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El cuadro Narniano


Ambos hermanos observaron el cuadro por un tiempo, cada uno a su lado y a su manera.

Una ola de recuerdos de Narnia chocaba en su mente. Y luego de un tiempo llegaron a su corazón y lo ahogaron con la amarga realidad de que ellos estaban ahí y no en Narnia. 

Pudieron haberse quedado ahí por mucho mas tiempo, sino fuera por el chirrido de la puerta al abrirse y una voz chillona que irrumpía en la habitación.

-Conozco un par de huérfanos que perdían su tiempo con cuentos de Narnia, que eran un invento- Lucy y Edmund voltearon al escuchar la voz de su primo.

-Déjame golpearlo- dijo Edmund mientras se acercaba a Eustace, pero Lucy logro sostenerlo del brazo-. ¿No sabes golpear?

-Son invitados, ustedes no me ordenan- contesto Eustace sentándose en la cama, sus primos prefirieron ignorarlo y volvieron su atención a el cuadro-. ¿Por qué les cautiva esa pintura tan fea? Es horrenda.

-No la veras si sales del cuarto- respondió Edmund sin siquiera voltearlo a ver.

-Hasta parece que el agua enserio se esta moviendo- intervino Lucy, tratando de acabar con otra de sus peleas. Pero Eustace respondió al instante.

-Que tonterías dices- exclamo el niño-. Eso es lo que pasa cuando lees novelas de fantasía y absurdos cuentos de hadas.

-Eustace era un niño consentido que leía libros con datos aburridos- se burlo Edmund, su hermana dejo escapar una risita.

-Los bobos que leen cuentos de hadas solo se vuelven una carga pesada para personas como yo, que leen libros que si tienen información- dijo Eustace acabando con la paciencia de su primo.

Edmund se volteo dispuesto a enfrentar a Eustace. Sus nudillos se ponían poco a poco morados mientras mas apretaba sus manos en puños. Casi se podía ver el humo saliendo de sus orejas. Lucy, que conocía el temperamento de ambos, decidió ignorarlos y no entrometerse mas.

-¿Una carga pesada? Yo no he visto que muevas un solo dedo desde que llegamos- dijo Edmund mientras se acercaba amenazadoramente a su primo. Este último por instinto pensó salir del cuarto, pero su primo fue mas rápido y cerro la puerta antes de que huyera-. Tal vez debería decirle a tu padre que tú robaste los caramelos de la tía Alberta.

-¡Mentiroso!

-¿Eso crees?- interrogo Edmund.

-¡Chicos la pintura!- exclamo Lucy. La muchacha tenia razón, el agua en la pintura se movía, y ahora se salía por los bordes del cuadro y se escapaba una  suave brisa marina. 

-Los encontré debajo de tu cama. ¿Y te digo que?- Lucy reconoció la voz de su hermano a sus espaldas, pero no podía apartar la vista del agua que escapaba del cuadro-. Chupe cada un de ellos.

-Me pasaste tus gérmenes- respondió Eustace con una mueca de desagrado.

En ese instante un chorro de agua se escapo del cuadro mojando a Lucy. Aquellos llamo por fin la atención de Edmund y Eustace. Los tres observaron como el agua seguía escapando por los bordes y empezaba a llenar la habitación.

-¿¡Que esta sucediendo!?- exclamo Eustace asustado y alarmado.

-¿Lucy, tu crees. . .?

-Solo es un truco ¡Le voy a decir a mi madre!- exclamo Eustace alejándose de el cuadro-. ¡Madre! ¡Madre!- Eustace estaba entrando en la desesperación y que sus primos no hicieran nada, no ayudaba en la situación-. ¡Voy a romper ese tonto cuadro!

Los hermanos Pevensie reaccionaron ante eso y tomaron el cuadro justo cuando su primo acababa de quitarlo de la pared.

-¡No, Eustace! ¡Suéltalo!- mientras los tres primos se peleaban por el cuadro, este ultimo siguió echando chorros de agua con mas fuerza, empapando a los tres muchachos. Al final los tres soltaron el cuadro, el cual callo al suelo y siguió tirando mas agua. En esos momentos el agua les llegaba arriba de la cintura.

Luego sin siquiera esperarlo, los tres chicos resbalaron uno por uno, provocando que el agua los cubriera completamente. Intentaron nadar, pero el agua seguía aumentando.

Sentían como si un torbellino los jalara al fondo. Cuando por fin lograron llegar a la superficie, estaban en medio del mar. De aquel cuarto en el que estaban hacia unos segundos, no quedaba nada.

-¡Edmund!- grito Lucy al presenciar lo que tenia delante, aquel hermoso y enorme barco se encontraba frente a sus ojos.

-¿Qué esta pasando?- exclamo Eustace, sin poder creer lo que sus ojos veían.

-Solo naden- los tres muchachos pusieron todo su empeño en avanzar, pero el barco simplemente era más rápido.

-¿Qué sucede?

-Solo naden- detrás de ellos se escucho el sonido de cuerpos al caer al mar. Intentaron nadar más rápido, pero sus fuerzas se habían agotado.

-¡Edmund!- dijo Lucy mientras movía sus brazos en un intento de subir a la superficie.

-Tranquila, te tengo- dijo una voz al lado de Lucy. El desconocido tomo la pequeña cintura de Lucy y no permitió que la chica se hundiera.

-¿Caspián?- cuestiono Lucy cuando alcanzo a ver su cabello negro.

-¡Lucy!- exclamo Caspián con alegría al ver la chica. Pensó en la cara de su hermana y su esposa al ver que habia vuelto.

-¡Edmund, es Caspián!- grito Lucy a el chico castaño que seguía nadando mas adelante.

-Están a salvo, muchacho- dijo un marino que habia llegado hasta donde Edmund.

-¿Estamos en Narnia?- inquirió Edmund nadando hacia el barco.

-Si, están en Narnia- casi al instante se escucharon los quejidos de Eustace.

-¡Quiero volver a Inglaterra!- chillaba el niño mientras agitaba los brazos, impidiendo que el otro marino lo sujetara.

Ignorando los chillidos, Caspián acerco a Lucy a una tabla de madera, que unido con cuerdas en un mecanismo de poleas hacia las de un elevador.

-Sujétate- le dijo Caspián, Lucy obedeció y al instante se elevaron. Al llegar a la cima, Caspián se quedo esperando a los otros hombres, mientras Lucy avanzaba y observaba el lugar.

Muchos marinos la observaban, pero la mirada de ella cayó en dos cabelleras largas, aun con ropa de hombre destacaban de los demás.

-¡Susan! ¡Kayla!- grito Lucy corriendo hacia ambas.

La primera en acercarse fue Susan, la cual rodeo el cuerpo de su hermana con sus brazos en un fuerte abrazo, aun cuando Lucy estuviera mojada.

-Susan voy a mojarte- dijo Lucy, aun así le devolvió el abrazo con la misma intensidad. 

-Oh, Lucy- exclamo Susan dando una mirada a la empapada ropa de su hermana. Luego salió caminando hacia una de las puertas cercanas.

Las otras dos muchachas la observaron irse, luego se miraron entre si. Al instante ambas chicas se dieron un abrazo y dejaron escapar un par de sonrisas.

-No puedo creer que estés aquí- dijo Kayla cuando se soltaron de su abrazo-. ¿Que te trajo por aquí? Cuéntame.

-No tengo ni idea- respondió Lucy, generando risas de ambas muchachas.

-¿Kayla, que sucede? ¿Porque el barco se detuvo?- interrumpió una voz. De la nada, un muchacho apareció detrás de Kayla. Era igual de alto que ella, con el cabello totalmente negro y unos ojos profundos.

-Solo que encontramos a unos viejos amigos- explico Kayla mientras miraba a Lucy. El chico la imito y volteo a verla, sus ojos se conectaron y sonrieron nervosamente. Luego de unos segundos Lucy bajo su mirada, sonrojada.

