24. A lo desconocido
24.
Eliot Alister
Ojalá fuéramos capaces de predecir algunos eventos de nuestro futuro, no digo que todos, tampoco es que me interese saber cómo o cuando van a terminar mis días. O algo por el estilo, hablo de eventos más pequeños, eventos significativos, solo para prevenirnos sobre ciertas situaciones, aunque no estoy del todo seguro de si eso pudiera cambiar algo, o si hiciera algo diferente.
Está anocheciendo, en el cielo hay azul y amarillo, pero también parece ser invadido de nubes grises. La brisa de la tarde cae, y ahora lo que nos rodea es más bien un viento frío, creo que debí traer un abrigo, estoy seguro que mi mejor amigo se lo prestara a su novia (falsa) como el caballero que (no) es.
Como nos cambia el amor.
—Asher tiene pareja, eh—. Veo a Tom.
Y seguido me dirijo a Ema y Asher, que no están más que a unos pocos metros de nosotros. Se ven bien, Ema parece tener acorralado a Asher, tal cordero a enorme lobo, como amo a esa chica.
Escondo una risita con un leve carraspeo.
—Si que tiene pareja—. Ambos compartimos una sonrisa, pero la mía guarda algunos secretos.
Conozco a Tom Hansword hace poco, fue en un viaje que hice con los hermanos James el año pasado. Mientras que Liam conducía hacia algún lugar lejos de casa, nos topamos con unas personas que se mudaban a la ciudad, que por desgracia se habían quedado en apuros a mitad de la carretera, y fue así, que ayudamos a su papá a cambiar un neumático.
Luego resultó que estaba en nuestra clase, nos llevamos bien desde entonces.
—Faltas tú—. Y veo esa mirada picara en sus ojos cafés, y ya sé que se cruza por su cabeza, está pensando en cómo molestarme. O lo que sería aún peor, como conseguirme pareja.
—Y también tú —. Me defiendo, y le rozo el hombro de forma amistosa.
—Ahhh, sí. Acerca de eso...
Observo como su mirada va de aquí a allá, hasta que se topa con una chica de piel morena que al parecer es de las siguientes en presentarse, sostiene una guitarra eléctrica, y parece estar a punto de sacarle un ojo a un chico que solo se encoge de hombros.
Ella le da una sonrisa cuando observa que este la está mirando, incluso relaja su expresión terrorífica de antes.
Es cálida, pero tiene unos ojos atrevidos, apuesto a que podría iniciar un incendio sin siquiera inmutarse, me recuerda mucho al sol del verano.
—Oh... Hombre, me alegro por ti—. Le doy una palmada en la espalda junto con una sonrisa sincera, y él me la devuelve.
—Gracias Eliot, su vocalista es bastante atractivo por si quieres que te lo presente—. Me da un guiño y yo pongo los ojos en blanco.
—No quiero que me consigas un novio—. Y él solo asiente, divertido.
—Si cambias de opinión ya sabes.
—Puedes esperar sentado... puedo traerte una silla si quieres.
—No creo que haga falta...
Pero el hilo de palabras que él dice se pasa de un lado a otro, y no me alcanzan.
Recorro por todos lados, casi sin querer. Y cuando encuentro lo que busco me detengo, me quedo justo ahí, estático. Reece Wint está ahí, parado a unos cuantos pasos conversando. Su existencia pasa de la mía, y después de un suspiro vuelvo hacia mi amigo.
—Entonces ese es tu tipo—. Añade, alzando una de sus cejas.
Y me invade la vergüenza. Debería dejar de hacer eso cuando hay una persona frente a mí, conversando conmigo.
Por Dios, debo estar loco.
—No, no, no... No es...
—Es atractivo, creo...— suspira sin apartar su sonrisa. —Creo que lo es, aunque tú también amigo.
—Gracias, creo—. Digo por lo bajo, y me paso una mano por el cabello, no sé si que tu amigo diga que eres atractivo será bueno o malo. —No hay nada entre nosotros, ni siquiera nos hemos hablado mucho—. Ni siquiera sé porque añado eso último.
