el arte de las ilusiones podría darle la superioridad a los ninja de la hoja si lograban tomar por sorpresa a los shinobi enemigos.

Un grupo más reducido serían los que se dirigirían por Madara, los cuerpos de Pein, Konan y Kisame. Shikamaru formaría parte de ese escuadrón para poder mantener una estrategia sólida pese a las sorpresas que pudieran salir de un enfrentamiento contra shinobis tan poderosos. Kakashi, Naruto y Guy se encargarían de contener a Madara y de ser posible eliminarlo. Junto con ellos estaría uno de los grupos de Suna y Taki que se centrarían en los miembros de Akatsuki y también Kumori, declaración que causó algo de desconcierto entre los presentes al desconocer de quien se trataba.

El posible quinto objetivo era una variable que de ocurrir necesitaría un cambio rápido en la organización del ataque. La invocación de Madara, de tenerla, podía inclinar un poco la situación en contra de Konoha. Incluso quitando de lado la historia de Katt, las leyendas sobre dragones siempre los habían colocado como criaturas de gran poder e inteligencia, una combinación peligrosa.

Guy estaría al frente del ataque contra la invocación pese a que eso dejaría a Naruto y Kakashi con más presión sobre ellos. Sakura también lo acompañaría, ambos shinobi eran capaces de emplear una fuerza descomunal que según la pelirroja era una de las pocas cosas que parecía que podía afectar a la criatura acorazada. Temari al igual que Katt también se unirían, ambas poseían una afinidad muy grande con sus respectivos elementos y técnicas bastante fuertes con ellos. Pese a que los jutsus podían ser repelidos por las escamas, existía un límite para todo.

—Por último —prosiguió el Hokage—. Tenten ya ha estado cerca de Madara y tiene una buena idea de sus capacidades, por esto ella se encargará de proteger a Hinata.

Al escuchar el nombre de la heredera Hyuuga los jonins intercambiaron miradas. La muchacha era una chunin y no entendían cuál era su papel.

—Como algunos ya están enterados, Hiashi-sama y Neji encontraron una manera de bloquear la habilidad de escape de Madara —explicó seriamente, viendo como las miradas de Guy y Tenten se tensaban ante la mención del Hyuuga—. Para conseguir que esto sea una victoria, necesitamos se vuelva a repetir. Hinata estuvo al tanto de parte de la técnica mientras su primo estaba con vida y ha estado perfeccionándola durante este periodo.

En el momento en que explicó que Hinata se les uniría y su labor, Kakashi pudo sentir una mirada casi atravesándolo. No buscó el origen, sabía muy bien que el Hyuuga que estaba presente en la reunión estaría completamente en contra de que la heredera del clan fuese, pero al final, al igual que Ibiki, no tendría otra opción más que aceptarlo. Si Madara notaba a Neji o los intentos de bloquear sus tenketsus, simplemente huiría, en cambio Hinata no sería vista como un peligro tan grande y con que la atención del Uchiha focalizada en ella bastaría para que Kumori pudiese acercarse lo suficiente.

La reunión finalizó casi enseguida de que se terminó de explicar las acciones que se seguirían. La fecha de partida sería la noche del día siguiente para poder llegar al lugar el 10 de Octubre, era sólo un día de viaje y no se esperaba tener mayor resistencia durante el avance, pero aún así lo mejor era partir con tiempo.

El Hokage se quedó unos momentos viendo como los presentes abandonaban la sala de reunión. Muchos de ellos salieron apresurados a retomar sus posiciones dentro de la villa excepto por unas cuantas personas que desde antes esperaba que no fueran a simplemente retirarse. Kumori permaneció quieto dentro de la habitación, eso no era sorpresa, entró con el Hokage y posiblemente saldría junto con él. Los otros shinobi que esperaron fueron los tres miembros del concejo.

—¿Escolta nueva? Hasta ahora te habías negado a tener —preguntó con curiosidad Shikaku, posando la vista sobre el ANBU.

—No exactamente —contestó de forma tranquila el Hokage comenzando a moverse despacio.

—Pensé que los ANBU estarían casi en su totalidad en la frontera —acotó la kunoichi del grupo, no estaba poniendo en duda las decisiones de Kakashi, simplemente la aparición de Kumori le parecía inusual.

—Es cierto, pero algunos nos acompañarán, entre ellos Kumori.

—¿Kumori? —repitió Ibiki con un ligero bufido. El nombre significaba sombra y al parecer el ANBU estaba actuando bastante bien: estaba al lado de Kakashi en silencio, simplemente moviéndose cuando el Hokage decidía avanzar.

—No se centren en esto —remarcó el Kage mientras era seguido por los cuatro shinobi—. Kumori tiene mi total confianza, sé quien es y sus capacidades, por eso es que lo quiero con nosotros durante el ataque.

—No estamos cuestionando —intervino Shikaku deteniéndose junto a unas escaleras que acababan de dejar atrás—. Era sana curiosidad. Si dices que sabes quien es, eso me basta —explicó, viendo por última vez al enmascarado que permanecía callado pese a que estaban hablando de él—. Regresaré a mí casa, Yoshino va a ponerse de muy mal humor al saber que Shikamaru y yo nos vamos a una misión como esta.

Shizune hizo una pequeña reverencia antes de imitar a Shikaku y retirarse. Luego de haber estado durante tantos años de servicio para Tsunade, la kunoichi sabía de más que a algunas personas tomaban decisiones que parecían no tener mucho sentido o fundamento, pero que al final demostraban tener una base sólida.

—¿Acabas de volverlo ANBU? —cuestionó Ibiki. No se dirigió a Kumori, sabía de más que el hombre no iba a contestarle.

—No —respondió el Hokage con total sinceridad. Al final, Neji llevaba más de un año en propiedad de la máscara de halcón.

Ibiki soltó un ligero bufido, pero no insistió más. Todos tenían cosas que hacer y no pensaba quedarse a discutir con Hatake Kakashi, usualmente nadie conseguía sacar algo provechoso de una discusión con ese hombre.

