Nueva amenaza, nueva misión.
Edmund, Matthew y Caspián habían sido sacados de la celda hacía unos minutos. Con empujones y gruñidos, tres hombres habían sido los encargados de sacarlos -aún encadenados- de su celda.
Siguieron caminando hasta la luz del sol les pegó en la cara, dando a entender que ya llegaban a la superficie.
Al salir no se llevaron el mejor escenario: una gran cantidad de hombres, con dinero en mano, observaban las ofertas de aquel día.
Caspián apretó sus puños al ver como a su esposa Susan le colocaban un cartel con un escrito: Vendida. Gruño cuando la tomaron con fuerza para colocarla junto a Kayla y Lucy, quienes también unos carteles colgados de su cuello. Edmund también sintió como la sangre se iba de sus nudillos al ver a sus hermanas y novia en aquella situación.
Luego de eso vieron que Eustace era arrastrado a donde antes estaba Susan. Muchos de los hombres empezaron a bromear y a burlarse del chico rubio, hasta que un particular hombre lo reclamó con profunda voz. Edmund y Caspián volvieron la cabeza al escuchar esa misteriosa voz. Unos segundos después, la capucha se había desprendido de su cabeza dejando al aire a Drinian con Reepichepp en el hombro. No pasó mucho cuando una buena parte de los compradores se libraron también de sus capuchas, mostrando los rostro conocidos de muchos marinos del Viajero del Alba.
-¡Por Narnia!- todos los marinos se lanzaron sobre los comerciantes. Reepichepp saltó al encuentro con la Reinas de Narnia. Aprovechó que todos los comerciantes se encontraban rodeados por los marinos. Con unas estocadas el pequeño ratón logró soltar las cadenas de las muchachas, las cuales se unieron al instante a la lucha con lo que tuvieran a la mano.
Edmund y Caspián también se revelaron contra los hombres que los tenían agarrados. Edmund colocó las cadenas -aún en sus muñecas- en el cuello del hombre que poseía la llave de estas.
-Rápido, agarrela- dijo Edmund a Lord Bern, el cual había sido arrastrado por otro hombre unos metros atrás de los reyes.
Marinos y ladrones siguieron debatiéndose hasta que se escucharon cacharros y gritos. Los pobladores de aquel pueblo habían encontrado el valor para revelarse contra las personas que los habían maltratado y amenazado, con cualquier cosa encontrada en sus casas o con sus manos incluso.
Pero uno de los comerciantes había escapado de ellos, el más importante y el líder. Corrió a las afueras del pueblo encontrándose con los botes del Viajero del Alba y un chiquillo rubio en una de ellas.
Eustace también había huido cuando se le presentó la oportunidad. Se subió a unos de los botes esperando que aquel avanzará.
-¿Qué sucede contigo? Eres un bote en un mundo mágico y no puedes conducirte tu solo- exclamó el rubio sin darse cuenta que tras el un hombre empuñaba una daga hacía él.
Eustace tomó uno de los largos remos, pero perdió el equilibrio cayendo de lado. Sintió como el remo chocaba contra algo y oyó el ruido que hizo al caer al agua.
-Espero que no fuera el consulado británico- dijo el rubio al ver el cuerpo flotando en el agua.
Todos los pobladores de las islas solitarias gozaban su nueva libertad. Aplaudían y gritaban hacía los marinos y reyes de Narnia, los cuales caminaban entre la gente saludandola y sonriendoles.
-Esperen- se escuchó un gritó entre la multitud y a continuación un hombre apareció corriendo hacía Caspián. Todos empuñaron sus armas pero Drinian detuvo al hombre.
-Déjalo, Drinian- ordenó Kayla. Era el mismo que todos habían visto en la mañana:el que corría detras de la carreta por su esposa. El hombre avanzó hacia ellos mientras suplicaba un puesto en la tripulación.
-Señor, mi esposa fue capturada ahora. Déjeme ir con ustedes, soy marino, he pasado mi vida en el mar.
-Si, vendrás con nosotros- respondió Caspián palmeando rápidamente su espalda para luego seguir andando.
-¡Papi! ¡Papi!- exclamó la niña corriendo tras de él-. Yo quiero ir también.
-No, Gael, quédate con tu tía.
-Pero papá. . .- protestó la niña mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
-¿Algun vez te he fallado?- inquirió el hombre. La niña se tiró a sus brazos dejando escapar sus lágrimas, comprendiendo que no podría hacer nada por su padre.
Lucy se detuvo al ver a la pequeña niña llorando en brazos de su padre y sintió un profundo dolor al recordar hacía cuanto tiempo que ella no abrazaba al suyo.
