19. ¿Quieres que te bese?
19.
Por Ema Charles:
Estábamos a punto de salir de la ciudad, quedamos de reunirnos todos en la casa de Asher, ya que nos iríamos en el auto de Liam. Y nuestro conductor estrella sería mi novio falso.
Era temprano, entre las 7 y algo de la mañana, no lo sé con exactitud. A James se le había hecho tarde por razones que aún desconozco, lo único de lo que estoy enterada es que nos tiene esperando en el auto hace más de 10 minutos. Lara está durmiendo en el asiento de atrás con tapones para oídos, Eliot está junto a mí, en el asiento del conductor con el reproductor de la radio bastante alto, y en el la canción "Don't Blame Me" de Taylor Swift.
Mientras la canta además a todo pulmón. Y no exagero, se ha tomado muy enserio la línea;
—¡Don't blame me, love made me crazy!
Me va dejar sorda a este ritmo, por más que sea una de mis canciones preferidas, luego de pasarla cuatro veces te empieza a dar algo como una resaca. Bueno, quiero imaginar que consumir alcohol en exceso y luego despertar por la mañana debe sentirse algo como un dolor de cabeza, acompañado de una migraña del demonio, unas espectaculares ganas de vomitar. Y finalizando con unas auténticas ganas de mandar al mundo al carajo.
Solo que en mi caso las ganas de vomitar eran debido a tanto que procesar tan temprano con el estómago vacío.
Estaba por salir del auto para respirar aire fresco, no es porque quería escaparme y saludar a Teo. Claro que no, y si me invitara a algo de lo delicioso tampoco abandonaría a mis amigos.
Mentira, si lo haría.
Donde me quedé, ah, sí. Estaba por salir cuando los hermanos James Payne se cruzaron en mi campo de visión.
Asher se terminaba de poner la camisa, y Liam venía tras él diciendo demasiadas cosas que no entendía por la música de Eliot. Me dieron ganas de gritar que bajara la música. Más porque la mirada se Asher se cruzó con la mía, justo antes de ponerse esa maldita camisa y responder algo en dirección a mi cuñado.
Mi mente se quedó varada por algunos segundos en la imagen del menor de los James al colocarse aquella prenda blanca. En la cicatriz notable de su costado derecho, en la cintura angosta y los pequeños músculos en la zona abdominal...
—¡Hola cuñada!
—Ah!—. Me ha sacado un susto del carajo.
De hecho, dije una grosería muy fea para mis adentros. Menos mal que la controle, y no ha salido a la luz.
—¡Hey, Liam!—. Abrió la puerta de mi lado solo para darme un abrazo.
Delicado y cariñoso. Les apuesto lo que sea que este chico ya me ve como una hermanita. No quiero que se acostumbre, no vaya a ser que luego le rompa el corazón a él en vez de a su raro hermano. Raro y lindo.
—Fuera—. Dijo Asher al otro lado del auto.
—Ya me iba—. Eliot lo miro mal.
Y se coló entre los asientos para llegar hasta Lara, quién gruñó cuando este la empujó para que ambos tuvieran espacio en la parte trasera del auto.
—Buenos días, cariño—. Cruzó su brazo entre mis hombros y me llevó hasta él.
Dejo un beso en mi mejilla antes de soltarme. Lo que me dejó totalmente colorada. Incluso Liam me dedico una sonrisa de complicidad antes de cerrar la puerta del auto, diciendo un "Cuidado con los pies".
—¡Nos vemos cuñado!—. Grité, él no dejó de despedirse y sonreír hasta que lo perdimos de vista.
Al perdemos en la ciudad me dio tiempo de observar un poco Insane. Los grandes edificios, unos coloridos y otro en tonos de gris semejantes.
La visión extraña que expresa ausencia. De personas, que iban desde amores, amigos, familia. Su belleza era triste esa mañana, preciosa si es que te gusta esa angustia en el pecho. Un poco más sigilosa, e intrigante si me lo pregntan.
—¿Cómo estás hoy cariño?—. Aún me ponía la piel de gallina ese "Cariño" suyo.
Estaría mejor si el corazón no me latiera tan rápido.
—Emocionada, ve esto—. Rebusque en la pequeña mochila de mariposas que traía para el viaje.
Saque uno de los libros que Asher me había comprado. Ya por poco había terminado la mayoría de ellos, por lo que no fui consciente de cuál traje conmigo.
—Así no te aburres... Me parece genial—. Sonrió como un engreído.
Y se ganó mi atención con ese simple gesto. Movió sus manos en el volante y mierda que atractivo se veía este chico.
Con la mandíbula marcada, como si todo su rostro fuera una sola línea perfecta. Con el arco de corazón de sus labios apuntando al frente, y además con la cabeza un poco girada a mí.
—Si me ves así no puedo mantener la vista en el camino.
Oh Dios, no sé ni cuánto me le he quedado viendo. Al parecer ya sabemos que fue más del que debería.
Ay Ema.
Ya mejor considera eso de lanzarte de un edificio.
—¿Y eso por qué?—. Antes de escuchar su respuesta miré a los chicos atrás.
Ambos se habían quedado dormidos. Eliot estaba recostado sobre la cabeza de Lara, y tenía un mechón de su cabello rubio cubriendo su rostro. Se veían muy tiernos. Esos dos tienen energías muy similares, a pesar de ser como dos gotas de agua, y aceite.
