Capítulo 89: Pequeño lirio del campo
La quinta Hokage acababa de regresar a su oficina luego de la ceremonia en memoria de quienes murieron en el reciente ataque. Shizune se quedó atrás para comunicarle a Kakashi que la quinta deseaba verlo en la noche, necesitaba hablar con el jonin y los lugares usuales podían tener oídos no deseables escuchando o en todo caso generar sospechas.
—¿Le avisaste? —preguntó la rubia, una hora después, cuando su asistente ingresó a la oficina.
—Sí —asintió, tomando asiento cerca.
La asistente de la Hokage ya tenía cinco meses de embarazo, pero su barriga era bastante más prominente de lo que usualmente debería de notarse en una mujer con ese tiempo. Tsunade estaba consiente de que era a causa de la contextura de ella, una mujer tan esbelta no tenía mucho espacio para que un bebé se desarrollara de forma discreta. A pesar de esto a la quinta le costaba trabajo no mandarla a reposar, pese a que con cinco meses y un embarazo sin riesgos eso no era necesario. Y lo hubiera hecho, de no ser por la situación tensa en la que se encontraba la villa.
—Bien. Ahora quiero revisar los informes que emitiste respecto al cuerpo de Pein que capturó Jiraiya —prosiguió con interés la Hokage tomando unos papeles—. Según esto, las incrustaciones que tenía en todo el cuerpo eran receptores de chakra.
—Sí —afirmó la mujer—. En un principio no encontramos motivo para que los tuviera, pero los lugares en los que estaban colocados atravesaban el sistema de chakra del cuerpo, por lo que descartamos que se trataran de mera decoración —explicó seriamente—. Minutos antes de que iniciara el ataque de Kiri y Akatsuki, el médico de guardia notó que uno de los medidores de chakra, que se encontraba en la habitación del cuerpo, comenzó a funcionar.
—Entonces reaccionó ante la cercanía de los otros cuerpos...
—Probablemente, pero no llegó a tener ningún otro tipo de reacción.
—Según Fukusaku eran seis cuerpos —recalcó la quinta sumamente pensativa, recordando la charla que tuvo meses antes con la rana—. En el ataque estaban completos pese a que no todos entraron en combate directo.
—El cuerpo que he estado investigando era el que se suponía realizaba las invocaciones...
—Pero durante el ataque las criaturas que se centraron en la muralla eran invocaciones... con los ojos del Rinnegan —completó Tsunade cruzándose de brazos y elevando ligeramente la vista—. Yo me enfrenté a tres de los cuerpos con ayuda de Kakashi y Tenzou, eso nos deja dos de los cuales desconocemos sus capacidades. Sin contar el hecho de que Pein parece poder reemplazar sus cuerpos.
—Al menos parece que las habilidades se mantienen igual —añadió Shizune.
—El mensaje que fue descifrado... no tenía mucho sentido hasta antes del ataque, pero ahora.
—El real no está ahí... —pronunció la kunoichi más joven, haciendo memoria sobre el mensaje que fue decodificado con anterioridad.
—Eso quiere decir que nos enfrentamos a un ninja que probablemente pueda regresar cuantas veces desee aunque destruyamos los cuerpos —recalcó, posando la mirada sobre su asistente—. En estos momentos no podemos centrarnos en él específicamente, pero tarde o temprano tendremos que buscar una manera de localizar al real.
—Muchos de los miembros de Akatsuki a los que Konoha se ha enfrentado han tenido habilidades únicas, pero este en especial...
—Él no es quien me preocupa más —intervino Tsunade cerrando los ojos y captando aún más la atención de Shizune—. El ataque a los Hyuuga y el hombre que estuvo ahí son el principal problema. Asesinó a un clan poderoso, aparentemente sin resistencia de nadie excepto de Hiashi, y su descripción encaja con el hombre que se refugió detrás de Pein momentos antes de que huyeran... su habilidad para evitar el Mokuton de Tenzou no fue algo llamativo, lo que me preocupa es que sus movimientos fueron por reflejo, como si supiera los límites de flexibilidad del jutsu.
—Aún no se ha avanzado mucho con la autopsia de Hiashi —mencionó la menor de las mujeres—. En realidad... como autopsia sí, pero no ha develado ninguna razón de la forma tan extraña en la que murió.
—¿Neji no ha descubierto nada? Sé que ha estado yendo todos los días sin falta a ayudar con ese tema.
—Sólo nos ha podido confirmar el estado de su sistema de chakra. Una parte de él fue bloqueado internamente y otra exteriormente. Pero comparándolo con el estado de los otros miembros del clan Neji piensa que puede que el bloqueo interno haya sido provocado para no caer en algún genjutsu, pero el externo no tiene ninguna explicación.
—Eso únicamente soluciona el cómo murió, no el por qué sucedió así —añadió la Hokage dejando escapar un leve suspiro de cansancio. Estaba cansada de todo lo que estaba ocurriendo, demasiados misterios a la vez, sin contar los movimientos internos realizados por Danzou de los cuales debía de estar alerta.
—Tsunade-sama —llamó Shizune luego de unos minutos—. ¿Ya ha podido comunicarse con el Mizukage? —preguntó preocupada.
—No, sabes que serías la primera en enterarte —respondió, sonriendo ligeramente—. No ha habido ningún tipo de respuesta y tanto el señor feudal como el consejo están insistiendo en que mañana tome mi decisión sobre como procederá Konoha... y sin alguna respuesta de Kiri, no hay muchos caminos que pueda tomar. Además, los interrogatorios de Ibiki no han dado tan buenos resultados, ninguno de los capturados tenía información que realmente fuera útil, únicamente lo relacionado a su función durante el ataque —prosiguió apretando ligeramente los puños—. Lo único útil de alguna manera no me sirve para poder seguir tratando de comunicarme con el Mizukage, todos los shinobi de Kiri recibieron sus órdenes directamente de él.
—Entonces... —susurró la médico ninja bajando la mirada.
—Habrá una guerra —completó Tsunade fijando la mirada en Shizune—. No podría haber habido peor momento que este... —agregó, refiriéndose al conflicto con Akatsuki tanto como la suma del último Uchiha al grupo, la pérdida de Ame como aliado ahora que se encontraba en manos de Pein, el repentino ataque de Kiri y los roces con el Raikage por el ataque a su hermano. Pero también lo consideraba un pésimo momento de forma personal, Shizune había estado junto a ella por años y no quería que tuviera a su hijo en la mitad de lo que muy probablemente sería el inicio de una cuarta guerra.
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Unas horas después de la ceremonia, durante el almuerzo, ambos hermanos del Kazekage se encontraban comiendo en silencio. Temari se juntó con Kankurou luego de unas dos horas en las que, al parecer, continuó discutiendo con Shikamaru sobre la actitud que estaba tomando con Kurenai y Tsubaki.
Usualmente las comidas no eran tan silenciosas para ellos cuando estaban juntos. El titiritero tendía a amenizar un poco los momentos silenciosos, pero en esa ocasión no lo estaba haciendo, simplemente le lanzaba miradas periódicas a su hermana mayor sin decir una palabra.
—¿Quieres preguntar algo? —cuestionó la kunoichi incómoda, elevando un poco la voz.
—Bueno, ya que lo preguntas, sí —contestó Kankurou, dibujando una sonrisa en su rostro—. ¿Qué ocurrió con el Nara?
—Nada nuevo, es un idiota.
—Que extraño, no sé por qué tenía la errónea impresión de que era un genio —comentó el muchacho ligeramente pensativo—. No esperaba que un idiota te hubiera derrotado en el examen chunin —agregó, dirigiendo la mirada a su hermana en caso hubiera algún tipo de represalia por el comentario.
—Eso —señaló fuertemente—, fue hace muchos años.
—No puedes culparlo —intervino nuevamente Kankurou ya un poco más serio—. Su sensei se murió en sus brazos y ahora está tratando de hacer lo que cree correcto... por más que esté exagerando.
—Por eso digo que es un idiota, no comprende la diferencia entre lo que debería de hacer y lo que está haciendo.
—Sino me equivoco él ha tenido suerte con su familia. No ha perdido a ninguno de sus padres y hasta donde sé no tiene hermanos que hayan muerto —indagó, ganando la atención de su hermana que simplemente asintió para confirmar—. Entonces lo que le ocurre es sencillo, simplemente no ha sabido manejar bien la pérdida de su sensei. Quizás ya aceptó y afrontó el hecho, pero no sabe manejar las consecuencias y responsabilidades que ganó.
—Eso ya lo sé.
—¿Entonces?
—Que tenga un motivo no justifica que esté haciendo las cosas mal.
—Deberías de seguir hablando con él, aunque digas que es un idiota si llega a ver tu punto posiblemente lo arregle —opinó el titiritero.
—No he tenido mucho tiempo para eso, no hemos venido de visita.
—Hablando de eso... —intervino luego de observar la zona por unos instantes—. Esto va a terminar en una guerra y siendo aliados de Konoha obviamente Suna entrará, ya ha pasado más de una semana y aún no se ha tenido respuesta de Kiri, es cuestión de días antes de que se vuelva oficial.
—Esto va a ser un tanto complicado —asintió Temari, con una expresión seria y calmada, muy diferente a la que tenía mientras tocaba el tema de Shikamaru—. Ame se encuentra entre nuestras naciones y por la información que hay, está controlada por Akatsuki, pero quienes atacaron fueron Kiri.
—El Mizukage era el que parecía menos peligroso durante la reunión... supongo que la próxima vez hay que tener los ojos puestos en los de su tipo —señaló Kankurou, dejando escapar un pequeño bufido.
—Tsunade-sama probablemente envíe algún jonin a Suna durante el periodo que dure el conflicto como enlace —razonó la rubia—. Alguien debería de quedarse aquí, no hay necesidad de perder el tiempo regresando todos y luego enviando solo a alguien.
—Eso es cierto —afirmó, posando la mirada en su hermana—. Quédate tú.
—¿Qué? —cuestionó extrañada—. No puedo quedarme aquí, tengo mucho trabajo en Suna, además Gaara va a necesitar todo el apoyo posible ahora que este problema se desate.
—Pero estarías quedándote para hacer dos cosas —señaló—. Hacer de enlace, que ya lo has hecho antes, y arreglar tus problemas personales.
—No seas ridículo. Quien sabe cuanto tiempo dure esto y no pienso abandonar a Gaara —respondió la kunoichi, pero no terminó de decir lo que deseaba ya que una ligera risa de su hermano la detuvo.
—Dentro de poco vas a terminar mirando nubes —expresó con una sonrisa en el rostro—. No imites al Nara, Gaara puede cuidarse solo y en caso necesite ayuda todavía me tendría a mí —explicó, provocando que su hermana desviara la vista ligeramente molesta por la comparación—. Aunque no tuvieras ningún problema personal por aquí —recalcó para ganar nuevamente la atención de ella—, alguno de nosotros seríamos las mejores opciones para hacerlo. Hemos trabajado cerca a Gaara desde que se volvió Kazekage, pero no hemos salido de la vida activa como ninja.
—Aún así, es una decisión que Gaara debería tomar.
—Tú fuiste la que dijo que lo ideal era que alguien se quedara y espero que no te hayas estado refiriendo al secretario que dejaste con la Hokage —reclamó el joven—. Mira, quédate aquí hasta que yo converse con Gaara, si él no está de acuerdo enviará a alguien más, pero si llegase a ocurrir otra cosa al menos estarías tú aquí.
—Si tú hablas con Gaara obviamente voy a terminar quedándome aquí —pronunció Temari negando ligeramente con la cabeza. Pese a eso no trató de continuar argumentando, era cierto que alguno de ellos era la mejor opción, ella en especial.
