4. Lo estoy pensando
"Supe que eras especial desde el momento en que te vi"
—Angel, de The Weeknd.
Por Ema Charles
Descubrí que me gustaban los libros cuando tenía 12 años. Todo paso después de que descubrí en internet un fanfic sobre mi actor favorito, luego de esto la historia se cuenta sola.
Ahora conozco la historia de una científica que beso a su profesor de la universidad para que su amiga pudiera salir con su ex, hasta del trabajador social del DEJOMA que viajo hasta la isla de Marsyas para supervisar el bienestar de ciertos niños con habilidades bastantes especiales.
Es aquí que entra en mi cabeza una extraña idea, y es que nunca he vivido nada similar a una historia como en los libros, nunca ha existido la oportunidad de vivir entre chicos, vamos mis papás no permitirían eso ni de broma, tampoco he ido a la universidad para enamorarme del mejor amigo del novio de mi compañera de cuarto, a penas tengo 16, muchas cosas no han pasado en mi vida.
Entonces Asher, Asher James es la persona perfecta. Claro que no pretendo enamorarme de él, todavía es un total extraño, lo único que pretendo es tener una historia de romance (Aunque sea falsa) para contarle a mis hijos.
—¿Y un poco más corto?—. Lara sostiene su cabello y simula unas tijeras con sus dedos.
—Me gusta como esta.
—¿Quizás otro color? Vi a una chica con el cabello rosa, y se le veía increíble—. La verdad que no le quedaría nada, pero eso nunca saldría de mi boca.
—Me gusta tal y como esta, es un rubio precioso Lara.
Abro mi casillero para guardar los libros de las clases de esta mañana, y recoger los de las que quedan pendientes. Mi mejor amiga sigue hablando, aunque en algún punto dejo de prestarle atención.
Y eso es por la persona al final del pasillo.
Ahí estaba Asher James, con quien no había cruzado una sola palabra desde ayer.
Entendía o al menos trataba de entender su situación, el riesgo de revelar su tan preciada identidad ahora estaba en riesgo. Yo no haría algo así, pero nada se lo aseguraba, y más después de decirle que saliera conmigo.
Vaya, yo en su lugar me hubiera llenado los ojos de gas pimienta.
—Dame un minuto—. Le digo a Lara y le arrojo mis libros, para luego andar con el golpe de mi casillero al cerrarse tras de mí.
Avance, entre un pasillo que, por primera vez, parecía no tener fin. Toque su hombro al llegar a su lado y se sorprendió. Su expresión fue graciosa, pero era mejor aguantar la risa.
—Estoy pensando ¿Okey? Dame un respiro—. Luce encantador esta mañana.
—Buenos días—. Me dedica una mirada siniestra, y me limite a sonreír. —Creo que malinterpretaste lo que te dije, será mejor que te lo expliqué.
—Me da igual... No te lo tomes a pecho ni nada, pero no eres para nada mi tipo.
Justo en el lado de mi corazón donde siempre quise ser el tipo de Asher James.
—No es como que tú seas el mío—. Me tomo un segundo para observarlo de forma descarada.
Es guapo, lo admito. El largo de su cabello se le ve demasiado bien. Su rostro, diablos podría verlo varias veces al día sin cansarme. El uniforme que nos queda horrible a la mayoría, se le ve como si recién saliera de una tienda que solo visitan los famosos. Pero ese no es el punto. No me gusta para nada este chico, y eso le quita al menos la mitad de los puntos imaginarios que le di.
—Me gustan las personas... A las que también les gusto—. Aclare, Para alguien como él, que yo le gustara sería imposible. Complicado, además... No sé, simplemente no me veo con un chico como él.
—Quererte debe ser complicado... No me agradas mucho siquiera—. Llevo su mano a su cabello, y lo despeino. Parecía un tanto frustrado ante la situación.
Incluso me sentí culpable.
Esa culpabilidad no me duro mucho, porque el quejido que soltó Asher me distrajo. Y vaya que me sentí como una idiota por no darme cuenta de quien se nos había unido.
—Hey, no seas un idiota con Ema—. El chico pelinegro rodeo los hombros de Asher.
—Hola, Eliot—. Podría jurar que mi cara está completamente roja.
—Hola Ema. Un gusto verte de nuevo—. Sonrió sin mostrar los dientes, una sonrisa tranquila y amable. —Asher con gusto te llevara a casa esta tarde.
El ceño de Asher se frunció, como quien no creyera que la conversación giraba en torno a él. Admito que eso casi me saca una risita.
—Yo no...
—Y espero que arreglen sus asuntos pronto... Ya no puedo seguir consolando a este pobre diablo—. Le dio una palmada al castaño en la espalda, y pronto desapareció de nuestra vista.
—Ese imbécil—. Volteo a mí, y quise hacerme pequeña, desaparecer de su campo de visión.