El ninja de cabello plateado sonrió. Tres de los cuatro ya había decidido dejarlo en paz, sólo faltaba Kumori y sus predecibles quejas con respecto a la actuación de su prima. Pero con algo de suerte conseguiría que terminara de quejarse rápido para regresar a su trabajo y poder ir temprano a su casa a ver a su familia. Ahí también le tocaría escuchar algunas quejas, pero Katt era fácil de distraer.

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En su casa, Katt simplemente se encontraba esperando a Kakashi. Con todo el tumulto de shinobis que abandonaron a la vez la reunión se le hizo algo difícil quedarse a esperar. Luego divisó a Ibiki que se había quedado con él, así que decidió alejarse, al final era cuestión de unas horas para que ella pudiera hablar con su esposo sin otras personas revoloteando cerca.

La idea de que ambos estarían en Ame no le agradaba mucho, eso significaba volver a dejar a Sayuri por un par de días en manos de alguien ajeno a ellos. La pequeña, de casi dos años, aún mantenía el hábito de no querer quedarse sin sus padres por periodos muy largos. Katt asumía que eso era normal, el problema era que los otros hijos de shinobi parecían haberse acostumbrado ya a la separación.

También le molestaba la idea de que, quizás, la posibilidad de que Konoha fuera atacada ocurriera y ni ella o Kakashi estuvieran cerca de Sayuri. En la mitad de un ataque la gente tiende a preocuparse principalmente por sus familiares o ellos mismos, así que aunque las niñeras que atendían a los pequeños parecían capacitadas, podían terminar abandonándolos o incluso quizás incapaces de mover muchos niños a la vez.

—Tal vez... —susurró la pelirroja caminando hacia el estudio de la casa y encontrando lo que buscaba—. Orion.

La invocación se encontraba en su sillón meciendo las colas de lado a lado mientras Sayuri las perseguía tratando de atraparlas sin mayor éxito. Al notar a su madre la niña se detuvo y alegremente corrió hasta abrazarse a una pierna.

—Te atrapó —habló el zorro.

—Yo no estaba jugando —se quejó ella mientras levantaba a su hija.

—La cacería no es un juego —acotó Orion estirándose.

—¿Ya sabes que Konoha va a atacar Ame no? —preguntó. Si seguía hablando de otra cosa terminaría olvidándose lo que quería decir.

—Quizás, pronto es el aniversario del día que atacó el Kyuubi, es una fecha especial.

—Algo así dijeron.

—¿Vas a ir? —cuestionó con interés el zorro.

—Sí, y Kakashi también —afirmó ella mientras Sayuri se dedicaba a atrapar los largos mechones de cabello rojo—. Quería pedirte algo.

Orion fijó la mirada en la kunoichi, para esos momentos ella ya había aprendido que o no debía pedirle favores o debía venir con mucha carne para al menos ser escuchada. Usualmente no le haría caso sin el requisito del alimento, pero se veía algo preocupada y tenía una buena idea de qué quería decirle.

—Quédate con Sayuri —pidió—. Konoha va a quedarse bastante desprotegida si es que llegara a haber un ataque aquí —explicó. Pese a todo lo que hacía, ella confiaba bastante en Orion y sabía que no dejaría tirada a Sayuri por ahí. Además el zorro ya había probado que era una criatura difícil de atrapar.

Orion meditó por un momento. Pese a que durante los ataques siempre había buscado a Madara, era conciente de que fuera de un apoyo, por conocer al Uchiha de antes, no podía hacer mucho contra él. Si Konoha estaba planeando atacar dudaba que él pudiera hacer algo, al final el Uchiha debía de ser un objetivo y estarían centrados en buscarlo.

—Bueno, pero si no me dejas suficiente comida me la comeré a ella y a los otros niños —asintió la invocación.

—¡Eres la cosa más linda del mundo! —exclamó la pelirroja acercándose al zorro y abrazándolo fuertemente.

Sayuri que estaba atascada en el medio observó por unos momentos y luego, con dificultad, se giró un poco e imitó a su mamá en el ritual de abrazar al zorro.

—¡Ahora péiname! —exigió la invocación elevando la cabeza y golpeando la cabeza de Katt con sus colas.

—Tampoco exageres —replicó la pelirroja soltándolo.

—Bueno, que Sayuri me peine.

—¡No! —intervino Katt al ver como su hija estaba corriendo en dirección a un peine lleno de pelos de zorro—. Sayuri no te va a peinar, la pobre es muy chiquita.

—Supongo —habló Orion luego de sentir un ligero aroma conocido en el ambiente—. Entonces saldré —agregó poniéndose de pie y avanzando hasta el jardín.

—¿Y a dónde va? —preguntó para ella misma la kunoichi, cargando a Sayuri antes de que tratara de seguir al zorro. Rara vez ella veía a su invocación irse.

Orion salió de la casa, había percibido el olor por unos minutos y al parecer el dueño no se decidía a moverse. Olfateo el aire por última vez antes de saltar a un muro cercano de una casa, avanzar por el jardín de la propiedad con toda tranquilidad y volver a saltar el muro por el lado opuesto hasta quedar encima. Miró hacía abajo, ahí estaba su objetivo recostado contra la pared, que al parecer ni lo había sentido llegar. Abrió la boca y bajo lentamente hasta que se escuchó un grito.

—¿¡Qué se supone que estás haciendo!? —exclamó espantado Naruto al sentir la boca del animal rodeando su cabeza. El zorro no le respondió, simplemente lo miró divertido, moviendo sus colas de lado a lado y al parecer disfrutando su posición de mayor altura sobre el muro.

—¡Aliméntame! —ordenó la invocación.

El zorro saltó al suelo. Para descontento del rubio la invocación seguía viéndose grande, normalmente lo había visto recostado por algún lugar de la casa de Katt y se veía diferente. El tenía ranas grandes, pero una cosa era una inofensiva rana gigante que un animal carnívoro, con colmillos.

—Quiero hablar contigo —señaló Naruto algo más serio.

—Lo sé —informó Orion de forma confiada, feliz al ver la cara del muchacho—. Soy el dios zorro, yo lo sé todo.

—Es sobre lo que mencionaste del Kyuubi y Madara.

—Eso lo dije hace como un año... eres igual de lento que tu hermana.

