Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXIV.

Así paso una semana, donde sin falta el trío de anormales iban a pasar la noche en el hospital, donde dormían o tenían episodios de insomnio fuertes, hablando dervez en cuando con sus otros amigos cuando ellos de igual manera tenían insomnio, tanto por la preocupación como por la ansiedad del saber que carajo va a pasar.

Touya cumplió con su palabra y mudo sus cosas para su estudio de tatuajes a la cochera junto a sus otras pertenencias a la casa, re-abriendolo de día para atender a sus clientes (quienes por suerte no tuvieron objeciones con que se allá mudado) mientras iba al hospital a pasar la noche con los rubios anormales para hacerles la santa compañía, aligerando un poco la carga de Katsuki, quien siempre les regalaba pequeñas sonrisas como agradecimiento.

Keigo de igual manera había empezado a llevar dos cajas al día repletas de cosas a una habitación aparte, que fue nombrada como “El santuario Takami.” donde nadie tenía permitido ingresar, en especial Touya.

Iba y venía de su agencia, donde aclaro con sus trabajadores que habia surgido un inconveniente familiar, por eso había tenido tanta prisa, obviamente no se lo dijo a la prensa, pues claramente ellos explotarían aquella noticia como una mina de oro se tratase, ya que en el top de héroes el era uno de los que poca información se tenía. Aparte de su edad y nombre de héroe sus fanáticos no sabían nada más.

Katsuki en cambio se mantenía apegado a sus “guardianes” en todo momento, pues se notaba signos de delirios de persecución que tenía el adolescente, preocupando a ambos jóvenes adultos de sobremanera.

No era normal que un adolescente de 14 años tuviera ese tipo de delirios. Tal vez la ansiedad de no saber cuándo su hermano mayor despertaría o el estrés de tener que aparentar estar bien en su colegio apesar de no ser así estuviera siendo demasiada carga para el niño, quien con el pasar de los días se notaba unas enormes bolsas debajo de sus ojos, rivalizando con la del inconciente Midoriya.

Takami suspiró, está vez le tocaba a el hacer “guardia” en la madrugada, pues está vez el estaba sufriendo del asqueroso insomnio.

El Todoroki peli-blanco tenía su cabeza apoyada en su regazo, mientras que el rubio menor estaba acostado alado del pecoso peli-verde, a quien se le había retirado el respirador artificial junto a otros sueros.

Observo a el joven Bakugou, quien dormía abrazando el cuerpo inconciente de su hermano mayor con un casi imperceptible rastro de lágrimas secas sobre su rostro. Su ceño fruncido había desaparecido, dejando ver aquel rostro que reflejaba serenidad apesar de estar ahogándose por dentro.

Sonrío con tristeza, acariciando el suave cabello del de cicatrices, quien daba suaves ronquidos por  el agotamiento, viajando por recuerdos pasados como si fueran la primera vez que los estuviera viviendo.

—¡Oto-san! —Chillo mientras aleteaba con sus hermosas alitas carmesí, volando velozmente en dirección de su progenitor.

—¡Mí pequeño colibrí! —Sonrio con cariño a su pequeño hijo rubio, quien revoloteaba alegremente de un lado a otro, tal y como lo aria un verdadero colibrí.

—¡Mira, mira! —Levanto un dibujo, donde estaban su amado padre y el, volando en el cielo.— ¡Algún día quiero volar tan alto como tu! ¡Quiero volar contigo al sol Oto-san!

El adulto le sonrío con amor a su pequeño niño, quien en sus orbes cobrizos reflejaban aquella hermosa  y tierna inocencia que casi ningún niño tenía.

Takami Keigo era sin dudas un niño de bajos recursos, quien apesar de todo vivía felizmente con su padre Takami en los barrios bajos, donde la delincuencia y el asesinato eran cosas de todos los días, el siempre estaba con una sonrisa en sus labios.

Algun día volaremos tan alto que los pájaros tendrán envidia de mí hermoso hijo. —Aseguro con una mirada amorosa, cargando al infante con cuidado de no lastimarlo con sus propias alas y no lastimar a las cortas alas rojas del rubio menor.

—¿¡Lo dices enserio!? —La euforia estaba marcada en sus añiñadas facciones, regalándole hermosas sonrisas a una de las personas que más amaba en el mundo.