Kayla guardo el impulso de reír al notar la actitud de los otros dos: ojos brillosos, sonrisas nerviosas, mejillas rojas. Conocía aquel sentimiento, perderse en los ojos de otro, sentir el corazón acelerado y unas ganas imperdonables de besarlo. . .

-El es Mathew- dijo Kayla en un intento para llamar la atención. Lucy levanto tímidamente su mirada.

-Y ella es Lucy- el chico sonrió mostrando una hilera de dientes blancos, lo que produjo un revoltijo en el estomago de la nombrada-. Aunque de seguro la conoces mas por Reina Lucy- los ojos del chico se abrieron de par en par, ahora el era el sonrojado.

-¿La de las historias?- ambas muchachas asintieron-. Mucho gusto, Majestad- dijo Mathew asiento una reverencia.

-Solo Lucy, aunque prefiero Lu.
-Yo prefiero Matt- ambos sonrieron y sus miradas volvieron a toparse. Kayla reprimió una risita, ¿así se verían Edmund y ella?

Edmund. El solo nombre le traía recuerdos y le robaba suspiros. Deseaba realmente que viniera con Lucy, pero hasta el momento nadie habia mencionado al castaño, y ella no seria la primera, menos cuando Lucy acababa de encontrar el amor en su amigo.

-Matt, porque no le muestras el barco a Lucy, luego de que se cambie- dijo Kayla, dándole un empujón a sus amigos.

-Me encantaría- dijo Mathew, sonriendo-. Nos vemos luego, Lu.

-Claro, Matt- el chico sonrió a ambas antes de irse. Cuando el chico se perdió de vista, Lucy soltó el aire y Kayla rio burlonamente. 

-Ten, Lucy- dijo Susan con unas toallas en los brazos. Paso unas a Kayla mientras envolvía a Lucy-. ¿Que quería Matt?

-Ver que sucedía- dijo Kayla encogiendo los hombros. Al instante Lucy sintió sus mejillas arder-. Mira ahí viene Caspián.

-¡Caspián!- exclamó Susan tomando otra toalla y corriendo hacia el nombrado, permitiendo a Lucy sonrojarse y Kayla reírse.

Mientras tanto, Susan corría donde su amado y lo envolvía en calor de sus brazos.

-¡Susan!- la muchacha se giro al reconocer aquella grave voz. Corrió y enrollo sus brazos en el cuerpo de su hermano menor.

-Cuanto has crecido- admiro Susan, levantando la cabeza para observar bien a su hermano.

-Edmund- se escapo de los labios de Kayla. Por suerte solo Lucy habia oído, o tal vez mala suerte. La recién llegada aprovecho en su desquite: soltó una risa burlona y le dio un codazo a su amiga de al lado, quien bajo la mirada avergonzada.

-¿Ahora no nos llamaste?- inquirió Edmund a su cuñado.

-No, no lo hice esta vez.

-Pues no importa la razón estoy feliz de venir- sonrió Edmund, mientras veía acercarse a Lucy y la muchacha con la que sonado ver de nuevo. Sus ojos cayeron en los azules de Kayla miraba a todos lados excepto en el.

Cuando llegaron donde los otros muchachos, Lucy noto a donde iba la atención de su hermano y quiso divertirse un poco mas.

-Kayla, Edmund a de tener frio, dale una toalla- Kayla incluso podía sentir la sonrisa de suficiencia en Lucy, pero no podía girar su ceño fruncido y su mirada fulminante para verificarlo, así descargo su mirada furiosa en la toalla que tenia en brazos, la cual Susan le habia dado anteriormente ¿Lo habrían planeado?

Se acerco extendiendo la toalla, cuando estuvo bien colocada en sus hombros, se armo de valor y levantó sus ojos a los de el, los cuales nunca se habían desviado de los de ella.

-Hola- dijo el, sin ninguna expresión en su rostro.