—No había tenido oportunidad —reclamó el muchacho.

—Has ido a ver a Sayuri un par de veces.

—¡No es lo mismo! —insistió Naruto, un poco fastidiado.

—Ya sabes como están relacionados, es obvio el porque el Kyuubi lo quiere muerto —habló el zorro, divertido. Era igual de sencillo molestar al rubio que a la pelirroja—. Madara tenía un contrato con zorros, él fue el causante de que Kushina invocara al Kyuubi en Konoha cuando se estaba defendiendo, el resto de la historia ya la sabes —explicó Orion bostezando un poco—. El cuarto encerró el Kyuubi y fin del nueve colas gracias a Madara —agregó sonriente mirando hacía el estómago de Naruto.

—Pero...

—Yo lo mencioné por una razón, el Kyuubi es vengativo, no va a quedarse quieto cuando vea a Madara —prosiguió—. Y si no lo controlas, él te controlará.

Naruto bajó ligeramente la mirada. Durante el último ataque ocurrió eso exactamente y ahora el plan era que debía buscar a Madara y pelear contra él. Si se salía de control en ese momento quien sabe si lograría derrotar a Madara, pero lo que si era seguro es que los que estuvieran cerca de él terminarían, muy probablemente, con un destino igual que el de Tsunade.

Orion simplemente se comenzó a alejar, ya había hablado gratuitamente demasiado, y eso en su opinión podía volverse un mal hábito. Además, el muchacho parecía que sólo iba a procesar la idea y no pensaba preguntarle más cosas.

No pasaría más de un día antes de que los shinobi de Konoha comenzaran a moverse en dirección a Ame. Y aunque no fuera a ir, le convenía alistarse también, en caso tuviera que huir de la villa.

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Los ojos celestes de Pein se abrieron de golpe. La lluvia que caía incesantemente sobre su villa y los alrededores le alertó de un gran movimiento de cuerpos acercándose a la zona.

—Konoha —susurró lentamente.

Se encaminó con tranquilidad hasta llegar a donde Madara. Llevaba un buen tiempo teniendo dudas sobre las órdenes del Uchiha, parecía que su habilidad para dar golpes estaba viéndose nublada por algo que se negaba a compartir. La molestia de su supuesto líder era notoria, algo del desenlace del último combate no le gustó, y no era simplemente el estado en que quedó: la mención de la desaparición de Sasuke, la forma en que los veía a él y a Konan; esos eran algunos de los detalles que le incomodaban notoriamente.

—Debemos de alistarnos —habló Pein al estar a unos pasos de Madara—. Konoha se está acercando, por su número deben de estar planeando un ataque contra Ame.

—¿En serio? —preguntó el Uchiha seriamente. Maldijo para sus adentros, eso era algo que no esperaba. Muchas cosas no estaban ocurriendo conforme a lo que debían de ocurrir y eso le fastidiaba bastante. Tomó algo de aire, no podía simplemente seguir trazando su plan a como pensaba ocurrirían los eventos, tendría que improvisar—. ¿Por qué no les vas a hacer una visita a su villa? —sugirió Madara formando una sonrisa en su rostro—. Yo puedo encargarme de ellos junto con los shinobi de aquí.

—¿Deseas que destruya Konoha? —inquirió Pein seriamente. Anteriormente Madara siempre había puesto trabas a una medida así, argumentaba que no era el mejor proceder.

—¿Te incomoda? —replicó el Uchiha extrañado—. Tú llevas mucho tiempo deseando atacar, ahora no pienso detenerte.

—Pero el Kyuubi está viniendo hacía acá.

—Eso es de esperarse, pero dudo que yo pueda capturarlo —explicó Madara tratando de mantenerse sereno, necesitaba que Pein no estuviera en escena si quería desestabilizar a los atacantes y sacar provecho—. Konoha se retirará debilitada y volverán a la nada, al no verte aquí se preocuparán.

Pein dudó por unos momentos, al fin tenía abierta la posibilidad de moverse sin tener al Uchiha pisándole los talones o interfiriendo, aunque preferiría enfrentarse al Kyuubi y por fin obtener el último bijuu. Aún así, estaba seguro de que Madara no podría llevarse el premio, incluso alguien como él quedaría en desventaja contra el jinchuriki del Kyuubi y los acompañantes que pudiera traer.

—Le avisaré a Konan —dijo con la intensión de retirarse.

—En realidad —habló Madara para detenerlo—, necesito a Konan aquí —agregó, provocando que Pein volcara nuevamente su atención sobre él—. Si el dios abandona la villa, necesito al ángel para que no se sientan abandonados y continúen peleando.

—Le avisaré —asintió el Akatsuki luego de unos instantes meditándolo.

—¿Cuándo crees que lleguen?

—Menos de doce horas —respondió Pein—. Hace poco pasaron la frontera y un grupo ha comenzado a desplegarse en el perímetro del país junto con unos escuadrones provenientes de Kusa. Hay dos grupos pequeños que también se están acercando, provenientes de Suna y Taki.

—Parece que se están desplegando en serio —comentó Madara interesado. Luego de unos instantes comenzó a reír ligeramente.

—¿Qué ocurre? —cuestionó Pein al ver la actitud del otro shinobi.

—No puedo creerlo —dijo entre risas el Uchiha—, en un par de horas es el aniversario del ataque del Kyuubi a Konoha.

—¿Y eso te parece gracioso?

—Sí —contestó sonriente—. Si quieren volver esta fecha aún más funesta que hace diecinueve años creo que debo de ayudarlos.

x x

Bajo una incesante lluvia el grupo de shinobis de Konoha se detuvo cerca de Amegakure, llevaban un día de camino desde que partieron. En frente de ellos, los altos edificios de concreto ensombrecían las zonas bajas de la villa y las pequeñas casas que ahí se erigían. No pareciera haber mucho movimiento, pero eso podía ser respuesta a el clima y no necesariamente a que la villa ya se encontrara en conocimiento del inminente ataque.

La presencia de dos grupos acercándose, señalaron casi el inicio de la ofensiva. Kankurou apareció con dos escuadrones de shinobis de la arena detrás de él. Por el lado opuesto Akio dirigía un grupo de ninjas de la cascada.

