Capítulo 19 - Información
La sala de enfermería estaba envuelta en un silencio pesado, solo roto por la respiración agitada de Mei y el leve crujir de las cadenas mágicas que envolvían a Sato, quien yacía hincado en el suelo. Las luces parpadeantes del lugar arrojaban sombras que danzaban sobre las paredes, añadiendo una atmósfera aún más tensa a la escena.
Mei, con una expresión de desdén y furia en su rostro, extendió su mano hacia Sato, revelando el nombre del arma: "Tenshi no Yami". Antes de que Sato pudiera articular una palabra, Mei lo interrumpió con un gesto imperioso.
-No preguntes más -dijo Mei con una voz que apenas ocultaba su ira-. Solo dime qué ocurrió después de que llevaras a cabo tu acción.
Sato levantó los hombros con indiferencia, pero sus ojos reflejaban una mezcla de desafío y cautela.
-Me sellaron de nuevo. No supe nada más después de eso -respondió Sato, su tono despreocupado contrastaba con la gravedad de sus palabras.
El aire se cargó de electricidad cuando Mei, con voz firme y resuelta, pronunció unas palabras en otro idioma. Las cadenas mágicas que envolvían a Sato se tensaron, haciéndole sentir una presión casi insoportable.
luchaba por mantenerse erguido, pero cada vez que intentaba enderezarse, sentía como si estuviera siendo empujado hacia abajo por una fuerza invisible y abrumadora. Sus músculos temblaban con el esfuerzo mientras luchaba por no ceder ante la presión aplastante que amenazaba con doblegarlo por completo. Sin embargo, sus esfuerzos parecían inútiles, y poco a poco, se vio obligado a hincarse aún más bajo, incapaz de resistir el poder que emanaba de Mei.
-Vete -ordenó Mei, su voz resonando con autoridad y desprecio.
Sato levantó la cabeza, sus ojos brillaban con una malicia palpable.
-Tú y tus malditas cadenas. Esta es la primera vez que me ves, y te aseguro que no será la última -advirtió Sato, su voz llena de veneno y desafío.
Mei lo miró con un odio palpable, pronunciando su nombre con un desprecio que cortaba como un cuchillo afilado.
-Lo que digas, Raisel -sentenció Mei, dejando claro que no había lugar para la negociación ni el perdón en ese momento.
Llevé a mi hermano junto a los demás a la otra sala donde se habían reunido. aunque consciente de la gravedad del estado de Reinald, mantuve una actitud neutral y resuelta. Sabía que las acciones que había tomado podrían llevarlo al límite de su conciencia
Mientras llevaba a Reinald a cuestas hacia la enfermería, no esperaba ayuda de los amigos de su hermano. Sabía que, aunque fueran semi-conscientes de la situación, no intervendrán. Por un lado, comprenden que no podrían enfrentarse a mi. Por otro, era la hermana mayor de Reinald y tenía autoridad sobre él en el reino. Además, preferían no estar en el lado opuesto de lo que estaba pasando en este momento, aunque fueran amistades de mi hermano En ese momento, la lealtad y el respeto hacia mi superaba cualquier otra consideración.
Al entrar, noté cómo Daniel ajustó sutilmente su postura, colocándose de manera que quedara entre Louis y cualquier posible fuente de tensión. Ambos me miraron asombrados, pero Louis parecía especialmente nervioso, buscando la mirada de Daniel en busca de orientación.
-¿De verdad quieren saber? -les advertí, ya más tranquila.
Louis, con una mezcla de asombro y curiosidad, negó rápidamente con la cabeza y las manos, como si temiera dar la respuesta equivocada
-No, no, así está bien. Seguro que lo merecía ¿verdad? -murmuró, buscando el apoyo de Daniel con la mirada. Daniel le devolvió una mirada significativa, como asegurándole que estaba allí para él.
-Por no decirte a tiempo -mencionó Daniel, interviniendo suavemente para redirigir la conversación y suavizar las palabras de Louis.
Dejé a mi hermano recostado en otra cama y tomé una silla, colocándola más cerca de Julián. Mientras esperaba, noté cómo Daniel se movía discretamente para estar cerca de Louis, quien parecía más tranquilo con él cerca. Pasaron unos 40 minutos, y el primero en despertar no fue Julián, sino mi hermano.
De a poco, Reinald abrió los ojos y se encontró en una habitación diferente, con Daniel, Louis y Mei presentes. Su cuerpo dolía, y en su confusión, lo primero que hizo fue acusarme.
-¿Qué me pasó? -preguntó, señalándole acusatoriamente.
Mei le dirigió una sonrisa leve pero cargada de significado. -Perdón, pero si hubieras compartido antes sobre su estado -dijo, refiriéndose a Julián, quien yacía en otra cama-, no habría sido necesario.
El ambiente se mantenía tranquilo, aunque la tensión era palpable.
-¿Julián ya despertó? -volvió a inquirir Reinald.
Mei asintió, y su expresión se tornó un poco más seria. -No, pero mientras estabas inconsciente, pude recolectar algo de información.
Mei bajó la voz, como si compartiera un secreto delicado. -Primero, lo que voy a decir involucra a toda la rama militar. Y segundo, tiene que ver con Julián.
Esperó un momento, pero Reinald, Daniel y Louis se mantuvieron en silencio, esperando que continuara.
-Lo que le ocurrió a Julián es que fue atacado por un "espejo". -Observo sus caras llenas de escepticismo, pero siguió adelante-. Son lugares, o tal vez entidades, imbuidos de magia. Pueden repeler, redirigir e incluso potenciar ataques físicos a corta distancia. Además, tienen la capacidad de anular magias a medio y largo alcance. Son difíciles de localizar porque su propósito esencial es mantener a las personas ocultas o evitar que sean encontradas.
-Actualmente conozco tres "espejos", pero dudo que alguno de ellos sea responsable del ataque a Julián. El agresor debe ser alguien excepcionalmente poderoso que controle un cuarto espejo.
-¿Cómo sabes todo esto? -preguntó Reinald, sorprendido. Ni siquiera sabía de la existencia de esos espejos.
Mei desvió la mirada, consciente de que su hermano no le creería fácilmente. -He investigado extensamente, al igual que tú. No encontré información sobre esos espejos en las secciones convencionales de la biblioteca. Solo podría ser parte de la colección prohibida.
Reinald la enfrentó con la mirada. -¿Entraste en esa sección? Allí solo están los libros de magia negra y los volúmenes prohibidos sobre... ya sabes qué.
Se sintió abrumado. Solo tenía una vaga idea de lo que esos libros prohibidos trataban, y por buenas razones. -Así es, Mei. Sabes que no podemos hablar de eso. --Pero es posible que los" sereshim el" tengan a Nanami finalizó Mei
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