Libertad

3 años después

Quinientos trece

Quinientos catorce

Quinientos quince

Quinientos dieci...

Me giro cuando abren la puerta, eso significa tres cosas.

1. Mediación.

2. Alimentación.

3. Recreación.

Se murmura por ahí que solo dos secciones pueden salir a tomar aire fresco, lo cual lo agradezco. Estar encerrada allá dentro es aburrido.

Me la paso contando esas estúpidas líneas que ya me sé su número exacto.

Me levanto y la enfermera va detrás de mi hasta llegar al patio que es un lugar lindo, el color verde es lo que mas resalta al igual que el azul del cielo.

—¿Qué día es y qué hora? —le pregunto a la enfermera mientras me siento.

—Hoy es 3 de noviembre y son las 16:03.

Asiento con la cabeza y me concentro mirando mi alrededor. Muchas están tranquilas sonriendo y charlando con las demás, pero tienen a esas putas enfermeras encima.

Al parecer somos una sección "tranquila" las que están en el lado norte y oeste no salen, ya que su mayoría están con camisas de fuerzas o son casos más graves. En cambio, yo no hablo y me contengo demasiado para no ir a ese lugar. Pero hay veces que no me puedo resistir y termino arañándome.

Los encargados de este lugar muy poco vienen por este lado. ¿Por qué? No lo se y ni me importa.

Miro a una muchacha que esta sola bajo un árbol y esta con tres enfermeras a su alrededor, pero eso no es lo curioso. Lo curioso es su cabello, es blanco..., como el mío.

Mismo tono, pero más corto.

Frunzo el ceño y me concentro en observarla más y esta hablando ¿Sola?, al parecer siente mi mirada y nos miramos por lo que parece eternidad.

Hay algo en ella que me resulta familiar, pero no se qué.

Su cara también muestra asombro y me levanto sin pensarlo y camino hacia ella sin titubear. La enfermera me habla, pero no hago nada por detener mi caminata.

Las enfermeras que están con ella se ponen a la defensiva y la chica se levanta ladeando su cabeza. Acerca una mano y lo primero que toca es mi cabello.

—Blanco... —dice.

—...al igual que el tuyo —murmuro.

Aquí de cerca me doy cuenta que nuestros ojos son iguales: verde.

Y de pronto me mira extrañada y con una mueca de enojo empujándome. Tambaleo un poco y las enfermeras la agarran tratando de calmarla.

—¿Qué le sucede? —pregunta mi enfermera.

—Bipolaridad, es hora de su pastilla.

—Charlotte, tomate la pastilla y relájate –le dice una de sus enfermeras.

Charlotte..., lindo nombre.

Respiro hondo cuando una oleada de tristeza me atraviesa y trato de controlarme apretando los puños.

No te reveles, no te reveles. No quiero medicación. me mentalizo cerrando los ojos.

—Eleonor ¿Estas bien? —me pregunta.

—Sí, es un mareo como siempre.

Asiente y me acompaña para volver a sentarme donde estaba. Vuelvo a mirar a Charlotte y ahora esta sentada con la cabeza entre sus piernas.

y de pronto el cielo se está tornando oscuro.

●Directora del internado.

Recorro la institución como todas las tardes antes que caiga la noche. Este lugar es patrimonio familiar con un solo objetivo en común:

Encontrarlas.

Por fortuna solo nos faltan dos.

Aunque esto solo lo se yo, mis dos hombres de confianza y mi tía que es la encargada de la sección donde están ellas dos.

Se puede decir que este lugar es una fachada, pero de igual manera se ayuda. Aunque muchas de las que trabajan para mi se quejan por como manejo esto, me vale mierda. Es mi institución, son mis reglas.

Por ello firman un contrato de confidencialidad para que no hablen del trato que le damos.

Llego a mi oficina recibiendo una notificación de mi tía y dejo que venga ya que usó el código cuando se trata de ellas.

Por lo que llega, busco el expediente de Irene y Mara. Observo sus fotos y son tan preciosas, pero detrás de eso se esconde un oscuro pasado.

Cuando Irene fue a la misma sección de Mara me emocioné. Ya que, de cierta forma me confirmó, aparte de su físico, que es una de ellas.

Tocan la puerta y dejo que entre.

—Hola, querida sobrina —entra feliz, pero a la vez preocupada.

La miro desconcertada y se sienta frente de mí.

—¿Qué sucede? —voy al grano.

Rueda los ojos y saca dos folders color crema y frunzo el ceño. Lo agarro viendo su contenido.

Son ellas.

Eleonor Lee: nació la noche del 3 de noviembre de 1996

Charlotte Adams: nació la noche del 3 de noviembre de 1996

La miro entusiasmada y asiente con la cabeza.

Repaso las fotos y son tan idénticas que parecen copias.

Abro las otras dos carpetas.

Irene Harris: nació la noche del 3 de noviembre de 1996

Mara White: nació la noche del 3 de noviembre de 1996

–Espera... —digo— tienen la misma edad, misma hora de nacimiento. Sin embargo, diferentes apellidos.

–Y eso no es todo —la miro confusa por lo que acaba de decir.

—¿A qué te refieres?

—Hoy —dice. Pero quede más perdida que antes y continua–. Hoy cumplen años, hoy se cumplen 500 años.

500 años pasarán, ellas gozarán.

500 años son, la nueva generación saldrá.

Es hoy.

No puede ser, aun me faltan las otras dos. La profecía no dice eso.

Me levanto buscando el libro hasta que encuentro la página marcada de rojo.

—¿Qué sucede? —dice colocándose al lado mío.

—Es imposible que sea hoy.

—¿Por qué?

Empiezo a leer en voz alta lo siguiente:

"cada 500 años, la noche del 3 de noviembre y la luna sea cuarto menguante, ellas saldrán donde quiera que la tengan retenidas.

Pero esto solo se cumplirá si ellas están unidas. De lo contrario, las personas de su alrededor morirán."

—Ah, eso —le resta importancia.

—¿Cómo que "ah, eso"? —respondo tajante.

Bufa sentándose en la silla giratoria.

—Siempre han estado juntas, siempre han estado en nuestras narices.

—Eso quiere decir que...

—Que empieza la cacería.

Sonrío y empiezo a preparar todo.

Para acabar con su profecía y su objetivo, debemos llevarla al bosque que queda en Deadwood. Matarlas en el mismo lugar donde desaparecieron ellas.

Miro la hora y son las 18:40. Me levanto lista cuando de pronto todo fue oscuridad.

●NARRADOR OMNISCIENTE

Horas antes.

Mara se encontraba jugando con las esposas que le habían puesto anteriormente analizando la manera de poder soltarse. Ya que, la camisa de fuerza se la quito.

A ella le gusta provocar a los demás con sus acciones al igual que Irene, que se encontraba manipulando a unos de los guardias que cuidan su puerta.

Ellas dos eran las únicas con una persona fuera de sus habitaciones, en cambio a Charlotte y Eleonor, no. Hasta ahora sabían que estaba en ese lugar.

Ellas dos no están amarradas porque una es callada y la otra está en medicación constante. Lo que ha provocado más su bipolaridad. Porque obviamente no le dan el adecuado.

La noche a llegado y la directora se encuentra preparando las cosas con su tía. Esta entusiasmada como si esto fuera el mayor logro de su vida. Solo se le olvida un gran detalle.

Nadie puede alterar el destino, más si este ya está predicho.

Antes de salir la luz se ha ido y da la casualidad que esa noche la planta eléctrica no funciona.

Se desesperan ya que ningún objeto enciende; linterna de mano o de celular. Solo parpadean.

En cuanto a las chicas que estaban en movimiento constante no hacen nada, se quedan quietas cuando una voz le empieza a hablar de manera extraña.

Están acostumbradas, pero lo que dice no.

Ya es el día.

Los cuatros fruncen el ceño, pero Mara se emociona porque recuerda lo de niña. Lo que su closet y la madre decía.

Las otras tres al unísono dicen: ¿para qué?, en cambio Mara responde: ya se habían tardado.

Y la voz vuelve a hablar.

"Miren a su izquierda, ahí encontraran la herramienta para lograr escapar.

500 años han pasado.

Sal y encuéntralas.

Corre por el sendero y abre las puertas de la libertad.

Cuatro corazones se unirán, faltas harás si no llegaras.

Su destino entrelazado estará, todos temerán.

Un árbol frondoso a la izquierda doblaras. Una roca gigante veras y ahí se reunirán.

Cuando ya reunidas están una tormenta se formará.

Corran por el sendero, la libertad las espera.

Unidas estarán, reencarnación serán.

Si no llegan antes que la luna se esconda ¡morirán! "

Y de pronto todo fue oscuridad.

Quedaron consternadas por lo que su mente acaba de decir, piensan que es una locura y una mala jugada de su mente. Pero no es así cuando un trueno retumba por todo el lugar.

Los cuatros se acercan a dicho lugar y cada una encuentra una llave junto con un cuchillo.

500 años han pasado.

Sal y encuéntralas.

Repiten cada vez antes de hacer lo que le pidieron.

Hacen caso y abren la puerta no sin antes haberse soltado. Los pasillos están oscuros y no hay nadie por ahí rondando.

Corre por el sendero y abre las puertas de la libertad.

Cuatro corazones se unirán, faltas harán si no llegarán.

Su destino entrelazado estará, todos temerán.

Salen del internado corriendo y se detienen sin saber dónde ir.

La directora llega al edificio donde estaban las dos amarradas, pero encuentran las puertas abiertas.

Maldice en voz alta y solo se escuchan risas.

Árbol frondoso a la izquierda doblaras. Una roca gigante veras y ahí se reunirán.

Siguen corriendo haciendo caso a lo que la voz dice.

Llegan al punto de encuentro y los cuatros se miran de manera extraña diciendo al unísono: ¿Quiénes son ustedes?

Aunque dos se reconocen: Eleonor y Charlotte.

Ninguna responde, pero se detallan mutuamente.

Cuando ya reunidas están una tormenta se formará.

Dicho y hecho. En ese instante el cielo truena y gotas de lluvias gruesas caen empapándolas en el momento.

—Joder —maldice la directora cuando sale.

—La profecía se esta cumpliendo —responde la tía.

En ese momento sienten mucha impotencia sin saber que hacer. Si seguir buscando o darse por vencidas.

Solo tienen una opción: la B. La más peligrosa de todas.

Corran por el sendero, la libertad las espera.

Unidas estarán, reencarnación serán.

Si no llegan antes que la luna se esconda ¡Morirán!

Entre tanto, la directora y su tía se reúnen con unas personas para idear el plan B, el mas peligroso ya que no saben que les espera con esas cuatros sueltas.

Saben que es un peligro, pero no saben hasta qué punto pueden llegar.

En cuanto las chicas corren por horas hasta que llegan a un pueblo muy pequeño y las casas son grandes, miran el tablero que no se ve nada hasta que un trueno cae y dice lo siguiente:

Bienvenidos a Deadwood.

Las cuatros se miran extrañadas y caminan mirando a su alrededor, varias personas están por la calle y las observa preguntándose ¿Quiénes son?

No tienen ni idea a donde ir hasta que...

Llegaron a su hogar, que maravilla.

Cruzaran y llegaran al final del pueblo.

Izquierda, derecha todo en silencio.

Las hojas bajo sus pies crujen.

Al fondo una mansión solitaria encontrara.

Lo único que lo rodea son árboles.

Detrás de esa casa estará el bosque.

Bienvenidas.

Es lo único que dice esa voz y la más emocionada es Mara.

—¿Por qué tan emocionada? —le pregunta Irene con el ceño fruncido.

—Es momento de ser nosotras mismas —se encoje de hombros—. Supongo que si llegamos al lugar ese encontraremos las respuestas.

Se marcha dejando a las tres con signo de interrogación y caminan detrás de ella, caminan en silencio y a medida que pasa el tiempo llegan al final del pueblo, donde están las casas más grandes.

Y al fondo se ve una casa roja alrededor de muchos árboles. Se vuelven a mirar entre ellas y sonríen por inercia.

La puerta esta media abierta entrando y esta todo oscuro, prenden la luz y es una luz débil. Todo aquí dentro parece un paraíso como en el siglo XVII.

Recorren el lugar en silencio hasta que una encuentra una biblioteca y hay un libro grueso color negro con el borde rojo, con letra cursiva color rojo con el siguiente título: Las chicas de Deadwood.

Llama a las demás y entran rápido con expresión de que hable rápido, empiezan a leer paginas marcadas o más desgastadas.

Se miran entre sí con expresión de emoción y confusión.

Ese libro no le dice toda la verdad, solo algunas cositas y ellas deberán descubrir más de sus vidas.

Ya saben su futuro, ya saben para que nacieron, pero no todos saben del porqué llegaron.

Que empiece el juego.

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Holissssssss

Aquí esta el capitulo listo. Es primera vez que narro de esa forma, pero lo vi necesario.

¿Qué tal quedo?

¿Qué piensan que sucederá? Dejen sus teorías.

Los quiero.