—Porque me entran ganas de prestarte atención... solo a ti
¿Me está coqueteando no es así? Asher James, el señor que hasta hace unas semanas ni me dirigía la mirada, me está coqueteando.
Y lo peor es que lo hace muy bien.
—Estoy muy joven, así que mejor mira al camino.
Cabe aclarar que tengo el rostro como un tomate.
—Si alguien me diera un beso... No tendría que ver hacia los lados... Y mantendría mi vista al frente.
Uno de los mechones castaño se le había cruzado al rostro. Su cabello luciría perfecto si no fuera por ese rebelde de ahí. Me concentré tanto en eso que sus palabras quedaron como eco en mi cabeza.
Estaban ahí, y se repetían una y otra vez, pero yo no las escuchaba.
—Y si viniera de mi novia sería mejor.
—No hables... Concéntrate.
Un beso. De mi novia falsa. ME ACABA DE PEDIR UN BESO.
A VECES PUEDO SER MUY LENTA. Bueno, ni modo, mejor me deshago de ese mechón molesto.
Me incliné sobre mi asiento. Y en segundos ya tenía mi mano en su cabello, era suave y tenía un olor, no sé a qué, pero era una fragancia agradable... Única
No retire mi mano hasta que acomode su cabello, hasta que lucía como siempre. Asher sonrió y mis mejillas se volvían carmesí. Una vez más.
—Eso no es un beso, pero está bien—. Me acomode de nuevo en mi asiento, y agarre mi cabeza.
Lo que faltaba. Qué este chico ahora logrará esto, justo que me muera de la vergüenza por lo lenta que puedo ser a veces.
Es culpa de Asher.
—¿No ibas a leer?—. Asher tocó mi cabello y tuve que levantar la cabeza.
No había tráfico adelante. O íbamos muy temprano o se nos había hecho muy, muy tarde (eso último es lo más probable). Por lo que había bajado la velocidad para inclinarse hacia mí.
Contuve la respiración porque lo tenía cerca. No pude mover un músculo cuando quito mi mano de la tapa, y leyó en voz alta el título.
—La casa en el mar más azul.
—¡Uy!—. Se me ha escapado.
Es mejor que no lo sepa, o bueno sí, quiero decir.
—¿De qué va Ema?
Me levanto lentamente, sus ojos y los míos se encontraron a centímetros.
Entonces no me puse nerviosa. Solo quise saber qué pasó por su cabeza porque se estaba enrojecido por completo. porque si, esta vez no fui yo, era Asher el que se había puesto nervioso.
Incluso sus orejas. Sus ojos verdes se estaban dilatando, no sé cómo, pero sé que su corazón estaba acelerado.
Esa expresión era nueva. Nueva y hasta ahora mi favorita.
—Eh... Mejor olvídalo
Oh, no. Esto no se va a quedar así.
Sujeté su rostro y el auto se detuvo.
No de impacto, tardo unos segundos en estar parado a mitad de camino.
Mi mano se había deslizado entre la mejilla y la línea de la mandíbula de Asher. La izquierda paseaba por su cabello.
Él no se movió, no fue capaz. Creo que no tenía ganas de hacerlo. Oh, esto es una total equivocación, deberíamos parar.
Los novios falsos no harían estas cosas cuando nadie los está viendo. A los novios falsos no les late el corazón así. Los malditos novios falsos no pensarían siquiera en besarse solo porque sí.
Esta es la peor de las ideas, y sin embargo... me acerco y veo a Asher cerrar los ojos.
Es gracioso pensar que talvez es una forma de entregarse a mi.
—¿Quieres que te bese? —. Se me ocurre preguntar.
Y no me responde sino un segundo después.
—Creo que sería una estupidez que no lo hicieras.
Me sorprendo en la seguridad de su voz. Además, la mano que me atrae hasta que mi boca y la suya solo son separadas por milímetros me manda una carga eléctrica al cuerpo.
Lo voy a besar, y quiero hacerlo.
Y entonces...
—¡AUTO!
Grita alguien. Más bien, uno de nuestros amigos en la parte de atrás. Pero es cierto, un auto negro viene a toda velocidad hacia nosotros.
Asher me suelta con suavidad y me da una sensación de vacío, es gusto agrio como si me hubieran dejado con las ganas. Es horrible, por cierto.
Pero dejo eso de lado cuando Asher aparta el auto de golpe de la calle, y pronto pasa a nuestro lado el automóvil de antes. Con lo serían unos 5 idiotas que empiezan a burlarse a nuestro lado.
—¡Ay! ¡Perdón tortolitos!
—¿Eran universitarios?—. Pregunta Eliot y ahora quiero saber cuándo despertó.
Y si tendré tomar medidas drásticas.
—Si—. Murmura Asher de mala gana.
—¿Me estás diciendo que seguiré siendo inmaduro en la universidad?—. Los ojos se le llenan de ilusión.
Y me estoy aguantando las ganas de empezar a reír con muchas ganas ahí mismo.
Intercambiamos una mirada las 3 personas conscientes en el auto, y Eliot es el primero que empieza a reír, luego yo y Asher se nos une casi a la fuerza.
Y yo ahora quiero un beso de Asher James.
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