Los Reyes y Reinas de Narnia.
Mientras tanto en el castillo de telmar, Lord Miraz cargaba a su hijo en un balcón del castillo junto a su esposa Lady Prunaprisma, cuando vio que se acercaban sus soldados y uno de ellos traía algo tapado con una manta. Miraz me entregó el beb a su esposa y se dirigió a los establos del castillo para ver lo que traían.
Miraz estaba a punto de quitar la manta que cubría un cuerpo cuando...
–Aguarde.–Lo detuvo el general Glozell Glozell.–Aguarde mi señor, no es lo que usted cree.–Dijo el general.
–¿Entonces qué es ?.–Pregunto Miraz.
–Nadie aquí está seguro.–Respondió el general, haciendo una seña a un soldado para que destapara para ver lo que encontraron, Miraz se impresiono ante lo que vio.
–¡Imposible!.–Dijo susurrando para luego mirar a Glozell.
. . .
En ese momento había una reunión de los lores. Aunque Miraz no estaba.
–Le advertí al consejo que si ponía su confianza en Lord Miraz, habría consecuencias.–Reclama Lord Sopespian levantándose de su silla.
–No, nadie acusara al señor protector sin ninguna prueba. –Dijo uno de los Lores, levantándose también.
–¿Cuánto más nos escondernos, tras esa escusa?.–Dijo otro. –¿Hasta qué cada silla en la cámara quede vacía ?
En ese momento entró Miraz a la sala haciendo callar a todos.
–Señores del consejos mis disculpas por llegar tarde, nadie me dijo que habría sesión.–Dijo Miraz llegando y sentándose en su lugar.
–¿Algo parece tenerlo ocupado?.–Dijo Sopespian acusándolo.
–¿Mi Lord ?.–Preguntó Miraz al no entender.
–He visto desde que Caspian IX falleció, se comporta como si fuera el rey, y ahora parece que el príncipe Caspian y la princesa Jessica desaparecieron de sus aposentos.–Explicó otro miembro del consejo.
–Le ofrezco mis condolencias, Lord Miraz imagínese perder a sus sobrinos, elegidos herederos al trono la misma noche en que su esposa le da un hijo en bendición.–Dijo lord Sopespian.
–Gracias, Lord Sopespian su compasión se aprecia en esta difícil situación.–Dijo Miraz levantándose de su asiento.
–Confío en que nos dirá la razón de que ocurriera esta tragedia.–Volvió a decir lord Sopespian.
–Es una perturbadora noticia en verdad, nuestros amados Caspian y Jessica, fueron capturados por Narnianos.–Dijo Miraz mirando al consejo.
En la habitación entera estallaron murmullos de todos los lores ante la noticia.
–Esta llendo muy lejos Miraz, espera que nos callemos mientras culpan al infragante crimen de un cuento fantástico.–Dijo un miembro.
Miraz hizo una seña con sus manos al general Glozell y todos lo miraron, este abrió la puerta y aparecieron dos soldados con un enano atado y amordazado. Todos en el consejo se levantaron de sus asientos sorprendidos e impresionados.
–Olvidamos señores míos que Narnia fue una vez una tierra salvaje, feroces criaturas la merodeaban, nuestros ancestros se sacrificaron sus vidas para exterminar a estos monstruos!.–Dijo señalando al enano.–O eso creyeron.–Se voltio hacia lord Sopespian.–Mientras peleamos entre nosotros. ¡ellos como cucarachas se reprodujeron! Creciendo fuertes, vigilandonos, esperando para !atacar¡.–Dijo Miraz y golpeó al enano haciendo que se le cayera la cuerda que amarraba su boca.
–Y se preguntan porque los detesto tanto.–Dijo el enano.
–Así que ahora yo intento atacar también, aunque deba destruir todo el bosque, les aseguro que aclare al príncipe Caspian y a la princesa Jessica y terminaré lo que nuestros ancestros comenzaron.–Término Miraz.
. . .
En otra parte de Narnia, los reyes y reinas seguían en las ruinas de su antiguo castillo.
–¡Catapultas!.–Dijo Edmun, llegando a una Roca.
–¿Qué?.–Preguntó Peter llegando junto a él con sus hermanas.
–No, esto no se derrumbó.–Aseguró Edmund mirando a Peter. –Cair Paravel fue atacado.
Peter y Edmund fueron hacia una pared donde movieron el muro y había una puerta vieja y desgastada. A si que Peter le dio una patada a la puerta para abrirla, tomó un palo, rasgo un poco su camisa, ató la tela al palo y le preguntó a su hermano.
–Supongo que no traeras fósforos, ¿o si?.–Preguntó Peter.
–Eh, no pero...–Dijo Edmund para ponerse a buscar en su bolso.–¿Esto te sirve?.–Preguntó mostrándole a su hermano una linterna.
–¿Y por qué no lo mencionaste un poco antes ?.–Preguntó Peter sonriendo igual que sus hermanas.
Los cuatro hermanos entraron a la cueva siguiendo a Edmund ya que él llevaba la linterna, luego de él venían Susan y Lucy y por último Peter.
Los hermanos llegaron a una especie de habitación subterránea, donde había cuatro baúles, cada uno con sus respectiva imagen.
Mientras sus hermanos abrían sus baúles, Peter se mantenía pensativo admirando su imagen.