Suspiró.
No hay nada, pero cuánto quisiera que si lo hubiera.
—Deberías hablarle... Invítalo a comer. Pero haz algo, cualquier cosa. Así es como funciona, amigo.
—¿Debería?—. Me siento ajeno a esto.
A él, a mí.
A nosotros.
A toda la situación.
No se siquiera si debería estar cómodo pensando en él, tanto como lo hago, o si es justo para Reece.
—Deberías—. Afirma con un tono profundo.
Trato de pensar solo en eso. En mí, y en Reece. Una cita, nosotros, solos y juntos. Juntos, juntos, juntos.
No suena nada mal.
No lo conozco, no tengo de que clase de persona sea. La idea de llevarme una decepción de él me abruma, pero también me hace estar aquí, con dudas y preguntas, ¿Quién es realmente Reece Wint? Moria por saberlo, y si eso implicaba terminar decepcionando, maldita sea, que fuera bienvenida toda la decepción que quisiera.
Cuando al fin dejó de pensar, veo a Tom. Está alterado, y parece querer salir corriendo de ahí. Eso me hace fruncir el ceño, estábamos bastante bien hace solo un segundo.
Empieza a indicar con la cabeza a un lado, de manera exagerada, no entiendo nada de lo que está pasando, parece que quiere irse, todo su cuerpo esta tenso, sus manos caen en puños a sus lados, y yo solo estoy bastante confundido.
Yo no quiero irme, hay una vista perfecta a los autos que sirven de escenario, también Asher y Ema están a unos pasos, Lara me traerá un refresco en solo un minuto, aquí es perfecto, no se me ocurre otro lugar donde quisiera estar en este preciso instante. Y además... esta él, está tan cerca que podría dar unos pasos y tocarlo, no lo hare, por supuesto, porque estaría bastante mal.
Peo podría.
—Ah, mierda—. Susurra
Y cuando entiendo que pasa, bueno, también pienso mierda.
Mierda.
Y más mierda.
El tacto de una mano me envuelve, y no se trata de uno agradable. Ojalá se tratara de Ema, de Lara, o de cualquier chica o chico que conociera, cualquier maldita persona seria ideal en este instante. Noto por el rabillo del ojo ese cabello negro largo, este cae en ondas por todos lados, esa piel pálida, tanto que puedo distinguir sus venas que se mezclan entre verde y azul, azul y verde.
Mis piernas dudan, le paso por unos 15 centímetros, pero creo que nunca una presencia me había intimidado tanto. Da un paso, y quise retroceder 5, dio otro más, sin apartarse de mí, sin perder el contacto de mi brazo y su mano, Dios mío suéltame.
Veo su rostro, porque esta frente a mí, Alexy Hughes esta frente a mí, sus ojos verdes, verdes como los bosques más peligrosos que existen, me están observando, solo a mí, con una mirada profunda y penetrante. Tiene puesta una camisa blanca que muestra su escote, es corta y deja unos centímetros desnudos hasta que llegas a su falda, la cual es de color negro, también es bastante corta. Y me pregunto si no tendrá frio, si es así, debería volver a su casa, lejos, muy lejos de mí.
La chica es hermosa, nadie podría decir lo contrario.
Pero...
—Eliot Alister—. Pronuncia mi nombre con dulzura, y si antes no quería salir corriendo, ahora sí.
Definitivamente quiero huir de aquí.
Alexy, bueno ella, no hay nada de bueno cuando ella se acerca. Entre el año paso y este, se ha declarado 5 veces, y lo que tienen en común esos 5 chicos, bueno, su vida termino bastante jodida después de cruzarse con la señorita Hughes.
Al parecer era mi turno.
—Tom—. Susurro, aunque suena ahogado. Pero Tom, bueno él está igual que yo, aterrado, no sabe qué diablos hacer.
—Eliot, te estoy hablando—. Mierda.
Esto va a terminar bastante mal.
—Te estoy escuchando.
