El príncipe Caspian
Editado 25.12.17
Abrió sus oscuros ojos y observo el lugar. Se llevo la mano a la cabeza. La tenía vendada. ¿Pero quien? ¿Por qué? Al tiempo que se quitaba la venda de la cabeza oyó unos voces en la habitación de al lado.
- ¡Este pan esta rancio! -exclamó alguien.
-Si, entonces le daré sopa -dijo otra voz-. No tardara en despertar.
-Si, no lo golpee con suficiente fuerza -le respondió la primera voz. Caspián se acerco a la entrada de la habitación. Se mantuvo oculto escuchando la plática.
-Nikabrik es solo un muchacho
-Es un telmarino, no un cachorrito perdido. Dijiste que te desharías de el -dijo "Nikabrik". Caspián asomó despacio la cabeza para ver de quien se trataba. Regresó la cabeza, asustado al darse cuenta de que eran Narnianos. Un tejón parlante y una especie de enano.
-No, dije que me encargara de el -dijo el tejón-. No puedo matarlo ahora, le vende la cabeza, seria como matar a un invitado.
-¿Y como crees que sus amigos traten a los suyos?
-Trumpkin conocía todos los riesgos, no es culpa del muchacho.
Caspián salió asustado de su escondite. El enano le bloqueo la salida. Caspián retrocedió, botando la bandeja que lleva el tejón. El príncipe tomó un fierro, que se encontraba cerca de la chimenea, para defenderse y el enano saco su espada.
-Te dije que nos deshiciéramos de el antes de que fuera tarde -le gritó Nikabrik al tejón.
-Ya sabes porque no lo hice -le respondió el tejón.
-Si van a votar, apoyo a tu amigo -dijo Caspián a Nikabrik.
-Nos ha descubierto, no hay que dejarlo ir -exclamó Nikabrik
-Dije que ya Nikabrik, o me vuelvo a sentar en tu cabeza ¿eso quieres? -le preguntó el tejón al enano-, y tu mira lo que me hiciste hacer -dijo hacia Caspián-, pase media mañana cocinándola.
-¿Qu-que eres? -preguntó Caspián.
-Sabes es gracioso que hagas esa pregunta, seguro que no reconoces a un tejón cuando lo vez.
-No, la verdad es que son Narnianos, se suponen que están extintos
-Pues lamento decepcionarte -le dijo Nikabrik. Se sentó de nuevo en la mesa y el tejón puso una bandeja en la mesa.
-Aquí tienes esta caliente -dijo, dirigiéndose a Caspián.
-¿Desde cuando albergamos soldados telmarinos? -pregunto el enano al tejón, ignorando la presencia de Caspián.
-No soy un soldado, soy el príncipe Caspián X.
-¿Qué estas haciendo aquí? - le pregunto el tejón.
-Estoy huyendo. Mi tío siempre mi trono y el de mi hermana. Supongo que nos dejo vivir hasta ahora, porque no tenia heredero propio -dijo Caspián mientras miraba el fuego
-Eso cambia las cosas -dijo el tejón.
-No será nuestro deber matarte -le dijo Nikabrik.
- Tienes razón -dijo Caspián. Se empezó a poner su escudo y tomo su espada, listo para irse.
- ¿A dónde quieres ir? -le pregunto el tejón, preocupado.
-Solo quiero encontrar a mi hermana. Miraz no se detendrá hasta que yo muera.
-No puedes irte, viniste a salvarnos. ¿Tienes idea de que es esto? -dijo el tejón. En sus manos tenia el cuerno de la Reina Susan.
El profesor de Caspián y Kayla, acababa de entrar a su biblioteca cuando encontró a Miraz en ella.
-Que impresionante biblioteca. . .
-¿Hay alguna cosa en particular que desee, milord?
-De hecho creo que encontré lo que buscaba. . . ¡EN UNO DE MIS SOLDADOS! -Miraz clavó una flecha roja en uno de los libros del profesor. En la página del libro se veía la imagen de los reyes de antaño-. El cuerno de la reina Susan ¿lo conoces?
-Decían que era mágico.
-¿Mágico? -preguntó Miraz. Se acerco amenazadora al profesor.
-Los narnianos creían que podían llamar a sus reyes y reinas de antaño, eso decía la superstición.
-¿Y que saben mis sobrinos sobre esta superstición?
-Milord, usted me prohibió contar las antiguas leyendas.
-Aja, eso hice.
En ese momento, el General Glozelle acababa de entrar en la habitación con otros dos soldados.
-Le diré algo. . . si Kayla o Caspián oyeron sobre la gran magia, milord tendría razón para estar nervioso -le dijo el profesor, antes que los soldados se lo llevaron apresado. Mientras lo llevaban al calabozo, Lord Sopespian los vio y se dirigió a Glozelle.
-Primero los príncipes, ahora su tutor. Si los de la casa de Miraz no están a salvo, ¿Quién lo esta?
-¡Lord Sopespian! -gritó Miraz desde la biblioteca.
-No es seguro decir eso, Lord Sopespian.
-Nada es seguro en estos tiempos. Hay que elegir las palabras con el mismo cuidado que los amigos
Lord Sopespian se dirigieron hacia Miraz, seguido del General.
-¿Cuánto falta para terminar el puente?
-La construcción continúa sin retrasos.
-Eso no es suficiente. . . necesito que mis tropas pasen ya.
-Puedo sugerir que contribuya con más hombres, tengo pocos a mi disposición.
-Es verdad -dijo Miraz apretando los dientes-. Ve a Beruna -dijo hacia Glozelle-. Alcanzaremos a Caspián antes que ellos.
- ¿Ellos? -preguntó Lord Sopespian.
-Tal ves debería estudiar historia- al irse Lord Sopespian observo la flecha clavada en el libro.
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