-Hola- respondió ella, tratando de sonar indiferente.
Antes de darse cuenta el plasmo una sonrisa en su rostro y la tomo de la cintura acercándola a el. Involuntariamente ella rodeo el cuello de Edmund con sus brazos y escondió su rostro en el de el, aspirando su peculiar aroma. El rio ante las cosquillas que le produjo aquella acción.

-Te extrañe- arriesgo Edmund.

-Yo más- contradijo la pelinegra.
-Fueron tres largos y malditos años.

-Conté los días para volver a verte.

-Dejamos algunas cosas pendientes- recordó Edmund y su mirada cayo a los labios de ella, pero antes de que cualquier pudiera moverse, un grito se elevo por los demás sonidos y retumbo en sus oídos.

-Ahhhh- grito un asustado Eustace. Una pequeña criatura con una espada y un gorro caminaba encima del rubio.

-Cálmese, señor- dijo el pequeño ratón espadachín, de nombre Reepichepp.
-Quítenmelo de encima- grito el rubio, mientras daba manotazos y patadas con el fin de apartar al pequeño animal.

-Esta llorando como un ratón bebe, señor- dijo Reepichepp esquivando los golpes, pero Eustace logro dar un manotazo que mando a volar al ratón hasta los pies de Lucy.

-¡Reepichepp!- exclamo la castaña cuando reconoció a su peludo amigo.

-Hola, majestad- saludo el ratón mientras hacia una reverencia a la muchacha.

-¿Que tal, Reep? Es un placer- saludo Edmund.

-El placer es todo mío, señor- respondió el nombrado-. Pero antes, que quiere que hagamos con este forastero- pregunto mientras veía de reojo al Eustace.

-Esa rata trato de arrancarme la cara con sus garras-  grito el niño mientras se ponía de pie.

-Solo quería expulsar el agua de sus pulmones- contradijo Reepichepp. Eustace quedo atónito al ver al animal mover la boca y producir sonidos, las ratas no solían hablar en Inglaterra.

-¡Hablo! ¿Lo oyeron?- exclamo Eustace mas atónito.

-No es todo lo que hace- dijo Caspián con burla, provocando que todos rieran.

-Creo que lo difícil es hacer que no hable- continuo Kayla, lo que desencadeno mas risas.

-En el momento que no tenga nada que decir, altezas, les prometo que no diré nada- respondió el pequeño animal parlante. La diversión se vio interrumpida al volver a escuchar los gritos de Eustace.

-Estas en el viajero del Alba, el mejor navío de la flota Narniana- explico el marino. Eustace fijo su mirada y se dio cuenta que no era un marino común. Tenía sus brazos llenos de pelo, además de una cabeza de toro, en la que destacaban pequeños cuernos. Era, sin lugar a dudas, un minotauro.

Antes de poder hacer su lista de reclamos, Eustace cayó al suelo en un golpe seco. Tantas sorpresas para el joven Scrubb, lo habían hecho perder la conciencia. La tripulación no pareció importunarse y siguieron con sus risas.

-¿Dije algo malo, señor?- pregunto el minotauro mientras veía al niño rubio tirado en el suelo.

-Cuídalo, Tavros- ordeno Caspián reprimiendo una sonrisa.

Se acerco a Lucy y Edmund, les sonrió, para luego subir por una escalera y llamar la atención de los presentes.

-Tripulación, les presento a nuestros náufragos: Lucy, la Valiente y Edmund, el Justo; Rey y Reina de Narnia.

Todo el barco se arrodillo ante los dos hermanos. Ellos dos se miraron sonriendo, aquella era su aventura.       



Holiss!!! Este ya es el segundo capitulo de la historia.

Habia pensado en algo y no se que opinaran ustedes.
Talvez podrían mandarme algunas preguntas para que puede contestarlas luego.
Y si no les parece entiendo, no les interesa saber sobre mi aburrida vida.

Crep que eso es esto, adios!!

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