Carta II
Escrita por: Lexie.
Escrita el día: 01/12/2019
Estoy asustada.
Esos pensamientos y voces no dejan de atormentarme, se repiten en mi cabeza sin parar. Lo juro, he tratado de alejar el dolor, de olvidar lo que me hace daño. Pero no se quita de mi pecho.
Ayer iba caminando por la avenida y tuve un ataque de pánico. No sé cómo logré llegar a un hospital, fue un momento tan doloroso. Según la enfermera, un señor me llevó a emergencias; la opinión del señor fue: No sé qué le pasaba, pero fue como si la joven no pudiera respirar; seguro se escapó de algún psiquiátrico.
Entiendo perfectamente que el señor estuviera confundido con respecto a lo que a mí me pasaba. ¿Pero decirme que seguro salí de un loquero? Es simplemente repugnante, como algunas personas en vez de investigar, lo único que hacen es dar una opinión sin saber absolutamente nada.
Nadie en el mundo puede saber cómo pase los días después de esa escena; es agobiante no saber cómo tranquilizar lo que sientes. Que no tengas apoyo de nadie y aun si cada día te levantes para ver el sol brillar y las flores florecer, porque lo haces, plasmas en tu rostro una sonrisa para poder enfrentar al mundo. Y la verdad es que no hay nada más triste que eso.
Fingir algo que no sientes.
¿Cómo saber cuándo es momento de volver a ser tú misma? No lo sé. Pero a veces por momentos sientes que caerás, que te hundirás en lo más profundo de ese océano de lágrimas. Y es ahí cuando las escuchas, esas voces que susurran.
Suicídate.
¿Alguna vez lo han pensado? Creo que la respuesta es sí, es algo perturbador, pero es la verdad. En el instante en que te hundes, solo buscas una manera fácil de apagar la agonía. Pero dime: ¿Es el camino correcto? ¿No lucharás?
¿Qué te detiene a elegir el camino fácil?
Miedo.
He tenido esos pensamientos, pero el miedo a lo que pasa en el proceso es lo que me frena, miedo a decepcionar a mi padre.
Entonces: ¿Cómo vivir con el dolor? ¿Cómo alzar las alas y volar del sufrimiento?
Ese día, por primera vez, cogí un vidrio y me hice pequeños rasguños en los brazos. No se preocupen, no morí, no me desangre. Solo quería saber si pararía el caos que había en mi interior. ¿Saben qué? No lo hizo, pero esa no era mi única opción. Cogí una botella de Vodka y bebí hasta ponerme ebria.
Esta vez el caos paró, pero solo para volver a los dos días siguientes.
Pequeñas lágrimas brotaron de mis ojos cuando lo supe; no sanaría nunca, mi alma se sentía enferma.
-Oh, pequeña Lexie, ya no sufras más, papa está aquí, no me iré nunca de tu lado. Eres mi princesa, amor.
—¿Lo prometes, papá?
—Lo prometo, hija.
Dos meses después:
Hora de la muerte: 02:42 am.
Él nunca cumplió la promesa.
Nota de autor:
¡Hola! Les aclaro que si lo que escribo les recuerda algo y los pone triste, no sigan leyendo esto.
Un abrazo.
Alex P.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro