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5. Un primer paso

"...Algunas cosas están destinadas a ser..."

—Can't Help Falling In Love , de Elvis Presley

Ema Charles.

Albert Einstein una vez dijo "Para que cualquier cosa suceda, primero hay que hacer algo", entonces decidí que tomarle la palabra era una buena idea, y seria yo entonces la que daría el primer paso.

Un primer paso a un abismo de posibilidades.

El pasillo parece estar repleto de gente, y tratar de evitar chocar con alguna persona parece similar a cruzar una pista de obstáculos, lo que a la rubia a mi lado no le parece de lo más divertido.

—No se que es ese maravilloso deseo que tienes de almorzar en la cafetería—. Pone cara de asco al evitar que un chico le roce el hombro.

Que un segundo después se le queda viendo.

—Es solo que quiero uno de esos postres caros—. Esa no era la principal razón por la cual estaba aquí, pero no quería entrar en detalles.

Sinceramente ese postre tampoco sonaba nada mal.

—Si aja—. Lara me dedica una mirada larga, donde trata de entrar en mi interior, invadir mi mente hasta llegar a la parte oscura donde guardo aquellas cosas que insisto no necesitan salir a la luz. Espero que suelte la verdad con tanta presión, pero no lo hago, no tengo planeado por el momento que cierto castaño de ojos verdes sea tema en la conversación. —Mas vale que esto valga la pena advierte.

Y tan solo al avanzar un poco y doblar hacia la derecha, nos encontramos con la cafetería del instituto. Si me lo preguntan no es una cosa maravillosa, si que es grande, y las mesas son pasables, la comida no es un asco y puede ser que encuentres en alguna mesa cercana algún chico al que quieras echarle más de un vistazo.

Pero además de eso, eso solo un lugar donde compras comida y luego la consumes.

Lara y yo no solemos aparecernos con frecuencia, mas que nada porque a ninguna de las dos le gusta mucho el drama, y la incomodidad del lugar. Solía pensar que podría pasar un evento maravilloso, como una declaración en público, o una discusión que terminara en un beso frente a todos los del lugar. Nunca sucedió, y por eso llegue a la conclusión que no valía la pena.

En dado caso, hoy, hoy es una de esas ocasiones especiales. Donde se nos apetece convivir, y sufrir en ese "maravilloso lugar".

—Me siento como un bicho raro—. Afirma Lara cuando caminamos en busca de alguna mesa vacía.

—Ni me lo digas—. Murmuro. —Siento que todos están viéndome.

—¿Verdad?

—¿Tengo desaliñado el uniforme?—. Ella niega, y entonces continuamos.

Después de unos tantos minutos, la búsqueda resulta con éxito, pues cerca de donde venden el almuerzo hay una mesa libre. De 4 asientos, lo que no importa mientras este libre.

—¿Lo viste?—. Asiente, y tan rápido como nuestras piernas nos lo permiten, tomamos lugar, y disfrutamos triunfantes de nuestra bendita suerte.

—Bueno, ahora solo queda que vayas y compres el almuerzo—. Sus grandes ojos me están viento, y esas pestañas que suele maquillar de negro casi me mandar a volar con sus párpados tan rápidos.

—Oh no, es tu turno. La última vez estuve media hora en la fila, se los hizo tarde y ni siquiera pude disfrutar de mi almuerzo—. El horrible recuerdo llega a mi camisa, incluso alguien derramo un poco de quien sabe que en mi uniforma. —Seguro con tus encantos convences a algún idiota de ceder el puesto.

Le doy mi mejor sonrisa, y aprovecho para apartar un mechón rebelde de mi cabello.

—Ha sido tu idea venir hasta aquí... Además no sé de qué encantos hablas.

Si que lo sabe.

Hace unas semanas un chico idiota de la misma clase de Asher la invito a salir, tenía toda la pinta de ser un imbécil.

Pero se ha tomado bastante bien su rechazo, lo que no se cómo interpretar.

—No iré.

—No perderte contra ti, Charles—. Y da un par de toques con sus uñas largas en la mesa.

—Ni yo contra ti O'Donn...

—No escucho, no escucho.... Y si dices mi apellido te mato—. Cubre sus oídos y saca su lengua en mi dirección.

—Tu empezaste—. Digo un poco más fuerte de lo normal. —Además no hagas eso, no tienes 6.

—Ya cállate, Ema.

Y sus ojos café oscuro, a un tono de ser negro me dedican una mirada desafiante. Como si tratara de advertirme que no tendría miedo en clavarme una uña en el brazo con tal de no escuchar su nombre completo.

—Hey, hey, hey, pero ¿Qué tenemos aquí?

Un rostro familiar apareció justo al lado de mi cabeza, lo que pudo matarme de un infarto. Pero no lo hizo.

Por suerte, no creo que este sea el mejor lugar para dejar mi cadáver.

—Hola, Eliot—. Dije, cuando mi garganta no estuvo tan seca, y logre pronunciar una palabra.

No se que esperaba, pero si se que es lo que no esperaba. Eliot no estaba solo, lo supe en cuanto el asiento vacío a mí lado se lleno con una fuerte presencia.

Silenciosa, pero en su silencio sabia gritar de una forma resonante.

Estoy aquí, decía. Estoy aquí, y solo por eso deberían verme.

—Yo invito el almuerzo—. Anuncio el pelinegro, y antes de alejarse pregunto. —¿Me ayudas un poco, Lara?