—Ya era hora —habló el mayor de los shinobi de Taki—. Pensé que jamás se decidirían a atacar.

—Recién hemos encontrado un buen momento —asintió Kakashi.

—Como sea. Aunque no somos muchos estamos aquí para ayudar —agregó el hombre. Pese a algunas quejas que soltó la última vez que vio a Kakashi, el hombre estaba agradecido por la ayuda que Konoha prestó a Taki cuando fue atacada por Kumo.

—¿Nos vamos a encargar de los miembros de Akatsuki? —cuestionó Kankurou. Ya antes había tenido sus roces con ese grupo y deseaba un enfrentamiento para arreglar cuentas.

Kakashi explicó rápidamente que era lo que esperaba de las otras dos villas. Tanto Suna como Ame estaban enteradas de que atacarían, pero los pasos exactos a seguir y sus respectivos papeles recién les eran informados. La posible aparición de la invocación de Madara causó cierto malestar entre los shinobis que recién se enteraban de su posible existencia, a ellos les quedaba poco tiempo para memorizar bien cuales serían sus posiciones en los posibles escenarios.

—¿Sólo ustedes siete? —preguntó Akio, refiriéndose a Kakashi, Naruto, Guy, Kumori, Shikamaru, Tenten y Hinata.

—Es lo mejor, considerando que de la nada podemos necesitar un cambio radical en medio del combate —contestó el Hokage—. Sólo les he explicado las variantes con más probabilidad, no hay tiempo para más, los otros han tenido tiempo para asimilar el resto de posibilidades. Los prefiero en algo más directo y cerca de nuestro estratega.

—No hay problema, nosotros podemos encargarnos de los miembros de Akatsuki —aseguró Kankurou, de cierto modo le agradaba la idea de ir a un objetivo importante y no quedarse simplemente a contener shinobis de Ame.

—Si el quinto objetivo no aparece sí —asintió Kakashi—. Esa es una variable que va a traernos problemas de presentarse.

—Nos las arreglaremos —añadió el muchacho posando la mirada sobre su hermana y Shikamaru que se encontraban bastante cerca—. Espero que puedas improvisar algo rápido si eso ocurre —agregó dirigiéndose al muchacho—. Por cierto Temari, aún no te presento a mi aprendiz, deberías de pasar por Suna uno de estos días.

—¿Eres sensei? —cuestionó escéptica la kunoichi.

—No exactamente, aún es muy joven, pero es talentoso e inteligente.

Kakashi se mantuvo serio, por un lado estaba aliviado de que no se sintiera una atmósfera demasiado tensa, eso podría jugar en su contra. Pero él mismo sabía que estaban por avanzar hacía un lugar que podría llevarse varias vidas.

—Sakura —llamó el Hokage—. Mantén a los equipos médicos a una distancia prudencial, no deberíamos de sufrir bajas si conseguimos atender a los heridos a tiempo —pidió. Lo que dijo al menos se aplicaba a la gran mayoría, pero los que se dirigirían a enfrentarse contra Madara podrían acabar muertos incluso con médicos atendiéndolos.

Dio una última mirada al gran grupo de gente que se concentraba detrás de él, con algo de suerte regresarían a casa y no tendrían que volver a preocuparse nunca más por Uchiha Madara o Akatsuki. Notó a Katt mirándolo, por un lado estaba agradecido que no estuviera demasiado cerca, durante todo el camino estuvo repasando la estrategia que tomarían, pero por otro lado le hubiese gustado que ese día no tomara una actitud comprensiva con la situación. El día anterior la pelirroja se quejó, tal y como había supuesto, pero al menos le dio una noticia que realmente lo alivió bastante; Orion se quedaría con Sayuri en Konoha, eso significaba que su hija estaría a salvo.

—¿Hokage-sama? —llamó Kumori, no quería hablar demasiado con Tenten y Guy cerca, pese a que la máscara distorsionaba su voz. Tenía su byakugan activo y podía ver sin dificultad el poderoso chakra de Madara, quieto, dentro de Ame.

Al instante en que Kakashi dio la orden los shinobi se desplegaron contra la villa oculta entre la lluvia. Pese a que fuera un ataque sorpresa, sabían que los primeros contactos con enemigos serían al entrar a la aldea y si no manejaban rápido la situación ahí, les costaría más entrar.

Tal y como el plan había previsto, Ame comenzó a movilizarse de forma errática. Los shinobi de la lluvia iban atacando o reagrupándose, pero la sorpresa hacía difícil que pudieran servir como un contingente real. El clima desagradable al menos estaba facilitándoles el evitar civiles, la mayoría estaban resguardados dentro de sus casas.

Hinata activó su byakugan y vio el chakra de Madara. Parecía estar quieto, dentro del edificio más alto de la villa. Avisó al Hokage, ya tenían una dirección fija a la cual debían de dirigirse.

—Se están juntando —agregó la Hyuuga a los breves instantes. Su visión le permitió apreciar como los shinobi de Ame, que aún permanecían al frente, estaban aglomerándose en una posición mientras avanzaban a darles el encuentro.

—Se están organizando antes de lo previsto —maldijo ligeramente Shikamaru.

—Alguien los está liderando —recalcó Hinata—. Creo que es uno de los miembros de Akatsuki.

—Nosotros nos quedamos a encargarnos de ese —intervino Akio luego de pensarlo por un instante—. ¿Faltan dos más no? Suna tiene más gente, será mejor que ellos los enfrenten en caso se encuentren juntos.

—Es la mujer —informó Hinata luego de concentrarse en ella.

Akio bufó ligeramente, tenía suerte no haber traído a su alumno con él. La mala costumbre de considerar a las kunoichis débiles posiblemente le costaría la vida en una batalla como la que estaban por comenzar.

Kakashi asintió, era momento de que se separaran del resto y avanzaran directamente hacia Madara. Junto con Kankurou y los shinobi que lo acompañaron desde Suna así como el grupo de Konoha que tenía a su mando, el Hokage dobló por una de las calles vacías de Ame y comenzó a abrirse para poder rodear a los shinobi enemigos y llegar, de ser posible, sin ningún encuentro hasta encontrar a Madara o los otros miembros de Akatsuki.

Katt perdió de vista a Kakashi con relativa rapidez, entre las casas y la lluvia no pudo más que ver la dirección que tomó. Cuando regresó su mirada al frente pudo notar una silueta con alas volando por encima del nivel de las casas y seguida por los shinobi de Ame.

—Traten de separarlos un poco —ordenó Kurenai. La kunoichi esperaba poder tomarlos por sorpresa, pero en ese momento se estaba viendo obligada a usar sus jutsus contra gente mucho más alerta de lo que deseaba. Igual caerían, el problema era que entre tantos podían liberarse y sus ilusiones no serían tan efectivas.

—Está retrocediendo —indicó Raidou luego de haber avanzado tratando de seguir las indicaciones de Kurenai. No le gustaba en absoluto tener a uno de los miembros de Akatsuki dirigiendo a los shinobi de Ame contra ellos.

—La mujer debe de pelear a distancia, va a ser difícil que lleguemos a ella sino disminuimos a sus aliados —resaltó Akio—. Esperemos poder mantener la ventaja —agregó viendo como Konan se mezclaba entre los ninjas de Ame dificultando cualquier ataque en su contra.

No más de unos segundos después de iniciado el enfrentamiento entre Ame y Konoha, los intercambios de ataques complicaban la situación para los shinobi que acostumbraban atacar en área a sus enemigos. Muchos de los ninjutsus se volvían un arma de doble filo, que dejaban heridos tanto a aliados como a enemigos. El problema era que al parecer los shinobi de Ame atacaban igualmente.

Anko envolvió a un shinobi extendiendo un grupo de serpientes desde su brazo. Lo tenía apresado y listo para sacarlo de la pelea de forma permanente, pero su oído le advirtió de una presencia detrás de ella. Se giró velozmente, y a unos cuantos pasos vio el fin de una secuencia de sellos de un ninja de la lluvia.

Las gotas de agua que aún caían del cielo y que estaban rodeando al shinobi se detuvieron , avanzando de inmediato como proyectiles con dirección a la kunoichi y por el área del jutsu también al ninja que había capturado. Anko liberó al shinobi de Ame que tenía bajo control y utilizó sus serpientes como un escudo.

—¿¡Qué demonios les pasa a estos!? —gritó indignada la kunoichi al ver al shinobi que tenía apresado segundos atrás levantándose con dificultad a causa del jutsu de su compañero.

—Parecen fanáticos —resaltó Kotetsu. Estaba espalda con espalda con su fiel compañero en una zona cercana a la de Anko luego de escuchar las quejas de la mujer entre el choque metálico de las armas—. No parece importarles mucho si matan a un compañero tratando de atacarnos.

—Entonces vamos a tener que matarlos, dudo que se retiren hasta que estén muertos —añadió Izumo repeliendo un kunai que venía desde un costado con dirección a Kotetsu.

—¡Quietos! —gritó Temari dirigiéndose a los dos ninjas de Konoha cuando dio un salto a un techo cercano y movió con fuerza su abanico.

Un tornado pequeño rodeó a la pareja de shinobis protegiéndolos de un ninjutsu de agua que se dirigía directamente contra ellos. El viento en espiral arrastró el líquido quitando por completo la potencia del ataque, permitiendo que los dos ninjas devolvieran el ataque al instante en que el viento dejó de girar.

Akio estaba bastante fastidiado con la situación. Sus jutsus podía acabar con varios de los jovencitos estúpidos que lo estaban atacando, el problema era que si se mezclaba con el agua que empapaba las calles, comenzaría a afectar a sus aliados también y por el momento, aunque avanzaban lento, tenía aún la ventaja.

Por otro lado Katt se encontraba maldiciendo ligeramente. No podía utilizar jutsus demasiado grandes sin terminar reventando a algún aliado y las acumulaciones de fuego más pequeñas no estaban siendo muy efectivas gracias a la humedad del ambiente que la obligaba a usar más chakra de lo usual para mantener los ataques.

—Mejor deja eso —aconsejó Genma saltando a su lado—. El agua y el fuego no se llevan bien y quien sabe si en un rato más tengas que gastar chakra en serio para hacer jutsus.

—¿Realmente crees que aparezca? —pregunto ella sacando un par de kunais.

—Espero que no, pero si lo hace vamos a tener problemas.

—Kakashi y los otros todavía no se han encontrado con Madara.

—¿Cómo sabes? Es un Uchiha podría terminar siendo una batalla con genjutsus.

—Naruto está con ellos, ya habríamos sentido algo —respondió con seguridad. Genjutsus o no, dudaba que Naruto no lograra hacer algo llamativo antes de caer bajo una ilusión.

Kurenai se mantuvo atenta, con la cantidad de shinobis peleando era complicado poder dirigir cada detalle de lo que ocurría, pero por suerte los ninja de Konoha estaban desenvolviéndose acorde a lo que se había planeado con anterioridad. Dirigió la mirada a un grupo de Ame que parecía estar separándose de la caótica masa, sonrió un poco eso era lo que estaba deseando.

—Van hacia los escuadrones médicos —susurró para ella misma antes de dar un salto para tener una mejor visibilidad del grupo.

Diez shinobis tratando de acercarse por uno de los flancos del grupo que Sakura estaba dirigiendo para atender a los heridos. Aún no había muchas víctimas y ninguno de los médicos era tan inútil como para no poder defenderse, pero aún así las órdenes eran claras y ellos debían de evitar entrar en combate.

Avanzando directamente hacía los médicos cortó camino para interponerse. Al tenerlos en frente y hacer contacto visual con ellos inició la ilusión. Sus ojos rojos siempre captaban la atención antes que el resto de su cuerpo y eso provocó, como era costumbre para ella, que los enemigos cayeran rápidamente en su técnica y dejaran de avanzar e incluso moverse.

x x

El grupo dirigido por el Hokage avanzó, con ayuda de su chakra, sobre las paredes de un edificio y ya estaban cerca de llegar a su objetivo. Según Hinata el Uchiha se encontraba en la cima, quieto, a pesar de estar viendo el combate que se estaba llevando a cabo.

—¿Y los otros miembros de Akatsuki? —preguntó Shikamaru preocupado. Para ese momento se encontraba junto con la Hyuuga y Tenten al fondo del grupo; ninguno de ellos debía de estar en el grupo que daría la cara primero ante el Uchiha.

—No los he podido ver —contestó Hinata igualmente preocupada. Pese a que había buscado, no podía localizarlos en el rango de visión de su byakugan.

Kakashi fue el primero en llegar, ya llevaba su sharingan descubierto y pudo ver al Madara de pie en el techo del edificio. El Uchiha parecía estar mirando la pelea que ocurría entre Konoha y Ame sin mucho interés y al sentirlos llegar se giró satisfecho, como si los hubiera estado esperando impaciente.

Los shinobi de Suna se mantuvieron junto a Kankurou, no se suponía que estaban ahí para pelear contra Madara, su labor eran los miembros de Akatsuki que faltaban. Al un lado de Kakashi se colocó Kumori, se había estado preparando para ese reencuentro por mucho tiempo. Una presencia familiar hizo que notara a Guy unos pasos detrás de él, eran algo extraño tener a su sensei y a su compañera tan cerca y que ninguno supiera que él estaba ahí. Naruto se colocó al otro lado del Hokage, estaba impaciente y sentía como su sangre hervía, quería que acabara todo y para eso Madara debía de desaparecer.

Tenten se colocó en frente de Hinata, su labor era protegerla para anular la habilidad que fue causante de la muerte de sus compañeros y eso haría. Junto con las dos kunoichis Shikamaru observó a Madara con desconfianza, esperaba verlo nervioso o preocupado, pero el lenguaje corporal que veía indicaba que estaba sumamente confiado.

—No tengo idea porque pensé que siendo Hokage te verías diferente —comentó Madara al posar la vista en Kakashi—. Sigues usando la misma ropa que el resto.

Naruto no esperó, no fue capaz de contenerse al ver a su enemigo observando todo el caos que estaba ocurriendo de forma tan tranquila y formó un rasengan en su mano lanzándose directamente contra el Uchiha. Madara sonrió con superioridad y dejó que el ataque lo atravesara al último instante, provocando que el rasengan golpeara contra el suelo de la estructura y una parte de la construcción se desprendiera hasta caer al suelo.

—Espero que los que vivían abajo hayan evacuado, sino puedes comenzar a lamentarte por las vidas de algunos pueblerinos —comentó Madara con una falsa expresión de lástima—. Esto es tan interesante, justo han venido en una fecha especial —añadió sonriendo ampliamente—. Creo que en esta ocasión planean que acabe contigo —prosiguió, activando su mangekyou sharingan y mirando a Naruto.

El rubio estaba a punto de lanzarse en su contra nuevamente, pero un dolor muy agudo desde su interior sólo le permitió dejar escapar un grito. Podía sentirlo, el zorro de nueve colas se retorcía en su interior tratando de salir, tratando de tomar el control y enfrentarse a Madara.

—¿Y tú qué haces vivo? —cuestionó sorprendido al notar a Guy, ignorando al muchacho que se retorcía en el suelo detrás de él, esa era una de los desagradables cambios que no le estaban gustando—. Se supone que Kisame se mató contigo.

Guy ignoró el comentario y se mantuvo serio. Lo principal era no caer en provocaciones de Madara y él no pensaba dar un mal ejemplo aunque en su interior estaba muriendo por eliminar al asesino de sus dos alumnos.

—¿Dónde están los otros? —preguntó Kakashi. Al parecer Madara se sorprendió de ver a Guy y por su forma de expresarse muy posiblemente asumió que Kisame estaba muerto, eso quería decir que nunca volvió con él luego del último ataque. El Hokage quería mantener la atención del Uchiha lejos de su alumno, no esperaba que Naruto reaccionara tan impulsivamente justo en esa ocasión y para hacerlo peor, el chakra del Kyuubi estaba tratando de liberarse.

—Bueno, Konan está por allá abajo guiando a los fieles seguidores de Pein —contestó pensativo—. ¡Oh! Creo que me preguntas por Pein, con tantos cuerpos es casi una multitud —añadió alegremente, notando como Hinata parecía estar buscándolo—. Sé que algunos Hyuuga tienen muy buena visión, pero lamento informarles que Pein partió hace varias horas cuando los sintió, dudo que la pequeña pueda ver a un país de distancia —habló burlonamente el Uchiha—. No es justo que sólo ustedes se diviertan, los que quedaron en Konoha también merecen una pelea.

Las palabras de Madara causaron el efecto que el shinobi había previsto, pese a tener en frente un grupo entrenado pudo notar, con satisfacción, la preocupación en sus rostros. Una kunoichi en el fondo del grupo captó su atención, ella a diferencia del resto parecía estar más afectada por la noticia a la vez que sus ojos no dejaban de mirar al rubio que aún seguía peleando con la criatura en su interior.

—Una Hyuuga —habló el Uchiha con sorna—. Pudieron hacerlo mejor, esa niña está muerta de miedo, jamás lograría ponerme un dedo encima.

Tenten tomó una posición más agresiva al ver que la atención del enemigo ya se encontraba sobre Hinata. Pudo ver como Madara la observó a ella también y dibujo una sonrisa burlona, era obvio que la recordaba de la batalla anterior y que no había variado en más mínimo su opinión sobre ella.

x x

—¡Quédate quieto! —gritó Naruto. Ya no estaba seguro cuanto tiempo había estado tratando de contener al zorro de las nueve colas.

El rubio era consiente que el lugar el que se encontraba el tiempo transcurría de forma distinta. Las metálicas rejas gigantes que se mantenían cerradas gracias a un pequeño sello de papel se encontraban frente a él. Desde dentro el chakra del Kyuubi trataba de envolverlo en contra de su voluntad.

—¡Te he dicho que pares zorro estúpido! —insistió con desesperación el muchacho. No quería volver a usar el chakra del Kyuubi, demasiada gente había sido dañada cuando él perdió el control en ocasiones anteriores y no pensaba ceder en esa ocasión.

—No eres capaz de derrotarlo —habló por fin el Kyuubi—. No pienso dejar que nos mates.

—No te necesito.

—¿Crees que tienes el nivel para enfrentarte a Uchiha Madara? —bufó con desprecio el gran zorro, acercando sus ojos rojos a la reja que lo contenía—. Abre el sello y te aseguro que no sobrevivirá.

—Ya te lo dije. ¡No te necesito! —repitió Naruto tratando de concentrarse para lograr salir de ese lugar y calmar su chakra. Pero sus intentos eran inútiles, el chakra rojizo seguía tratando de rodearlo y aunque el Kyuubi aún se mantenía bajo control era incapaz de moldear chakra si se viera en la necesidad de hacerlo.

Los ojos del Kyuubi se abrieron de golpe y liberó al muchacho, permitiéndole regresar a tomar control sobre su cuerpo. Al instante en que Naruto notó que el dolor había cesado, pese a que podía seguir sintiéndose envuelto por el Kyuubi, vio como una ola de armas y el avance de Kakashi y Guy obligaron a Madara a moverse.

Con algo de dificultad Naruto consiguió salir del área de un jutsu usado por el Uchiha para repeler los ataques. El zorro no se había rendido, simplemente no quería acabar muerto y menos a causa de un enfrentamiento con el dueño de su contenedor.

—¡Naruto! —llamó Shikamaru al notar que su amigo estaba nuevamente con ellos.

El rubio estaba listo para retomar el ataque contra Madara, aunque fuera necesario hacerlo a golpes sin utilizar su chakra, pero cuando decidió como acercarse vio sangre brotar de la mano de Madara. La herida fue provocada por un simple kunai clavado en la palma del Uchiha, el hombre sonreía divertido mientras la sangre goteaba lentamente.

Kakashi cruzó miradas con Guy, algo no estaba bien. El Uchiha había evitado todo menos ese kunai y por la trayectoria estaba seguro de que pudo haberlo esquivado si hubiera querido.

—Ya que insisten —comentó Madara viendo la sangre y luego juntando sus manos.

—¡Cuidado! —gritó Kakashi al reconocer una secuencia de sellos que fue realizada por Madara.

El cuerpo de Madara desapareció entre el humo que apareció ocasionado por el jutsu de invocación. Un par de ojos dorados resaltaron inmediatamente, seguidos por un conjunto de escamas rojas.

El edificio en el que estaban comenzó a ceder casi de inmediato, el peso de la criatura que acababa de aparecer era demasiado para la estructura. Con un fuerte movimiento de sus alas el dragón de color carmesí elevó vuelo y presionó aún más la ya inestable estructura.

Los shinobi observaron al dragón mientras sentían como el suelo bajo sus pies comenzaba a desaparecer. Era inmenso, más de lo que habían previsto, su cuerpo era visiblemente musculoso y acorazado debajo de unas escamas color sangre. Un potente rugido ocasionó que cada vidrio cercano a la criatura se partiera en pedazos.

—¡Muévanse! —indicó Guy al ver como la inmensa cola golpeó fuertemente el edificio, provocando que su destrucción se acelerara notablemente.

La distancia hasta el suelo era notoria y la construcción sobresalía sobre el resto. No había edificios adyacentes en los cuales impulsarse para controlar el descenso. Kakashi, al igual que Guy, tomaron control de sus cuerpos impulsándose continuamente con los restos del edificio mientras caían.

Algunos de los shinobi de Suna sufrieron el embate de la cola del animal casi directamente y los bloques de cemento los golpearon de inmediato. Kankurou utilizó sus habilidades para mantenerse sobre un trozo del edificio y hacerlo girar de modo que el resto de los pedazos no lo golpearan a él directamente.

La atención de Neji estaba centrada en su prima, antigua compañera de equipo y Shikamaru. Ellos habían estado un tanto más alejados, pero igualmente tendrían que improvisar un método para no morir con la caída o los restos que podían golpearlos. Notó el chakra de Madara esperando en el suelo a unos metros del caos que chocaría el suelo en segundos. Maldijo ligeramente, posiblemente en cuanto tocaran tierra comenzaría a atacarlos, pero al menos el dragón parecía tener la intención de quedarse en los aires por el momento.

Tenten tomó uno de sus pergaminos, no había sobrevivido para simplemente acabar muerta por un derrumbe. Fijo su vista en los restos que caían cerca de ella, Hinata y Shikamaru, tenía que dispersarlos lo suficiente para que dejaran de chocar entre ellos, pero a la vez a una distancia en la que pudieran ser usados para impulsarse contra alguna otra construcción cuando estuvieran más cerca al suelo.

Las explosiones y diversos métodos para no quedar aplastados fueron observados por Madara desde el suelo. Le parecía gracioso, en especial por Naruto que hasta el momento simplemente había estado golpeando cualquier cosa que pudiera aplastarlo.

—¿Y así planea vencerme? —río divertido por la escena.

El Uchiha ladeó ligeramente la cabeza y sonrió satisfecho con la escena que veía. Acumuló su chakra, dejando que la energía oscura lo rodeara completamente mientras fijaba la mirada sobre el rubio.

Los dos Hyuuga presentes se petrificaron por un momento mientras intentaban buscar la forma adecuada de detener sus respectivas caídas, jamás en sus vidas habían visto un chakra tan siniestro ni poderoso. Hinata trató de advertirle al rubio llamándolo, pero en medio del aire ninguno pudo hacer nada para evitar el golpe directo en contra de Naruto que lo envolvió en un chakra oscuro por completo. El ataque de Madara avanzó sin soltar a su víctima y terminó por golpear los restos de una casa cercana.

―Feliz cumpleaños ―soltó Madara de forma burlona y con un aire de victoria ante la mirada del resto de shinobis―. Fue una tontería que vinieran, prefiero sacrificar al Kyuubi a que siga corriendo libre interfiriendo. No crean que sobrevivirá, Itachi no aguantó mucho y a él no logré golpearlo de forma directa.

x x

La gran silueta del dragón resaltó a la distancia. A pesar de la oscuridad la poca luz que emanaba de Ame o la luna, eran reflejadas en las escamas rojizas del gran cuerpo de la criatura. E incluso quienes no pudieran apreciarlo visualmente, su potente rugido viajó a varios kilómetros de distancia, advirtiendo de su presencia.

Ocultos entre los árboles, dos shinobi portando las bandanas de la villa oculta entre las rocas acababan de emerger momentos antes desde la tierra. Eran un hombre de gran tamaño de contextura regordeta con apariencia relajada y gran nariz, su acompañante era una mujer joven de cabello corto oscuro y una expresión vivaz.

—Eso es una invocación gigante —comentó con algo de sorpresa la chica—. Quizás deberíamos acercarnos un poco más.

—No, el Tsuchikage nos ordenó sólo observar —se negó el shinobi sin dejar de observar, también sorprendido, la aparición del dragón—. Tenemos surte de que se hayan movilizado por la zona opuesta a la nuestra, si pasaban cerca nos hubieran sentido —agregó tranquilizándose un poco.

—Pero llevamos haciendo eso por días, no esperábamos un ataque a la villa, esto debería de ser suficiente para acercarnos —reclamó la joven, tratando de no verse demasiado entusiasmada por el combate que ocurría a distancia, llevaba demasiados días como observadora—. Mira Akatsuchi, es una buena oportunidad para tener confirmación visual de que Uchiha Madara realmente se encuentra en Ame.

—No lo sé, no creo que la necesitemos, con ese dragón debe de bastar —opinó Akatsuchi.

—Eres un aburrido —se quejó ella, regresando la mirada a lo que parecía ser el inicio de un gran combate.

x x

Estaba a medio camino de su destino, abandonó Amegakure minutos después de que Madara le encargara ir a Konoha y como esperaba la ruta no fue completamente tranquila. Un grupo de los ninjas de Konoha y Kusa que había detectado anteriormente trataron de interceptarlo, pero no pudieron hacer mucho para contenerlo. Para esos momentos la pelea contra Madara ya debía de haber comenzado, y aunque Konoha saliera triunfadora, no habría manera de que consiguieran llegar antes que él a la villa oculta entre las hojas.

La sensación de no encontrarse solo lo detuvo, ya se encontraba en el territorio del país del fuego así que encontrar enemigos no era una sorpresa. Observó por unos instantes a la vez que sus otros cinco cuerpos se acercaban más al principal.

—Está consiente, Pein-sama, de que el escuadrón que aniquiló es una buena pista de que algo ingresó al país del fuego ¿no? —interrogó una voz familiar proveniente de la copa de un árbol.

—Ahí estabas —dio como respuesta el líder de Akatsuki, elevando la mirada hasta localizar al dueño de la voz que se dirigía a él.

—Terminé mi trabajo como médico, no pensé que pudieran desear algo más de mis servicios o que desearan un aviso de que me marchaba —contestó Kabuto saltando al suelo y acomodándose los lentes—. Pero creo que este es un buen momento para pedir algo para mí.

Pein observó impasible al joven médico y una extraña transformación que estaba teniendo. Los ojos oscuros de Kabuto comenzaron a aclararse hasta llegar a un tono dorado, su piel se torno blanca a la vez que sus cabellos se volvieron negros y largos.

—Orochimaru... —habló Pein al reconocer la figura que tenía en frente.

—Como te dije, quiero algo por los servicios que presté a Madara —continuó el sannin sonriéndole—. No puedo creer que hayas venido completamente solo, pensé que me sería difícil separarte del Uchiha.

—¿Qué quieres? —cuestionó el Akatsuki de forma seria.

—Los ocho bijuu que tienen, sé que eres tú quien puede invocar el contenedor.

—¿Planeas pelear en mi contra?

—¿Por qué no? esta es una oportunidad única, llevo mucho tiempo esperando —contestó Orochimaru de forma confiada—. Pero no te preocupes, no vas a aburrirte peleando solo contra mí... —añadió formando con velocidad una sucesión de sellos. De la tierra en frente del sannin dos sarcófagos se elevaron con velocidad.

Pein reconoció la técnica 'Edo Tensei', no le sorprendió demasiado viniendo de Orochimaru. Pero lo que si logró dejar de mantenerlo completamente inmutable fue el ver los dos cuerpos que volvían temporalmente a la vida.

—Creo que ya hemos estado en esta situación —habló Orochimaru sonriendo con confianza—, sólo que ellos dos estaban vivos y tú eras una niño asustado.

Hace unos días subí unas imágenes nuevas de Sayuri-chan en mi cuenta de DeviantArt y el primer intento de Orion molestando a Katt (Son de esas cosas que dibujé en algún momento en una clase, nada espectacular)

Opinión sobre el manga, hasta el 485 al menos. Siempre que creo que Kishimoto no puede hacer que Sakura me caiga peor, me sorprende consiguiéndolo, si leen el manga asumo que captan a que viene mi malestar con ella. En estos momentos encabeza mi lista de personajes que menos me gustan. El detalle de Karin de chica en el examen chunin me hubiera gustado si es que al revisar esos capítulos hubiera alguna chica como Karin entre los extras (Sino, simplemente es una excusa forzada, pudo haber trabajado mil cosas más para Karin y Sasuke, pero tuvo que hacer otra cosa salida de la nada)

Yo predigo un Madara VS Naruto en el manga pronto. Sasuke se supone anda débil a comparación de Naruto en estos momentos, luego de haber peleado contra Danzou, y dudo que al Uchiha mayor le caiga bien perder a Sasuke a manos del niño del Kyuubi.

Comentarios, predicciones, opiniones y quejas son siempre bien recibidos.

A finales de abril cumplo tres años con este fic... recuerdo que al cumplir el segundo pensé que lo acabaría para Noviembre... a paso de 1 capítulo por semana si lo hubiera logrado, quizás incluso a dos por semana, pero estos últimos realmente me he demorado en subirlos.

En el capítulo final les pondré con que rango acabaron los personajes o si están vivos o muertos. Que por ejemplo alguno se le puede pasar que Kotetsu e Izumo los ascendí durante la subida de rangos que hizo Tsunade (Por eso andan por aquí y no en la puerta)

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