–Vean esto es increíble, todo sigue aquí.–Dijo Peter sorprendido.
Lucy, Susan y Edmund se acercaron a sus baúles mientras que Peter miraba todo con asombro. Peter tomó su escudo.
–¿Éramos tan altos ?.–Pregunto lucy, tomando un vestido y midiendoselo.
–Bueno, entonces eras adulta.–Le dijo Susan.
–A diferencia de trescientos años después cuando eres niño.–dijo Edmun probándose un casco que le quedaba grande. En eso Susan empezó a buscar algo. Mientras que Lucy guardaba el vestido y Peter soplaba el polvo que le había quedado a una estatuilla de Aslan en una bandeja de oro. Para luego dirigirse a su baúl.
–¿Qué sucede ?.–Preguntó Lucy.
–Mi cuerno, debí dejarlo en la montura el día que regresamos. –Dijo Susan.
Peter se arrodilló frente a su estatua por respeto decidido abrio su baúl, mientras sus hermanos miraban atentos cada movimiento. Saco su espada y la desenvaino y leyó lo que tenía escrito.
–El gran invierno ha caído con su potente rugido.–Leyó Peter.
–Al sacudir su melena, la primavera llega.–Termino de decir Lucy.–Todos nuestros amigos el sr.tumnus, también los castores ya no están. –Dijo Lucy entristecida.
–Ya es tiempo de averiguar que es lo que sucede.–Dijo Peter decidido. Y luego todos salieron del lugar con sus respectivas vestimentas.
Los Pevensie, caminaban por la arena hacia un lago, luego de aveser vestido con la ropa usual de ahí.
Lucy tenía su daga y su posición curativa, Susan su arco y Peter y Edmund sus espadas.
en el lago se encontraba un bote con dos soldados telmarinos, uno remando y el otro vigilando al prisionero que era el veneno, este se encontraba amarrado y amordazado.
–No deja de ver hacia acá.–Dijo el telmarino que remaba con miedo.
–¡Ignoralo y ya!.–Le dijo el acompañante cansado.
Lo volvió a mirar mientras seguía remando y el enano lo miraba con odio. Decidió dejar de remar y mirar a su acompañante mientras asentía.
–Ahí que dejarlo aquí.–Ke dijo decidido. Entre los dos lo tomaron listo para tirarlo, pero una valla sorpresa que se llevaron, una flecha impactó con el bote mientras que Susan volvía a pintar con otra a uno de los soldados.
–¡Libérenlo!.–Grito Susan.
Ellos miraron hacia donde provenía la voz y se sorprendieron a verlos y el enano igual pero no hicieron caso y tiraron al enano al agua, a si que Susan lanzó una flecha a uno de ellos mientras que el otro saltó de la barca.
Peter y Edmund se tiraron al agua, Peter fue por el enano, y Edmund por la barca. Cuando Peter llegó con el enano, lo dejó en la arena y Lucy lo desató con su daga.
–¡Qué me liberen!.–Dijo el enano.–No sé te ocurrió algo más brillante.
–Un simple gracias, es suficiente. –Le dijo Susan algo molesta.
–¡Ellos sin tu ayuda me estaban ahogando perfectamente!.–Volvió a quejarse el enano.
–Osea, ¿qué no querían que te salvarán ?.–Dijo Peter.
–Pero, ¿ por qué trataban de ahogarte?.–Preguntó Lucy inocente.
–Son telmarinos, eso es lo que hacen.–Respondió el enano.
–¿Telmarinos en Narnia?.–Preguntó Edmund.
–¿Dónde haz vivido, los últimos cien años ?.–Les pregunto.
–Es una larga historia.–Dijo Lucy con una sonrisa divertida.
Susan le pasó la espada a su hermano mayor, para que luego el enano con asombro los viera.
–Díganme que esto no es verdad.–Dijo el enano después de mirarlos detenidamente.–¿Son ustedes ?,¿Son los Reyes y Reinas de antaño?
–asoy el gran rey Peter, el magnífico.–Dijo Peter extendiéndole su mano. El enano lo miró gracioso.
–Quizás debiste omitir eso último.–Dijo Susam con una sonrisa.
–Probablemente.–Dijo el enano riéndo un poco.
–Tal vez te sorprendas.–Le dijo Peter desenvainando su espada.
–Oh, no creas que quieras hacerlo, muchacho.–Dijo el enano.
–Yo no.–Dijo Peter, y señaló a su hermano.
–El.–Le entrego Peter su espada al enano.
Edmund desenvaino su espada y Peter le entregó su espada al enano, el cual al tomarla hizo como si no pudiera cargarla, Edmund sonrió un poco creyendo que sería fácil, pero entonces, el enano chocó la espada de Peter con la Edmund y así empezaron a pelear. Hasta que el enano le pego la parte trasera de la espada en el rostro de Edmund para que el otro se agarrara el rostro.
–¿Hay te hice daño ?.–Preguntó el enano sarcástico viéndolo.
–¡Edmund!.–Grito Lucy, preocupada al verlo.
Pero Edmund retomó su lugar y al final terminó de derribar la espada del enano. Mientras que el enano veía sorprendido a los cuatro hermanos.
–!Barcos y Bigotes¡.–Se dijo el enano, los tres hermanos rieron un poco.–Después de todo el cuerno si funcionó.
–¿Qué cuerno?.–Preguntó Susan, sería otra vez.
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