-Se buena- dijo el hombre al separarse de su hija e irse. La niña siguió llorando siendo acogida esta vez por su tía.
Lucy sintió como una mano sujetaba la suya y sonrió cuando vio que los ojos de Matt se hallaban pendientes de ella. Una gota del vino de Lucy le había devuelto la fuerza aunque no le había borrado el recuerdo. Jalo levemente a la muchacha, la cual no puso resistencia y siguió caminando junto a los demás.
Siguieron, entre jubilos, gritos y agradecimientos, hasta la orilla de la isla, donde los esperan los botes para emprender una misión.
-¡Majestad! ¡Majestad!- Lord Bern apareció corriendo con lo que parecía una espada entre sus manos-. Esta me fue confiada por su padre, la oculte todos estos años.
-Es una antigua espada narniana- afirmó Edmund.
-Es de su Era dorada, las espadas son 7, obsequios de Aslan para proteger Narnia. Su padre las dejo a nuestro cuidado- explicó el anciano extendiedo la espada hacía Caspián. Este último la tomó para admirarla hasta donde se podía: cubierta totalmente de piedras y mugre, con mucho esfuerzo volvería a mostrar su brillo característico.
-Espero que lo proteja.
-Gracias, Lord Bern, encontraremos a los otros- dijo Kayla al pasar al lado del hombre.
-Edmund- llamó Caspián. El pelinegro voltio para ver a su cuñado extendiendole la espada. Este la tomó y observo emocionado la reliquia en sus manos.
Kayla se acercó sonriendo hacía Edmund, el cual le devolvió la sonrisa mientras la abrazaba por los hombros.
Susan sujetó del brazo a su marido, observando con orgullo la acción que acababa de cumplir. Caspián le devolvió la mirada cargada de amor.
Más resagados, Lucy y Matthew seguían con sus manos unidas, tirándose miradas para luego sonrojarse.
Los marinos les seguían, con su nuevo tripulante en escena, de nombre Rhince.
Ah y claro, la pequeña escabulliza que se había colado al viaje.
"Querido diario, ha ocurrido algo totalmente inesperado fui secuestrado por mis primos y estoy a la deriva en aguas desconocidas abordo de un barco ridículo. Lo peor es que tengo que dormir junto a un odioso ratón parlante. Y yo que me quejaba de compartir cuarto con mi primo."
La mañana siguiente ya había aflorado, y con ella Eustace, el cual ya se encontraba quejándose en su diario.
"Hasta ahora las personas que he conocido son individuos muy imaginativos. Persiguen brumas verdosas y buscan nobles perdidos. La única explicación es una dieta deficiente o están todos dementes. Mi primo Edmund no es la excepción, pasa cada segundo limpiando esa espada como si fuera una lámpara mágica, el pobre tonto necesita un pasatiempo. Bueno, tal vez si lo tiene, pasar todo el tiempo con la esa princesita de pelo negro y hacer cosas no higiénicas como darse besos en la mejilla o cerca de los labios. Y también está esa rata habladora, está más loca que mi primo".
Un aleto interrumpió a Eustace de su escritura, al ver para arriba se encontró con una gaviota posada en frente suyo.
-En Inglaterra les ponemos trampas- dijo el rubio pensando que el ave le contestaría-. Hablando de comida, ¿sabes dónde hay?
-Eh, ¿Por qué hablas con esa gaviota?- escuchó Eustace y al voltear adonde había oído se encontro con Tavros y otro marinero.
-Pues. . .es solo que di por hecho que. . .- excusó Eustace pero las risas de los otros dos lo interrumpieron.
-Ahora habla con pájaros- dijo el minotauro entre risas.
-El muchacho está loco de verdad- contestó su compañero.
Eustace, apenado, regreso su atención a la gaviota y con su mano la ahuyento.
Sin voltear hacía los dos marinos de antes, Eustace se embarcó en la búsqueda de comida. Llegó a la parte baja del barco, donde encontró su cometido. Buscó entre todas las frutas y víveres, hasta que dio con lo que parecía una jugosa naranja. Sin dudarlo la tomó y escondió dentro de su camisa, creyendo haber cometido su plan con éxito.
-¿Acaso no sabes que robar proviciones es un crimen capital en el barco?- inquirió una voz que asustó al niño ladrón.
-Arriba de ti- volvió a escuchar Eustace. Siguió las instrucciones para ver a Reepichepp colgado sobre él.
-Ah, eres tú.
-Muchos han muerto por menos- dijo el ratón.
-¿Cómo que?- inquirió el rubio.
-Traición, necedad y hacer tonterías. Ahh. . .solo dame la naranja y olvidaré la ofensa- respondió Reepichepp mientras estiraba una pata.