La rubia no respondió, creo que ni siquiera parpadeo por varios segundos, intercalaba su mirada entre mi y la persona a mi lado. A mi me media explicaciones, a él le pedía solo quería verlo.

—¿Lara?

—Ah,si.

Un segundo después se levantó.

Lo que hizo a esa extraña pareja alejarse, temporalmente.

Bueno, se suponía que solo iba a saludar a Asher antes de irme, no que lo tendría a mi lado, durante el almuerzo, es un poco de mucha presión para mis débiles hombros.

—Hola—. Musitó suave

Su voz parecía una melodía. Era como un todo, que de cierta y una manera era perfecta para el oído. No entendía como nadie lo había notado, de cierta forma era muy obvio, no lo diría jamás en voz alta pero Asher, una vez que lo ves, jamás puedes apartar la vista.

—Hola para ti también—. Gire, solo para encontrarme con que hoy también estaba absurdamente atractivo. —¿Estas aquí porque ya te diste cuenta del gran partido que soy?

—Umm, no lo creo—. Tosco, insensible, idiota, también son buenas definiciones.

—Menos mal, porque aun estoy disfrutando de mi soltería—. Fingí voltear hacia una mesa vecina, aunque me sorprendió que la chica de ahí me estaba mirando, o bueno, nos estaba mirando. —Entonces ¿Por qué estas aquí?

Que extraño.

—No lo sé... Fue Eliot el que vino hasta aquí, y yo lo seguí—. Poso su rostro sobre una de sus manos, y se veía relajado.

Cómo si nada en el mundo fuera capaz de robarle esa tranquilidad.

Como si todo estuviera bien. Lucia como alguien que tenia su vida bajo control, eso tomando en cuenta que yo había descubierto algo bastante delicado. Y vamos es imposible no notar que esta persona es un espectáculo para la vista, como puede ser que no este saliendo con nadie en este momento.

—Interesante... ¿Haces lo que te dicen con frecuencia?

—No realmente.

Y no sonó a una mentira.

En absoluto.

—¿Cómo van los preparativos para el festival deportivo?—. Pregunto Lara, llevando algo de una pasta blanca a su boca. Si me lo preguntan no se veía muy apetitosa.

Eliot llevo hasta su boca una gran hamburguesa a la que termino por devorar de unos cuantos mordiscos más, y luego de limpiarse con poca delicadeza respondió.

—Tenemos asignado lo que cada quien hará, el presidente del curso se ha encargado de eso—. Había escuchado muy poco del presidente de la clase B, decían que era autoritario al punto de intimidar y que su voz fácilmente te podía dejar sordo.

Asher dio un sorbo largo a su bebida.

—¿Quieres?—. Le ofrecí algo del postre que Eliot nos había comprando, pero se negó.

—¿Y ustedes participan?—. Lara que cada vez estaba más pegada al hombro del pobre Eliot salió de nuevo con preguntas.

Pero él en vez de apartarla, acompañado de una sonrisa contesto su pregunta.

—Si, de hecho ambos en el equipo de Básquet.

Sabía que tenía que ver con ese deporte. Bueno no estaba tan segura porque nunca he ido a un partido, pero había escuchado algo en los pasillos.

—¿Eres el capitán, Eliot?—. El me miro, y luego asintió.

—Hasta hace poco, antes era uno de tercero que esta por graduarse.

—¿Y tu juegas, Asher?—. El pelinegro pareció casi fruncir el ceño, pero rápidamente cambio cualquier muestra de expresión y se limito a encogerse de hombros mientras me mantenía la mirada.

—Soy uno de los jugadores principales, pero nada sorprendente.

Eliot se levanto de su lugar al lado de Lara, rodeo la mesa y rodeo por los hombros al castaño. Lo que no le pareció de lo mas agradable puesto que lo alejo empujando su rostro con su mano derecha, con mucha fuerza a lo que note.

—Asher es increíble, si le gustara de verdad el Básquetbol te aseguró que extraía en las ligas naciones ahora mismo...

—¿Y tú vas a participar, Ema?—. Me sorprendí por dos cosas en ese momento.

Porque Asher robo el trozo de Chessecake que tenia, de un solo bocado, de mi propia cuchara, y que él iniciara una conversación que tuviera que ver con temas cotidianos.

Eso hizo que la mesa tomara silencio, y que yo me convirtiera en el centro de atención.

—Lo haré, el evento es obligatorio ¿Sabes?—. Sonreí con maldad en su dirección, y el chico solo me dedico una mirada desinteresada.

Si que es una persona difícil de tratar.

—Déjame adivinar.

—Adelante—. Pero lo quise decir fue, anda trata de adivinar pequeño idiota.

—¿Carrera de obstáculos?

—Error—. Me frustre cuando su expresión no cambio ni un poco, necesito darle un golpe.

—¿Actividad libre?

—En esa participó yo—. Irrumpió Lara en la conversación, y alzo la mano con mucha emoción.

Se me escapo una sonrisa al verla.

—En la carrera de 500 metros. Soy pésima para los deportes en general, pero solo correr no es tan molesto—. No quería que mencionara todo lo de la lista de actividades.

—Ya veo... Talvez vaya a verte.

—Talvez, vaya a tu partido—. Sonreí, él no lo hizo.

—No estaría tan mal... supongo

Supongo que se viene el festival. ¿Qué pasara?

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