Amuleto Carmesí
I
—Veo que tu condición empeoró —dijo Marius contemplando a Balder.
La lluvia golpeaba la ventana de la casa y el fuego de la chimenea hacía lo posible por combatir el frío. El hogar era el último refugio de quien en otros tiempos había sido uno de los grandes cabecillas de la familia más importante de ocultistas.
Balder estaba de pie frente a la chimenea, al escucharlo pensó en quejarse y decirle que lo que veía era resultado de haber caminado bajo la tormenta varios kilómetros, debido a que la casa de Marius era un lugar imposible de llegar en vehículo en los días de tormenta.
—¿Tenés lo mío? —preguntó finalmente.
Habían pasado diez años desde la última vez que conversaron y de no ser que removió cielo y tierra por encontrarlo, seguramente jamás hubieran estado nuevamente cara a cara.
Marius esbozó una sonrisa. Le había costado trabajo, más del que hubiera deseado, pero había logrado forjar el amuleto.
—Sí, Balder —dijo y le hizo un gesto para que tomara asiento.
—Prefiero quedarme de pie.
—No seas terco, prefiero que te sientes y tomes algo para el frío.
A regañadientes hizo caso. Nunca podría confiar plenamente en Marius, sin embargo, sabía que el anciano no tenía nada que ganar sí tenía planeado algún tipo de artilugio.
Él anfitrión salió de su vista por unos minutos y luego regresó con una manta y dos tazas, las cuales llenó de agua hirviendo. Balder agradeció la manta y acercó la taza que a juzgar por el olor era té de frutos del bosque.
El viejo se sentó y se quedó contemplándolo.
—Sigo sin entender la demora. Mientras más rápido terminemos con esto, más rápido dejaré de molestarte.
—Me gustaría que hablemos. Una charla honesta, ya que es la última vez que nuestros caminos van a cruzarse.
—¿Una charla honesta? —preguntó irónico—. Vivir sin sirvientes te volvió loco.
Marius bebió de la taza y contempló a Balder en silencio. Para los ojos de quien supo ser un gran mago, estaba contemplando la fuente de poder esotérico más grande jamás vista y un alma más que cansada de cargar con ese peso. Comprendió entonces la diferencia entre él y su amado hijo y supo entonces que no se había equivocado en tomar la decisión que lo llevó a no perder la fe esperando por este encuentro.
—¿Cómo va tu búsqueda?
—Tengo a una orden de ocultistas ayudándome. Parece ser que nadie quiere que el universo sea devorado, bueno nadie excepto tu familia.
—Tiene sentido —dijo Marius y bebió un poco de té—. Mi familia siempre estuvo un peldaño más arriba que el resto. Bah, podría decir que se trata de nuestra familia Balder. Después de todo te adoptamos y te tratamos como a uno.
Al escuchar esto sintió un gran deseo de atacar, de lastimarlo como lo habían lastimado a él, pero estaba muy cansado para eso.
—Te está empezando a vencer —dijo finalmente Marius señalando el brazo derecho de Balder—¿Puedo verla?
Asintió y sacó el relicario que protegía el guante. Pronto la serpiente de oscuridad envolvió la mano y se extendió unos centímetros por el brazo.
—El guante ya no existe.
—¿Hace cuánto de esto?
—Unas semanas, por eso estoy acá —dijo Balder y volvió a utilizar el relicario alrededor de lo que solía ser su mano y cuando las cuencas terminaron de estar en su lugar, la forma de una mano cubierta en guante que ya había dejado de existir volvió a aparecer.
—Si yo fuera vos, intentaría dejar de usarla. Salvo en situaciones de extrema complicación.
—Sabés a que me dedico, y sabes quienes están detrás de mí. Siempre termino encontrándome en situaciones de extrema complicación.
—Lo sé y por eso hice el amuleto. Aunque no vas a tener un poder como él que te da utilizar la oscuridad. Sin embargo, es un amuleto que va a nutrirse de su poder y te convertirá en alguien poderoso. Necesitarías un arma, eso sí.
—Más que convertirme en alguien poderoso, lo que me interesa es poder sobrevivir a esto —dijo señalando la mano—. Cada día que pasa siento que voy a perder el control. Si no puedo usarla, no logro que se alimente y me está empezando a afectar.
—Lo sé, ya pensé en eso cuando confeccioné el amuleto —dijo Marius con una sonrisa.
—¿Cómo puede ser? —preguntó Balder desconfiado—. No te conviene engañarme.
—No intento engañarte —respondió con una sonrisa—. Sé que cuesta creerlo, pero no soy el mismo. El tiempo puede cambiar a las personas.
—Dudo que el tiempo lograra cambiarte.