Su agarre me soltó el brazo, ahora su mano se dirigió hasta mi camisa, empezó a subir sus dedos de arriba hacia abajo tocando mi pecho. Una mirada llena de picardía iluminaba sus ojos verdes, y era curioso, que por más que quisiera, no pudiera compararlos con los de Asher.
Los de él, eran verdes, pero también era como el color de la esperanza, había pizcas de secretos por todos lados, y también entre todas esas cosas había un chico lleno de miedos. En los de ella no había nada, no podía ver nada, era como si fueran negros en vez de verdes.
—Me he fijado en ti... Eres totalmente mi tipo—. Me guiña, y siento el momento exacto en que mi corazón se detiene.
Mierda, esto solo tiene pinta de que va a empeorar.
—¿Gracias? supongo—. La escena ante mí no es más que una pesadilla.
Despierta imbécil, despierta, maldita sea.
No parece que vaya a despertar.
—Es bueno que te sientas halagado... Porque quiero que salgas conmigo—. Ay Alexy, ¿Cómo te explico?
—Realmente no creo que eso vaya a pasar—. Admito, tratando de ser lo más sutil que pueda.
No creo que halla funcionado.
Antes tenía una sonrisa, ahora no había ni una pizca de eso, parecía tener en el rostro la palabra ¿Qué? Marcada, como si sus oídos la estuvieran engañando. O más bien, como si lo que le habían susurrado que estaba lejos de lo que ella quería oír.
—Saldrás conmigo—. Y parecía empezar a enojarse
Pedí ayuda con los ojos, Tom dio un paso hacia mí. Realmente se lo agradecí.
No había mucho que el pudiera hacer, maldición, no había mucho que pudiera hacer yo, si esta chica tenía planes de joderme la vida lo haría. Y con facilidad.
—No creo que eso sea posible...
—Saldrás conmigo—. Y era una afirmación.
Las palabras parecían salir como ordenes, esta vez fueron fuertes, y las personas empezaron a voltear. Ah, mierda. Sabía que esto no podría terminar nada bien.
—No puedo salir contigo Alexy... Hay que calmarnos y hablar.
—Vas a salir conmigo... ¡Vas a salir conmigo!, Eliot! No puede rechazarme, no eres una mierda para rechazarme ¡Maldita sea!, ¡Vas a salir conmigo!
La belleza nunca ha sido un sinónimo de ser una buena persona, al menos eso pensé mientras notaba como todo se me iba de las manos en no más que un par de segundos. Vamos, mi noche iba estupenda.
—No puedo ¿Okey? Tienes que calmarte y hablaremos de esto en otro lugar—. Trate de sostener sus brazos, pero empezó a golpear mi pecho, una y otra vez. —Alexy, escúchame...
Siguió golpeándome, una y otra vez.
La sensación era molesta, esperaba que se cansara rápido.
—¡Eres un imbécil! ¡Solo eres mierda Eliot! ¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiota!
Las personas empezaron a reunirse alrededor nuestro. No paso casi nada cuando tenía a tantas personas viéndome que estaba entrando en pánico, necesitaba a Asher, mierda solo quería que me sacara de ahí ahora mismo.
—Alexy, me estas lastimando.
—Me importa una mierda—. Eso creí.
Pero no me esperaba lo siguiente que hizo, por Dios sabía que era capaz de muchas cosas, no tanto como para llegar a un show así, pero tampoco como para llegar a...
—¡Por Dios, está llorando!
Cuando la miré, era cierto, tenía los ojos llenos de lágrimas, sus golpes cesaron y pude escuchar los claros sollozos. Que parecían reales, por Dios que las mujeres son realmente peligrosas.
Y si que dan miedo.
—No me hagas esto. No soporto ver a una mujer llorar.
Trate de acercarme, al menos lo intente.
—La golpeo—. Díganme que es una maldita broma.
—Eliot lastimo a Alexy.
—Nunca le he tocado un solo cabello a una mujer—. Me defendí, de la voz anónima que me quería hundir en líos falsos.
—Para—. Le pedí, pero solo escuché un sollozo aún más fuerte.
Tom dio un paso hacia a mí. Pero le pedí que se detuviera, no quería que se involucrara en esto si terminaba mal, y bueno, ya se veían bastante jodido.
Me canse, me canse de lo que pretendía, y entonces fui estúpido.
—Está bien sabes—. Resople con frustración. —Si esto es lo que quieres, si no vas a oírme y piensas que dejare que hagas esta mierda, estas equivocada.
Di una mirada a todos lados.
—Si realmente quieres saber porque no puedo salir contigo... te lo mostrare.
Y su cabeza se levantó, justo en el momento en que la rodeé y seguí avanzando, no sabía si me estaba observando. Esperaba que sí, porque estaba cansado de su mierda.
Avance, y avance. Mis pasos parecían ser ligeros, lo fueron al menos al principio, luego cada vez que me acercaba eran más y más pesados.
Esperaba que Asher estuviera lo suficiente enojado para que me matara después de esto, no podría vivir con lo que estaba a punto de hacer.
Las dudas cuando llegue frente a la persona estaban por todas partes, igual que los ojos que se clavaban en mí, cual dagas afiladas, llegue a sujetar su camisa, y no se movió, me miraba con sorpresa más bien.
La distancia que nos rodeaba se eliminó en un par de segundos, y se me cruzo por la cabeza que jamás debió existir en primer lugar. La calidez llego a mis labios, el sabor que imagina de los suyos, era algo complicado de explicar, había misterio y el resto solo lo podría comparar con el cielo.
Al fondo había personas sorprendidas, confundidas y seguro estaba Asher con ganas de hacerme papilla, se lo agradecería después. Por ahora solo quería disfrutar de esto, de un beso torpe, pero anhelado.
Todo lo que me importaba era explorar, y memorizar cada centímetro de la boca de Reece, no recordaba siquiera el rostro de Alexy, no quería. Me aferre a su ropa, a su fragancia, me aferre a él con todo lo que tenía. Lo único que deseaba era eliminar con todo mi ser cada posibilidad que tuviera el presidente de la orquesta de escapar.
Deseaba devorarlo, terminar con él de un solo bocado, que no existiera ni la mínima duda de que quería esto. Lo quería con desesperación, y talvez en medio de la locura mi cabeza me quiso hacer un favor, o talvez se trató del universo. Hubo una sonrisa en los labios del chico que me gustaba, una que ocultaba muchas cosas, pero deje de hacer preguntas cuando tomo mi rostro y profundizo el beso.
Y jamás desee tanto a una persona.
(...)
No podía moverme. Estaba asustado, y luego incrédulo, ante mí, y ante todo lo que estaba pasando. Repetía mis acciones una y otra vez en mi cabeza, se que estaba en crisis, pero eso no es excusa para invadir el espacio personal de una persona, mierda.
—NO HAY NADA QUE VER AQUI—. Y mire a Lara, quien empujaba a un par de personas lejos del lugar, incluso a Alexy que parecía estupefacta.
Mierda.
Busque a Asher, tarde no más que unos segundos en encontrarlo, sostenía la mano de Ema. Ella, bueno parecía mantener bajo control a mi mejor amigo, y con eso quiero decir que evitaba que viniera a arrancarme los cabellos de la cabeza uno por uno.
Oh, si me acerco me dará un golpe que podría dejarme en coma unos 6 años.
Bueno, en este momento eso no suena como una mala idea, tampoco se me ocurre otra forma de librarme de esta. Por supuesto, doy un paso hacia mi amigo, pero la voz de alguien me detiene... Y parece que vuelvo a la realidad, una realidad donde había besado a Reece, enfrente de todos.
—Acompáñame—. Pidió, y por más que quisiera quedarme justo donde estaba, no podía.
Le debía una explicación.
Le debía una maldita explicación.
Así que hice lo que creía correcto y empecé a andar detrás de él.
Entre más nos alejamos del resto, nos invadió el silencio con rapidez. También estaba oscuro, note algunas estrellas y el ruido del viento contra las copas de los árboles.
