❦EXTRA: especial de Hallowen
꧁ADVERTENCIA:
Leer antes de empezar
tal vez le de un golpe de moral como me ocurrió mientras escribía; si les ocurre algo parecido les pido que abandonen o adelanten el capitulo, es unos de los capitulos más fuertes que he escrito y no es obligación leer algo que les incomoden.
Pd; no olviden votar y comentar :3
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∔Sacrificios y rituales∔
Irene Coleman
Hoy es un día donde los humanos celebran el día de brujas, y sin saber que en este pequeño pueblo habitan cuatros.
Somos cuatros brujas con el poder de dominar y manipular a cualquier persona, pero doblegar a los hombres.
Los hombres son los seres más manipulables en este mundo, se dejan llevar por una carita linda y con un buen cuerpo.
Nosotras no desaprovecharemos esa oportunidad. O yo, mejor dicho.
Porque yo me he ido de cacería por la noche para matarlos.
Lo siento, a veces me aburro por las noches y mi sed de ver, tocar o beber sangre es más fuerte.
Te entiendo, por eso amo estar en tu cabeza.
Y yo amo que estés en la mía.
Antes me fastidiaba esa voz, ahora me encanta. Porque a cada nada me suplica por sangre y como buena persona que soy, le complazco; aunque a mí me encanta matar.
Bueno. Hoy hay muchas personas, pero más niños »que horror« disfrazados y yendo a algunas casas por dulce.
Dejo de mirar por la ventana y voy donde está mi cazadora, hace frio esta noche, para sentarme junto a Eleonor.
De las tres, Eleonor y yo somos un poco más unidas. Las dos se nos complica tener autocontrol y nos encanta escuchar las suplicas de los demás.
—Hoy me apetece callarle la boca a todos esos niños, me estresan sus gritos —me quejo.
Eleonor aparta el libro que tiene en las manos para voltear a mirarme con una leve sonrisa en los labios.
Deja el libro en unas de las mesitas y cruza los pies con un brillo en los ojos.
— ¿No se supone que hoy es nuestro día?, deberíamos hacer algo. Si ellos lo celebran, ¿Por qué nosotras no? —sonríe juguetona.
—Hagamos una...
—Cacería —la voz de Charlotte resuena en el lugar y trae consigo un libro—. Tenemos permitido hacerlo, pero con una condición
Mara viene segundo más tarde con un maletín en manos que lo deja en la mesita de centro, lo abre dejando ver diferentes tamaños y diseños de dagas con las puntas filosas y la hoja brilla bajo la tenue luz del lugar.
—¿Cuál es la condición? —cuestiona Eleonor y yo no puedo apartar la mirada de las dagas.
Me las imagino de un tono carmesí y en el fondo las suplicas de mi víctima, eso es música para mis oídos.
Mi imaginación va más allá y puedo ver los órganos del hombre al cual le abrí el estómago, donde el sonido de su voz se fue apagando poco a poco.
Donde una sonrisa maquiavélica se formaba en mis labios manchados de sangre después de haber bebido de ella.
Tan exquisita.
Y con solo imaginar eso me siento eufórica, mis vellos se han erizado de la emoción y ya quiero salir por esa puerta y matarlos a sangre fría, sentir ese líquido en mis manos como si de arena se tratara.
—Sangre inocente, eso dice el libro, pero será después del aullar de un lobo cuando podemos empezar la cacería —Charlotte se deleita con lo que acaba de decir.
Si se supone que eso debe hacerme sentir mal, pues equivocados están. Nosotras no tenemos moral a la hora de matar.
Y si nuestras divinidades desean sangre inocente, sangre inocente tendrán.
Nos dispersamos a nuestras respectivas habitaciones y arreglarnos para la gran noche.
Me amarro el cabello con una coleta alta y me pinto los labios de color rojo oscuro, con un vestuario totalmente negro.
Ese color nos ayudara a camuflarnos por el bosque. Ya para la hora del ritual tengo que usar el color rojo, como lo dice la escritura.
Bajo las escaleras y veo la puerta del sótano media abierta, esa debe ser Charlotte para preparar todo a la hora del ritual.
Voy donde está el maletín y agarro dos dagas, una pequeña y una más larga colocándola en el cinturón que tengo atado en mis muslos.
La hermosa piedra verde adorna el mango de la daga junto a una carabela.
Cuando las cuatros nos encontramos listas, salimos de casa para caminar por la calle y ver como algunos niños corren de manera alegre donde están sus padres para mostrarle sus dulces.
Caminamos tanto que llegamos al lado pobre del pueblo, grave error.
Si no soportaba los gritos de los niños donde vivimos, oír los de esta parte es insoportable.
Hay más pequeños corriendo por doquier hasta que una nena se tropieza conmigo provocando que tambalee un poco.
La agarro bruscamente del brazo que un gritito lastimero se escapa de sus labios.
Sus ojos son de color azules «Horribles» levemente brillosos por las lágrimas que me observan con miedo
—Pe-perdón —balbucea intentando zafarse.
— ¿Tus últimas palabras serán un perdón? —pregunto divertida. Y la nena me mira de manera confusa con evidente miedo en sus ojos.
Rápidamente entierro los dedos en sus ojos haciendo presión logrando que un grito desgarrador se escape de sus labios y una risa escandalosa escape de los míos.
Veo como sangre se desliza por su rostro y acerco mi lengua pasándola por la sangre y deleitarme con este sabor exquisito.
Se logra zafar al momento de entretenerme con este color, pero cae al suelo y saco mi daga dándole puñaladas en el pecho sin dejar de reírme como maniática y sentir la sangre salpicando mi rostro.
Escucho la risa juguetona de Eleonor que me saca de mis pensamientos «no me di cuenta que empecé a fantasear» y se acerca a nosotras, y le coloca una rama en el cuello de la niña desatando el grito de la misma.
Acto que provoca que varias miradas caigan sobre nosotras y de la niña.
—Esta niña es muy miedosa, no será la ofrenda —murmuro para Eleonor.
Un señor se acerca a nosotras con un poco de temor y valentía en sus ojos, ahí me doy cuenta que es su hija por el mismo tono de sus ojos.
Gruño mirándolo directamente a los ojos e inmediatamente se detiene, pero solo bastan tres segundos para que aparte la mirada y una sonrisa arrogante se forma en mis labios.
—Deme a mi hija, señorita —gruñe en voz baja, pero suena más a un tono tembloroso.
—Okey —la tiro al suelo sin importarme que se golpee—, ahí la tiene y deje de dañar los momentos —me voy pasando por encima del cuerpo de la niña.
A los lejos escucho como Charlotte empieza a hablar en nuestro idioma, cuando volteo veo que la niña está corriendo por ahí como si nada hubiese pasado «Le borro los últimos acontecimientos»
Aunque sé que me regañará con justa razón, ya que no podemos estar expuestas, nada quita haberme divertido un rato con el miedo de esa chiquilla.
—Irene, no... —empieza, pero la interrumpo.
—Sí, ya sé que me dirás, pero me divertí. Ya pasó —me rueda los ojos caminando delante de mí, pero se detiene sosteniendo la cabeza.
Apresuro el paso para saber que sucede y solo la escucho murmurar cosas
Está hablando con ella misma y eso significa dos cosas.
1. Es para la cacería.
2. Es sobre lo que hice.
Las dos razones me dan igual, bueno no, la primera opción si me interesa.
Charlotte se endereza y puedo ver la línea negra que se le formo en los ojos e instintivamente sonrío.
—Escuchen —dice Charlotte y de pronto un pitido estresante se escucha.
"Hoy es su día, gócenlo como quieran,
Derecha uno, izquierda dos.
Caminen sin mucho ruido,
Desprevenidos están, aprovechen para matar.
Sin moral, sin piedad,
Sin escrúpulos, sin lamentos.
Casa verde encontraran, niños corriendo hallaran,
Mellizos verán, a ellos cazarán.
Mataran en el bosque, sangre llevaran,
Sacrificio de sangre harán y nuestros dioses contentos estarán.
Por changó y Oyà"
Abro y cierro los ojos después que esa voz dejara de hablar, ya tenemos permiso para matar solo falta escuchar el aullido de los lobos para llevar a las presas al bosque.
—¿Listas? —sonríe Mara.
—Listas —respondemos al unísono.
Caminamos en silencio por estas calles repletas de niños y seguimos las direcciones haciendo las curvas respectivas.
Las casas en su mayoría tienen muñecos como carabelas, brujas «Que de por cierto son feas» no sé porque nos imaginan así. Al igual que calabazas.
Una casa verde vemos con dos cachorros saliendo de la misma, están vestidos de piratas.
Nos miramos entre todas con una sonrisa en los labios al encontrar nuestros sacrificios.
Que lástima por los padres.
—Yo iré por los cachorros junto a Irene, ustedes esperen en la entrada del bosque con dulces —demanda Charlotte y la miro mal.
—Yo prefiero esperar en el bosque —comento.
Y mejor así, hay muchos niños que están abusando de mi autocontrol.
—No —dice y le ruedo los ojos.
Mara y Eleonor se van a hacer lo que le pidió Charlotte y yo camino junto a ella donde están las criaturas..
Dichos niños tienen una canasta con algunos dulces que se van comiendo a medida que se acercan a la casa que está a mi lado izquierdo.
Charlotte camina hacia ellos y finge tropezarlos provocando que los dulces caigan y apresuro el paso para pisar dichos dulces, cosa que hago con mucho gusto.
Los ojos de la nena se humedecen y ruedo los ojos. En cambio el macho se agacha para recogerlos, pero Charlotte se apresura y agarra su mano antes que lleguen al piso.
—Están sucios, te puedes enfermar —le comenta. Y el nene le mira los ojos. Error.
—Nosotros queremos dulce —murmura sin apartar la mirada.
Charlotte le soba la mejilla y mira a su hermana para limpiarle los ojos.
—No se preocupen, mi hermana y yo tenemos muchos dulces, ¿lo quieren? —los dos asienten con la cabeza muy emocionados por lo que Charlotte le ofreció—. Bueno, vengan con nosotras. No tardaremos.
Los cachorros le agarran la mano y caminan entusiasmados para buscar dichos dulces.
Por su estatura, creo que deben tener unos cuatros o cinco años.
Camino detrás de ellos a dirección al bosque donde puedo ver a las chicas con una canasta esperándonos.
—Llegamos, tomen algunos dulces —le sonríe Charlotte y Mara le extiende la canasta.
—Gracias —dicen los niños.
—¿Quieren más? —pregunta Eleonor, y ellos asienten con la cabeza.
Y una idea divertida se me cruza por la mente.
—Primero juguemos, al fondo de este camino hay muchos dulces grandes. Si llegan primero que nosotras son todo de ustedes —me inclino mirando sus ojos brillosos.
—Pero ustedes son más grandes —forma un puchero la niña.
—Le daremos ventaja, ¿Verdad hermanas? —pregunto sin apartar la mirada y las tres afirman.
Le digo por la línea que deben correr y cuando decimos ya, ellos empiezan a correr.
—¿Cuándo corremos? —cuestiona Mara.
—Cuando escuchemos el aullar del lobo.
Esperamos unos segundos donde nos acomodamos para empezar a correr y en ese momento lo escuchamos.
Corremos donde están los cachorros esperándonos y para hacer más divertido el momento, empezamos a cantar.
—Cazaremos en el bosque...
—...mientras que las brujas están
—¿Qué están haciendo las brujas?
—Persiguiéndote.
Nos detenemos detrás de unos troncos para buscarlos con la mirada, la adrenalina corre por mis venas y la sonrisa no desaparece de mi rostro
—Cazaremos en el bosque...
—...mientras que las brujas están
—¿Qué están haciendo las brujas?
— Asechándote.
