Lo que la culpa puede comprar.
Espero que estés consciente de que tus regalos culpables no te hacen que ganar puntos en el juego que te armaste en la cabeza.
(«Gabriela, lamento no ir a la competencia a apoyarte; vayamos a comprar pizza.» «Gabriela, lo siento por olvidar que íbamos a hacer la cena juntas; mira los zapatos que te traje.» «Gabriela, lo siento por ser un madre de mierda; ten, compré helado.»)
No soy un juego que puedes ganar y mi cariño no es ningún premio. Deja de intentar llenar el vacío al llenarme a mí con cosas que al final del día ni me van ni me vienen. Cosas que aunque tengan un alto precio carecen de valor.
Dame tu tiempo, préstame tu atención, y tal vez, puede que esté dispuesta a dejarte ganar un juego que ya perdiste.
[20/03/18]
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