35. El final de la canción
Ema Charles
Recuerdan eso que dije sobre que cuando las cosas van bien, solo podrían mejorar.
Pues creo que estaba equivocada.
Se cerraron muchas puertas aquel invierno, bueno quizás fue un error darse paso en primero lugar. Algunas cosas no están destinadas a pasar, supongo que nosotros contamos como una de ellas.
(...)
Tengo las manos frías.
Toco la puerta un par de veces, y luego veo mi teléfono. Los mensajes que envié aún no son leídos.
Toco de nuevo, en varias ocasiones, con más fuerza, haciendo más escándalo hasta que me duelen los nudillos.
—No puede hacer eso—. Murmuró para la nada. —No puedes decirle a una persona que te gusta y luego desaparecer...
¿Quién diablos hace eso?
La oscuridad se adueña de Insane. Las luces se encienden de una en una y el cielo se tona oscuro.
Es momento de volver a casa.
(...)
Días después.
Una noche fría nos da la bienvenida.
Veo el humo que sale de mi boca a causa del clima frío.
Las estrellas en el cielo brillan un poco más está noche, algunas nubes vagan en el enorme firmemente, las luces de unas cuantas casas muestran que la ciudad sigue vida. Que todos están ahí en algún lugar.
O casi todos.
—¿Será muy necesario ir?—. Lara se aferra a la entrada de mi casa y a su abrigo blanco, como si de eso dependiera su vida.
—Es la graduación de Reece, y esta saliendo con Eliot—. Finjo pensar. —Y Eliot es nuestro amigo.
—Entonces no lo es... No veo que hacemos aquí, ¡Hay que entrar!¡Me muero del frío aquí afuera!—. Trata de cerrar la puerta pero la detengo.
Y la fuerzo a avanzar conmigo hasta el auto de mi papá, admito que asistir a esa fiesta tampoco era de los deseos de mi lista ficticia, sino gracias a cierta persona que seguía sin responder mis mensajes.
Le daría un buen golpe sino tenía una explicación que me convenciera. Pensándolo bien, le daría un golpe sin importar la explicación.
—¿Conduces?—. Papá me había dado unas clases de manejo, pero nada que pudiera tomarse enserio, no como para dejarme a cargo de un vehículo.
Además Lara si tenía un permiso, ahí que logrará que me prestará su auto por un par de horas.
—Déjamelo a mi—. Anuncia la rubia al tiempo que toma las llaves de mi mano.
—Todo tuyo.
Poco después nos encontramos en las calles de Insane, en su mayoría hay oscuridad, algunos letreros amarillos que ya me supongo son señales de transito para prevención en las curvas, y unas tantas luces que iluminan la ciudad.
Lara ha escogido un canal de la radio aleatorio después de pelear al intentar conectar su teléfono sin éxito al viejo reproductor de papá, ese que para nuestra buena o mala suerte está pasando la última canción de Asher, bueno a nombre de "All we are" llamada "A special place".
La canción habla de todas esas cosas que no son lugares, pero que suelen ser especiales para nosotros. Algunas que conocemos por casualidad, y que de alguna forma o circunstancia terminan por quedarse en nuestro corazón, en algunas ocasiones sin nosotros saberlo.
Su canción habla de percibir a alguien como un lugar en un sentido mágico, en un sentido especial, y como todo eso se convierte en las cosas que de verdad amamos.
Esas que solemos recordar con más frecuencia.
—¿Todo bien?—. Pregunta Lara
Sospecho que ha visto la lágrima que se me ha resbalado, y que me limpio tan rápido como puedo.
—Espero que ese imbécil tenga una buena explicación.
(...)
El lugar no ha cambiado ni un poco.
Las puertas siguen abiertas, y el jardín está verde con algunas pequeñas flores de color amarillo.
Seguimos la acera hasta a la enorme puerta de la entrada, donde debido a mí indecisión, es Lara la que termina por tocar el timbre.
Nos da la bienvenida Eliot unos segundos después, que está tomado de la mano con Reece. Y solo lo suelta para darlos un abrazo tanto a mi como a Lara.
Hay que fingir que nos sorprendemos cuando confirmen su relación.
La música se cuela, creo que incluso por las ventanas se escucha el escandaloso ruido de The Black Eyed Peas, I Gotta Feeling, y me preocupo cuando veo a alguien con una botella de alcohol saludarnos.
