Después de guerras y sufrimiento, de casi la extinción de la humanidad y la última orden de Dios -acabar con la humanidad-, los seres que se creían solo imaginación y fantasía despertaron de su prisión. Se alzaron contra una humanidad consumida por el odio y la soberbia, por la tentación de poder. Sin misericordia, solo el 10 % o menos sobrevivió a las plagas y matanzas. El fin del mundo llegó y, con ello, un nuevo orden comenzó.

Con el pasar de los años, se establecieron 13 reinos en un mundo gobernado por vampiros. Los ángeles que decidieron cumplir con la orden de Dios desaparecieron en batalla, mientras que los que se rebelaron contra ella perecieron o están desaparecidos, siendo nombrados Ángeles Caídos. Aquellos que obedecieron fueron llamados monstruos.

Los demonios, que abrieron el sello de Dios que los mantenía ocultos a los humanos, regresaron al submundo con una promesa de venganza. Los vampiros que ayudaron a la supervivencia de la humanidad ahora se alzan como sus gobernantes, y los vampiros a quienes los primeros traicionaron esperan su venganza con promesas de sangre.

En uno de esos reinos, nuestra historia comienza con una profecía, un juego de los nuevos dioses nacidos de la mera voluntad y poca fe de la humanidad que aún creía en algún dios.

En medio del imponente desierto, se erige una fortaleza, un crisol de culturas, donde sus habitantes viven felices a pesar de que los vampiros han conquistado el mundo. Dentro, el clan Reddo, uno de los 13 clanes que protegieron a la humanidad de su inevitable final a manos de ángeles, demonios y los de su propia raza, aunque un poco más salvajes.

Dentro de las murallas de Reddo, la familia real ha protegido a los humanos desde que los sobrevivientes les dieron el poder de gobernarlos, en agradecimiento por salvarlos de la aniquilación. Los vampiros aceptaron a cambio de guiarlos hacia un nuevo renacimiento, aunque nunca dijeron de qué...

Dentro de mi mente, se repetía una y otra vez el escenario. Sabía que la historia podía repetirse; parecía que la llegada de los vampiros no había cambiado nada. ¿Para qué sirvieron todos los sacrificios que hicimos? ¿Para qué tantas muertes y el casi exterminio de la humanidad en esos días oscuros? ¡¿Para qué?!, me repetí.

Recordaba haber leído sobre aquellos tiempos oscuros, cuando el mundo estaba al borde del abismo. Abaddon, el hijo de Lilith, había sembrado el caos con su deseo de eliminar a la humanidad. Un virus mortal se propagó, transformando a los animales en bestias salvajes y mutantes.

Los demonios emergieron de las profundidades de la Tierra para desatar su ira sobre la humanidad, mientras que los vampiros sedientos de sangre acechaban en las sombras. Fueron días de terror y desesperación, donde la supervivencia era una lucha constante contra las fuerzas del mal.

Me dejé caer al suelo. Cuando estuve un poco más tranquila, caminé de regreso a la habitación de las profecías. En el momento en que entré, me dije a mí misma: "¿Acaso no puedo hacer nada? ¿De qué me sirve todo este poder? ¿De qué me sirve ser uno de los pilares del reino? Aquí pensé que la humanidad había estado maldita desde sus inicios.

"¿Quién hizo esa maldita ley en el universo?", pensé.

Como si mis gritos despertaran algo dentro de la habitación, el libro que había tirado en mi arrebato anterior se volvió a iluminar. Cuando me di cuenta de esto, tomé rápidamente el libro y lo abrí. Este libro había pasado de generación en generación, conocido por ser el único que contenía las profecías más antiguas y precisas sobre el destino de las razas.

Cada vez que un evento crucial se acercaba, el libro comenzaba a escribir por sí solo, guiado por fuerzas divinas que reinaban en el mundo. Ahí noté que seguía escribiéndose. ¡La profecía no estaba completa! Y yo, por mi descuido, casi lo destruyo. No sabría qué hacer si, por mi culpa, lo empeoro.

Cuando finalmente se completó la escritura de la profecía, aunque me sentí feliz, no sabía cómo reaccionar. Por una parte, faltaban algunos años para que empezara.

"Bien, tengo tiempo para preparar algo", murmuré. Por otro lado, ¿por qué siempre tiene que empeorar algo para después mejorar? Ahora me doy cuenta de que nuestro futuro como raza humana, y no solo eso, el futuro de cada raza, depende de tres personas.

Dos de ellos ya nacieron, están con nosotros y espero poder guiarlos correctamente. La reina Mei Ishkar Miura y su hermano el príncipe Reinald Ishkar Miura deberán esperar un poco más antes de la llegada de su hermana.

Pero la tercera, pobre criatura, sufrirá tanto y yo no puedo decir nada. ¡Oh querida alma que estás en el vientre de tu madre, siento tanto tu destino.¡

Pero sé por propia experiencia que, si digo algo a los implicados, no termina mejor para nadie.