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Al anochecer, Katt y Kakashi ya estaban cerca de Konoha. Durante el camino de regreso no pronunciaron palabra. En cuanto el jutsu que proyectaba la imagen desapareció comenzaron el regreso a la villa luego de que el jonin se asegurara de que el mensaje no pudiera ser visto nuevamente.
La kunoichi no se sentía muy bien, estaba cansada y un tanto preocupada de tener a su esposo más callado que de costumbre. El embarazo no parecía combinar muy bien con el pequeño viaje que estaba realizando, tenía dos meses, pero se fatigaba con mayor facilidad.
A menos de una hora de Konoha Katt se detuvo, provocando que Kakashi la imitara inmediatamente al notar que ya no estaba avanzando. De un salto retrocedió hasta colocarse al costado de ella.
—¿Estás bien?
—Sí... —contestó abandonando la rama en la que se encontraban, seguida por él—. Solo estoy un poco cansada.
—No ha sido un viaje muy largo.
—Ya lo sé, pero aunque todavía no se note llevo carga extra —comentó mirándolo no muy contenta.
—Quizás es por la falta de ejercicio, últimamente no has estado moviéndote mucho —acotó sonriendo ligeramente.
—Aunque estoy bien, tampoco puedo entrenar como si no estuviera embarazada.
—¿Quieres que vaya a Konoha a traerte algo? —preguntó sonriendo aún más.
—¿Vas a dejarme abandonada en la mitad del bosque? —inquirió sentándose contra un árbol.
—Supongo que no, pero inicialmente tú querías venir sola. Que bueno que no lo hiciste, no aguantas el viaje.
—¡Ahí no estaba embarazada! —se quejó al escucharlo y ver como se sentaba a su costado—. Sabes, deberías de ser más atento —expresó luego de unos minutos de silencio, simplemente provocando que él girara ligeramente la cabeza con la expresión perdida de costumbre—. No te costaría mucho al menos aparentar —agregó.
—Sí, supongo que puedo ser más atento.
Ella se acomodó contra él, inclinándose ligeramente para poder apoyar la cabeza en su hombro. El bosque se encontraba tranquilo, con los últimos rayos del sol colándose por entre las hojas. Katt sonrió, llevaba mucho tiempo tras los muros de Konoha sin poder salir e incluso cuando aún lo hacía no se detenía de forma tan tranquila.
—Kakashi... —llamó cuando las estrellas eran las que iluminaban tenuemente el bosque—. ¿Qué planeas hacer? —preguntó e inmediatamente continuó antes de que tuviera que corregirse—. Con lo que vimos.
—Entrenar —contestó luego de reír ligeramente por la aclaración oportuna—. No hay mucho que se pueda hacer al respecto, esto desencadenará en una guerra, simplemente hay que tratar de que acabe rápido y con la menor cantidad de bajas posibles.
—El sexto Hokage...
—Aún no hay candidato —interrumpió, sin dejar que ella continuara hablando—. De cualquier forma, el Hokage es simplemente el líder, la verdadera fuerza de Konoha es el conjunto de shinobis.
—Pero... —murmuró recordando que ese tema era el que parecía preocuparle más a la mujer que vio horas antes. En cada uno de sus encuentros el sexto Hokage había sido un punto importante. Ella sabía que Kakashi sería nombrado, pero él simplemente no deseaba serlo, eso podría ser un problema 'Un evento muy importante es el nombramiento del sexto Hokage... tú sabes quien será, él debe de serlo no importa como, si es necesario abandona Konoha' esa frase rondaba su cabeza y sabía que probablemente la de Kakashi también—. No pienso irme de Konoha... —susurró, captando la atención de él.
—No estamos lejos —intervino luego de sonreírle por unos instantes—. Es menos de una hora de camino, ¿quieres seguir?
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La mayor parte de las áreas del hospital no críticas estaban cerrando, permaneciendo en él solamente los que tenían el turno de la noche, principalmente en el cuidado de pacientes o emergencias. Sin embargo, la luz de la morgue permanecía encendida, y el joven Hyuuga continuaba con sus análisis sin descanso.
—Neji —llamó la Hokage entrando en la habitación captando la atención del joven shinobi— Me indicaron que aún seguías en las instalaciones.
—Lo lamento Hokage-sama —respondió Neji algo apenado— Estoy cerca de descubrir algo muy importante, y quería continuar hasta terminarlo.
—¿Qué es lo que has encontrado?
—Es complicado de explicar...
—Neji, he realizado más estudios sobre el cuerpo humano y sus flujos de chakra de los que crees—añadió la Hokage con una sonrisa, y sentándose cerca al Hyuuga—. Comienza.
—Bueno... —el Hyuuga titubeó por unos segundos, pero reconoció que tenía frente a él no sólo a la Hokage, sino a la médico ninja más importante de toda la villa— He analizado los tenketsus afectados internamente y son los siguientes —comenzó, señalándolos en el cuerpo de Hiashi conforme los iba nombrando—. Todos estos son cruciales en el control del chakra...
—Más que controlar, condicionan el flujo de chakra. Afectarlos sería una forma muy efectiva para salir de un genjutsu —observó Tsunade mirando con curiosidad.
—Sí, eso mismo pensé, y considerando que el resto de mi familia no parecía haber ofrecido ninguna resistencia al combate, puedo imaginar que fueron afectados por un genjutsu poderoso, y quedaron indefensos.
—¿Tienes idea porque Hiashi no fue afectado?
—Hiashi-sama solía estar muy pendiente de la casa, y tenía el sueño ligero. Creo que logró encontrar al atacante a tiempo, y pudo prepararse para el combate. Cuando el resto de la familia llegó, él ya sabía a lo que se enfrentaba.
—¿Y sabes porqué no afectó a Hiashi el genjutsu antes?
El joven shinobi negó con la cabeza interesado.
—Ese genjutsu era muy poderoso, por lo que el atacante seguramente quiso ahorrar todo el chakra posible antes de utilizarlo. Quiso reunir a todos los Hyuuga con él, para atrapar a todos a la vez.
Neji escuchó las palabras de la Hokage en silencio, comenzando a armar finalmente el rompecabezas en su mente.
—Hiashi-sama contuvo al atacante hasta que llegaron los demás, y pudo anticipar sus intenciones. Cuando él lanzó el genjutsu, Hiashi se bloqueó sus propios tenketsus antes de ser afectado, para poder salir de él —comentó el Hyuuga, mientras la Hokage lo miraba con aprobación.
—En efecto, pero ahora queda la parte más difícil. Desde el momento que escuché lo de los tenketsus internos asumí que se trataba de un genjutsu, pero no estaba segura en que condiciones se dio —añadió la Hokage poniéndose de pie y preparándose para salir— Más aún queda la otra pregunta, de la cuál no tengo ninguna teoría...
—Los otros tenketsus bloqueados, en forma externa, y por él mismo...
Tsunade asintió con la cabeza, y bostezó ligeramente mientras se cubría con su abrigo.
—Pero eso ya déjalo para mañana. Ahora ve, y descansa.
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Era la hora de la cena cuando Katt se percató que ni ella o Kakashi habían hecho nada luego de regresar a Konoha. Gruñó ligeramente, pensando que si ella no cocinaba o le decía directamente a él que lo hiciera, el shinobi no movía un dedo, a menos que fuera para pasar las hojas de su libro.
—Kakashi —llamó, posando la mirada cerca de la ventana del dormitorio, ahí estaba sentado en un sillón haciendo lo que siempre hacía en su tiempo libre—, cocina algo.
—No me había dado cuenta de la hora —comentó poniéndose de pie y acercándose a ella—. Deberías de cambiarte.
—¿Por?
—Vamos a salir. Estaba seguro que habías escuchado cuando Shizune me dijo que fuera a su casa.
—Te lo dijo a ti, no a mí —contestó, levantándose de la cama—. Además yo quiero comer, no ir a visitarla.
—Pensé que querías que fuera más atento —agregó sonriente.
—Sí. ¿Y esto que tiene que ver? —preguntó, dudando si realmente había escuchado bien a Shizune o se perdió alguna especie de mensaje oculto que traía el mensaje.
—Como voy a cenar ahí, supongo que debería de ir contigo —respondió ligeramente pensativo—. Aunque claro, si quieres quedarte...
—No —intervino de inmediato comenzando a moverse para quitarse la ropa que traía desde la mañana y que por flojera no se cambió. Además era algo inusual de él tener la iniciativa para cualquier cosa.
Cerca de una hora después, la pareja se encontraba tocando la puerta de la casa de la asistente de la Hokage. El lugar emanaba un poco más de luz de lo usual, cosa que llamó la atención de la pelirroja, pero no tuvo mucho tiempo para meditarlo ya que Shizune no demoró demasiado en abrir.
—Kakashi... —saludó la mujer, pero fue interrumpida por unan voz más potente.
—¿Siempre tienes que ser el último en llegar? —gritó Tsunade desde dentro de la casa, provocando una sonrisa de nerviosismo en la dueña de casa.
Katt no comprendió muy bien la situación hasta que llegó a la sala. Ahí estaban más personas que Genma y Tsunade, que era lo que había tenido en mente cuando aceptó acompañar a Kakashi. Lo primero que sintió fue como un par de ojos oscuros se clavaban sobre ella de forma no muy amistosa, Ibiki estaba sentado en un sillón junto con Nodoka, pero no eran las únicas personas que ella no esperaba ver ahí, Shikaku junto con su esposa, Yoshino, se encontraban más cerca de la Hokage y a él parecía no incomodarle o perturbarle las quejas que la quinta estaba soltando casi en su oído en contra de Kakashi.
—Ya que estamos todos —interrumpió Shizune—, ya puedo servir la cena —añadió sonriente, esperando que Tsunade se olvidara de las quejas por la puntualidad del jonin.
—¿Y esto? —susurró Katt, tomando a Kakashi por el brazo antes de que su pregunta se perdiera en el aire.
—Una reunión —contesto avanzando con ella.
—¿Una reunión? —repitió extrañada, hasta que mentalmente se deshizo de una persona en cada pareja y notó la relación de los que realmente debían de haber sido los invitados—. Me estás usando de pantalla... igual que Ibiki y Shikaku.
—Y Shizune —agregó en voz baja, ya llevaba mucho sin rebajar a Genma, pero no pudo evitarlo—. Es menos sospechoso así... pese a que algunos no tendemos a salir.
La cena transcurrió de forma tranquila, al menos dentro de lo que podía esperarse, ya que el grupo que estaba reunido no eran exactamente amigos. Pero para Katt las cosas fueron un poco incómodas, el destino no solo la había tenido que introducir a la misma habitación en la que Ibiki se encontraba, sino que también decidió que ponerlo en frente de ella en la mesa era un buen detalle.
La Hokage, Kakashi y Shikaku eran los únicos que no aparentaban estar incómodos. La quinta actuaba como siempre lo hacía, a fin de cuentas ella conocía bien a todos los presentes y tanto Kakashi como Shikaku simplemente se abstraían en sus mentes dejando el tiempo pasar. Ibiki podría haberse sumado al grupo de no ser por la presencia de la pelirroja, con ella cerca de él no podía permanecer apacible.
Un ligero sonido en la puerta provocó que Shizune se escapara por unos instantes justo cuando ya no tenía posibles temas de conversación. No transcurrió mucho antes de que la mujer regresara con un semblante más serio y asintiera ligeramente mientras posaba la vista sobre la Hokage.
—Ya que casi acabamos de cenar y al parecer no hay oídos indeseables en las cercanías —pronunció Tsunade, dejando a un lado el sake que había estado bebiendo—, supongo que podemos discutir la razón real por la que les pedí que vinieran.
Ante el comentario Nodoka dirigió la vista a la mujer, notablemente extrañada. Ella era la única no shinobi de los presentes y no pensó que hablarían nada importante con ella escuchando.
