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CAPITULO 9 Una invitación y Decisión no esperada

Hola buenos días o tardes o noches

Después de poner un poco de historia acerca del mundo que creé, creo que puedo poner un poco de la historia desde el punto de vista del segundo personaje principal (Mei), también quiero aclarar que si la nombro con dos apellidos diferentes es por que como parte de la realeza conserva ambos apellidos, cuando trata personalmente con asuntos que la involucran como la reina usa el apellido de su padre (Miura) y cuando está tratando temas como si fuera de la nobleza o para tratar con su pueblo usa el apellido de su madre (Ishkar).

También quiero mencionar que no solo hay un distrito, existen 13 en total y en los demás la conocen por el nombre de Mei Ishkar.

Los demás personajes vampiros solo tienen un apellido, generalmente el más reconocido y la mayoría de los humanos no llega a tener, salvo ciertas excepciones que irán descubriendo poco a poco.

Ahora si los dejo con la lectura.

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el mapa de reddosilva

POV. Reinald

Después de completar mi entrenamiento, me dirigí hacia mi oficina para continuar con la planificación de las guardias de esa noche. Antes de llegar a mi destino, un mensajero se cruzó en mi camino.

—¿Quién eres? —lo interpelé con curiosidad.

El sirviente permaneció impasible, limitándose a entregarme un sobre.

—Disculpa si te interrumpí, ¿qué tienes para mí, sirviente?

—Un mensaje, Su Alteza —respondió el mensajero, entregándome el sobre con respeto.

—Personalmente entregado por el Rey Nagase Amori, ¿eh? —murmuré para mí mismo—. Muy bien, dame la carta. Y tú, puedes retirarte, estoy ocupado.

Una vez que se marchó, abrí inmediatamente el sobre. La carta indicaba que la familia real Amori invitaba a Su Excelencia el Rey Reinald y a la Primera Princesa Real Mei Ishkar a la proclamación de sucesión y coronación del nuevo Rey del Distrito 2, el Príncipe Real Amori Azumi.

Además, había una pequeña nota que enfatizaba que, en un evento de tal magnitud, ninguno podía negarse a asistir. Cualquier negativa sería interpretada como una afrenta, sugiriendo que ocultábamos algo en relación con la princesa. También sería una falta de respeto hacia el próximo rey a coronar, al no tener presentes a todos los miembros de las familias reales de todos los distritos.

Terminé de leer la carta y la devolví al sobre con un suspiro frustrado. Me apresuré hacia la habitación de mi hermana, la verdadera reina.

—Una afrenta simplemente por no llevarla —murmuré en voz baja—. ¿Por qué seguimos manteniendo este secreto? Han pasado años desde la decisión de mi padre, y aún siento el peso de su elección.

Antes de llegar a la puerta de la reina, decidí que era crucial abordar este asunto de inmediato, ya que me esperaba un encuentro importante con mi amiga esa noche. La idea me hizo esbozar una sonrisa, que desapareció cuando choqué con una sirvienta en el pasillo.

—Parece que algunos sirvientes están empeñados en cruzarse en mi camino constantemente —murmuré, sintiéndome irritado.

Por Mei

Me encontraba en una sala apartada dentro de mi habitación, un refugio al que solía retirarme después de completar mis tareas matutinas. Mis pensamientos se centraban en mi hermanita, quien llevaba dos días fuera del palacio.

—Han pasado dos días desde su partida —murmuré para mí—. Seguramente encontró un nuevo hogar y nuevos amigos. Espero que esté bien.

Me levanté del taburete en el que reposaba y salí de la pequeña estancia. Mi destino era mi armario, donde seleccioné cuidadosamente mi atuendo. Opté por una blusa blanca de manga 3/4, con las mangas arremangadas para revelar los botones dorados. Como prenda, escogí una falda negra que llegaba justo por encima de mis rodillas. Completé mi elección con un chaleco negro, adornado en la parte trasera con una especie de capa, y en el lado derecho del frente, la insignia de la familia real.

Cuando oí que alguien tocaba la puerta, apresuré mi cambio de vestimenta.

—Adelante —dije a la persona que había llamado.

—Intrigante; ¿sabes quién la envió? —le pregunté.

—Lo siento, señorita, esta vez no me entregaron la carta para revisarla. Fue entregada directamente en manos del príncipe. Aunque, por el uniforme que llevaba el mensajero, supongo que era del distrito 13.

—Está bien, puedes retirarte. Ya no es necesario que avises a mi hermano sobre el desayuno. Puedes continuar con tus tareas.