—¿Prefieres que diga que el hecho de que mataras a toda mi familia me cambió? ¿O la pérdida de mi muchacho?
—¿No íbamos a tener una charla honesta?
—Y lo es. Todo este tiempo sin ellos me hizo comprender muchas cosas.
—¿Qué cosas?
—Que lo que pasó fue nuestra culpa y que de todos los que sufrieron esa noche, fuiste el más perjudicado.
Las palabras dejaron en silencio a Balder que no supo qué contestar ante las palabras de Marius.
—Hoy a la distancia veo lo estúpidos que fuimos. ¿Quiénes éramos nosotros para poder controlar tanto poder? Y qué cobardes que fuimos, porque ni mi hermana ni yo nos ofrecimos. Criamos jóvenes para hacer el trabajo sucio y fuimos castigados. Créeme que fuimos castigados.
—No sé que esperas que te diga Marius.
—No espero que digas nada, solo espero que me escuches.
—Te escucho.
—Esa noche cuando todo pasó, y escapaste te ayudé porque comprendí lo que habíamos hecho. Pero la realidad es que quería matarte. Quería encontrar la manera de lograr matarte sin darle paso a la oscuridad para matarnos a todos. De alguna manera comprendiste la importancia del rosario, jamás entendí bien cómo, pero tampoco quiero saber —dijo Marius y le dedicó una sonrisa a Balder—. Pero te di mi amuleto de protección, que con solo verlo comprendo que llegó al fin de su poder, ya que no era rival para lo que tienes dentro, y el guante que perteneció al alquimista negro para ayudar a contener la oscuridad. Es obvio cuál de los tres objetos aún logra serte de utilidad.
—¿Y se supone que algo en todo este tiempo de soledad, donde perdiste todo tu poder y gloria, despertaras simpatía por mí? Me cuesta mucho creerlo.
—Tal vez esto te ayude a entenderme —dijo Marius y dejó sobre la mesa lo que parecía ser un diario—. Abrilo, le pertenecía a Alexander.
Al escuchar ese nombre Balder sintió un fuerte dolor en el pecho.
—Me iré a dormir ahora Balder —dijo y se levantó —mañana te entregaré el amuleto. Necesitamos la luz del día para hacer el ritual.
—¿Qué ritual?
—El ritual para remover los objetos antiguos y utilizar el nuevo amuleto. Hay comida por si tienes hambre y puedes dormir en el sofá.
Balder contempló el diario.
—Marius, yo...
—No tenés que decirme nada. No esta noche —dijo y se retiró.
Balder quedó solo. La mano le tembló en el trayecto hacía el diario y dudó unos minutos sobre leer lo que estaba ahí. Finalmente tomó valor y lo abrió, el corazón se le detuvo cuando finalmente llegó a la hoja donde lo mencionaba.
II
Hoy es el último día de la humanidad. A la medianoche, mi familia finalmente sacrificará a Balder, el último de los niños bastardos y su muerte traerá la oscuridad sobre la tierra. Aún no sé el motivo por el cual estoy escribiendo estás palabras, me atormentan sueños de muertes horribles, tal vez esa sea la razón.
Siento que los intentos de mi familia para traer la serpiente que vive en la oscuridad y utilizarla a su antojo para sus propios fines es un plan destinado al fracaso, pero qué sabré yo.
Mi madre sostiene que han estudiado cada símbolo, recaudado información de cada espíritu y que todo está listo para que esta sea la noche en la cual finalmente el conocimiento y poder que siempre esquivó al hombre finalmente sea de nuestra familia.
Me gustaría estar con Balder en este momento, poder abrazarlo y decirle que todo va a estar bien, pero es imposible. Desde que intenté ayudarlo a escapar que nos separaron. El único motivo por el cual mi madre no me desterró es por el amor incondicional que siente por mi padre. Sabe que le rompería el corazón el hecho de que me perdiera semejante acontecimiento, pero tengo miedo. Miedo a que, con el paso del tiempo, su odio hacía mis acciones sea más grande que el amor por su hermano favorito.
Mi hermana hoy vino a verme, ella también está preocupada por el gran ritual.
Tiene sentido, ya que ella debe tener los mismos sueños, pero ella cree en el poder de los nuestros, cree que los sueños son solo nuestros temores, nuestro miedo a lo desconocido, o que tal vez son aquellos espíritus celosos de nuestro conocimiento que buscan impedir que lleguemos a terrenos que ellos jamás pudieron llegar.
Sus palabras, su reafirmación en la fe de nuestra familia, tan solo incrementan mis preocupaciones. A cada minuto que pasa en mi corazón empiezo a sentir que lo que me acechan son visiones, no pesadillas. Alguien o algo quiere prevenirse, quiere que corra de este lugar antes de que sea demasiado tarde.