—¡Por supuesto! Te aseguro que cuando puedas volar muy alto podrás ver a tu Oka-san descansar en alguna nube. —Alento con dolor, pues la madre del pequeño Takami había fallecido al darlo a luz.

—¿¡Podré ver a Okasan!? ¡Dime Oto-san! ¡Dime, dime, dime! ¿Okasan también es un hermoso ángel como nosotros? —Pregunto con los ojitos llorosos de la inocente emoción, ya que si su madre estaba descansando en el cielo como dice su padre, ¡Podrá ir y visitarla todos los días cuando sea mayor para que no se sienta solita!

—Si mí amor. Tu Okasan es uno de los angeles más hermosos allí arriba en el cielo... De seguro debe estar mandando muchos besitos para acerté feliz. —Sonrio con melancolía, ya que sin dudas la madre de Keigo había sido un verdadero ángel en vida.

Otosan... —Lo llamo, con un leve tono de tristeza en su voz.— ¿Cómo era mí Okasan? ¿Ella estará feliz viéndonos? —Pregunto de nuevo, pues su ferviente anhelo de saber más sobre su madre era una espada de doble filo.

No era secreto que el deseaba con todo su corazón poder conocer a su madre, saber cómo era físicamente y escuchar su voz en persona, no fantaseando mientras veía a algunos niños ir de la mano con sus madres fuera de los barrios bajos para nunca más volver.

No importaba cuántas historias su padre le contara sobre la maravillosa mujer que fue su madre, pues siempre quedaba la duda sobre si ella lo hubiera amado tanto como el la amaba a ella sin siquiera conocerla.

El infante suspiró con melancolía, esperando pacientemente a que su padre pudiera contestar sus ansiadas preguntas.

Puedo asegurarte que tu Okasan debe estar más que feliz viéndonos desde arriba, de seguro debe estar riendo por lo hiperactivo que salió su pequeño polluelo. —Acurruco al infante en su pecho, cubriendo con sus alas el pequeño cuerpo de su hijo.— Tu Okasan fue un verdadero rayo de luz para mí... Y cuando se fue me dejó un pequeño solecito para iluminarme los días. —Preciono con delicadeza la naricita del niño, sacándole una risita.

Algun día volaré por sobre las nubes de algodón, le llevaré tantas flores que le será imposible contarlas. —Prometio silenciosamente mientras se iba quedando dormido en los brazos de alado mayor.— Le daré tantos abrazos, tantos besos... Solo debo esperar a ser grande y la visitare todos los días. —Murmuro, cerrando sus ojitos, siendo incapaz de ver cómo las silenciosas lágrimas de su padre caían libremente de su rostro.

Suspiró, tragando saliva de forma forzada mientras algunas lágrimas caían de sus ojos, recordando los breves momentos felices que tuvo en su infancia.

Otosan... —Se veía de nuevo al infante en un enorme campo de flores, pues su padre lo había llevado a qué estire sus alitas.

—¿Sucede algo campeón? —Murmuro mientras cubría a su niño con sus enormes alas, transmitiendo todo el calor posible.

—¿Ah Okasan le gustaban las flores? —Pregunto, ladeando su cabecita con curiosidad.

—Ella amaba con todo su corazón las flores, los árboles, los animales. Ella amaba la naturaleza. —Aseguro mientras veía el cielo despejado, con pocas nubes sobre el cielo.

—¡Entonces cuando sea grande prometo cuidar todas las plantitas que a ella le gustaría! ¡No dejaré que ninguna persona mala lastime animalitos y corte árboles! —Prometio, observando las nubes con cariño.— ¿¡Me oíste Okasan!? ¡Prometo cuidar todo lo que a ti te gustaría!

El Takami mayor observaba con melancolía a su pequeño colibrí, quien le gritaba al cielo miles de promesas dirigidas a si difunta madre.

¡Por dios! Cómo extrañaba a su padre, y aún deseaba con todo el anhelo de un inocente niño conocer a su madre... ¿Ella estará sintiéndose orgullosa del hombre en el que se convirtió? Oh realmente... ¿Estará desepcionada del asesino en el que se convirtió su inocente niño?

—¡Porfavor te lo suplico! —Sollozo un delincuente amarrado a una silla, mientras la silueta de una mujer se iba formando a sus espaldas.