—Una reunión así no es exactamente poco notoria si es que alguno de nosotros está siendo vigilado —intervino Ibiki seriamente, posando la mirada en Katt, pese a que Danzou había perdido ya el interés tan obvio que tenía en ella.
—Pero es más justificable que una reunión un mi oficina —contestó Tsunade sonriendo ligeramente—. Pueden saber que les mentimos al decir que era una simple reunión de amigos, pero no pueden probarlo, en cambio una reunión en mi oficina no tendría muchas excusas.
—¿Y entonces? —cuestionó Shikaku luego de que notó que no parecía haber más quejas sobre la reunión—, ¿para qué nos ha llamado?
—Hay un tema de vital importancia y ya deben de tener una idea de qué estoy hablando —respondió la rubia—. Durante el enfrentamiento que tuve me quedó bastante claro que no voy a poder seguir protegiendo la villa de la forma que desearía. Si me veo obligada a combatir contra miembros de Akatsuki, tendría que pelear a todo mi potencial y eso lamentablemente puede ocasionar secuelas en mi salud —explicó, recordando el cansancio que sintió en su cuerpo durante la pelea—. Desde mi enfrentamiento contra Orochimaru, cuando acepté ser Hokage, no había tenido que volver a pelear, así que no me había percatado de mi estado.
Katt observó a Tsunade mientras hablaba. Recordaba vagamente que ya había escuchado que la mujer iba a tener problemas a causa de una de sus técnicas, claro que en esta ocasión ello no estaba en el otro bando como para que las cosas terminaran de la misma forma. Pero habían personas que parecía estaban condenadas a un destino y no había manera de cambiarlo, como ocurrió con Itachi.
—Pero no estamos aquí para hablar de mi salud —continuó, bajo la mirada atenta de los presentes, excepto de Nodoka quien estaba visiblemente preocupada por lo que escuchaba—. Es necesario que haya un candidato para volverse el sexto Hokage.
Al escuchar la declaración de Tsunade, los ojos de Katt se dirigieron inconscientemente a su esposo por breves instantes. Kakashi le había dejado claro su negativa al cargo, pero no esperaba que el tema resurgiera a pocas horas de haber escuchado sobre la vital importancia de ese nombramiento.
—Konoha entrará en guerra, que tanto se expanda es algo que por el momento no se puede prever, pero esto no se resolverá como se hizo con Suna —prosiguió la rubia—. Yo tengo una idea de quien podría ser nombrado sexto Hokage, pero quisiera saber otras opiniones. Esto ya lo había discutido antes con algunos, pero creo que ya han tenido suficiente tiempo para meditar y hacerse una opinión.
—¿Pero el concejo no debería de intervenir en esto? —preguntó Yoshino extrañada.
—Prefiero escoger a alguien que sé tendrá aprobación y no simplemente a quien ellos consideren puede estar en el cargo, claro que hay la posibilidad de que su idea sea la misma que la de ustedes.
—Yo mantengo mi posición —intervino Shikaku, captando la atención—. Actualmente el mejor candidato para el cargo es Hatake Kakashi —agregó, posando la vista sobre el aludido.
Tsunade asintió ligeramente, al parecer su opción era la misma que la del líder del clan Nara. Kakashi no dijo nada ante la propuesta, pero muchos de los presentes sabían que aunque no lo aparentaba si había escuchado.
—¿Kakashi? —llamó la quinta, en espera de una respuesta.
—Yo no quiero ser Hokage —contestó.
—Cuando Jiraiya-sama y Naruto fueron a buscar a Tsunade-sama —intervino Shizune observando a la mujer—, ella tampoco estaba dispuesta a tener el cargo, pero aún así...
—En un inicio debía de haber sido Jiraiya-sama, pero el se rehusó —recalcó Kakashi.
—Eres el más calificado —agregó Shikaku.
—Pero me falta algo importante, el deseo de serlo.
—Entonces, ¿a quién propones? —cuestionó Ibiki.
—Uzumaki Naruto —dijo, causando bastante sorpresa entre los presentes, exceptuando a Tsunade—, él desea serlo desde hace mucho.
—Pero es un muchacho que aún no tiene lo necesario para ser un Kage —repuso Shikaku tranquilamente.
—El progreso de Naruto en sus entrenamientos es asombroso, si lo comparamos al poder de los que estamos aquí, únicamente Tsunade-sama podría decirse que es más fuerte.
—El poder no es lo único que hace que uno gane peleas —acotó Ibiki—. Uzukami Naruto es un muchacho especial, pero su estabilidad psicológica impide que sea un candidato serio, eso y la edad.
—Ha madurado bastante, es cierto que aún necesita hacerlo más, pero toda esta situación probablemente logre encaminarlo —justificó Kakashi, aún bajo la mirada de todos.
Katt se mantuvo en silencio observando. No quería intervenir en la conversación, ella estaba ahí solo porque Kakashi la había llevado y no deseaba apoyar la propuesta de hacerlo sexto en frente de él a pesar que estaba de acuerdo.
—Hagamos algo interesante —intervino Ibiki—. En este momento tenemos gente de diferentes rangos, incluso alguien que no es shinobi —señaló, mirando a su esposa—. El puesto del Hokage debe de ser respaldado incluso por quienes no tienen voto real si es que deseamos que la estabilidad de la villa no se vea afectada —explicó poniéndose de pie y tomando unas hojas de papel que se encontraban en la sala—. Esto no tiene valor real, pero quizás nos de una idea de lo que la mayoría prefiere.
El ANBU entregó a cada persona un papel y pidió que escribieran a su candidato. Luego de la mala experiencia en uno de sus exámenes chunin, Katt tomó el papel con desconfianza y escribió el nombre de Kakashi.
Cuando todos acabaron, el ANBU le entregó los papeles a la Hokage para que ella fuera quien dijera el resultado.
—Kakashi —inició, dejando uno de los papeles a un costado. El jonin observaba sin inmutarse—, Kakashi —prosiguió, mientras Katt escuchaba sintiéndose un poco culpable, si todos votaban por él no había manera de que presumiera que ella no lo hizo también—, Kakashi, Kakashi, Shizune... —continuó, deteniéndose extrañada por el último nombre y viendo como la mujer parpadeaba sin comprender muy bien quién podía haber votado por ella—, Kakashi, Shikaku... —siguió nombrando, causando que el aludido comenzara a mirar los rostros de los presentes buscando quien pudo haber votado por él, extrañamente sin siquiera pensar en que pudo haber sido su esposa—, Kakashi, y Naruto —finalizó, en ese momento todos posaron la vista en Kakashi, era obvio de quien era ese último voto.
—Creo que es obvia la tendencia —intervino Shikaku a la vez que Ibiki recuperaba los papeles y los revisaba, revolviéndolos un poco.
—Ahora, sería interesante saber las razones —comentó el ANBU—. Tsunade-sama votó por Kakashi —dijo, ganándose varias miradas de desaprobación, si habían votado de forma anónima era para justamente dar un voto más honesto y sin presiones.
—No hay necesidad de que les de una explicación sobre las habilidades de Kakashi y su trayectoria, que obviamente eso es lo que me hace proponerlo —soltó la Hokage luego de un ligero gruñido en contra de Ibiki—. Pero esto ya lo había discutido con Jiraiya en algún momento y ambos coincidimos... así que en todo caso ese voto es doble —respondió torciendo ligeramente el labio y dirigiendo la mirada al jonin por el que votó.
—Shikaku-san también votó por Kakashi —prosiguió Ibiki tomando otro papel.
—Se supone que es secreto... —masculló el hombre, no muy contento de ver como su letra era identificada con tanta facilidad—. Al igual que Tsunade-sama mi decisión es basada en la trayectoria de Kakashi, actualmente es considerado el shinobi más fuerte de la villa.
—Yoshino-san, también por Hatake.
—La reputación de Kakashi es bastante conocida por los shinobi. Yo dejé casi por completo las misiones cuando tuve a Shikamaru, pero pese a eso recuerdo bien lo talentoso que era de más joven y sé que eso no ha variado.
—Este es mío —señaló, mostrando un papel con el nombre de Shikaku escrito.
—¿Votaste por mí? —cuestionó realmente extrañado.
—Todo lo que mencionan sobre Hatake es cierto y sino estuviéramos entrando a un periodo de guerra sin duda lo escogería a él —explicó el ANBU—. Pero en estos momentos yo no lo sacaría de la línea ofensiva de la villa, cosa que ocurriría si se vuelve Hokage. Shikaku es mejor elección, está capacitado para tomar decisiones y sus habilidades le pueden permitir apoyar en combate incluso en momentos en donde es preferible que el Hokage se mantenga al margen —especificó, para luego leer otro papel—. Genma, otro más para Kakashi.
—Yo solo quiero resaltar algo, el Hokage debe de ser alguien que sea reconocido y respetado por los otros shinobi y Kakashi tiene ambas cosas. Nadie se sentiría cómodo siguiendo alguien que tiene varias habilidades que son superadas por otros ninja —explicó, ganando la atención de Katt por las palabras.
—Nodoka... —prosiguió Ibiki, enarcando una ceja.
—Yo voté por Shizune-san —dijo la mujer, provocando que la médico ninja la observara sin comprender, a la vez que su rostro tomaba una coloración rojiza—. Yo sé que Kakashi-san es un ninja muy reconocido, pero... también sé que Shizune-san es quien ha estado apoyando por todo este tiempo a Tsunade-sama y sabe como es que se manejan los asuntos de la villa. No dudo en que otra persona pudiera aprenderlas, pero si ya hay alguien que sabe manejarlas y está capacitada... —explicó, ligeramente incómoda. Nodoka no pertenecía directamente a ese mundo como para poder tener una idea más amplia de todo lo que englobaba esa posición, pero eso era lo que pensaba.
—Katt... otro voto más para Kakashi —llamó Ibiki, clavando su mirada en la pelirroja que tenía al frente.
Katt desvió de inmediato la vista hacia Kakashi, pero él parecía estar escuchando igual como lo había hecho con los otros.
—Ya lo han dicho varios, Kakashi es uno de los ninjas más fuertes de la villa y además él ya ha pasado una guerra estando como jonin —contestó Katt tratando de ignorar la mirada de su esposo—. Genma mencionó en cierto aspecto otra razón por la que Kakashi sería un buen candidato, pero yo lo veía como forma de mantener controlado a Danzou, sus ANBUs respetan a Kakashi, cosa que no sé con cuanta gente ocurra —añadió, recordando que cuando el jonin apareció durante la pelea que hubo cuando Orion desapareció, los hombres de Danzou decidieron retirarse.
—Shizune —continuó Ibiki—. También por Kakashi.
—No creo que sirva seguir diciendo razones que ya se han dicho, pero Kakashi-senpai actualmente es el que reúne más elementos para el cargo —contestó sin expandirse.
—Hatake, por Uzumaki Naruto...
—Lo principal es su deseo por ser Hokage. Quizás en un principio ver a un muchacho que nunca destacó en la academia por ser buen alumno deseando un cargo así pueda parecer un simple sueño, pero los avances de Naruto demuestran que tiene el potencial y no solo el deseo de serlo —respondió el jonin produciendo un aligera sonrisa en la Hokage.
—Eso no quita que aún necesitamos un candidato que en estos momentos sea apto y él ni siquiera está en Konoha ahora, sin contar que lo ideal sería un líder que no fuera el blanco de nuestros enemigos —señaló Ibiki, al parecer no muy a gusto de tener al rubio como candidato de un jonin al que tanta gente pondría como Hokage.
—No se va a decidir nada aquí, simplemente quería poder hablar abiertamente —intervino Tsunade—. Sin embargo —agregó posando la vista en Kakashi—, creo que es algo que si se le preguntara a cada habitante de la villa, en especial a los shinobi, terminaría repitiéndose, eres el candidato favorito y aunque no desees ser Hokage, sabes que tienes las habilidades necesarias.
—Guy probablemente me pueda ganar en una pelea —argumentó Kakashi.
—Ni siquiera se te ocurra Hatake —interrumpió Ibiki controlando un tic en su ojo derecho, al parecer la idea de la bestia verde de Konoha como Hokage le era poco agradable.
—Ya es tarde y no vamos a llegar muy lejos con esto si Kakashi no desea el cargo —pronunció Tsunade con cierta pesadez—. Piénsalo, no necesariamente va a ser necesario que se haga un nombramiento, no ha pasado mucho desde que yo fui nombrada y estar cambiando de líder en periodos tan cortos no es algo que debería de ocurrir.
Muchas miradas se posaron en Kakashi por unos instantes, pero luego cada uno de los asistentes comenzó a ponerse de pie para retirarse. Katt observó a Kakashi, éste la miró como siempre lo hacía y esperó a que se pusiera de pie para salir con ella.
—Katt —llamó Tsunade antes de que abandonara la casa—. He estado recibiendo varios informes con los avances de las investigaciones de Kami y uno de ellos hablaba sobre un trabajo que estaba realizando contigo —habló la Hokage a la vez que la pelirroja asintió—, necesito que averigües si puedes continuar trabajando con él, pídele a alguno de los Hyuuga que observe si el patrón de chakra afecta a tu bebé, de no ser así incluye en tu horario algunas reuniones con Kami.
—Sí —contestó con algo de duda en su voz, ella había dejado de trabajar con Kami luego de que quedó embarazada y salieron lo problemas con su chakra—, ¿es importante?
—Bastante —afirmó la mujer—. No eres una persona dada a los genjutsus y honestamente dudo que alguna vez puedas llegar a serlo, pero si la teoría de lo que estás trabajando se puede aplicar sería útil.
—Solo me serviría a mí...
—No importa. Eres esposa de Kakashi y aunque él no acepte ser Hokage —respondió, desviando por un momento la vista al jonin que se encontraba escuchando con curiosidad junto a Katt—, es un shinobi que recibe información importante, mientras más preparada contra genjutsus puedas estar es mejor —agregó dejando escapar un suspiro—, además, quizás sea de utilidad ver los límites de habilidad que tu chakra te permite... nunca está de más estar preparados.
El camino de regreso a la casa fue silencioso. Katt no estaba segura de qué decirle a Kakashi, de alguna manera sentía que el ser honesta con lo que ella creía era la mejor opción de Hokage, era de alguna manera una forma de haberse puesto del lado contrario al de él, que en varias ocasiones había dejado claro que no quería ser Hokage. Kakashi en cambio se veía tranquilo como usualmente lo hacía, que pasaba por su cabeza era algo que probablemente nadie podría descifrar, si estaba molesto por el voto de Katt o si ya tenía idea de que lo haría y no le importaba no era posible de saber.
Cuando se acostaron las cosas parecían haber recobrado su forma habitual, claro que no habían comentado nada de lo discutido donde Shizune. Katt se recostó junto a Kakashi y se quedó observándolo por unos minutos.
—¿Qué vas a hacer? —preguntó luego de pensar varias veces si deseaba tocar el tema.
—¿Con?
—¿Vas a aceptar?
—No, no quiero ser Hokage, ya encontraremos una forma de arreglar esto, es simplemente pensar en un buen candidato.
—Tú eres un buen candidato, lo único malo que puedes tener es que te cansas demasiado cuando peleas por periodos largos usando el sharingan.
—Y que no quiero el puesto —añadió tranquilamente.
—Sabes que Danzou va a hacer lo imposible con tal de poder ser el sexto, por la edad que tiene es su última oportunidad —reclamó, un poco molesta por la pasividad con la que le respondía.
—Si aceptara y algo grave ocurriera no podría estar contigo...
—Pero estarías más tiempo en Konoha, si eres Hokage no tendrías que salir a hacer misiones —interrumpió levantando ligeramente la voz, normalmente no se preocupaba demasiado por él cuando iba a misiones, pero siendo una guerra lo prefería en un trabajo de escritorio. Era cierto que como Kage tendría que salir a dar la cara si algo ocurría en la villa, pero incluso como jonin ya lo hacía.
—Cualquiera que realmente desee el puesto lo hará mejor que yo.
—Lo dudo, pero incluso asumiendo eso, no cualquiera va a poder mantenerse a salvo de Danzou.
—Eso lo sé —interrumpió, girando ligeramente su cuerpo y dándole la espalda a la pelirroja.
Katt pensaba seguir reclamando y de paso quejarse por el giro que dio a modo de corte para la discusión, pero no lo hizo. Desvió su mirada al techo y dejó salir un suspiro, pese a todo lo que tenía en la cabeza a favor de que fuera Hokage, tampoco tenía derecho a obligarlo a que lo fuera, ya bastante iba a tener que aguantar con gente ajena, que posiblemente siguiera insistiendo, como para tener que aguantar que su esposa también lo haga.
Se giró ligeramente y lo rodeó con sus brazos, no tenía sentido generar una discusión por algo así, de cualquier manera Tsunade no iba a morirse al día siguiente. Momentos después Kakashi volvió a girarse, quedando boca arriba y acomodándose bien junto a Katt sin decir nada más.
x x
Pese a estar muy oscuro, e iluminados únicamente por la tenue luz de una vieja antorcha, dos figuras se reunieron en la alcantarilla.
—¿Estás sólo?
—Claro que sí Danzou-sama, ese fue nuestro acuerdo afirmó el miembro de Akatsuki de la máscara naranja.
Ambos caminaron juntos unos pasos más por los túneles, hasta llegar a una pequeña habitación con una mesa, dos sillas, y una vela adicional que iluminaba un poco más el lugar. Danzou se sentó en una silla, y esperó a que su acompañante se sentara antes de comenzar a hablar.
—¿Todo sigue de acuerdo al plan? —inquirió el ANBU.
—Danzou-sama, ¿no corremos el riesgo de ser espiados?
—Descuida, Tsunade está reunida con algunos ninja en la villa. Ellos deben estar pendientes que no los espíe, más que venir a espiarme.
—¿Una reunión nocturna? —preguntó Tobi asombrado.
—No sé el por qué, pero me tiene sin cuidado. Encuentro más importante el poder reunirnos tranquilos esta noche.
—En efecto... —Tobi tomó un poco de aire—. Mi maestro me pide que le agradezca por el apoyo brindado en el ataque, y me pidió que le avisara que hay unos pequeños detalles que afinar en la operación.
—Como que Tsunade sigue viva, por ejemplo...
—No, no, no... ¡Nada de eso! —exclamó Tobi moviendo los brazos—. Mi maestro lo tiene todo planeado, la Hokage no debía de caer en este ataque, aún.
—Agradeceré no te refieras a ella con ese término...
—Mi maestro me indica que ella caerá con seguridad en nuestro próximo ataque, pero hay unos detalles que tenemos que afinar... — interrumpió mientras comenzaba a sacar una libreta de apuntes—. ¿Está listo Danzou-sama?
—Prosigue
—Primero... hay una lista de ninjas que deben desaparecer definitivamente durante el siguiente ataque. No podemos permitir bajo ninguna manera que sigan con vida para cuando este termine.
Danzou permaneció esperando a que Tobi los nombrara, pero este continuó con sus indicaciones.
—Segundo... la Hokage, perdón, Tsunade-sama morirá en el siguiente ataque, por lo que se elegirá un nuevo candidato para ocupar ese título. Danzou-sama deberá ocuparlo a como dé lugar.
—¿Qué hay de Hatake Kakashi? —preguntó Danzou de golpe, para evitar que el enmascarado siguiera hablando.
—¡Oh!... déjeme revisar... ¡Si!, Hatake Kakashi será el otro candidato a Hokage, pero el rechazará el puesto. Para asegurar que esto suceda, debemos retrazar el ataque hasta el nacimiento de su hija.
—¿Por qué vamos a perder tanto tiempo?
—Mi maestro dice que si atacamos antes hay una buena posibilidad de que Hatake Kakashi si acepte el cargo. Cuando su hija nazca, él lo rechazará por lo que el título de Hokage será para Danzou-sama.
—Correcto... Ahora, ¿quiénes son aquellos que deben morir durante el segundo ataque?
—Déjeme buscar los nombres... —Tobi repasó las hojas de sus apuntes con frenesí—. Aquí los tengo: Un ninja conocido como 'Yamato', el ninja conocido como 'La bestia verde de Konoha' y su aprendiz. Ellos deben de morir de todas formas.
—¿Y Hatake...?
—No, él debe permanecer con vida, su momento llegará, pero mucho después.
Danzou se puso de pie, y se preparó para abandonar la habitación, esperando que su acompañante lo imitara.
—Danzou-sama, mi maestro quiere saber qué fue de los Hyuugas sobrevivientes.
—Dile que en ese aspecto todo prosigue de acuerdo al plan.
—Eso le diré, pero no creo que le agrade. Si todo siguiera de acuerdo al plan, ninguno de ellos debería de estar vivo... —bromeó Tobi, mientras se ponía de pie, y abandonaba la habitación junto al viejo ANBU.
x x
Luego de la reunión en casa de Shizune, Katt no volvió a tocar el tema del sexto Hokage.
Durante los siguientes días la noticia de que Kiri y Konoha ya estaban oficialmente en una guerra era lo único que recorría las calles. Los shinobi se veían bastante preocupados, en especial quienes por la edad debían de haber estado en la guerra anterior. Los habitantes que no pertenecían a las filas de ninjas estaban más preocupados aún, incluso asustados; sin necesidad de una guerra ya habían recibido ataques bastante fuertes contra la villa.
Kakashi, al igual que muchos otros shinobi comenzaron a ser asignados en misiones cortas para vigilar las fronteras del país del fuego. No había manera de concentrar fuerzas únicamente en los territorios que colindaban con Ame o se dirigían a Kiri, ya que desde Kusa y Taki, quienes eran aliados, habían llegado reportes de incursiones de ninjas de Iwa. El país de la tierra había iniciando hostilidades luego de que los rumores del ataque a Konoha llegaran a sus oídos, lamentablemente la diplomacia con Iwa nunca fue próspera gracias al resultado negativo que tuvieron en la tercera guerra.
El país del viento también comenzó a reportar roces con shinobis de Iwa en su frontera norte, al ser aliados de Konoha eran sin duda considerados enemigos. Temari estaba realmente conforme con haberse quedado, no pasó ni una semana desde su decisión y la confirmación por parte de Gaara, cuando el conflicto estalló.
No había ocurrido ningún otro ataque a gran escala, por el momento sólo eran reportes de incursiones de grupos pequeños, pero eso no sorprendía a nadie. Pese a que perdían ninjas con ese procedimiento, los enemigos estaban consiguiendo reunir información poco a poco para poder armar un ataque mayor. ¿Cuándo? ¿Dónde? Eso no podía predecirse con mucha anticipación, podía ser en una semana hasta más de un año.
Los días que Kakashi no tenía misión, Katt los aprovechaba para estar con él. Por suerte, los lugares a los que era asignado no estaban provocando que peleara demasiado y no necesitaba invernar en la cama por unos días para recuperar energía.
Katt estaba en cierto aspecto aislada de lo que ocurría, no podía ir a misiones y con lo vigilada que estaba Konoha no había realmente muchas cosas que pudiera hacer. Lo único relacionado al mundo ninja con que llenaba algunas horas a la semana era con la investigación de Kami, tal y como Tsunade le había pedido, luego de que Hinata confirmara que el chakra ya no tenía ningún contacto con su bebé. Esperar y centrarse en los preparativos para la llegada de su hijo o hija eran las cosas con las que trataba de llenar su mente, eso y los ejercicios que su doctora le recomendó, ya que siendo kunoichi no debía de descuidarse pese a estar embarazada.