Mis piernas parecían moverse por inercia. Ruegan por ir detrás de ir, todo mi cuerpo lo hace, los lugares desconocidos son todos aquellos a los que me atrae su presencia.
Su cabello castaño, es oscuro y brilla con la luz de la luna, siento que me llama, que toda su presencia grita que vaya tras él, que lo siga, que ira rápido para que nunca logre alcanzarlo.
Anhelo, hace que sufra y nubla mi mente, me hace querer, desear algo que no está a mi alcance, y me siento egoísta, el amor nos vuelve así, codiciosos.
He perdido la cuenta de los pasos que damos, pero se exactamente en el lugar donde estamos, entre los bordes de Insane, a pasos de estar fuera de la ciudad. Imagine muchas veces como iban a terminar mis días, había demasiadas posibilidades, pero entre ninguna de ella estaba terminar asesinado por el presidente de la orquesta después de besarlo enfrente de todo el mundo, mierda, me lo merezco.
—Reece yo... realmente lo siento.
—¿Te gusto?
Y no se la reacción de quien es más inesperada, la mía que dice por todos lados "Pero que mierd..." o la de Reece que parece curiosidad y solo eso.
—¿Eso es lo único que me dirás?—. No quiero, pero en mi tono de voz parece hacer un poquitín de molestia.
—¿Tendría que decir algo más?—. Y se encoge de hombros, maldita sea, ahora siento que me aproveche de una pobre alma.
—Sii, deberías gritarme, o llamarme loco...— Resoplo frustrado. —¡Te bese Reece! ¡Enfrente de toda esa maldita gente!
Y parece analizarme, clava esos ojos suyos a pesar de las gafas que parecen esconderlos un poco, siempre he pensado que son grises Y si no lo son, las tonalidades del ambiente, hacen parecer exactamente eso.
—Respondí a tu beso Eliot... No me has obligado a nada.
De la noche, no, de el a mí, hay una distancia de varios pasos mortales. Y yo solo pienso en lo fácil que sería echar a andar hasta el, arrodillarme, rogar a sus pies, suplicarle que me deje besarlo de nuevo.
Que me deje probar el sabor de su boca.
—¿Te gusto?
Jamás había sentido la respuesta a una pregunta tan fácil, y tan estúpidamente difícil de prenunciar. Las palabras ardían en mi garganta, quería gritar, quería borrar todo esto que parecía una nube gris y negra en mi pecho, quería encontrar todo lo que estaba, y para cuando no me sentí tan cobarde, fui capaz de pronunciar la respuesta.
—Me gustas. Mierda, enserio me gustas mucho Reece.
Y lucho con todo lo que me queda para no apartar la mirada, para quedarme quieto. Veo como Reece abre la boca, pero no sale ni un pequeño sonido. Luego hay una sonrisa en su cara, lo cual no deja más que una notable confusión en mí.
No entiendo nada.
—No me gustas Alister... No te conozco ni un poco, y dudo que me conozcas a mi...
—Me gustaría hacerlo...
Y entonces doy el primer paso.
A lo desconocido.
A lo que me mataba de dudas y preguntas.
Hacia él.
—Me gustara conocer cada parte de ti. Y sí que tengo miedo, por Dios que estoy totalmente asustado, pero me gustas, y el amor siempre se siente como pasos a lo desconocido.
—Eres todo un caso, Eliot.
Y me sonrojo sin querer cuando se me acerca, va hasta mí, hasta las cenizas de lo que era hasta un segundo. Esta tan cerca que puedo sentir su aroma, es dulce olor a pinos y cítricos intensos, casi quiero acercarme y besar cada centímetro de piel que tiene a la vista.
—Sal conmigo entonces.
Y estoy estupefacto por las palabras que acaba de susurrar esta persona a mi oído.
—Si, por favor sí.
Y lo que veo en su rostro antes de alejarse, es una sonrisa.
La sonrisa más putamente hermosa que en mi vida he presenciado.
Nota de autora: Me ha costado un mundo terminarlo, pero aquí esta.
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