Pero a pesar de soñar una y otra vez con la sombra que se incorpora en el jardín y empieza a matar a todos los miembros como si sus brazos fueran la extensión de un dragón feroz que no tiene misericordia por todos los presentes, sé que tengo que estar presente. Quiero acompañar a Balder hasta el final, y si el coste de acompañarlo es la muerte, la acepto ya que no puedo seguir viviendo sabiendo que fallé.
No puedo contener las lágrimas mientras escribo estas últimas palabras, de la misma manera que no puedo dejar de recordar todos los momentos que vivimos desde que llegó a nuestra casona.
Fue el único error de mi madre. Pensó que sería el primero en morir, sometido a las rigurosas pruebas que los niños eran sometidos. Lo veía muy frágil, demasiado débil para poder resistir las torturas físicas y psicológicas que los maestros del templo negro llamaban evaluaciones.
Pero para sorpresa de todos, excepto para mí que desde el primer momento que nuestros ojos se cruzaron pude comprender que me encontraba ante un alma especial, él superó cada una de las pruebas.
Es por eso que cuando me enteré que todo lo que había pasado era solamente para que su cuerpo pudiera transformarse en la puerta a la oscuridad, destruyéndose en el proceso, me arriesgué. Me arriesgué porque no podía permitir que semejante espíritu fuera destruido para tal fin.
Balder podría haberse convertido en el ocultista más poderoso de la era. Un Merlín de los tiempos modernos, pero mi intento fue en vano. Ni los espíritus más fieles que siempre me acompañaron pudieron darme un pasadizo seguro ante el tremendo poder de mi tía. Y el sueño de escapar los dos a una vieja casa familiar olvidada en el campo quedaron truncados antes de nacer.
¿A quién le das esta explicación Alexander? No lo sé. No sé para qué sigo escribiendo salvo por una corazonada que pide hacerlo que me pide explicar de manera resumida esta última parte de mi historia porque estoy convencido que algo pasará y que no es gloria lo que espera en el umbral de la noche, más bien un sangriento final. Un final que sinceramente pienso que nos merecemos, un final que todos esos niños sometidos a las peores torturas desearon para nosotros.
Si de alguna manera Balder logra escapar al destino funesto que le hemos asignado, espero que algún día pueda perdonarme y que logre entender que todo lo que le dije era verdad. Espero que viva una vida plena y que sea feliz.
Te amo Balder, hasta que la oscuridad me lleve.
No había más palabras luego de esto, solo hojas en blanco. Este fue el último fragmento que Balder leyó, ya que las entradas anteriores eran información que ya sabía. Alexander le había contado toda su vida cada noche que lo visitaba a escondidas de la familia.
Cerró el diario y se recostó en el sillón mirando el fuego de la chimenea. Las lágrimas corrían por su rostro y apretó el puño de su mano izquierda hasta quedarse dormido.
III
Balder se encontraba dentro de un círculo, recostado sobre un árbol.
Se sorprendió al ver todo el trabajo de símbolos que había hecho Marius. Trabajo de un hombre que más que buscar una manera de escapar, se había entregado por completo a su misión.
Ninguno de los dos habló a la mañana acerca del diario de Alexander. Una mirada les alcanzó para darse cuenta que ambos estaban en la misma sintonía.
Marius contemplaba a Balder y su torso desnudo, y por un momento recordó al muchacho desnutrido que había llegado a la vieja casona. Mucho tiempo había pasado desde ese día y ahora quien había llegado para ser un sacrificio se encontraba con vida y portaba en su interior el poder que tanto había ansiado su familia. Pero su difunto hijo había tenido razón. La oscuridad es algo que los humanos jamás podrán controlar y liberarla traería el final de todo lo conocido. Ni el espíritu más entrenado y poderoso era rival para semejante poder y ahora Balder era el único que podía enviar ese fragmento de nuevo a su origen y salvar la humanidad.
—¿Cómo estás Balder?
—Bien —respondió mirando el amuleto que colgaba de su pecho—. Esperando que esto funcione.
—Créeme que funcionará. Estudié bien los libros antiguos —dijo Marius sentándose él también en un círculo.
—Estoy al tanto de tus conocimientos.
—También tengo otra información Balder, esperé al día de hoy para decírtelo para evitar que te sientas inquieto.
—¿Qué? —preguntó Balder, empezando a sentirse nervioso, ya que conocía bien los símbolos y figuras que estaban alrededor del círculo y que no podría hacer nada para defenderse si todo se trataba de una trampa.
—Hubo infiltrados, durante el proceso. Gente sin nombre, jamás supimos quienes eran, de dónde venían y que buscaban. Pero sé que estuvieron ahí, observando todo lo que sucedió.
—¿Y eso debería importarme?