Mucho de lo que quería comprar para el bebé ya estaba apuntado en una lista, simplemente debía de animarse un día y arrastrar a Kakashi, aunque Katt estaba segura que cuando ya tuviera al pequeño o pequeña en sus brazos se darían cuenta de que algo faltó comprar.
—¿Entonces?, ¿cuál te gusta? —preguntó ella, recostada sobre las piernas de él en el jardín. Normalmente cuando estaba con su esposo solo preguntaba por la guerra cuando llegaba de misión, fuera de esos momentos prefería tratar de ignorar el conflicto.
—Todos son bonitos —respondió él, leyendo el libro de nombres que le había entregado.
—Pero no puede tener todos los nombres...
—Tampoco sabemos si va a ser niño o niña
—Pensé que no querías saber —comentó, elevando la mirada. Ella quería que fuera una sorpresa, y él no tenía ninguna inclinación por querer un hombre o una mujer así que decidieron simplemente que fuera sorpresa—. Hay que tener preparado un nombre dependiendo de que nazca. Pero no estoy segura —dijo ella sonriendo—. De los nombres de niña me gustan Shizuka, Sayuri o Izumi y de niño Enoki o Arashi.
—Son bonitos, cuando nazca será más fácil escogerle un nombre.
—¿Tú crees?
—Al menos puedes descartar la mitad —respondió sonriendo ampliamente.
x x
Katt abrió los ojos en la mitad de la noche y llevó sus manos hacia su vientre, que ya se había vuelto notorio, mientras lo acariciaba suavemente. Miró el reloj y suspiró ligeramente, eran las dos de la mañana. Todo en la habitación estaba tranquilo y la única fuente de luz era la que ingresaba a través de las cortinas desde la calle.
Iba a ponerse de pie, pero luego se quedó quieta y chasqueó la lengua un tanto disgustada. Giró lentamente el rostro y extendió uno de sus brazos hasta tocar a Kakashi, que se encontraba profundamente dormido a su lado.
—Despierta —susurró, moviéndolo ligeramente sin ningún resultado—. Kakashi... —insistió, ahora sin tanta sutileza—. ¡Hatake! —gruñó fastidiada moviéndolo fuertemente hasta que consiguió que abriera su ojo y la mirara—. Quiero pollo al horno con salsa teriyaki —pidió acercándose más—. Pero Orion nunca deja nada que ya esté preparado y ni siquiera hay pollo en la casa —explicó mientras él sólo la observaba durante varios segundos sin decir nada—. ¡Ve a comprar pollo!
—Ah —articuló sonriendo—. Me hubieras dicho eso antes —agregó sentándose en la cama y juntando sus manos para crear un kagebunshin que salió por la ventana a la vez que él regresaba a dormir.
—¡Oye! —se quejó al ver lo que había ocurrido—. No mandes clones a hacer tu trabajo.
—Es lo mismo.
—¡No es lo mismo! Deberías de preocuparte un poco más por mí.
—Me preocupo, por eso mandé al clon por tu comida —aseguró sonriente y acomodándose nuevamente en la cama.
La pelirroja se colocó a su costado con los brazos cruzados, a veces pensaba que el embarazo no le estaba cayendo bien a su humor, pero luego recordaba que la actitud de Kakashi siempre había provocado que se molestara. Quizás ahora era algo un poco más marcado por culpa de las hormonas, pero dudaba que a él le molestara, no podía molestarle, su sueño casi no era perturbado.
A poco menos de una hora el clon regresó con la comida ya preparada y Orion caminado detrás de él. El zorro había ganado la costumbre de despertarse cada vez que Katt pedía comida en la noche, siempre conseguía comerse todo lo que no era servido y en ocasiones incluso lo que se suponía era para Katt.
La pelirroja tomó su plato y el clon desapareció. Sonrió y cuando estaba a punto de dar el primer bocado se detuvo y comenzó a mirar la comida.
—¡Kakashi! —exclamó, despertando al jonin—. ¡Ya te había dicho que no me hicieras caso! —lo reprendió bastante molesta—. Ya me han dicho que es lo que tengo que comer para estar saludable y tú me estás dando de más.
—Me lo pediste —respondió tranquilamente sin abrir el ojo.
—Pero se supone que no debes de hacerme caso, luego en lugar de tener peso extra por el embarazo voy a tener ese sumado a los kilos extra innecesarios —insistió.
—¿Entonces no lo quieres?
—¡No!
Katt planeaba seguir quejándose, pero un movimiento en sus manos hizo que bajara la mirada y viera a Orion comiéndose el pollo recién preparado. Cuando terminó la invocación se relamió y estiró.
—Listo, así ya no discuten —dijo antes de irse de la habitación.
—Mi pollo... —susurró la kunoichi mirando el plato vacío y babeado—. El zorro se comió mi pollo... —agregó tristemente mientras Kakashi simplemente le quitaba el plato y lo dejaba a un costado—. Orion se comió mi comida...
—No te la ibas a comer —recalcó, recostándola y acomodando las sábanas antes de colocarse a su costado y volver a cerrar los ojos mientras Katt seguía murmurando algo sobre su comida y la poca consideración que los dos le tenían.
x x
Varios días Katt practicaba como cuidar a un bebé, Anko había ganado la costumbre de entregarle a su pequeño desde que retornó activamente a las líneas de la villa. Tsunade no podía darse el lujo de extender demasiado los permisos de maternidad, pero para no alejar por más de unas horas a los bebés de sus madres, había asignado a Anko, Kurenai y Hana a vigilancia en la muralla y no a misiones que requirieran varios días de ausencia. Shizune y Yurika al tener trabajo de escritorio podían mantener sus labores sin mayores problemas.
—¿Y Kakashi? —preguntó Anko cuando llegó a recoger a su hijo.
—Misión en la frontera, normalmente se va por unos tres días y está aquí cerca de una semana —contestó, entregándole al pequeño de unos cuatro meses.
—¡Danguito! —exclamó la mujer mirando a su pequeño que estaba despertándose por el movimiento.
El pequeño hijo de Anko no era el prototipo de bebé que uno encontraba en un libro. Dango lloraba poco y cuando sus necesidades eran atendidas se callaba casi de inmediato y usualmente los sonidos no lo perturbaban demasiado, como ya Katt lo había notado durante el ataque.
—Anko, tenía una duda. En tu departamento he estado muy poco, pero hasta donde recuerdo solo tenía una habitación.
—Pues en realidad tiene dos —contestó la mujer acomodando bien a su hijo—. Lo que ocurre es que el otro cuarto estaba detrás de un librero.
—¿Detrás...?
—No veía necesidad de tener una entrada extra a la parte que si usaba, nunca se sabe cuando alguna visita indeseable puede aparecer y mientras menos entradas es mejor —explicó con mucha seguridad.
Katt observó a la mujer por unos instantes, ya llevaba cerca de un mes cuidando al pequeño y varias veces Anko se quedaba con ella para hablar un par de horas. Pero el último comentario trajo a flote una curiosidad que la pelirroja tenía guardada desde mucho tiempo atrás: La identidad del padre del pequeño. Y es que era difícil de siquiera tratar de adivinar, el cabello y ojos de Dango eran iguales a los de su madre. Como no hablaba con él y mencionó visitas indeseables, quizás se refería al hombre.
—Anko... sé que normalmente no respondes, pero... ¿quién es el papá de Dango? —preguntó de la forma más amistosa posible y arrepintiéndose segundos después al ver como la mujer se giraba para verla bien.
—¡Qué te importa! —gritó como respuesta, provocando que el pequeño abriera completamente los ojos ante el sonido tan cercano.
—Era solo curiosidad... —agregó nerviosamente retrocediendo lentamente tratando de mantener una buena distancia.
—Bueno, ya es tarde —intervino la kunoichi retomando su sonrisa y observando un reloj que se encontraba detrás de Katt—. Vamos Dango, tenemos que ir a recoger los dangos que encargué —continuó la mujer, recogiendo la maleta que normalmente dejaba con su hijo—. Nos vemos después Katt.
—Sí...
x x
Una tarde, luego del almuerzo, cuando Kakashi se encontraba leyendo su libro, Katt se acercó a él con una lista bastante extensa de cosas para bebé en sus manos. Ya había dejado pasar demasiado tiempo sin comprar nada y cuando la muchacha de cabellos rosa la visitaba no dejaba de insistirle de que ya debería de tener la habitación del bebé lista. Pero lo que animó a la pelirroja a dejar pasar el tiempo fue que la alumna de Kakashi pensaba tomarse unos días de descanso para ayudarla ya que a sus ojos Katt estaba teniendo problemas para hacer las compras y aunque agradecía el gesto, no quería hacer compras con ella bajo ningún concepto.
—¿Y esto? —preguntó el jonin recibiendo el papel—. ¿Vas a ir a comprar?
—Vamos —corrigió ella.
—Pero creo que ya sabes que quieres comprar y yo no quiero añadir nada.
—Igual me vas a acompañar. Cuando nuestro hijo nazca y pregunte que escogiste tú voy a tener que mentirle para que no se sienta ignorado.
Mover a Kakashi no era una tarea tan difícil, lo complicado era ganar su atención. Cuando realmente necesitaba ayuda con algo el jonin siempre estaba dispuesto a apoyarla, incluso sin que tuviera que pedírselo, pero eso no se aplicaba como regla general. Estaba más atento que antes de que ella estuviera embarazada, no obstante siendo Kakashi no parecía estar poniendo atención.
—¡Querida! —exclamó la mamá de Panza, que llevaba unas bolsas de compras, al cruzarse con la pareja—. No te había visto hace un par de semanas, ¿Ya sabes que va a ser el bebé? —preguntó tocando levemente el vientre.
—No, todavía no cambiamos de decisión, preferimos que sea sorpresa —contestó la pelirroja.
Cuando su barriga comenzó a notarse y provocar ciertas incomodidades para encontrar una forma cómoda para dormir, la kunoichi decidió buscar un poco de consejo. Inicialmente había hablado un poco con las otras kunoichis, pero luego de que un día le comentó su incomodidad a Kami, este le sugirió que hablara con la mamá de Panza.
Katt se sentía más confiada en seguir lo que la mujer le decía, pese a que Kurenai, Shizune o Anko debían de tener más frescos los recuerdos de sus incomodidades. Al ya haber criado un hijo debía de haberse dado cuenta de qué cosas hubieran sido mejor, pero que en el momento no las pensó.
—¿Van a comprar las cosas para el bebé? Ya estaban demorándose en atender eso —comentó cuando Katt le preguntó si conocía una buena tienda—. Tienes suerte que hace un par de años se abrió una tienda excelente y tiene casi todo lo que un bebé pueda necesitar.
La tienda que mencionó la mamá de Panza era bastante grande y sin duda tenía muchas cosas para escoger. Aunque el logo de la tienda no le dio mucha confianza a Katt, un bebé sobre una hoja gigante le parecía demasiado 'patriota', pero si podía conseguir todo en una sola tienda era mejor que no se quejara por ese tipo de cosas.
—¡Bienvenida! —saludó alegremente una mujer de cara redonda y extensa sonrisa mientras tomaba las manos de Katt al instante en que ingresó a la tienda junto a Kakashi—. Has venido al lugar ideal, lo que sea que necesites para tu bebé lo encontrarás aquí —agregó velozmente, inclinándose ligeramente para saludar al pequeño o pequeña que se encontraba dentro de su madre.
Por un momento Katt pensó en escapar. Los vendedores que son tan animados desde que entras a su tienda no tienden a dejarte comprar en paz y no hay manera de poder pasear y mirar cosas sin que la persona esté a tu costado. Pero, sino acababa pronto con el cuarto del bebé, posiblemente terminaría en esa tienda, con la misma vendedora, pero en lugar de Kakashi, con una muchacha de cabello rosa.
—Bueno, aún no hemos comprado nada... —trató de explicar, pero se detuvo al ver como los ojos de la mujer parecieron iluminarse.
—Entonces tenemos mucho que hacer —agregó sonriente la vendedora, posando los ojos por un instante en Kakashi, que como era costumbre de él, parecía que estaba cosido a su ropa de ninja.
La mujer casi arrastró a Katt para que comenzara a ver las cosas de la tienda, mientras el jonin las seguía varios metros de distancia leyendo su libro.
—¿Va a ser niño o niña?
—No sabemos...
—¡Una sorpresa!, entonces tienen que estar preparados para todo.
—Sí... —asintió la pelirroja, sacando su lista mientras trataba de ignorar a la mujer.
—Lo primero que debes de escoger son los muebles si es que no los tienes aún —explicó la vendedora—. Normalmente cuando tienes todo lo que ocupa espacio te das cuentas de las cosas pequeñas y detalles.
Katt observó a la mujer, al menos lo que dijo le parecía coherente. Quizás pese a ser tan animada, la vendedora si podría ayudarla, comprar una cuna no necesariamente debía de ser tan simple como comprar una cama y para cosas como un cochecito realmente necesitaría algún consejo.
—Bueno, dejemos esto por aquí y pasemos a la parte divertida —anunció la animada mujer, luego de cerca de una hora en la que de alguna manera había convencido a Katt de comprar desde una cuna y cochecito hasta incluso hasta un contrato para venderle la tela de las cortinas y pintura para el cuarto del bebé—. La ropita.
Katt sonrió ligeramente mientras se dedicaba a mirar las prendas. Pero su sonrisa no duró demasiado, la vendedora estaba con demasiada energía como para dejarla en paz.
—Este conjunto es precioso, deberías de llevarte en ambos colores, como no sabes que va a ser —sugirió, entregándole dos prendas, una rosada y otra celeste
—. En realidad... ¿no sería mejor un color más neutral como verde?
—Tienes toda la razón —asintió—. Llévate uno verde también —añadió, entregándole un tercer conjunto.
—Pero yo no quiero tres... —susurró mientras veía como era completamente ignorada y la mujer continuaba mostrándole más ropa.
—Luego recuerda que tenemos que ver algunos juguetes y por supuesto algunas cosas para ti.
—Kakashi —llamó Katt al ver que su esposo simplemente estaba caminando detrás de ella como si él no tuviera nada que ver en lo que estaba ocurriendo—. ¿Cuál de estos dos te gusta más? —preguntó, sosteniendo un par de prendas para bebé.
—Las dos me gustan —respondió, como ya era usual en él.
—¡Excelente elección! —asintió la vendedora, tomando ambas prendas y agregándolas a lo que se suponía Katt pensaba comprar.
—¿De qué lado estás tú? —masculló mirando a su esposo.
Al darse cuenta que no había manera de comunicarse con la vendedora, Katt optó por el método saludable. Cada vez que la mujer se volteaba para traer algo nuevo, Katt quitaba del carrito de compras lo que simplemente no quería, así ella era feliz comprando lo que deseaba y la vendedora también, pensando que estaba vendiendo muchas cosas.
Luego de varias horas, y de que incluso la vendedora le incluyera un muchacho para que llevara todo lo que habían comprado, Katt llegó a su casa. Estaba cansada y distaba de estar de buen humor, pero aún debía de acomodar en esos días el cuarto del bebé y eso incluía conseguir un pintor, de preferencia quería uno que supiera pintar paisajes, así el cuarto tendría algo más que paredes de un solo color.
x x
Aunque Kakashi no se encontraba con ella, Katt no podía simplemente obviar sus visitas al hospital para que la revisaran. Con ocho meses de embarazo y aunque fuera fastidioso moverse sola, tenía que hacerlo. Por suerte, fuera de la incomodidad natural por su vientre, su estado era perfecto y todo estaba encaminándose como debía.
—Debería contratar a un genin para que me traiga —murmuró la pelirroja mientras avanzaba lentamente por los corredores del hospital luego de su revisión. Cuando estaba Kakashi no la cargaba o algo similar, pero al menos le hacía compañía—, o quizás Orion quiera hacer de caballo si le ofrezco mucha carne...
La kunoichi avanzaba sin mayores ánimos, para esa fecha ya había visto un buen par de embarazos y sabía que su incomodidad solo iba a empeorar ese último mes. Incluso Shizune, que era una mujer paciente y sin duda tenía más inclinaciones a ser prospecto de madre atenta y cariñosa, había estado rogando que su hijo naciera pronto, su figura ya no soportaba un bebé en crecimiento dentro de ella.
—Al menos no soy tan delgada...
El sonido de los pasos constantes de un hombre llamó su atención. Parecía ser un shinobi, estaba esperando fuera de un cuarto de la zona de maternidad con una bata del hospital puesta dando vueltas en círculos pequeños, acompañado por un niño pequeño y tres personas mayores, dos de los cuales hicieron que la kunoichi se detuviera a observar.
Sentado junto a una mujer mayor, que no conocía, estaba uno de los miembros del concejo tomando su mano y cerca de él su compañera, observando tranquilamente al hombre más joven que no dejaba de dar vueltas impacientemente. Ver a esos shinobi era extraño para Katt, su mayor contacto con ellos había sido en la boda, pero jamás los había visualizado en el hospital esperando a lo que probablemente era el nacimiento de su segundo nieto por lo que podía deducir.
—Supongo que no es extraño que tengan familia —murmuró extrañada, negando ligeramente con la cabeza al imaginar a Danzou en una situación similar—. No, él no creo que tenga familia —corrigió, comenzando a alejarse.
x x
Una noche en la que pudiera dormir sin despertarse era algo de lo que ya no disfrutaba. No faltaba mucho para que diera a luz, en cualquier momento podría ocurrir y ya rogaba que sucediera. Las últimas dos semanas de su embarazo se habían vuelto increíblemente incómodas. La kunoichi no se sentía a gusto en ninguna posición, sin contar que necesitaba ir al baño incluso más seguido que en los meses anteriores y aunque pareciera ridículo o una exageración, sentía que en cualquier momento los pies del bebé iban a acabar por salírsele por la boca.
A pesar de haber tenido muchos antojos, había logrado no ganar mucho peso extra, el tener una invocación sin respeto o consideración resultó provechoso. Tenía once kilos más de lo usual que probablemente salieran casi en su totalidad entre el bebé y la placenta.
—¿No puedes dormir? —preguntó Kakashi. Las últimas semanas había sido difícil ignorar a su esposa y sus movimientos nocturnos.
—No... —contestó sin muchos ánimos—. Ya quiero que nazca... así tú también lo puedes cargar... Es tu culpa por siempre demorarte, yo soy la única que todavía tiene un vientre gigante en lugar de un lindo bebé.
—Ya no va a demorar mucho.
—Lo sé... pero... es que ya no sé como ponerme... —se quejó sin ánimos cerrando los ojos a la vez que Kakashi se acomodaba un poco para poder abrazarla y tratar de regresar a dormir.
Cuando el sol comenzó a asomarse por el horizonte y la habitación se iluminaba lentamente. La pelirroja abrió los ojos, al igual que Kakashi que se encontraba a su costado. Por unos instantes se quedó quieta, sin previo aviso simplemente se sentía mojada y le tomó unos segundos darse cuenta que debía de moverse para ir al hospital.
—Katt, creo que querías ir al baño —comentó sentándose en la cama y dirigiéndose a cambiarse de ropa.
—Realmente disfrutas arruinando estos momentos ¿no? —cuestionó ella al ver la sonrisa en el rostro de él y luego el pequeño desastre que había ocasionado en la cama—. Supongo que veré eso después...
—Vamos, no creo que quieras dar a luz aquí.
Katt se puso de pie y se cambió de prisa para al menos no salir en pijama o despeinada.
—La maleta —recordó, cuando ya estaban casi por salir.
Kakashi se acercó con lo que le había pedido y le sonrió a la vez que abría la puerta.
—Ya, deja la maleta y llévame a mí —se quejó al notar que cargar una mujer embarazada hasta el hospital, ya que iban a demorarse demasiado yendo a pie, sumado a una maleta no iba a ser muy sencillo—. Maldito mundo sin carros...
—Hueles extraño —comentó Orion acercándose.
—Lleva la maleta al hospital —dijo Katt al verlo—. ¡Hoy! —agregó mientras salía, nunca estaba de más especificar.
En menos de media hora Katt ya se encontraba recostada en una habitación del hospital, esperando a que su doctora llegara para revisarla. Durante las últimas semanas había comenzado a tomar más en serio las recomendaciones de que asistiera a clases para que estuviera un poco más preparada para el momento del parto, y cada vez que tenía una contracción se lamentaba de no haber ido a más. Sabía que recién estaba comenzando y que para cuando el bebé fuera a nacer no iban a ser dolores esporádicos con intermedios para poder descansar.
—Bueno, todavía no estás lista —explicó la doctora que había estado encargada de hacerle el seguimiento durante todo su embarazo—. Vas a tener que esperar un poco más hasta que tengan diez centímetros de dilatación.
—¿Cuántos tengo?
—Tres —contestó sonriendo ligeramente—. Cuando estés lista vamos a llevarte a otra habitación. Como tuviste algunas complicaciones al inicio del embarazo la Hokage recomendó que dieras a luz en un lugar mejor equipado en caso algo inesperado ocurriera.
—A mí nadie me dijo eso —interrumpió Katt ligeramente preocupada.
—No te preocupes, fuera de ese incidente todo ha estado perfecto, simplemente es una medida de precaución —se apresuró a agregar la mujer—. Tienes una muy buena salud y has pasado cada revisión sin ningún contratiempo. Regresaré en una hora a ver como estás.
—Kakashi... —llamó la pelirroja cuando la doctora se fue.
—No te preocupes. Tsunade-sama realmente lo debe de haber ordenado solo para estar tranquila, debes de haberle dado un buen susto y como no hay muchos estudios sobre tu chakra no quiere correr riesgos —aseguró, sentándose en un sillón a su costado.
—Katt, Kakashi sensei —saludó Sakura, ingresando bastante emocionada a la habitación—. Ya vas a dar a luz, no te preocupes, yo voy a ayudarte en lo que necesites, incluso, quizás sería mejor si yo recibo al bebé.
—¿Qué? —cuestionó Katt, volviendo a preocuparse.
—No te preocupes, soy una excelente médico.
—No lo dudo, pero... traer un bebé no creo que sea lo mismo que atender heridas.
—Seré muy cuidadosa, es el bebé de ustedes.
—Pero... sería mejor que no fueras tú. Si empieza dolerme mucho y termino pateándote o insultándote me voy a sentir muy mal, mejor con alguien que no conozco tanto.
–No seas ridícula, no me tomaría en serio nada de eso, sé que debe de doler mucho como para
Katt giró el rostro para ver a Kakashi. No quería decirle a Sakura que alejara sus manos inexpertas del asunto, pero no se le ocurría como mantenerla al margen.
—Sakura, nunca has hecho esto —habló Kakashi—. Deja que la doctora haga su trabajo, además es ella quien ha estado haciéndole el seguimiento a Katt.
La muchacha trató de insistir, pero al final desistió. Convencer a Kakashi o entablar discusiones muy extensas con él era algo que nadie parecía poder hacer.
La pareja llegó al hospital un poco después de las seis de la mañana, pero pese a que ya era medio día Katt aún no estaba lista para dar a luz. La doctora la visitaba cada hora, pero los cambios eran menores y luego de tantas contracciones que no parecían llevar a nada la pelirroja ya estaba frustrada, cansada y molesta.