-No se a que te refieres- dijo Eustace haciendose el tonto.
-Te lo explicaré de otra forma- acercó su cola a la cara del niño pero el la detuvo sosteniéndola con firmeza.
-Oye ya no quiero seguir hablando.
-Suelta la cola- el ratón apuntó a Eustace con su pequeña espada-. El gran Aslan en persona me la otorgó en persona. Nadie, repito, nadie, toca la cola. Punto, signo de exclamación.
-Lo siento- dijo el niño tratando de alejarse de la espada del ratón.
-Ahora dame la naranja y luego debo satisfacer mi honor- con su cola, Reepichepp, levantó una espada pequeña que colocó en las manos de Eustace.
-Pero, soy pacifista.
-En guardia- dijo Reepichepp blandiendo su espada.
El chiquillo rubio no esperó para salir corriendo, aún con la espada en mano. Unos pasos afuera sintió como chocaba contra un enorme cuerpo. Levantó nervioso la vista para encontrarse con Tavros, el minutauro.
-Cuidado-le dijo este último con su profunda voz, provocando más nervioso en el niño. Eustace solo lo rodeó luego de una disculpa y siguió caminando rápido, llevándose a más personas y cosas, para alejarse lo más del ratón.
-¿Tratas de escapar?- el ratón se colgó de una cuerda para caer limpiamente frente a Eustace-. Estas es una barco ¿Recuerdas?
-¿Oye no quieres discutirlo?- inquirió Eustace mientras retrocedía.
-Esto fue por robar- Reep empuño su espada provocando un ligera corte en la camisa del ladrón-, esto fue por mentir- otra estocada en el vientre de Eustace, pero cuando jalo su espada, está venía enganchada a la naranja-, y esto para que aprendas la lección- terminó con un golpe en la cara del rubio con la naranja. Todos los marinos, atentos al espectáculo, rieron por la hazaña del pequeño espadachín.
Sorprendentemente, Eustace, con la espada que aún conservaba en mano, dio una estocada hacia Reep, el cual con sus reflejos supo responder.
-Eso quería- exclamó el ratón mientras esquivaba la descordinadas estocadas de su adversario-. Vamos a tner un duelo, ten- la narnaja voló por los aires, siendo cachada por Matt sin siquiera moverse de su lugar.
-Ahora comienza da tu mejor golpe- Eustace blandio.
Así siguieron los restantes minutos del improvisado combate: Eustace lanzaba sus ataques, los cuales eran esquivados por el hábil y rápido Reepichepp. De vez en cuando, el ratón daba algunas instrucciones al rubio mientras se movían alrededor de todo el barco.
Ahora, Reepichepp se encontraba en la orilla del barco, evadiendo las estocadas de Eustace. Pero de un momento a otro, este último vio como su pequeño contrincante caía por la borda. Aterrado, se acercó a la orilla para buscar algún indicio del ratón pero no vio por el simple hecho que su adversario colgaba sobre su cabeza.
Eustace regresó la mirada a los demás marineros pensando que decir, cuando sintió un golpe en su espalda que lo mando directo al suelo. Las risas no se hicieron esperar cuando Eustace se desequilibro.
-Y hasta aquí llegó- dijo Reep en el momento en que el ladrón cayó sobre lo que parecían unos canastos. Al momento en que estos tocaron el suelo, se escuchó un grito femenino.
-Oigan- dijo Lucy cuando vio a una niña saliendo del tumulto de telas y canastos en los Eustace había caído.
-¿Gael, que haces aquí? Ven- llamó Rhince al reconocer al la pequeña.
-Creo que la tripulación tiene un nuevo miembro- anunció Drinian con una sonrisa no muy característica de él. Matt acercó la dichosa naranja a la niña, la cual la tomó con una sonrisa.
-Bienvenida a bordo- dijo Lucy.
-Gracias, majestad- la niña hizo una pequeña reverencia ante Lucy.
-Llámame Lucy, ven- sin dudar la niña se acercó a la muchacha, la cual rodeó sus hombros con su brazo, dispuestas a dar un recorrido al barco-. Tu también Matt- Lucy gritó sobre su hombro. El nombrado se acercó apurado a las dos muchachas para explorar los rincones del barco.
Hola!!!!
Que tal????
Nuevo capítulo!!!!!
He pensado algo. . . hacer una tercera historia basada en el ultimo libro. Aunque eso será hasta después. . .
Y unas preguntas: cuantos años tienen? A que edad vieron Narnia -o leyeron-?
No me crean acosadora, es para conocerlos mejor.
Eso es todo, byeeeee
P.D.: no me castigaron :p :p
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