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3. ¿Y si sales conmigo?

"¿Crees que soy estúpido? ¿Crees que estoy loco por tenerte en mi mente?"

—Genius, de Sia, Lipo, Labrith.

Por Ema Charles

Acomodo mis calcetas azules, también desabotono el ultimo botón de mi camisa blanca manga larga. El oxígeno es más denso en el salón de clases ¿O solo soy yo? Bueno, definitivamente deberían instalar alguna ventilación.

Por los ventanales del aula se observan algunos árboles perfectamente cortados, igual que el césped, todo luce en un tono verde muy escandaloso, a excepción de la acera que señala un pequeño camino hacia la salida. El cielo esta brillante, es azul en diferentes tonos, acompañado de muchas nubes blancas y esponjosas.

El aula de clases está en su mayoría vacía, algunos tantos estudiantes permanecen en sus asientos, otros más aprovechan la hora libre para salir a dar vueltas al instituto, o comprar algunos dulces en la cafetería. Yo por otro lado no logro quedarme quieta ni un instante, aunque tampoco me atrevo a salir del lugar, no después de lo que sucedió ayer.

Creo que he cometido errores a lo largo de mi vida, unos más grande que otros. Pero definitivamente nada de este tamaño. Nada que sea capaz de arruinarme la vida.

Ayer corrí, corrí hasta llegar a casa y encerrarme en mi habitación. Le mentí a mis padres, le mentí a la maestra. Trate de convencerme que lo que había pasado no era tan grave, trate de olvidar esos ojos, pero cuando descubrí que no solo había descubierto que ese chico cantaba, y que lo hace increíble, no, ojalá solo fuera eso. Resulta que quizás descubrí la identidad de la persona detrás de uno de los programas de radio más controversiales del momento.

Así es, ese idiota de ayer, resulta ser la voz detrás de un programa de radio escucha de más de medio millón de oyentes. Y descubrí eso solo con buscar la letra de la canción de ayer, estoy jodida.

—¡Ema Charles!

Me sorprendo cuando alguien me grita, y siento que puedo respirar cuando me percato que se trata de Lara. Ni siquiera la escuche llegar.

—¿Estas bien?—. Sonrió de lado cuando frunce sus cejas gruesas, pero con un depilado perfecto.

—Si claro... Todo está genial—. Fuerzo mi boca para mantener mi expresión, y acomodo el chaleco café claro de mi uniforme, aunque sospecho que aun este torcido. —Voy un momento al baño—. Anuncio, pero solo trato de huir de ahí.

Me aproximo a rodear los pupitres, pero la rubia sostiene mi brazo con fuerza, y casi al instante volteo, tratando de descubrir que pasa.

Aunque no dice nada, tampoco se mueve. Dios, realmente quiero a esta chica.

—Realmente estoy bien, Lara—. Abre su boca para hablar, pero sigue sin decir nada. Es extraño verla actuando tímida, ya que suele lanzarse a los chicos como un depredador a su presa. —No necesitas acompañarme.

Y con eso, no muy convencida accede a dejar que me vaya. Supongo que debo regresar rápido, porque ya fuera del aula me encuentro son varios de mis compañeros de camino al salón.

Recorro lo que me falta del pasillo hasta que visualizo los baños del segundo piso, y a pasos veloces voy hasta el de chicas.

La vista que percibo consiste en un espejo grande al lado derecho, que se extiende por algunos 5 metros, unos tantos lavamanos y al lado izquierdo 4 cubículos, donde se encuentran los sanitarios, todos vacíos por suerte. Las paredes están pintadas de un amarillo pastel, y el resto consiste en tono grises y blancos.

Imagino que es similar el de los chicos.

Avanzo hasta estar frente al espejo, peino el desorden que es mi cabello el día de hoy, no tuve demasiado tiempo en la mañana, también me arrepiento de no pedirle algún corrector a Lara, porque las ojeras en mi rostro son bastante notorias. Vamos, cualquiera podría confundirme con un mapache.

Acomodo mi uniforme, que como ya me sospechaba está hecho un huracán. Dios, un chico que ni siquiera conozco bien no debería afectarme tanto.

Luego de eso solo respiro tantas veces como me sea posible. Estoy nerviosa, creo que estoy medida en un problema grande. Y mi corazón lo sabe, porque no ha parado de latir tan rápido desde ayer.

—No pasa nada, no pasa nada—. Eso solo se escucha como una gran mentira, claro que pasa algo, pasa de todo.

Tomo un poco de agua entre mis manos del lavabo, y enjuago mi rostro, tratando de no dejar caer agua en mi uniforme. Quito lo más que pueda y salgo del baño, segura de que mi clase esta por empezar.

Entonces...

Me temo, no llego muy lejos, porque chocó contra alguien que me lleva bastantes centímetros. Escucho su voz en un "Perdón" distante, distante porque me tiemblan las manos, veo el pantalón gris de vestir, y luego la camisa blanca similar a la que llevo puesta, y me temo que sea él.

Sabía que nos encontraríamos, no creí que tan pronto.

—Yo...— No hay nada, no sé qué decir. Tengo la cabeza en blanco.

—Eres, Ema Charles ¿Cierto?—. Subo hasta su rostro, pero donde deberían estar unos ojos verdes, no hay más que un profundo tono de café oscuro.

Tampoco está el cabello castaño, más bien es algo como un negro azabache. Pero claro, porque este no es el chico que vi ayer, bueno igual está bastante mal.

Porque este es...

—Eres... ¿Eliot? —. Suelta una risa ronca, supongo que es debido a que hice sonar su nombre como una pregunta.

—Ah, eres realmente graciosa Ema.

Doy un paso atrás. Pero él no se mueve ni un poco, así que quedamos uno frente al otro. Es grande, y bueno supongo que también es bastante atractivo, me recuerda a un actor, de los nervios seguro no recuerdo su nombre. Escuche que es el capitán del equipo de fútbol, talvez de básquetbol, no estoy segura.

—Bueno... es un gusto conocerte, Eliot—. Miro a ambos lados, pero más allá de unas chicas a varios metros de nosotros, no logro observar más personas. —Debería retirarme a clase ya.

—Si claro... Yo lo entiendo por completo, también tengo que ir a clase—. Observe como llevaba sus manos hasta los bolsillos de su pantalón. —Mi amigo quiere hablar contigo.

Puede ser una coincidencia, no te alteres.

Quizás te confundas, y este no es el mejor amigo de...

—¿Tu amigo?—. Trague con fuerza, y estoy segura que la gota que bajo por mi rostro era sudor, y no el agua que lance a mi cara.

—Asher... Asher James—. Y era él, claro que era él. —Dijo que podían verse en el campo, el que está en la parte trasera del instituto.

—¿Seguro que es a mí? Asher, me busca a ¿Mi? —. La sonrisa de Eliot se ensancho.

—Bueno tu cabello es rojo como el dijo—. Trago saliva tan fuerte que retumba en mis oídos—. Tienes los ojos cafés, un tono muy lindo, por cierto—. Ah, mierda. —Y tantas pecas, justo como Asher te describió...

Como me ¿Describió? Asher James ¿Me describió a mí?

—Ah, y no creo que haya otra Ema Charles en el lugar.

Asentí, porque no sabía que más hacer.

—Luego nos vemos, Ema.

No conteste, porque no supe que decir.

Una mirada cambia muchas cosas, una mirada puede significar muchas cosas.

Y cuando miro a Asher acercarse, bueno pensé muchas cosas. Pensé que quizás debí largarme a casa. Talvez debí obligar al delegado de la clase a venir conmigo, y recorrer a la violencia de ser necesario, bueno, aunque Asher parecía atemorizante, no creo por alguna razón que quiera hacerme daño.

Me temo, que el ultimo pensamiento que tuve antes de que tomara asiento a mi lado de la banca, en aquel día hermoso, y lleno de colores primaverales.

No es nada, nada de lo que busco en una persona, y, sin embargo, hay algo en esta persona, que insiste en que lo vea dos veces.

—Mira, Ema—. Esa era la voz de ayer, esa con exactitud. —No te ofendas, pero quiero que vayamos directo al punto.

Tuve el impulso estúpido de pedirle que cantara, aquí y ahora. Y que solo yo pudiera escucharlo.

—¿Estamos jodidos?—. Las palabras abandonaron mi boca antes de siquiera pensarlo. Admito que me sorprendí incluso a mi misma.

—Bueno, creo que has escogido las palabras correctas—. Admite, y siento que hay una existente sonrisa en su rostro, aunque algo como eso no debería llamarse "Sonrisa".

No lo he visto a los ojos desde que tomó asiento a mi lado, apenas he observado los pliegues de su pantalón gris, su camisa blanca con dos botones sueltos, y el chaleco café perfectamente acomodado, me sorprende que se vea bastante relajado ante todo esto. Yo no logre dormir nada.

—Yo... no quise...de verdad, Asher...

Su pecho se hincha, como si estuviera tomando suficiente aire en sus pulmones para mandarme a volar, o para convivir en el mismo espacio tiempo mas que sea unos segundos.

—Lo sé, Ema—. Sus ojos verdes entonces van hasta a mí, y por instinto veo a cualquier lugar donde él no este. —Pero lo cierto es que ya estamos metidos hasta el cuello en este desastre. Y no queda mas que pensar en una solución... Por favor hasta entonces, no puedes decir nada.

Se me secan los labios.

—No yo...— Yo no quiero nada, puede quedarme callada y ya, pero, si había algo que quería. Y quizás Asher podría ser la solución. —Asher ¿Y si sales conmigo?

La sorpresa que invadió las expresiones de su rostro, bueno, creo que fue un poco divertido. Y me hubiera permitido soltar una carcajada, sino es porque el castaño ante mi parece estar a punto de llamar a la policía.

—Oye, Ema... Me siento halagado, pero yo realmente...

—Se que no te gusto Asher, y para ser sincera tampoco estoy muy interesada en ti...

—Y entonces... ¿Por qué? No entiendo

—Sal conmigo, y a cambio no diré nada—. Sujeto su brazo cuando se levanta, sé que me está tomando por loca. —Seria como un trato, has esto por mí. Y hare algo por ti.

—Deja que lo piense, Charles.

No se despide. Veo como camina por el resto del campo y cuando estoy segura de que ya no me ve, tomo mi rostro y me llamo idiota tantas veces como puedo. 


Escuchen la playlist, que me partí la cabeza escuchando tantas canciones. I LOVE YOU <3

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