Las hojas de los árboles caen y crujen bajos mis pies al correr, pero hallamos un cuerpo agachado detrás de un árbol.
Encontramos al primer cachorro.
Nos escondemos detrás de unos troncos por separado, no vemos a la hembra, solo al cachorro macho.
Está comiendo algunos dulces muy alegremente.
—Cazaremos en el bosque...
—... mientras que las brujas están.
— ¿Qué están haciendo las brujas?
—Viéndote.
Me acerco sigilosamente al cuerpo del pequeño cachorro que aún no ha notado nuestra presencia.
Desenfundo mi daga y me coloco en posición de ataque al igual que las demás salen poco a poco para que quede rodeado, pero unas pisadas se escuchan que provienen con una advertencia.
—Hemaito, cu-idado —es la voz de la cachorra, voz que provoca que todos giremos a dicho cuerpo y el cachorro chilla al vernos con dagas en las manos.
—Cazaremos en el bosque... —canta Mara sin ocultar la risa sádica.
—... mientras las brujas están —continua Eleonor, y el cachorro se levanta caminando hacia atrás tropezando con el cuerpo de Charlotte.
— ¿Qué están haciendo las brujas? —Charlotte se pasa la lengua por los labios, empujándolo al suelo.
—Vamos a comerte —termino, pero no me abalanzo al cuerpo del pequeño animal, sino lanzo la daga que se entierra en el estómago de su hermana.
El grito de dolor se hace presente como melodía para mi mente, pero el llanto del cachorro macho me incomoda.
Intenta correr al cuerpo de la criatura que ha caído al suelo, pero Charlotte es más rápida y lo agarra antes que huya.
—Tú no te vas, el juego aun no empieza —le acaricia el pelaje, pero su chiquillo es estresante.
Mara se mueve inmediatamente al cuerpecito que está en el suelo sacándole la daga, provocando que la sangre salga de forma descontrolada.
—Me du-ele —capto oír, pero sinceramente no me interesa.
Sin embargo; el macho no deja de moverse para llegar a su hermana que no ha dejado de llorar.
El macho junto a Charlotte se mueven quedando a una distancia de cinco metro para que pueda ver lo que hacemos.
Eleonor y yo caminamos donde esta Mara con la presa y empezar con nuestro macabro trabajo.
Me agacho colocando mis manos en la sangre y esparciéndola; es tan suave y tan caliente que me encanta.
Giro mirando directamente los ojos del cachorro que tiene Charlotte y me llevo el dedo índice a la boca y así probar su sangre. Dulce, es muy dulce.
Separo el dedo de la boca y le sonrío, pero me aparta la mirada.
Mara empieza hacer lo mismo que hice y Eleonor le hace un corte profundo en la pata delantera, sangre que recoge en un pequeño recipiente para el sacrificio.
Charlotte le coloca una cadena al cachorro para que no escape, amarrado en un tronco sin dejar de lloriquear.
Las cuatros rodeamos a la presa ensangrentada que está pidiendo auxilio, pero aquí le haremos de todo menos auxiliar.
Soy la primera en actuar al momento de abrir su estómago dejando visible sus órganos, por más que grite y suplique no me detendré, sin saber que sus gritos solo me dan emoción y una adrenalina inexplicable.
Introduzco mis manos tocando algunos órganos no tan visible por la oscuridad, mientras Charlotte le hace un triángulo gigante en el rostro; marca de las brujas.
Eleonor y mara pasan la lengua por las piernas donde hay sangre, puedo ver sus dientes un poco rojo con esa sonrisa maliciosa dirigida al cachorro amarrado que no ha dejado de gimotear.
Le abren el cuello y con eso puedo dejar de sentir el latido de su órgano vital, dando por hecho la muerte de esta pequeña criatura.
Me paso los dedos en la boca después de terminar, exquisito sabor.
Charlotte le amarra los pies y con nuestra ayuda colocamos el cuerpo colgando en una de las ramas.
Árbol que está al frente del cachorro que tiene los ojos rojos de tanto llorar.
Mara lo desata.
—Corre antes que te atrapemos —murmura, y este no duda en hacer caso y sus cuatros patas corren como si su vida dependiera de eso.
No tenemos piedad ni moral a la hora de matar, solo cumplimos con los deseos de nuestros dioses y nosotras con gusto lo hacemos.
Matar es vivir.
Matar es satisfacción.
No nos importa si para los humanos es una atrocidad, porque así como nosotras matamos, entre ustedes se practican otros tipos de atrocidades.
Corremos detrás del cachorro que no tardamos ni cinco minutos en encontrarlo, pero seguimos viéndolo de lejos.
Para que piense que no lo hemos encontrado.
Puedo ver como se detiene y mira su alrededor para ver si nos encuentra, sin saber que estamos más cerca de lo que cree.
—Aquí estamosss —canturrea Eleonor, y el cuerpecito del animal se sobresalta y puedo ver como tiembla.
Vuelve a correr, pero cada vez lo hace más lento, ya se está cansando y yo mucha energía tengo.
Mara se abalanza sobre él y su grito no se hace esperar.
Cortamos sus dos patas delanteras provocando sus chillidos, la sangre sale a montones y Eleonor la recoge en otro recipiente.
Con el filo de mi daga le saco los ojos y le corto los bordes de su hocico.
Charlotte le hace un triángulo en todo su estómago, pero un triángulo muy profundo quitándole el pellejo dejando expuesto sus órganos.
Eleonor introduce sus manos y arranca su corazón para lanzármelo entre los pies; lo pateo en dirección de Mara y sucesivamente, nos quedamos unos minutos arrancando sus órganos y tirándolo entre nosotras.
¿Nos estamos divirtiendo?, Es obvio.
En una se lo lanzo a Eleonor y ella lo corta en el aire, dejando dos pedazos de corazón.
Agarra una parte y se lo mete a la boca e igual lo hace Charlotte, pero no lo mastican, solo lo chupan como un delicioso caramelo.
Mara amarra sus patas y lo llevamos a rastra donde está el cuerpo irreconocible de su hermana.
Caminamos a dirección del pueblo para empezar nuestro ritual.
Nos dirigimos en línea recta sin salir del bosque para que los humanos no nos vean y así entrar por la parte trasera de nuestra casa.
Eleonor aun no suelta el pedazo de corazón que está chupando y esta tan entretenida como los cachorros con sus dulces.
Intenta abrir el frasco para mojar su pedazo de carne, pero Charlotte la detiene «sería una ofensa para los dioses, pero se está dejando llevar por su instinto». Eleonor no le reclama nada y continúa con su marcha.
Dentro de un rato llegamos y Charlotte se va directamente al sótano y nosotras a nuestras habitaciones para cambiarnos.
Me arreglo las mangas de la capucha roja y bajo las escaleras encendiendo las velas que están en el camino «Hay que ambientar el lugar»
Me detengo en el pasillo que nos lleva escaleras abajo a esperar que Charlotte nos llame y poder entrar.
—Estoy muy emocionada —los ojos de Eleonor brillan al igual que los de Mara.
Yo en cambio, solo sonrío.
—Bejön —escuchamos la orden de Charlotte y caminamos una detrás de otra.
Entramos y ajustamos la puerta del sótano donde hacemos nuestros rituales.
El olor acá dentro es fuerte al igual de la presencia que se siente.
Las paredes de este lugar están pintadas de color blanco, y las velas que están colocadas en puntos estratégicos son de colores diferentes. Cada color significa algo distinto.
Pero la luz de las velas crea siluetas escalofriantes e impresionantes. En el fondo de la pared esta la imagen de nuestros dioses alrededor de sus súbditos.
Oyà y Changó está en grande con una cruz invertida en la parte de sus pies con sangre real.
Al otro lado hay una estatua mediana de nuestro símbolo de brujería y en el suelo, al frente de las imágenes y del estribo hay dos triángulos invertidos; el más grande «Donde vamos nosotras» encendidos en fuego, y en el triángulo pequeño con velas.