—Sí.
—¿Por qué?
—Porque te están buscando. Creen que sos la clave para controlar la serpiente.
—Dudo mucho que puedan hacer algo para derrotarme. Me enfrenté a grandes ocultistas, a espíritus que algunos consideran dioses y mientras tenga el poder de la oscuridad nadie puede oponerse a mí.
—Pero ese es el problema. Cada pelea hace que el fragmento de oscuridad que habita en tu cuerpo se vuelva más fuerte. Llegado al punto que su poder sea mayor que las energías que utilizas para contenerla no podrás hacer nada para evitar que te devore. Eso es lo que ellos buscan. que pierdas el control.
Balder guardó silencio. Era verdad que mientras más invocaba a la serpiente para destruir a un espíritu poderoso, poco a poco el fragmento que estaba ubicado en su mano se extendía por su brazo. No al principio cuando el poder de la cadena seguía fuerte, pero ahora, sin darse cuenta había dejado que la oscuridad consumiera toda energía de la antigua reliquia.
—Pensé que tu amuleto serviría para evitar esto Marius.
—Y lo hará. Pero no de la manera que tú crees. El amuleto que forjé te permitirá actuar como si fueras un ocultista. Tal vez el más poderoso de todos, pero aún así tendrás las mismas limitaciones que uno de ellos. Como te dije ayer, necesitarás un arma nueva, porque irán a buscarte.
—Con esto quieres decir que si lucho contra alguien que posee un objeto poderoso o me arrinconan entre dos o tres tendré muchas chances de perder la batalla. Salvo que consiga lo que me dices.
—Correcto, pero aún así, si no logras obtener un arma poderosa, podrás liberar la oscuridad para que te ayude. La piedra se encargará de avisarte el instante que la oscuridad aproveche que la estás usando para poder usar un poco de tu cuerpo. Cuando la piedra carmesí brille será la señal para que dejes de usar el poder. En caso de que no puedas hacerlo en ese instante, entonces la piedra se fragmentará.
—Hablas de la piedra, pero este amuleto no tiene ninguna piedra —dijo Balder molesto.
—Aún no la tiene —dijo Marius con una sonrisa y le mostró una daga que se usaba para rituales—. Descubrí que si la piedra se fragmenta tendrá pocos usos, en caso de que seas perseguido por estos fieles a mi hermana. Entonces pensé cómo lograr una piedra que tuviera una recuperación parecida a la de los humanos.
—No existe nada así.
—No existe nada así, aún —dijo y colocó la punta de la daga en la parte interna de la muñeca—. Me gustaría ser un poco más ignorante y pensar que al hacer esto volveré a encontrarme con mi familia. Pero mi familia ya no existe, ¿verdad Balder?
—Marius —dijo Balder sorprendido al entender lo que estaba por suceder.
—Espero que logres liberarte de la maldición Balder y que logres tener una vida tranquila. Sé que es lo que mi hijo hubiera querido y no pasó un solo día en que no me lamentaba de haber sido mejor padre y escucharlo—dijo Marius y el cuchillo empezó a moverse por dentro de su carne, dejando caer la sangre en el suelo.
Marius perdió la vida en cuestión de minutos, el mismo tiempo que le tomó a la sangre moverse mediante la energía del ritual para cubrir todos los símbolos y llegar finalmente hasta Balder que contempló completamente inmovilizado como la sangre que había tomado un tono carmesí cubrió el árbol y luego lo cubrió a él.
La energía era más fuerte de lo que Balder imaginó. Lo obligó a cerrar los ojos y sintió la temible voluntad de Marius que seguía presente como un espíritu moviendo los hilos para completar el gran ritual que él había ideado utilizando los textos antiguos como referencia para crear así la piedra que ahora estaba dentro del amuleto que había forjado para Balder.
Cuando finalizó la tarea. La más ardua que jamás había hecho, el espíritu se desvaneció con la corriente de energía y Balder abrió los ojos, contemplando el sol que se ponía.
Se sentía en paz, como no lo había sentido en mucho tiempo. Se levantó con mucho esfuerzo y se acercó al cuerpo sin vida de Marius. Sintió un pequeño consuelo al ver que el cadáver tenía una sonrisa.
—Voy a enterrar a tu padre —dijo Balder con angustia—. Sé lo mucho que lo amabas Alexander, así que voy a enterrarlo. Lo haré en este lugar que sé que es dónde hubieras querido que viviéramos. ¿Pero cómo es esa frase que tanto te gustaba? Si querés hacer reír a Dios, cuéntale tus planes.
A pesar del cansancio, caminó hacía la casa y luego regresó con una pala.
Cavó con fuerza debajo del árbol partido, decidido a darle sepulcro esa misma noche.
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