Coahuila, México. 27 de septiembre de 1996

¡Hola Taiyari!

¿Estás bien?

Yo me encuentro desesperada, al borde de la locura después de tanto tiempo sin saber de ti. Te pido perdón de corazón si te he dicho algo que te ofendió para no recibir una contestación de tu parte. Soy tan boba al expresarme, que temo haberte herido sin percatarme. Es tan sencillo dañar con las palabras.

Mi madre me ha dicho que debo mantener la calma, pero es difícil sin tener noticias tuya. Mi cabeza me tiende trampas cada que me voy a dormir. Taiyari, hago todo mi esfuerzo por no caer, pero ese mundo de desgracias me enreda como la presa de una telaraña.

Quiero creer que estás bien, que todo tiene una explicación, sin embargo, ninguna me resulta convincente, con excepción de un par. La primera, la peor de todas, es que estés enfermo. Dios mío, la piel se me pone de gallina solo de imaginarlo.

La otra es que me odies, y aunque es muchísimo mejor que la anterior, cala en lo hondo de mi pecho. Hay tanta angustia dentro de mí que siento estar atrapada en una habitación sin salida.

Le he propuesto a mi madre viajar a Monterrey para buscarte. Es la única solución que encontré porque no resistiré un minuto más sin saber de ti. Perderé las uñas, el cabello y la calma si no recibo una señal. "¡Estás demente, Amanda!", gritó cuando se lo platiqué. Lo sé, si aún no lo estoy poco faltará. No tengo dinero para el pasaje, pero hallaré la forma de reunirlo. Si necesitas ayuda solo pídemela, sé que no puedo hacer mucho, mas no me quedaré con los brazos cruzados.

Espero ansiosa por tu respuesta. Al menos una oración.

Te quiere con todo su corazón.

Una preocupada Amanda.

¡Hola! ♥️ Gracias por seguir esta historia y sus actualizaciones. Nos vemos la próxima semana, quizás el martes o miércoles. Los quiero mucho.