Capítulo 6 - Más cartas que leer.
CAPÍTULO 6 – MÁS CARTAS QUE LEER
Tras llegar a la puerta de su casa, observó al cartero dejando un sobre amarillo en el buzón, rápidamente se dirigió al señor Fernández en busca de explicaciones...
- Las he estado dejando cada jueves desde que te fuiste. Ella nunca se ha cansado de escribirte...- respondió el cartero, mientras agarraba el carrito de las cartas para continuar su reparto, pero Mario acababa de darse cuenta de algo...
- ¿Ella? .- preguntó mientras hacía llamar la atención del cartero impidiéndole que siguiese adelante con el reparto.- ¿cómo sabe que es una mujer?
- En realidad no lo sé, lo deduzco. Es claramente una letra de chica.
Tan solo 15 minutos más tarde, Mario se encontraba en el interior de la casa, en el desván para ser exactos, antes había metido la carta en el escritorio del despacho, junto a las otras. Y ahora cogía una de las primeras cartas de la segunda caja...
"Querido Mario.
Siento haber estado tanto tiempo sin escribirte, pero creo que en este tiempo he tenido tiempo para madurar, aunque si he de ser sincera, creo que añoraba escribirte... aunque sé que nunca leerás mis cartas.
Ayer hablé con tu padre, y me confirmó lo que tanto temía, te quedarás en la ciudad hasta que termines tus estudios. Pero no tienes que preocuparte por mí, soy fuerte, cómo solía decir mi madre: mala hierba nunca muere. Creo que en algún momento del camino cometí el error de dejarla ir sola la charca aquella tarde...
Aun puedo recordar tu sonrisa mientras te miraba en el colegio, aunque por supuesto, tú nunca te percataste de mi mirada.
Recuerdo cuando aún no sabía tu nombre, cuando tan sólo te observaba a lo lejos, en aquel entonces pensé que tu nombre era Hugo, por alguna razón tenía la sensación de que te pegaba ese nombre. No sé si alguna vez has tenido esa sensación sobre alguien, pero yo las tengo a menudo.
Recuerdo que incluso pensé que algún día te percatarías de mi presencia, pero nunca lo hiciste.
Incluso pensé en saludarte, aquella vez en la plaza del pueblo, pero de nuevo algo se interpuso... Mónica fue más rápida que yo.
Mario dejó de leer un momento y puso los ojos en blanco recordando el momento en que había sucedido, recordaba como Mónica se había dirigido a él y le había pedido un baile, le pareció divertido y por eso aceptó. Si la hubiese rechazado, quizás ahora sabría ¿quién era ella?
Creí que te tendría aquí para siempre, creí que siempre podría hacerlo alguna vez, que podría saludarte alguna vez... pero entonces te marchaste y no pude hacer nada...
Y es ahora cuando sé que necesitas aprovechar el tiempo y las oportunidades que te da la vida, disfrutar con los tuyos el tiempo que puedas, porque un buen día te levantas y la persona que tanto te importa, los momentos y las oportunidades de estar junto a ella... ya no están... esa persona se ha ido"
La carta terminaba así, ni siquiera se había despedido, pero Mario quedó embelesado por aquellas últimas palabras y comprendió a que se refería. En aquel momento recordó a su madre.
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