Prologo.
Pecador...
¡Pecador!
¡¡Pecador!!
¡¡¡PECADOR!!!
De un salto el pequeño cenizo se levantó de la cama, temblando de pies a cabeza debido a la tormenta que azotaba con ferocidad en el exterior.
Con sus manitos cubrió su boca, intentando que ningún solo sollozo se escapara de sus finos labios mientras que un río de lágrimas bajaba por sus frías mejillas.
Observo la hora.
02:56 AM
Definitivamente muy de madrugada.
Cogió su peluche de conejo favorito junto a su manta celeste con dibujos de patitas de cachorros, envolciendose con ella como si se tratase de un poderoso escudo contra los monstruos que habitaban fuera de su habitación.
Una vez que limpio su rostro y tomo el suficiente valor se aventuró a salir por un vaso de agua, su garganta rasposa le pedía con urgencia algún líquido para beber.
Camino con cuidado, como si los azulejos del suelo fuesen a activar alguna poderosa eh inesperada trampa para que algún monstruo pudiera encontrarlo y devorarlo.
Para cualquier persona eso sonaría ridículo, pero en la mente de un niño de cinco años eso sería la respuesta más concreta que pudieran resivir.
Con lentitud bajo las escaleras, abrazando fuertemente su amado peluche de conejo verde contra su pecho, intentando tranquilizar su respiración lo mejor posible. Lo último que desea es despertar a su madre y resivir una reprimenda por andar vagando por la casa a tan altas horas de la madrugada.
Una vez cogió un vaso con agua con sus temblorosas manos por fin pudo volver a su cuarto, deseando con todas sus fuerzas que sus padres estuvieran durmiendo como siempre.
Subió las escaleras y se encerró en su recámara, bebiendo de apoco su preciada agua, saboreando hasta la última gota de aquel vital líquido como si hubiera sido sacado del oasis más grande del desierto.
Pecador.
Aquella maldita palabra de nuevo.
¡Pecador!
No la soporta.
¡¡Pecador!!
¿¡Que había echo mal para que su progenitora le llamara así!?
¡¡¡Pecador!!!
¿Porque su pecho dolía tanto cada que vez que veía la mueca de decepción y enojo en su madre?
¡¡¡PECADOR!!!
No lo soportaba, no sabía en qué momento se había metido debajo de su cama, pero sabía que no quería salir de allí.
Había una fina sábana con estampado de nubes extendida, junto a una pequeña almohada con funda amarilla.
El ya estaba acostumbrado a dormir bajo la cama para refugiarse de sus temores internos, como si justamente a esa hora en concreto su cabeza se pusiera de acuerdo para fastidiar y perder su amado hilo del sueño.
La mayoría de veces despertaba a la madrugada por un vaso de agua o para ir a baño, pero siempre regresaba aquella voz en su cabeza que lo molestaba, que le decía una y otra vez que era un ser impuro.
Pecador.
No soportaba reflejarse en los rubíes de su madre cada vez que ella lo veía con aquella mirada opaca, cargada de una ira abrumadora que solamente su padre y el eran testigos todos los días cuando las puertas de su casa eran cerradas.
¡Pecador!
No importaba cuan silenciosa fuera en su presencia, siempre terminaba siendo descubierto por ella en uno de sus arranques de ira, o cuando estaba borracha por beber tanto vino barato que obligaba a su padre a comprar.
¡¡Pecador!!
No importaba cuántos versículos bíblicos le resitara de memoria para demostrarle que el era digno hijo suyo.
¡¡¡Pecador!!!
¡No importaba cuando intentará contener sus sollozos! Siempre eran audibles para ella.
«Naciste del veneno Katsuki. —Lo recordaba, porque ella estaba apagando cigarrillos en su espalda.— Tarde o temprano intoxicaras a todos los que tocas.»
¡¡¡PECADOR!!!
La puerta de su habitación fue abierta lentamente, regalándole un toque siniestro aquel fuerte relámpago que iluminó el espacio.
Mordió la almohada y aguanto la respiración, las pisadas de los pies descalzos de su madre y el olor a cigarrillo le hacían apretar cada vez más fuerte de cabeza contra el algodón, como si de esa manera fuera a ayudar a que aquella mujer no lo encontrará en su refugio.
—Katsuki. —Su frío tono le provocó un fuerte escalofrío.— Más te vale que salgas ahora mismo, los niños malos que despiertan a sus madres merecen un castigo.
Pecador.
Así es, Bakugou Katsuki era un socio pecador.
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Buenos días/tardes/noches gente bonita :'D
Desde hace MUCHO tiempo que quiero escribir este tipo de historia, pero no sé si lo haga de manera correcta, siento que la voy a cagar en cualquier momento.
Quiero de prota a Katsuki, ya que hay demasiadas donde Izuku es el p*to prota y le hace tronar las nalgas al enemigo, quiero salir un poco de esa rutina.
Estaré investigando todo lo posible con tal de que está historia sea aún que sea pasable... No me tengo mucho fe :(
Díganme si es que tengo algún error ortográfico y esas cosas, lo corregiré de inmediato.
Cuídense mucho. :'D
Laven se las manos.
Tomen awa.
Usen alcohol (y no para tomar.)
Sayonara.🌺
Escrito: 19/06/21
Publicado: 21/06/21
Editado: ¿?
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