La isla de Coriakin
La tripulación entera -a excepción de Eustace-, se habían adentrado al bosque con el fin de buscar a Lucy. Lo que ellos no sabían era que la joven reina se encontraba a minutos de ellos, unos cuantos pasos y se encontrarían frente al mansión invisibe, pero ahí estaba el problema.
Pero aquello se encontraba ahora en manos de Lucy, la cual ya había encontrado el hechizo que le daría fin.
-"Como la P en psicología, la U en psiquiatría, la tinte invisibe y la certeza teología"- leyó la muchacha.
-Chicos, la daga de Lucy- exclamó Susan mientras recogía la pequeña arma.
En ese momento, lanzas de madera cayeron sobre la tripulación. Los marineros buscaron el lugar procedente de el ataque pero eran incapaces de ver a las horrorosas criaturas frente a ellos.
"El hechizo está completo, ahora todo es visible" terminó de leer Lucy.
Sonrió orgullosa de haber cumplido. Sin embargo unos segundos después se sorprendió al encontrarse con un señor frente ella que revisaba algunos libros. El hombre -vestido con una bata morada y con una larga barba blanca- observó a Lucy algo sorprendido. Sabía que ellos se encargarían del mal que atentaba Narnia.
Mientras, fuera de la mansión, los marinos seguían siendo atacados por flechas que caían de la nada.
-¿Qué clase de bestias son ustedes?- cuestionó Caspián cuando las lanzas se detuvieron.
-Muy grandes, con cabeza de tigre- contestó una voz.
-Y cuerpo de tigre diferente- continuó la segunda voz.
-Si, eso, aja.
-Mejor no se metan con nosotros- una tercera voz agregó.
-¿O que?- inquirió Edmund mientras movía su mirada en busca de los dueños de las voces.
-O te desgarro con mis garras- indicó la voz.
Y -tal vez el destino, tal vez casualidad- frente a ellos empezaron a visualizarse unas criaturas: gordas, con solamente un pie, iban empinadas una sobre otra.
-Yo te aplastare de un salto- añadió las criaturas-ya-no-invisibles.
-Yo te devorare de un bocado.
-Y yo con mis colmillos- siguieron amenazando las criaturas, que parecían no haberse dado cuenta que ahora eran visibles.
-¿Y que? ¿Nos van a aplastar con sus panzas?- se burló Kayla. Ahora que las criaturas eran visibles no parecían dar el mismo miedo.
-¿Panzas?- cuestionaron todas las criaturas y al verse entre ellas cayeron en cuenta que ahora eran vistas por todos. Confundidos y alterados, terminaron perdiendo el equilibrio y cayendo.
-¿Qué le hicieron a mi hermana?- preguntó seriamente Edmund, colocando su espada en la nariz de una de las criaturas.
-No, eh, calmate- el pequeño Narniano parecía haber entrado en pánico y observaba con terror la espada frente a él.
-Dígale, jefe, dígale- dijo una de la otras criaturas.
-Eh, en la mansión- respondió el jefe rápidamente.
-¿Qué mansión?- Edmund no veía nada parecido a una mansión. Pero luego de unos segundos un enorme edificio apareció frente a ellos-. Ah, esa mansión.
-Oigan ya estoy cansado de que siempre me dejen- se escuchó una voz detrás de todos los demás. Criaturas y marinos voltearon solo para ver a Eustace con su usual ceño fruncido.
-¡Es el cerdito!- exclamaron algunas de las criaturas.
-Este mundo cada vez es mas raro- se quejó el rubio al ver a aquellos Narnianos.
-¿A quien les estas diciendo raro?- cuestionó enfadada una de las criaturas.
-¡El opresor! ¡El opresor!- gritó otra criatura, las demás voltearon encontrándose con un señor con una larga barba y túnica morada. Junto a él la reina Lucy caminaba directo a sus amigos, los cuales sonrieron y suspiraron de alivio al ver a la joven sana y salva.
En cambio, las criaturas saltaron asustadas y tratando de alejarse.
-Lucy- dijeron Edmund y Susan cuando su hermana y el opresor se posaron frente a ellos.
-Majestades- dijo el opresor mientras hacía una reverencia.
-Edmund, Caspián, Susan y Kayla- presentó Lucy-. El es Coriakin, esta es su isla- el resto de muchachos imitaron su reverencia.
-Eso es lo que creen, nos agraviaste, mago loco- acusó una de las criaturas.
-Yo jamás les hice daño- dijo Coriakin mientras se acercaba a las criaturas, pero estas solo huían dando saltos hacía atrás-, los hice invisibles porque quería protegerlos.
-Protegernos, eso es opresión, opresor- se quejó una de las criaturas.
-Jamás los he oprimido- Coriakin caminaba hacia las criaturas pero estas seguían huyendo a saltos.
-Pero si quisieras, lo harías- señaló otra criatura.
-Vayanse- dijo firmemente el señor. Luego de su mano sopló un puñado de polvo blanco que provocó que las criaturas saltaran despaboridas.
-¿Qué les tiraste?- cuestionó Lucy cuando el mago caminó hacia ellos.