La doncella salió de mi cuarto. Apenas me volví cuando escuché un ruido de caída. Me dirigí rápidamente hacia la puerta y encontré a la doncella en el suelo, con mi hermano mirándola con desagrado.

—Hermano, qué bueno verte —comenté.

Se volteó hacia mí, levantó la carta que había sacado de su chaqueta y me la mostró. Cuando llegó la carta, pensé para mí: "la que recibió esta mañana". Mi hermano me la mostró y anunció:

—Nos ha llegado una invitación para asistir a la fiesta de coronación del sucesor del distrito 13 en la capital de Unmurin, dentro de una semana.

—Oh, una fiesta de coronación. ¿Y dice que ambos estamos invitados? —le pregunté a mi hermano.

—Así es —confirmó.

—Va a ser un problema. Esta vez sí tendré que asistir —expresé.

Miré a Reinald, esperando su respuesta.

—Cierto, esta será tu primera salida, ¿eh? —Una sonrisa juguetona se formó en su rostro.

—¿Me puedes enseñar los protocolos entonces? —le pedí.

No me importaba pedirle ayuda en estos casos, ya que él había asistido a este tipo de reuniones. Sabía que ya se estaban cansando de que continuara faltando a estas responsabilidades. Aunque me veían como una princesa en lugar de una reina, seguían considerando una falta de respeto que me ausentara. Y cuando descubrieran que le habíamos estado ocultando la verdad sobre la sucesión, no sabía qué podría suceder.

—Debería enseñarte, pero ¿podrías arreglártelas sola? —me retó antes de marcharse y dejarme la carta en la mano.

Cuando ya no estaba cerca, me acerqué a la doncella que había caído, esperando que se levantara. Durante toda nuestra conversación, había estado arrodillada, esperando a que ella pudiera ponerse de pie o que Reinald se marchara. Él las trataba mal, pero solo se contenía cuando yo estaba cerca.

—¿Estás bien? —le pregunté mientras le extendía la mano para ayudarla a ponerse de pie.

Se sacudió un poco por la caída y me dijo que se iría a continuar con sus tareas. Luego, me adentré en mi cuarto para buscar los papeles que necesitaba. Después del desayuno, tendría una reunión con la iglesia y no podía permitirme llegar tarde. Así que decidí llevar los documentos que podrían ser necesarios de inmediato.

Mei salió de su habitación y se dirigió hacia la iglesia, ubicada cerca de la zona media del distrito, rodeada por grandes edificios que parecían custodiar el lugar sagrado. La estructura de la iglesia se destacaba con su arquitectura imponente y majestuosa, una obra maestra de piedra y cristal que reflejaba la luz del sol en un caleidoscopio de colores.

Al llegar, Mei respiró hondo antes de entrar. Sabía que la reunión con el consejo religioso sería intensa, especialmente porque uno de los temas a tratar era su falta de compromiso matrimonial, una cuestión que pesaba sobre sus hombros como una nube oscura.

Al entrar en la iglesia, Mei notó la presencia de Lasnae, el sacerdote de la religión de los dioses elementales. Con su porte sereno y su túnica adornada con símbolos de los elementos, Lasnae proyectaba una calma que contrastaba con la agitación interna de Mei. Él esperaba en la entrada, claramente impaciente, mirando alrededor como si buscara a alguien.

—Buenos días, Lasnae —saludó Mei, acercándose con una sonrisa educada.

—Buenos días, Su Alteza —respondió él, inclinándose levemente—. Estoy esperando a mi hermana gemela, Earisol. Ella es la maga y oráculo de nuestra religión. La reunión no puede comenzar sin su presencia.

Mei asintió, recordando la poderosa reputación de Earisol. Como oráculo, Earisol tenía la habilidad de comunicarse con los dioses elementales y predecir eventos futuros, una capacidad que la hacía indispensable en el consejo religioso.

—Espero que no tarde mucho —dijo Mei—. Es una reunión importante, y hay muchos temas que debemos discutir.

Lasnae asintió, pero antes de que pudiera responder, la puerta principal se abrió y Earisol entró en la iglesia. Su presencia era impresionante; llevaba una túnica similar a la de su hermano, pero la suya estaba decorada con cristales que capturaban la luz, creando una aura de misticismo a su alrededor.

—Su Alteza, mis disculpas por la demora —dijo Earisol con una voz melodiosa, inclinándose en una reverencia—. He tenido una visión esta mañana que me ha retenido más de lo esperado.

—No hay problema, Earisol. Estoy segura de que la visión era importante —respondió Mei, tratando de ocultar su curiosidad. Las visiones de Earisol siempre eran de gran importancia para el consejo y, a menudo, influían en sus decisiones.

Los tres se dirigieron al salón de reuniones, donde los miembros del consejo religioso ya estaban sentados alrededor de una gran mesa de madera tallada. El ambiente era solemne, con las paredes decoradas con tapices que representaban los cuatro elementos: fuego, agua, tierra y aire.

Mei tomó su asiento al frente de la mesa, sintiendo las miradas de los consejeros sobre ella. El tema principal de la reunión pronto salió a relucir.

—Su Alteza, hemos notado que aún no ha encontrado un esposo —dijo uno de los consejeros, un anciano con barba blanca y ojos penetrantes—. Esto es un asunto de gran preocupación para nosotros, ya que la estabilidad del reino depende en parte de una unión adecuada.

Mei respiró hondo, preparada para responder.

—Entiendo sus preocupaciones, pero he estado enfocada en mis deberes como princesa y en las responsabilidades que conlleva mi posición —dijo Mei, manteniendo la voz firme—. Sin embargo, no he olvidado la importancia de este asunto y estoy dispuesta a considerar las propuestas que el consejo tenga.

—Propongo un compromiso —dijo Earisol, dirigiéndose a los miembros del consejo—. Permitamos que Su Alteza elija un candidato a esposo, mientras que el consejo proponga otro. Luego, evaluaremos ambas opciones y tomaremos una decisión que sea beneficiosa para el reino.

Los consejeros murmuraron entre ellos, discutiendo la propuesta de Earisol. Después de unos minutos de deliberación, el anciano con barba blanca se dirigió a Earisol.

—Tu propuesta es sensata y justa, Earisol. El consejo aceptará que Su Alteza elija un candidato, y nosotros proponemos otro. Después de una evaluación cuidadosa, escogeremos el candidato más adecuado.

Mei respiró aliviada. La posibilidad de tener voz en la elección de su futuro esposo le daba una esperanza renovada.

Durante la reunión, mientras los consejeros discutían sobre el candidato, Mei se encontró perdida en sus pensamientos. Si debía elegir a alguien verdaderamente apto para ser su compañero, una idea peligrosa, aunque no del todo descabellada, comenzó a formarse en su mente. Pensó en su hermano Reinald. A ojos humanos, esa idea sería completamente inaceptable, pero entre los vampiros, era una práctica común para asegurar la continuidad del legado y el poder.

Mei sabía que se estaba jugando mucho. Los desafíos que enfrentaba requerían una alianza fuerte, alguien en quien pudiera confiar plenamente. Después de reflexionar detenidamente, Mei se decidió a presentar su elección al consejo.

—Consejeros —dijo Mei, alzando la voz para atraer la atención de todos—. He considerado cuidadosamente su propuesta y, tras meditarlo, he llegado a una decisión. Propongo a mi hermano Reinald como mi candidato.

El consejo quedó en silencio por un momento, intercambiando miradas de sorpresa y luego de deliberación. Finalmente, el anciano consejero se adelantó para hablar.

—Es una propuesta inesperada, Su Alteza, pero no sin precedentes en nuestra historia. Dada la situación y el respeto que su hermano ya tiene como líder, consideraremos su elección.

El consejo pasó a la siguiente parte del plan, discutiendo a quién propondrían como candidato. Tras una deliberación, el anciano consejero volvió a tomar la palabra.

—Después de considerar varias opciones, hemos decidido proponer a Julián como nuestro candidato —anunció el consejero.

Mei sintió un estremecimiento al escuchar el nombre. Julián... No podía ser quien estaba pensando, ¿verdad?

—¿Podrían darme más detalles sobre este Julián? —preguntó Mei, tratando de mantener la calma.

—Julián es un experto botánico, maestro de magia curativa y venenos, así como pociones herbales dentro de la escuela de magia avanzada —explicó el consejero—. Además, posee el don de rastreo, una habilidad muy valorada. Integrarlo a la familia real sería beneficioso en varios aspectos, especialmente porque no tiene familia conocida.

Mei sintió un nudo en el estómago al confirmar sus sospechas. Julián era, efectivamente, el amigo de su hermano Reinald. Un hombre talentoso y respetado, pero alguien a quien nunca había considerado en ese contexto.

—Julián... —pensó Mei—. Esto puede ser más complicado de lo que imaginé.

Al concluir la reunión, Mei salió de la iglesia y se dirigió de vuelta al palacio. Sabía que la decisión final estaba en sus manos y que debía evaluar cuidadosamente las implicaciones de elegir a uno u otro. Ambos candidatos ofrecían diferentes ventajas, y Mei tenía que considerar lo que sería mejor para ella y para el reino.

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