Kakashi estaba permaneciendo a su costado sin alejarse y de vez en cuando acomodando un poco las almohadas, tratando de que estuviera más cómoda.
—¡Katt! —llamó Tsunade entrando a la habitación—. ¿Sigues aquí? llevas como seis horas —agregó, acercándose a revisarla—. Yo venía a ver si ya habías dado a luz.
—Tsunade... sácalo... —pidió luego de tener una contracción.
—No puedo, y es mejor que sea un parto natural —respondió sonriendo ligeramente—. Vas a tener que aguantar un poco más.
—Quiero bañarme —se quejó, tocando su frente y su cabello, que comenzaban a mojarse por el sudor.
—Luego de que acabes y descanses un poco —respondió la quinta—. Considerando lo que te estás demorando dudo que tengas muchas fuerzas para darte una ducha —agregó antes de reír un poco—. Realmente te vez cansada, Kurenai y Shizune lo estaban haciendo mejor y eso que no son tan resistentes como tú.
—No estuvieron seis horas tratando de dar a luz —replicó la pelirroja ante el comentario mientras la Hokage salía para regresar a su oficina, ya en unas horas volvería nuevamente.
A las cinco de la tarde Katt ya estaba realmente de mal humor, por suerte no tenía muchas energías como para agredir a nadie. La doctora que la atendía había dicho que recién tenía cinco centímetros de dilatación y la pelirroja dudaba que fuera a aguantar por mucho tiempo. En las clases que tomó le había resaltado mucho que los dolores se incrementaban si es que se ponía demasiado tensa, pero eso ya era inevitable luego de once horas.
—Deberías ir a comer algo... —comentó mirando a Kakashi mientras trataba de acomodarse el cabello para que no la incomodara.
—No, en cualquier momento debes de estar dando a luz.
—No te preocupes, eso no va a pasar hoy —interrumpió tapando su rostro con las manos y reclinando la cabeza hacia atrás.
—Han pasado once horas y llevas cinco centímetros, con suerte en otras once lo completas —dijo él sonriente, provocando un gruñido en su esposa a la vez que se sentaba sobre la cama para estar más cerca.
Cuando la noche cayó en la villa, Katt pudo respirar tranquila por unos instantes. A las siete de la noche al fin estaba lista para dar a luz a su bebé. Tal y como le habían explicado la movieron a otra habitación, que contenía bastantes aparatos médicos en caso ocurriera algo inusual.
—Ya era hora —comentó Shizune ingresando a la sala luego de la doctora—. Pedí que me avisaran cuando estuvieras lista.
—¿Shizune? —preguntó un tanto asustada cuando estaba tomando aire luego de una contracción. Luego de la propuesta de Sakura, tenía la impresión de porque estaba la ninja médico ahí—. Oh... no deberías preocuparte por mí, creo que ya me acostumbré al dolor... —agregó, pero la intervención de otra contracción la interrumpió.
—Es mejor que esperes afuera Shizune —habló Kakashi al ver que Katt no podía hacerlo—. No creo que sean necesarios dos médicos para un parto y tú deberías de ir a tu casa. Heihachi no debe de estar muy feliz de no tener a su mamá cerca.
—Bueno, está con Genma... —respondió la mujer mientras Katt desvió la mirada a su esposo.
—De verdad, no creo que haga falta, pero si algo ocurre pide que te avisen —insistió el jonin, consiguiendo que la mujer abandonara la habitación.
Transcurrió casi una hora entre dolores e instrucciones antes de que Katt pudiera respirar al fin tranquila y olvidarse de pujar. La doctora anunció, entre el llanto de un recién nacido, que se trataba de una saludable pequeña, que entregó a su madre por unos instantes.
Katt observó a la pequeña que había estado creciendo dentro de ella durante nueve meses. Le parecía bastante pequeña y al haberse demorado tanto en salir estaba realmente colorada. Sonrió, luego de tantas horas se había olvidado por completo lo cerca que estaba de por fin tener a la pequeña en sus brazos. Notó que aunque aún no estaba muy seca tenía una pelusa muy clara sobre la cabeza.
—No creo que vaya a ser pelirroja —susurró, dirigiendo la mirada hacía Kakashi, que se había mantenido durante todo el parto junto a ella.
—En un momento te la vuelvo a traer —intervino una enfermera—. Hay que limpiarla un poco más y hay que terminar de revisarte a ti.
La pelirroja observaba impaciente como atendían a la pequeña a unos metros de distancia. Se había estado quejando de que ya quería que saliera, pero no quería tenerla lejos. Su mirada regresó nuevamente a su esposo, pese a que estaba con la mascara puesta se le notaba bastante feliz, aunque hasta el momento no había tenido oportunidad de cargar a la pequeña.
—Todo está bien —anunció la doctora—. ¿Quieres regresar a tu habitación? Es mucho más cómodo y tranquilo que aquí y nadie los va a interrumpir... al menos no hasta que se corra el rumor —rió la mujer—. La Hokage ya estaba bastante impaciente, más de doce horas y no nacía.
Ya en la tranquilidad de la habitación, sin médicos, aparatos sonando o enfermeras, Katt volvió a cargar a su pequeña. Ahora que estaba seca notó como parecía tener el cabello del color del de su padre, claro que aún era muy temprano como para asegurarlo, a muchos niños el cabello se les oscurece.
Kakashi se mantenía observando a la pequeña desde el costado de Katt, acariciando ligeramente la cabeza del bebé y sin quitarle la mirada de encima.
—Tienes máscara —intervino ella sonriéndole—. Dudo que la bebé vaya a pintar un retrato de tu rostro.
—Lo sé —contestó sonriendo, bajándola por unos instantes para darle un beso a su esposa y continuar observando a su hija—. ¿Qué nombre vamos a ponerle? Ya sólo tienes tres.
—Cierto... no lo sé, no llegué a decidirme.
—Creo que está abriendo los ojos —comentó, acercándose un poco más para verla.
—No creo que los vaya a abrir bien, está muy chica aún —dijo, pero la elevó un poco para tratar de que su hija los viera.
Pese a no abrir mucho los ojos, pudieron notar los ojos color caramelo contrastando con el resto de la pequeña. Katt sonrió, al menos parecía que había heredado algo de ella y por suerte no fue el llamativo cabello rojo.
—Sayuri —dijo la kunochi luego de unos instantes, sonriendo y dirigiendo la mirada a unas flores, blancas con unos rayos de color amarillo partiendo desde el interior hacía la punta de los pétalos, que estaban en la habitación—. Debe de haberlas mandado Ino, son lirios. Cuando estaba mirando los significados me dio curiosidad como eran los lirios, por ahora parece que tienen los mismos colores.
—Entonces que sea Sayuri —asintió mientras cargaba a la pequeña para que Katt pudiera acomodarse mejor en la cama.
x x
A las nueve de la noche, ya Katt estaba tranquila junto a Kakashi. Ella se sentía realmente cansada y su idea de darse un baño había desaparecido por completo, luego de tantas horas con dolores lo único que deseaba hacer era descansar y mirar a su hija.
—Disculpen—interrumpió una enfermera, provocando que Kakashi volviera a colocarse su máscara en cuanto la puerta de la habitación se abrió—. Señora Hatake, su hermano ha venido a verla —agregó sonriendo.
La pareja intercambió miradas. Ninguno de los dos esperaba ver a Naruto ahí. Pero su sorpresa se incrementó cuando la persona que ingresó a la habitación no era Naruto sino un joven de sonrisa traviesa ojos de color ámbar y cabello rojo largo sujeto en una cola que se partía en dos.
—Si acaba de llegar de viaje puedo ver para traerle algo —ofreció la enfermera ligeramente sonrojada mientras miraba al joven que venía con una maleta.
—Bueno, que sea algo con carne —respondió sonriéndole ampliamente y provocando una risa disimulada en la muchacha que se retiró de inmediato—Tú maletín —dijo, entrando y acercándose a ver a la bebé.
—Tú... —murmuró Katt mientras Kakashi retomaba su expresión sonriente al reconocer al invitado—. ¡Tú podías transformarte en humano!
—Me transformaba en un zorro de veinte centímetros... es más fácil en humano, es casi la misma masa —explicó, olfateando a la bebé—. ¿Cómo le pusiste?
—Sayuri —contestó Katt, volviendo a su estado alegre al retornar la mirada a la pequeña.
–Se parece a ti —opinó Orion.
—¿Tú crees?
—Sí, tiene dos ojos —Explicó riendo un poco, haciendo referencia a la bandana caída de Kakashi.
—¿Y por qué viniste así? —cuestionó Katt luego de unos diez minutos en los que la enfermera había regresado con algo de comida para el viajero.
—La desagradable jefa de enfermeras dice que no pueden entrar animales, estaba con una escoba diciendo que este lugar era muy limpio y que podía dañar a los bebés si un animal entraba —respondió mientras comía—. Estaba vigilando las ventanas así que me aburrí y entré por la puerta.
El tiempo siguió pasando y aunque Katt trataba no podía quedarse dormida, estaba en un estado de cansancio tal que la incomodidad le impedía cerrar los ojos, además no quería dejar de ver a la pequeña. Orion se mantuvo sentado en el sillón de la habitación, de vez en cuando recibiendo flores que llegaban y pidiendo si le podían traer más comida cuando pasaba alguna enfermera joven.
Casi a las doce de la noche unos ligeros golpes en la puerta anunciaron la llegada de una visita no esperada. Orion olfateó el aire mientras la puerta se abría lentamente y dejó a un costado el plato de comida que estaba disfrutando.
Dos hombres ingresaron a la habitación. Danzou acompañado por su ANBU de máscara de tigre. Katt se tensó de inmediato, por suerte había estado cargando a Sayuri en esos momentos y no tuvo la necesidad de hacer ningún movimiento brusco. Kakashi por su lado tomó la expresión que no trasmite nada que usualmente llevaba en el rostro.
Danzou se acercó lentamente y por unos instantes desvió la vista al joven pelirrojo desconocido que estaba con ellos. Pero decidió ignorarlo y continuar hasta llegar junto a la pareja con su acompañante.
Orion sonrió y se puso de pie avanzando alegremente hasta quedar al costado del ANBU enmascarado, el cual no parecía muy cómodo teniendo a un desconocido a su lado que bajo todas las luces parecía que estaba olfateándolo.
—La primera nieta del cuarto Hokage —inició a hablar Danzou—. Es una suerte que sea un pequeña saludable —agregó mirando en dirección a Sayuri que dormía mientras Katt la intentaba ocultar entre sus brazos.
—¿Cómo sabes que es mujer? —corrigió Katt sin poder contenerse a hablar.
—Oh, una enfermera me indicó que era una pequeña princesa... pero bueno, esperemos que ella si sea un digno ejemplo de lo que una debe de ser —comentó el hombre, haciendo sin duda referencia a su poca afinidad con Tsunade—. Es una lástima que no pueda llevar el apellido de su abuelo.
Ante el comentario Katt frunció el ceño, no tenía nada en contra del 'Namikaze' pero las palabras de Danzou sonaban más a una agresión contra el 'Hatake'. Antes de que pudiera volver a hablar, sintió la mano de Kakashi sobre la suya cerrándose ligeramente para que no hablara, pero el rostro de él se mantenía impasible como era costumbre.
Unos pasos acelerados captaron la atención de todos los presentes y seguidamente la puerta se abrió fuertemente.
—¡Ya era hora! —exclamó Tsunade entrando sin siquiera tocar y con Yamato que parecía haber estado corriendo detrás de ella—. Danzou, no tenía idea que te gustaba visitar recién nacidos.
—Tsunade-hime —saludó el hombre con obvio descontento en su voz.
—Te habías demorado tanto que pensaba irme a dormir —agregó la Hokage acercándose para ver a la bebé.