—¿Lo conoces?—. Murmuro a Lara.
—No tengo ni la menor idea de quien es.
—Pero no se queden ahí, por favor entren—. Eliot termina por lanzarnos adentro de la casa de un tirón.
Donde las cosas están aún peor de lo que creía. Es solo hechar un vistazo para saber de lo que hablo, la casa está llena a explotar, los diversos olores de una fiesta de adolescentes invaden el aire, solo que esta vez también está el leve toque de alcohol en el aire. Verde, amarillo y rojo, todos esos colores parpadean al ritmo de la música, y hay tanta gente haciendo cosas que son incómodas visualmente, nada muy ilegal por el momento.
—Bueno, pues diviertanse, chicas.
Eliot pretende alejarse, pero sujeto su brazo y lo detengo.
Hasta lo hago voltear a mí.
—¿Sabés dónde está?—. Y temo que no me escuche, que la música este demasiado alta, que algo se interponga entre esa respuesta y yo.
Pero es todavía peor que eso, porque me dedica una mirada triste y su sonrisa se borra por completo. Algo malo está pasando.
Todos los sentidos de alarma de mi cuerpo están sonando.
—Recien lo vi en la sala—. y duda, quizás por mi mirada, o por algo más. —Lo siento... De verdad lo siento tanto, Ema.
—¿Qué diablos está pasando, Eliot?—. Junto las cejas, y no apartó la mirada.
—Lo siento—. Repite, cada vez con más tristeza.
—¡Eliot Alister!
—Perdón, Ema—. Dice una última vez, y entonces Reece lo aleja.
No entiendo nada. Estoy más confundida que nunca, y en mi cabeza solo llegan pensamientos que no deberían, y la necesidad de entontrar a Asher James en este momento.
—Ya vuelvo—. Le digo a Lara.
—¡Estare en la cocina!
—¡No tomes nada!—. Grito antes de alejarme por completo.
(...)
La canción del fondo cambia.
Y no se quien es el idiota que pensó que este era el momento indicado para reproducir The Night We Met de Lord Huron, y lo que es todavía peor justo cuando al fin encuentro a Asher.
Me quedo en la entrada de la sala, incapaz de moverme.
Hay mucha gente, pero entre tanta, lo reconozco, lo reconociera entre miles de personas y justo ahora desearía no poder hacerlo.
Él esta ahí.
Ojala no lo estuviera.
Hay muchas personas, unas tantas en el sofá, otras de pie bailando, y otras solo están ahí. Y justo al medio, entre gente que apuesto no conoce.
Está con alguien más
Ojala no lo estuviera.
Creo que estoy por llorar.
Ojala no lo estuviera.
Creo que puedo escuchar el momento exacto en el que mi corazón se rompe en dos.
Todo es como un silencio, se siente un vacío, como si no existiera nada alrededor, y ahí entre ese agujero de nada, en ese enorme agujero negro sin fin, una nota se eleva, primero suave, y luego aumenta cada vez más.
Hasta que parece un grito, un grito de auxilio, o talvez es solo el sonido de un corazón al partirse en miles de pedazos.
Algo pasa a mí lado y me empuja un poco, pero no le presto atención.
Aún cuando pierdo un poco el equilibrio.
—No—. Pronunció suave, inaudible, eso cuando mi voz logra salir. —No, no, no.
No sé si este enterado de estoy ahí, de que estoy presenciando todo.
No se si le importe si quiera.
Lo dudó, porque no se separan. Él sigue besando a esa chica, Dios sabrá de quién se trata, pero ahí esta, tal y como conmigo tantas veces, como si todo fuera un juego para él, como si todos estos meses no importaran ni un poco.
Como si yo no le importara ni un poco.
—¿Qué es esto?—. Mis propias palabras suenan como un eco sin fin.
Y al parecer ya se digno que terminar la escena.
Porque veo como la chica limpia su boca, veo como pretende quedarse en su piernas, acercarse a él, pero este la aparta, y yo, bueno yo aguanto todo lo que puedo para no empezar a llorar ahí mismo.
Aún cuando me arde la garganta y me quema el pecho.
—¿No lo has visto ya?—. Por primera vez en un tiempo, no quiero saber que pasa por su cabeza, quiero quedarme tal y como estoy. —¿O quieres otra demostración?
La gente ha empezado a vernos, y me siento pequeña, como si bastará aplastarme para acabar conmigo.
—Dijiste que te gustaba... ¡Dijiste que te gustaba, y ahora vienes y haces esto!—. Digo, y apuesto a qué me veo como una idiota.
Porque me siento como una total idiota.
—Yo estaba equivocado. No tuvimos que mezclar las cosas, todo esto fue demasiado lejos—. Se pone en pie y se digna a acercarse. No lo quiero cerca. No quiero ni verlo en este momento. —Perdón si te hice creer eso, Ema.
—No mientas, se que te gusto—. Replicó, no sé qué más hacer, está no es la persona que conozco. Está no es la persona que me gusta. —Fuiste tu él que lo dijo...
No sé quién es la persona que está frente a mi, y esta soltando cosas sin sentido que no quiero escuchar.
—No me gustas, no me gustas ni un poco. Necesitaba que mantuvieras la boca cerrada, todo fue una mentira ¿Si? No sé qué mierda hace falta para que entiendas eso.
—Asher...
—Estoy cansado de todo esto, no debimos llegar tan lejos, Ema—. Suspira con frustración, como si solo verme le resultara molesto. Como si no me quisiera cerca. —Estoy cansado de ti... Y de la carga que significas.
—No sigas—. Ruego. —No quiero que sigas...
Cubro mis oídos, pero no sirve para nada. Todavía lo escucho, su voz, su maldita voz suena incluso más fuerte que antes.
—No, Ema—. Jala de mi brazo, con tanta fuerza que siento que podría lastimarme, más de lo que ya lo ha hecho. —Tienes que escuchar, tienes que prestar atención a lo que estoy apunto de decir, y no lo olvides. —Es imposible que olvide este dolor, me esta quemando, necesito que alguien me saque el corazón, que lo eliminé, yo no lo quiero, jamás creí que un dolor como este existiera. No quiero sentirlo de nuevo, no quiero sentir nada. —Todo fue un error, quizás lo que sea que tuvimos fue bueno mientras duro, pero nunca debió pasar. Nosotros, por nuestro propio bien no debió existir... No nos volvamos a ver, Charles.
—No fuimos un error, yo no lo creo, yo...—. Sostengo su brazo, no llego a sentir su piel por la tela fin que lo cubre, jamas habia sentido tanto frío, no de él. —No vas a hablar por los dos
—No quiero volver a verte, Ema. No quiero saber de ti nunca más... Y si sabes lo que te conviene deberías hacer lo mismo.
Y ya no aguanto, cada palabra que escucho es como una espina que atraviesa mi corazon sin piedad alguna, me arden los ojos y las lágrimas aparecen cuando aún veo a esos ojos verdes que al parecer nunca conocí.
Que ojalá nunca hubiera conocido.
Siento la piernas débiles, y casi creo que alucino cuando veo extender una de sus manos hacia mi, pero se que es verdad justo cuando se detiene y entonces nadie va hasta mi.
Me voy hasta el suelo, y su mirada se aparta.
Pues Asher James empieza a caminar lejos, entre tantas personas lo veo alejarse, sin mirar una sola vez atrás.
Sin mirar hasta mí.
(...)
Cubro mis brazos con mis manos, la primera nevada de Insane ese año es aún más fría, me reciben pequeños copos de nieve y una ventisca helada.
En la tierra que no ha cubierto la nieve algunas huellas van en una dirección que muero por seguir, pero que me niego por completo.
Entonces avanzó hasta salir por completo de la casa de Eliot, donde aún el escándalo no para, todos festejan y yo me dirijo a casa.
De donde quizás, no debí salir esa noche.
Las cosas que pasaron a la llegada del invierno aún perduran en mi mente, porque el invierno de aquel año, dos eventos marcaron mi vida para siempre.
Fue en aquel clima frío, que me rompieron el corazón.
Y como si no bastará con eso, Los James, desaparecieron de la ciudad ese mismo invierno. Sin dejar rastro de que alguna vez estuvieron aquí.
A veces pienso que quizás todo fue parte de mi imaginación, pero este dolor, este maldito dolor es la prueba de que todo es verdad.
Que las canciones que fuimos, fueron verdad.
Nota de autora: este es mi 3 borrador. El primero con este final, y supongo que así está bien.
Perdón. Pero no me arrepiento de nada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro