Encuentro
Editado 23.12.17
Miraz se encontraba con su pequeño y recién nacido hijo en brazos. A su lado se encontraba se esposa.
Vio que el general Glozelle llegaba con sus soldados. Entrego el niño a su esposa y se dirigió a los establos. Muy seguro de si mismo Miraz, camino apresuradamente para ver con sus propios ojos lo que creía que había debajo de la capa.
-Espere, su majestad, no es lo que cree -le dijo el General Glozelle.
-¿Entonces que es?
-Nadie lo sabe -dijo y acto seguido levanto la capa, haciendo que Miraz no se llevara una grata sorpresa
-Imposible -mascullo Miraz
* * * * *
-Le advertí al consejo que si depositaba su confianza en Miraz abría consecuencias- reclamó Lord Sopespian a el resto del consejo.
-No, no, no podemos acusar al señor protector sin ninguna prueba
-¿Hasta cuando nos creeremos esa escusa? Hasta que cada silla de esta habitación quede vacía- en ese momento entró Miraz atravesando las dos grandes puertas.
-Señores del consejo mis disculpas por llegar tarde nadie me dijo que habría reunión- explico Miraz desde su asiento
-Algo parece tenerlo ocupado -le dijo Lord Sopespian.
-¿Perdóneme?
-Hemos visto que desde que murió Caspián X, usted se comporta como rey. Y ahora desaparecen el Príncipe Caspián y la Princesa Kayla -lo acusó otro miembro del consejo.
-Le ofrezco mis condolencias. Imagínese perder a sus sobrinos, legítimos heredero al trono, la misma noche en que nace su primogénito- dijo Lord Sopespian con malicia.
-Gracias, Lord Sopespian. Su compasión es como una bendición en estos tiempos oscuros.
-Confió en que nos dirá la razón de esta tragedia.
Miraz dirigió la mirada hacia el General Glozelle, este le dio un asentamiento con la cabeza. Miraz se paro para empezar su discurso.
-Es una perturbadora noticia- dijo mirando las dos sillas de los príncipes, fingiendo pena - nuestros amados Caspián y Kayla fueron raptados -dijo y enseguida se escucharon murmullos y exclamaciones de miedo- por narnianos
-Esta yendo demasiado lejos, Miraz. Quiere culpar de un terrible crimen a una cuento fantástico- ahora todos en la sala se encontraban enojados por semejante declaración.
Miraz le hizo una seña a Glozelle, el general abrió la puerta y unos soldados entraron con un enano. Traía sogas en los brazos y boca. Todas en la sala tenían caras de pánico y asombro.
-Olvidamos señores míos, que Narnia alguna vez fue una tierra salvaje. Feroces criaturas la dominaban. Nuestros ancestros derramaron sangre para exterminar a esta escoria -dijo Miraz señalando al enano -o eso creyeron. Mientras nosotros perdíamos el tiempo peleando entre nosotros- Dijo mirando a Lord Sopespian-, ellos como cucarachas se reprodujeron, debajo de una roca. Creciendo, haciéndose fuertes, vigilándonos ¡Listos para atacar! - acto seguido le pego una cachetada al enano. Con el golpe la soga se aflojo de su boca, dejándolo hablar:
-¿Y se preguntan por que los odio tanto?
-Así que ahora intento atacar yo. Aunque deba cortar cada árbol de aquel bosque, les prometo encontrar al Príncipe Caspián y la Princesa Kayla. Y terminare lo que nuestros ancestros empezaron.
* * * * *
-Catapultas - dijo Edmund cuando estuvo al lado de una roca.
-¿Qué?- le pregunto Peter. Junto a el venían Susan y Lucy
-No, esto no se derrumbo. Cair Paravel fue atacado
Peter se dirigió hacia un muro de rocas y, con la ayuda de Edmund, lograron correrla. Frente a ellos se encontraba una puerta de madera. Algo anticuada y podrida.
Peter rompió la puerta para después abrirla. Luego con un cuchillo cortó parte de su camisa. Amarrando la tela a una rama le pregunto a su hermano:
-¿Supongo que no tienes fósforos o si?
-Amm, no, pero ¿te sirve esto?- dijo sacando una linterna de su mochila
-¿Y porque no lo dijiste antes?- lo regaño en broma. Edmund entro seguido por sus hermanas y al final Peter. Bajaron por los escalones, hasta llegar a una tipo cueva. En ella se encontraban cuatro baúles.
-No lo puedo creer, todo esta aquí -dijo Peter mientras veía una imagen de Aslan.
Lucy corrió hacia el baúl que le pertenecía y empezó revisar sus cosas. Susan y Edmund la imitaron, cada uno con su respectivo baúl.
- ¿Éramos tan altos?- dijo Lucy con un vestido, que obviamente no era de su talla.
-Eras adulta en esa época- le contesto su hermana.
-No como cientos de años después, cuando eres niño- dijo Edmund, con un casco un poco grande para el. Al verlo sus hermanas no pudieron evitar reírse.
-¿Qué sucede?- le pregunto Lucy a Susan, quien se encontraba confundida y sorprendida. En una mano sostenía su arco y en la otra el estuche de su cuerno.
-Mi cuerno. Debí dejarlo en mi montura el día que nos fuimos. - mientras Susan hablaba, Peter se acerco a su baúl. Lo abrió y tomo su espada, mientras recordaba cuando era el Rey Peter, el Magnifico. Miro detenidamente el escrito en ella.
-El gran invierno a caído con su potente rugido.
-Al sacudir su melena la primavera llega - dijo Lucy. Su voz iba llena de triste y nostalgia-. Todos nuestros amigos, el Sr. Tummus, los castores, ya no están.
-Es tiempo de averiguar que sucede - dijo el mayor.
* * * * *
-Me esta mirando- le dijo el soldado telmarino a su compañero
-No lo mires - le contesto. Se referían al pequeño narniano que llevaban amarrado. Mira fijamente a uno de los soldados, esperando su muerte.
-Tirémoslo aquí -ambos lo tomaron y amenazaban con tirarlo
-¡Libérenlo!- grito alguien, mientras una flecha roja daba en el bote. Los hombres tiraron al enano al agua.
-Cuervos y cachorros - dijo el enano, a pesar de tener la boca amarrada.
Susan disparo otra flecha que dio en el pecho de uno de los soldados, de inmediato cayo al agua. Seguido de el fue el otro soldado, que se tiro voluntariamente.
Peter, mientras tanto, corrió al rescate del enano. Edmund tomaba el barco. Ambos volvieron a tierra con el enano. Lucy corto la soga de sus manos y el se quito la de la boca. Escupió el agua que tenia en la boca y comenzó a gritar
-¡Que me liberen, no se te ocurrió algo mejor!
-Un simple gracias seria suficiente - le contesto Susan
-Ellos sin tu ayuda estaban ahogando perfectamente
-¿No querías que te salváramos? - Le pregunto Peter
-¿Pero porque querían matarte? - Pregunto Lucy
-Son telmarinos, eso es lo que hacen - contestó el enano
-¿Telmarinos? ¿En Narnia? - Pregunto Edmund.
-¿Dónde has estado los últimos 100 años?
-Es una larga historia - le dijo Lucy, sonriendo. El enano los miro detenidamente y Luego pareció sorprenderse.
-No, puede ser ¿son ustedes los reyes y reinas de antaño?
-Soy el gran rey Peter, el magnifico.
-Pudiste omitir eso ultimo - le dijo Susan a su hermano mayor
-Probablemente - agregó el enano riendo. Edmund y Lucy contenían las risas.
-Te sorprenderías- dijo Peter desenvainando su espada.
-No creo que quieras hacerlo
-Yo no, el - dijo refiriéndose a Edmund. El desenvaino y Peter le entrego su espada al enano. Parecía que al enano le pesaba la espada pero todo fue un truco. Cuando Edmund se distrajo el enano aprovecho para darle un golpe en la cara.
-¡Edmund! - Grito Lucy
-¿Te lastime? - preguntó el enano fingiendo culpa. Golpe tras golpe, tras golpe. Ambos lograban esquivarlos, con una estrategia Edmund logro que el enano perdiera su espada. Edmund respiraba sonoramente, mientras apuntaba al enano con su espada. Volvió a sentir aquella sensación de victoria, como cuando era conocido como el Rey Edmund, el Justo.