Nos ponemos en cada punta del triángulo de fuego con la vista en el suelo.
Escucho como el libro sagrado es abierto y el movimientos de las copas.
—Ma isteneink ártatlan vért kérnek. Ma is a mi napunk. —Empieza Charlotte leyendo las escrituras—. Ma ünnepeljük a boszorkányok napját. Ma lelkiismeret-furdalás nélkül folyt a vér, mert ha isteneink kérik, teljesítjük.
«Hoy nuestros dioses piden sangre inocente, hoy también es nuestro día. Hoy celebramos el día de las brujas. Hoy hubo sangre derramada sin ningún remordimiento, porque si nuestros dioses lo piden, nosotras lo cumplimos.»
Oigo como baja y camina en círculo alrededor de nosotras con un objeto en manos.
—Vér a kis háromszögben, vér a nővéreken, Oya és majom jönnek és átveszik az áldozatot. —repite más de tres veces y nosotras la acompañamos.
La presencia del lugar cada vez se hace más fuerte y es gratificante sentirla. Por instinto nos arrodillamos ante el triángulo que Charlotte entra y dibuja en el pequeño una cruz de sangre para luego prenderlo con fuego.
Las llamas se intensifican cada vez que elevamos la voz al momento de la oración, una vela se cae a dirección de la cruz y dicha forma se pierde con una de un rostro reconocido «Changó, dios del fuego»
—A űz istene, a villámlás és mennydörgés istene állt előttünk —nuestro llamado es escuchado porque un trueno resuena en todo el lugar.
«Dios del fuego, dios del relámpago y del trueno, ha presencia ante nosotras»
Una carcajada se escapa de los labios de Charlotte y por mi parte sonrío, porque los truenos caen cada vez más fuertes y las llamas de todas las velas del lugar se alzan.
Danzan al sentir la presencia de mi dios, de nuestro dios.
—A halottak és az alvilág istennője, a lángok istennője és a temető védőnője, hívunk téged előttünk. —volvemos a invocar, pero esta vez a nuestra diosa.
«Diosa de los muertos y del inframundo, diosa de las llamas y patrona del cementerio. Te invocamos ante nosotras.»
Repetimos muchas veces hasta que el llanto de los difuntos y los gritos de nuestras víctimas se mezclan con los truenos.
Es un sonido melodioso.
La risa de los cachorros del día de hoy se siente aquí dentro, como si estuvieran ante nosotras, y es así.
Porque la silueta de dos piratas en miniatura se pasea por el lugar y entran al triangulo donde está su sangre, sus ojos no nos quitan la mirada de encima y con un relámpago esas siluetas desaparecen.
—Láttuk az arcukat, jó munkát. Áldozataink látása a hála jele. igyák a vérüket és kutassák át a testüket. zárják be a halottak pincéjébe, és játsszanak a testükkel. —alzamos la mirada y vemos como Charlotte vierte su sangre en las copas doradas y nos la entrega a cada una.
«Vimos sus rostros, buen trabajo. Ver a nuestros sacrificios es muestra de gratitud. Beban su sangre y busquen sus cuerpos. Encerrarlos en el sótano de los muertos y jugar con sus órganos»
—Por Oyà y Changó —brindamos y nos llevamos la copa a los labios.
El líquido carmesí recorre mi garganta con un leve sabor a dulce. Me lo bebo en un solo trago sin importar que se derrame en mis comisuras.
Alejo el vaso y sonrío mirando a mis hermanas que nos levantamos y hacemos veinte círculos alrededor del triángulo.
Ellas se ven tan escalofriantes con la sangre alrededor de sus labios y los dientes manchados de ellos
Hoy los demonios están sueltos. Hoy es un día donde nosotros pecamos ante los ojos de los humanos.
Hoy según los humanos somos inmorales.
Pero, ellos no saben que estamos sueltos, porque en el infierno solo están los débiles y en la tierra habitan demonios con apariencia de ángeles
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¿Qué tal el Extra?
Besos con sabor a muerte 🖤🔪
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