Al ver a la Hokage junto con Yamato, Kakashi y un desconocido que luego de observar su actitud no era tan complicado notar de quien se trataba, el líder de la raíz decidió que era momento de retirarse. Ya había visto a quien deseaba ver y no tenía motivos para quedarse.
—Tiene suerte que estaba trabajando hasta tarde —dijo la quinta cuando se aseguró que Danzou ya no estaba cerca—. Pensaba visitarte mañana, pero me avisaron que Danzou había venido al hospital.
—¿Qué quería...? —trató de preguntar Katt, pero la rubia interrumpió.
—Parece que ser pelirrojo no es dominante, quien lo diría —comentó mirando a la pequeña—. ¿Ya tiene nombre?
—Sayuri —respondió Katt sonriendo, viendo como Yamato se acercaba a ver a la hija de su senpai, pero se distrajo cuando el pelirrojo misterioso se colocó a su costado y comenzó a olfatearlo.
—¿Me estás olfateando? —cuestionó Yamato—. ¿Y quién se supone que eres? —añadió, hasta que vio como el aludido acababa de sacar, de la bolsa que llevaba en la cintura, unas galletas que había estado guardando—. ¡El zorro! —exclamó retrocediendo.
—Ya Yamato. ¿Quién más va a ser pelirrojo con dos colas? —preguntó la Hokage arqueando una ceja antes de pedirle a Katt para cargar a la bebé—. Sayuri Hatake, es un bonito nombre —opinó sonriendo.
x x
Para la mañana siguiente, ya muchos de los conocidos de la pareja se habían enterado del nacimiento de la pequeña Sayuri. Sakura fue la primera en llegar, había estado bastante impaciente por verla desde el día anterior y no pudo evitar querer cargarla casi todo el rato que estuvo visitándola. Kurenai también fue en la mañana, pero en esa ocasión estaba acompañada por Konohamaru que pese a no llevarse bien con Katt quería ver a la sobrina de su 'jefe' y además había estado visitando a su sobrina Tsubaki.
Ya en la tarde Temari llegó junto con Shikamaru. Al parecer aún tenían algunos roces en su relación, pero los meses que la kunoichi de la arena había pasado en Konoha y la presencia de Konohamaru con Tsubaki habían limado un poco los problemas. Con la situación con Iwa en mal estado visitar a Katt era imposible para Kankurou así que le insistió a su hermana que lo hiciera por él y le contara como era la nueva Hatake.
Ino también visitó a Katt, en compañía de Sai. El artista se mantuvo sonriente toda la visita, pese a que Orion, aún en forma humana, también se le acercó para olfatearlo. Shizune llegó junto con Genma y el pequeño Heihachi en brazos, ella al igual que Sakura había estado con mucha impaciencia por conocer a la pequeña de la cual probablemente Tsunade ya le había comentado un poco.
Sakura volvió a regresar junto con Ino. Las dos parecía extremadamente emocionadas por la bebé, pese a que era la última de los bebés que esperaban de la gente que conocían. Se turnaban para cargarla y tratar de hacer que las mirara cuando abría los ojos esporádicamente, hasta que Katt decidió que ya estaban abusando de su pobre hija recién nacida.
Una mujer de cabellos largos y tonalidad morada llamó la atención de Katt. Alguna vez la había visto, en la fiesta de cumpleaños y en la boda, y se alegró de que fuera a ver a Sayuri, al menos con eso podía estar segura de que aunque Kakashi no fuera comunicativo había gente que realmente estaba yendo ahí exclusivamente por conocerlo a él.
Muchas caras conocidas llegaron para conocer a la pequeña Sayuri y por suerte ninguna se quedó por mucho rato, probablemente la expresión de cansancio de la pelirroja y ver al zorro en forma humana no eran incentivos para hacerlo. Una pareja que Katt no esperaba ver era a Ibiki y Nodoka. La mujer debió de haber arrastrado a su esposo e hijo hasta el hospital y el ninja terminó por aceptar. Katt miraba espantada como el rostro de Ibiki se deformaba ante cada palabra de su esposa que tocaba el tema de cómo el pequeño Kiyoshi y Sayuri serían grandes amigos o incluso novios.
Ya entrada la tarde llegaron Kami, Panza y Sachi. La última entregando el obsequio que había llevado, argumentando que lo enviaba su padre, Panza comentó que el regresaría más tarde con su mamá, pero que tenía mucha curiosidad de ver a Sayuri y no pudo esperar hasta eso y Kami trajo una manta hecha a mano por su abuela que lamentablemente no podía ir al hospital, pero que prometía ir a visitarla ya en unos días cuando se acostumbrara a la bebé.
La llegada más ruidosa de todas fue la de las dos bestias verdes de Konoha. Guy lloraba de emoción al ver como su eterno rival se había vuelto padre y Lee lo imitaba, diciendo algo sobre nuevas pequeñas llamas que iluminaban la aldea. El regalo de Guy estremeció a Katt, no por ser feo sino por lo parecido que era los dos ninjas que estaban visitándola: Una pequeña tortuga verde de un material muy similar al de los trajes que vestían.
—Hola —saludó Hanabi entrando casi al instante que tocó.
—Hanabi... no deberías de entrar así —habló Hinata un tanto avergonzada mientras entraba acompañada de su primo y Tenten.
Las tres kunoichis se acercaron de inmediato a ver a la bebé que se encontraba con su madre bajo la casi permanente mirada de Kakashi. Neji por otro lado posó la mirada en el pelirrojo desconocido y luego de una sonrisa pícara por parte de este susurró las palabras que habían sido repetidas varias veces ya en esa habitación: 'el zorro'.
—¡Es tan linda! —exclamó la kunoichi de cabellos castaños—. ¿Puedo cargarla?
—Tiene el cabello blanco —señaló Hanabi—. Y creo que los ojos ámbar —agregó en un momento en que Sayuri abrió los ojos ligeramente—. Y el mismo chakra de Katt —completó al activar su byakugan.
Luego de unos momentos en que las kunoichis estaban con Sayuri, Katt giró un poco la cabeza para ver a Neji que se encontraba aún cerca de la entrada de la habitación. Katt posó la vista en el Hyuuga.
—Neji —llamó.
—Dime —respondió sin acercarse, Katt se veía cansada y tranquila, pero eso no quitaba que ya sabía como era su comportamiento usual.
—¿Danzou ha vuelto a molestarte? —preguntó, captando un poco la atención de todos los presentes. No había hablado casi nada con los Hyuuga luego de que se declarara que Konoha estaba en guerra y la visita de la noche anterior hizo que recordara el problema de Neji.
—No, aunque siempre hay un ANBU cerca de la morgue —contestó de forma seria.
—Danzou vino de visita —comentó retornando la vista sobre su hija.
—¿Ocurrió algo?
—No, simplemente vino a visitar a la nieta... —contestó, cortándose de inmediato—... a Sayuri —corrigió, no sin ganar una mirada suspicaz por parte del muchacho.
—Dudo que haya venido sólo por eso —opinó Neji.
—Tsunade-sama llegó junto con Yamato casi de inmediato —explicó Kakashi—. Lo que sea que pensaba hacer no le dio tiempo. Lo mas probable es que haya deseado ver si Sayuri tenía algo especial —Agregó acercándose a Tenten que tenía cargada a la bebé—. En algunas ocasiones ocurren mutaciones en los hijos de personas que tienen alguna habilidad.
—Se ve igual a Katt —intervino Hanabi.
—Es muy extraño que ocurra, pero debió de haber estado interesado.
—¿Es necesario que estés así? —preguntó Neji, posando la vista en Orion que no cesaba de mirarlo—. Me pones nervioso.
—Si me vuelvo zorro no me dejan estar aquí —respondió tranquilamente.
—Creo que es mejor que nos vayamos yendo —habló Neji posando la vista en las otras visitas—. Estoy seguro de que Sayuri debe de estar cansada de que la estén moviendo tanto y debe de querer estar con sus padres.
—Aburrido —masculló Hanabi mientras Tenten le entregaba la pequeña de regreso a Katt.
—Deberías tratar de dormir —opinó Kakashi cuando volvieron a estar solos.
—Lo sé, pero no puedo dormir... además, no quiero estar dormida en caso abra sus ojos de nuevo, son tan lindos —respondió acariciando la cabeza de la pequeña.
—Mañana regresamos a la casa, ahí vas a poder descansar mejor, pero igual deberías de tratar de hacerlo acá —insistió, tomando a Sayuri en sus brazos.
—Sí, ya Sayuri va a poder usar su cuarto —contestó ella sonriente.
—Pero primero va a quedarse con nosotros hasta que sea más grande —especificó Kakashi sin dejar de ver a su hija y causando cierta desconfianza en Katt. Él rara vez pedía algo o dejaba que se notaran sus preferencias y si bien era cierto que al principio prefería a la bebé con ellos, no quería que se quedara mucho tiempo en la habitación, aunque eso significara moverse todas las noches. Pero la mirada de embelesado del jonin indicaban que iba a tener un serio problema para poner a esa bebé en su habitación.
Pelirroja de ojos ámbar ya es canon e el mundo de Naruto (Manga 453 la página a color) en fin, tuve que decir eso xD
Ahora que las cosas ya están en movimiento, me es un poco más complicado mantenerme siempre con Katt como casi siempre lo he venido haciendo y se suponía que iba a seguir haciéndolo. Digamos que antes las cosas que variaban del canon se notaban generalmente con ella (O Madara, pero a él no pensaba ponerle la "cámara" encima xD) así que no había necesidad de poner al resto a menos que Katt rondara en las cercanías, pero sino quiero que algo suene a estilo "Y por ahí escuchó que Temari y Shikamaru se pelearon por algún motivo" sin mayores datos, pues tengo que alejarme de la pelirroja por un rato. Asumo que eso debe de ser mejor y de paso me sirve para practicar para el fic de Sayuri xD
Sobre el título del capítulo, es el significado de Sayuri Hatake –Sayuri, pequeño lirio y Hatake, campo o campo de cultivo dependiendo la traducción–
Recuento de niños, son varios, pero bueno, en la generación de Naruto los clanes decidieron tener hijos de la misma edad así que... pese a que sé que es extraño, no es tan inusual si se compara: Sarutobi Tsubaki (KurenaixAsuma), Mitarashi Dango (Anko y ser misterioso xD), Inuzuka Tegakari (Hana y su difunto esposo de mismo nombre), Morino Kiyoshi (IbikixNodoka... él ya había salido un instante en el cap 60), Namiashi Gisaku (RaidouxYurika), Shiranui Heihachi (ShizunexGenma) y Hatake Sayuri (KakashixKatt) y bueno los del concejo acaban de ser abuelos, pero eso no importa mucho... por ahora.
Sobre los 11 kilos extra por el embarazo, en esto le fui a preguntar a mí madre cuanto subió. Para ella fueron 9 o 10 kilos que ganó de peso, esto en parte se debe a que siendo madre soltera no tenía a nade a quien molestar para que le trajera comida (Katt si, pero el zorro se la comía antes xD) y considerando que a mí casi me mandan a incubadora por estar en el límite de pasar a sobrepeso (¡Yo era un royo gigante! xD)... pues señoras y señoritas... cuando tengan un bebé y suben como 20 kilos... probablemente están llenándose de peso que no van a perder cuando nazca el pequeño xD
Cualquier incongruencia o escena extraña en lo que es el parto o cualquier cosa relaciona con el embarazo... mis disculpas. Pero yo no he tenido un bebé o he estado cerca de alguien embarazada fuera de un par de días, así que mis conocimientos son bastante básicos y sé que no es lo mismo leer como se supone que es, a realmente vivirlo ya sea en carne propia o por tener un familiar. Espero que no haya nada por ahí que sea demasiado irreal, pero hay un límite de que tanto puede uno informarse.
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