-Barcos y bigotes - exclamo el enano petrificado - tal vez el cuerno si funciono.
-¿Cuerno? - Pregunto Susan
-Si cuerno, el que dejaste el día que nos abandonaron - explicó el enano-, el Príncipe Caspián lo sonó y eso los trajo
-¿Quién es el príncipe Caspián? -Pregunto Peter
-El legitimo heredero al trono. Bueno, él y su hermana.
-¿Quieren ayudarnos?
-No lo sé, pero será mejor encontrarlos para preguntárselos.
Los cinco empezaron a caminar por el espeso bosque. Al frente iba Peter, seguido por Susan y Edmund, detrás el enano y hasta el final Lucy. Lucy miraba los arboles, que parecían demasiado quietos y sin vida. De repente, escucho un ruido y vio algo moverse. Se acerco lenta y silenciosamente.
-Hola, soy Lucy, no tengas miedo - susurro Lucy. Luego de entre las hojas apareció una niña. Su cabello, negro como la noche, lo traía agarrado en una trenza de lado; sus ojos eran una combinación del azul del mar y el azul del cielo, una combinación extraordinaria.
-Yo me llamo Kayla, un gusto - Lucy sonrió, se veía amable y le dio un aire de confianza.
-¡Lucy! - se oyó un grito de desesperación. Kayla volvió la mirada y vio a una muchacha apuntarle con unas flechas.
-Agáchate -le dijo Kayla a Lucy. La jalo hacia el suelo y la flecha dio en un árbol cercano.
-Son mis hermanos.
-Si, me doy cuenta- dijo Kayla con ironía
-¿Quién eres? -se oyó otra vez, era Susan. Kayla se levanto y Susan volvió a apuntarle.
-No dispares, no dispares - le rogó a Susan
-¿Dónde esta mi hermana? - pregunto Peter. Kayla bajo la mirada y Lucy se levanto.
- No la lastimen - pidió Lucy. Mientras Lucy corría hacia sus hermanos. Kayla dio tres pequeños pasos hacia ellos.
-Es la princesa de los telmarinos - dijo el enano. Lucy se dio la vuelta para mirarla, al igual que todos los demás.
-¿Eres la princesa de los telmarinos? - le pregunto Lucy
-Si - contestó Kayla, en voz baja. Antes de que alguien más hablara empezó a mirarlos. Lucy desde el principio le había parecido una niña dulce y simpática. Peter se veía valiente y con la intención de cuidar a su familia. El enano se veía duro por fuera pero por dentro era cariñoso, y no se equivocaba. Susan parecía inteligente y amable. En Edmund solo pude ver sus ojos, eran de un café profundo. Parecía que esos ojos la habían hipnotizado.
-¿Qué haces aquí?- le pregunto Peter.
-Por la misma razón que ustedes- contesto sin dejar de mirar a Edmund. Por su parte Edmund también la miraba, le había parecido una muchacha muy hermosa. Y claro que lo era, pero Edmund la veía más allá de su cara y su belleza. La veía perfectamente, veía a la muchacha valiente y honesta que había adentro.
-En serio ¿Por qué querías pelear contra tu pueblo? - le pregunto el enano. Esta vez Kayla quito la vista de los hermosos ojos de Edmund para ver al enano.
-Por que quiero que mi tío les devuelva Narnia- al ver que nadie decía nada, Kayla continuo hablando-. Por favor quiero ayudarlos.
-Bien, yo soy. . . - empezó Susan
-La reina Susan - termino Kayla.
-¿Cómo me conoces?
-Por las historias.
-¿Tus padres te contaban historias de nosotros? - Le pregunto Lucy
-No, mis padres murieron hace unos años - respondió Kayla. Ambas hermanas bajaron la mirada, pero Kayla había aprendido a vivir sin ellos-. Mi profesor me las contó
Sigo sin entender - dijo Peter-. ¿Quien eres?
-Soy la princesa Kayla, la hermana del príncipe Caspián.
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