-Pelusa, pero no les digas- respondió el hombre sonriendo.
-¿Qué son esos?- preguntó Eustace luego de que la última criatura pasará a su lado.
-Dufflepuds.
-Claro, que tonto soy- respondió el rubio con sarcasmo.
Luego de unos segundos, los tres hermanos Pevensie, Eustace, Kayla y Caspián entraron a la mansión junto a Coriakin. Todos, a excepción de Lucy, quedaron asombrados al observar la belleza de aquel edificio. Incluso Lucy seguía mirando con admiración toda la decoración.
-¿A que te referías que los volviste invisbles para protegerlos?- inquirió Kayla mientras seguían caminando por la mansión.
-Era la manera más sencilla de protegerlos- respondió Coriakin.
-¿Hablas de la bruma?- cuestionó Edmund.
-Habló de lo que más allá de la bruma- la respuesta del mago provocó que Kayla diera una mirada preocupada a Edmund. El muchacho sintió un insoportable deseo de correr hacía ella y estrecharla entre sus brazos y besarla con el fin de olvidar todo el peligro que estaban sufriendo. Pero se contuvo y sólo la observó tomar una postura de valentía y continuar caminando, y no pudo evitar pensar la suerte que tenía junto a ella.
Luego de unos pasos llegaron a una hermosa sala repleta de libros y antiguas decoraciones Narnianas.
Lucy apretó la página escondida en su cinturón al recordar lo que había hecho minutos antes.
Al entrar, Coriakin fue en busca de un pergamino para luego estirarlo sobre el suelo. Todos miraron expectantes el bello mapa. Sus colores hacían verlo más real y parecía que contaba una historia con sus dibujos.
Los tres hermanos Pevensie miraron con nostalgia una de las orillas del pergamino: un centauro sobresalía en la esquina mientras tocaba un cuerno y a continuación se presenciaba como un grupo de Narnianos corría hacía la guerra. Los hermanos la distinguieron enseguida como su primera en Narnia, incluso podían llegar a apreciar a Peter y la bruja Blanca liderando ambos bandos.
-Es un mapa muy bello- apreció Eustace. Sus palabras provocaron que todos volvieran a verlo de manera curiosa-. Bueno, para ser uno de un mundo imaginario.
-Es la fuente de sus problemas- dijo Coriakin mientras el mapa se movía a través de la historia de Narnia hasta llegar a una horrible isla cubierta por niebla, la simple imagen causaba terror-. Es la Isla Negra. . .un lugar lleno de maldad. . .puede tomar cualquier forma- el mago se acercó a Edmund mientras pronunciaba esas palabras, clara indirecta al muchacho-. Convierte en realidad los sueños más oscuros, su propósito es corromper toda la bondad- dijo ahora acercándose a Caspián-. Robarse las luz de este mundo.
-¿Cómo la detenemos?- cuestionó Lucy.
-Debes romper el embrujo- respondió el hombre mientras miraba fijamente a la muchacha-. La espada que cargas- señalo el arma que colgaba de el cinturón de Edmund-, existen otras 6.
-¿Las has visto?- inquirió Kayla.
-Si.
-Los 6 nobles ¿ellos pasaron por aquí?
-Así es.
-¿A dónde iban?- preguntó Caspián.
-A donde los envíe- dijo Coriakin mientras el mapa volvía a moverse hacia una isla de aspecto extraño, encima una brillante estrella de color azul-. Para romper el hechizo deben seguir a la estrella azul. Ahí han de poner las 7 espadas en la mesa de Aslan, solo así lograrán liberar su poder mágico; pero cuidense, porque casi todos deberán pasar una prueba.
-¿Que cosa?- preguntó Lucy. Coriakin caminó hacia ella mientras hablaba.
-Hasta que coloquen la séptima espada, el mal tendrá ventaja y utilizará todo su poder para tenerlos, sean fuertes y no caigan en la tentación- el mago siguió caminando, esta vez dirección hacia Caspián-. Las decisiones que tomen deben ser las adecuadas y las más certeras, antes de que sea tarde.
-Para derrotar la oscuridad exterior- dijo Caspián.
-Primero hay que derrotar la oscuridad interior- interrumpió el mago.
-Disculpe- empezó Susan, la cual no había dicho nada hasta entonces-, hay algo que aun no entiendo, dijo casi todos ¿que significa "casi"?
-Siempre inteligente y atenta, Reina Susan. Quizá por eso tu ya has tomado la decisión correcta, pero aún así cuidate de la tentación- señaló Coriakin tranquilamente.
-¿Cómo que ya tome mi decisión?- el hombre soltó una carcajada que intrigó más a los presentes.
-Sí, ya la has tomado, ha dado una bella creación- todos miraron aún más intrigados al mago-. No se preocupen, ya se enterarán de la buena nueva.
Holis!!!! Cuanto tiempo!!!! Si, lamento la tardanza pero almenos ahora estoy de vacaciones y puedo dedicar muchas horas de mi tiempo a escribir :D
En fin, espero les guste este capitulo y por ultimo. . .
A alguien aquí le gusta Harry Potter??
Ahora si, byeee
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