Para así tener espacio para estallar en carcajadas. Cosa que no se vería nada, nada bien.
—No es necesario que hagas eso.
—Solo espera por mi al salir de clases.
Y luego se fue.
Pero, no espere a Asher luego de que terminaran las clases.
Las calles de regreso a casa estaban soleadas, había tantos autos estacionados cerca de la acera que no lograría contarlos, aunque quisiera. Los árboles brillaban en tonos verdes, y por la cantidad de hojas que conservaban podría avanzar sin preocuparme por un bronceado que no quería. Las flores también estaban preciosas, la primavera se encontraba en su máximo esplendor, lo sabía por lo brillante y colorida que parecía la ciudad.
Del instituto hasta mi casa no me separaban más que algunas calles, por lo que la mayoría de las veces solía ir andando. Al menos cuando mamá salía tarde del trabajo, o Lara insistía en acercarme, lo que se traducía como un auto caro en mi jardín.
Me gustaba pensar en ese trayecto, y últimamente tenía demasiadas cosas vagando por mi cabeza.
—¡Hey, Ema Charles!
La voz que gritó mi nombre hizo que un escalofrió recorriera mi cuerpo, y al voltear y ver la silueta de un chico que no se terminaba de distinguir por las sombras de los árboles.
Bueno, pensé en muchas opciones. Salir corriendo, por ejemplo.
Sin embargo, cuando empezó a correr hasta mí, no necesite más que los rayos de luz que se filtraban para distinguir ese rostro.
Su rostro.
Hablo al detenerse frente a mí.
—Eres una idiota... N-no esperaste por mí.
Y un momento después de llegar, se apoyo en sus rodillas, tratando de recuperar el aliento.
—Escuche que todos en tu clase estarían ocupados, ya que es su turno de organizar el festival deportivo de la próxima semana—. Me agache para estar a su nivel, y poder ver su rostro.
Estaba agitado, gotas de sudor recorrían su frente, su pecho subía y bajaba muy veloz. Seguro era un delito verse así de bien luego de correr algunas cuadras.
—Eso no importa...
—Vamos, respira Asher.
Aunque no hizo lo que le dije, dudo que alguna vez escuchara a alguien. Se incorporó y empezó a andar. Mas, solo a unos cuantos pasos se detuvo y volteo hasta mí.
Si que era un chico extraño.
—Anda, que no tengo ni la menor idea de donde vives.
No lo pude evitar, empecé a reír hasta que me dolió el estómago, y solo entonces hice lo que me había dicho.
Insane siempre ha sido un lugar brillante. Aunque los turistas son escasos, eso no le quita ni un poco la belleza que es, y no lo digo solo porque he vivido casi 17 años aquí. Es porque tiene un encanta extraño, atrayente, que te seduce y no te deja escapar.
La tarde cae, es violeta y anaranjado. Algunas luces empiezan a encenderse, por mas que sea un poco temprano para eso. El viento sopla en una brisa fría, y la persona menos esperada está a mi lado, caminando a casa junto a mí.
Su cabello castaño se mueve en todas direcciones, su camisa blanca del uniforme esta por fuera de su pantalón gris, y se deshizo de su chaleco café varias calles atrás. Los últimos rayos del sol se reflejan en sus ojos verdes, y su mirada me es distante, aunque eso no me molesta.
Lo que si me molesta es...
—No te voy a tomar de la mano ni nada—. Y me pregunto como alguien así, puede tener tanto talento.
—¿Sabés? Nadie te lo ha pedido—. Me sorprendí cuando se tensó, sí que había malinterpretado del todo mi propuesta, eso no evito que una sonrisa triunfante se dibujara en mi rostro. —¿Quieres?
—Por supuesto que no... Me puedes pasar una enfermedad.
—¿Cómo cuál?—. Fui muy inocente para mi bien.
—La rabia, por ejemplo—. Bueno, había que admitir que esa, si había sido buena.
—Eres un idiota.
—Muchas gracias, Ema.
—Los chicos si que son unos idiotas.
—No te agradeceré dos veces.
Mire al frente, quería borrar su existencia por unos benditos segundos. Y por suerte logre distinguir el jardín de mi casa, a pocos metros de donde estábamos.
—Puedo irme sola desde aquí—. Avise, y pretendía adelantarme.
—Oye, Ema—. El viento hizo que mi cabello se estrellara con mi rostro, pero aparte de eso... —Necesito un poco más de tiempo...
Me dedique a verlo, había algo en el que me obligaba.
No sabía bien que.
—Está bien... Fue algo apresurado de mi parte de todas formas. Tomate el tiempo que necesites—. Sonreí, pero mi boca no se movió nada.
—Un poco sí.
—Y Asher...
—¿Sí?
—Llévame a tu programa de radio.
No respondió. Solo se alejó en la dirección que habíamos recorrido juntos.
¿Qué será lo que Asher esta pensando?
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