Matalo de una vez. —Ordeno con suma autoridad, observando como el adolescente de 13 años temblaba de pies a cabeza.

—N-no... N-no puedo... —Sollozo.

Un río de lágrimas caían de sus mejillas, mientras la mirada afilada de la mujer se iba formando oscura.

—¡Que lo asesines! ¿¡No entiendes que esto es parte de tu trabajo!? ¡Debería darte vergüenza! ¡¡Nosotros la comisión de seguridad pública de héroes estamos dando todo de nosotros por ti!! ¡Malagradecido! ¡Ahora asesina a ese maldito topo antes de que te lleven al cuarto de desarrollo de nuevo! —Grito enfurecida, dispuesta a golpear a niño.

«No, no, no. Todo menos el cuarto de desarrollo.» Pensó con terror, pues todo lo malo que alguien se podría imaginar que podría pasar, le podía suceder en el cuarto de desarrollo.

El adolescente observo de nuevo al hombre, quien sollozaba y se removía incómodo en la silla, queriendo escapar.

—Lo siento... —Murmuro, mientras que una de sus plumas se iban convirtiendo en una espada.

—¡No porfavor! ¡Haré los que sea! —Suplico mientras observaba al roto adolescente caminar lentamente en su dirección.

Ya es tarde... —Sonrio con malicia, mientras observaba como el rubio degollaba al sujeto.— Demasiado tarde.

Takami soltó su pluma, arrojando la lejos mientras que por primera vez sus manos eran manchadas de sangre.

Un grito desgarrador se había escuchado por casi todo el edificio, seguido de una estridente risa femenina.

Su vida no había sido fácil desde que su padre había muerto, pero allí estaba, velando por la seguridad de a quienes podría llamar su nueva familia mientras las lágrimas caían de sus ojos.

—¿Porque lloras...? —Escucho un suave murmuro.

—Nada importante. —Le devolvió el murmuro, intentando limpiar sus lágrimas.

—Si no es nada importante... ¿Porque sigues llorando? —Observo los zafiros del Todoroki, siendo testigo de la genuina preocupación del mayor.

—... —No respondió, pues el nudo en fue garganta era muy grande como para dejarlo hablar.

Touya se sentó en el sofá, cargando a Takami en su regazo, acunando su cuerpo como si fuese el de un niño.

—Memorias... Simples momorias. —Se aferró a su cuello, abrazando aquel ancla que evitaba que se deje llevar por sus horribles memorias.

Touya asintió sin presionarlo para hablar.

—Cualquier cosa sabes que puedo hacer de stripper de ser necesario para animarte. —Sonrio suavemente, escuchando la pequeña risa del rubio, deseando en algún momento poder ayudar a sanar las heridas de los menores... Así como las propias.

Quedaron en ese estado un muy buen rato, siendo Takami consolado por el Todoroki, mientras unos curiosos orbes verdosos los observaban en la oscuridad de la noche.

~🌺~🌺~🌺~🌺~🌺~

Bueno días tardes noches gente bonita :'D
Quiero decir que mientras escribía el cap los vecinos pusieron reggueton del viejito... Me puse a cantar como boluda mientras escribía xD
Altos temones estaban pasando xd
No soy de escuchar reggueton, soy más de escuchar musica en ruso y algunas rolas sad en ingles, pero las músicas que sonaban era de mí época, me re pego la nostalgia x'd

Bueno, dejando de lado mí comentario random sobre la música, este capítulo me hizo lagrimear mientras lo escribía.

La mayoría de historias detrás de los cuatro protas es bastante triste, ninguno está curado de sus pecados (tanto ajenos como propios) así que como había dicho, a esta historia todavía le queda mucho desarrollo por delante.

Díganme, ¿Que les pareció? ¿Esperaban que el primer asesinato cometido por Takami allá sido por una orden de su superior? ¿Los flashback de Keigo hablando con su padre sobre su difunta madre les hizo sentir algo o soy del asco para narrar escenas pasadas? Quiero saber vuestra opinión x'3

Cuídense mucho.
Laven se las manos.
Tomen awa.
Usen alcohol (y no para tomar.)
Sayonara.🌺

Escrito: 12/07/21
Publicado: 14/07/21
Editado: ¿?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro