Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

8 | «Nadie va a saberlo»

—Por última vez, ¿En serio no vas a dejar que te maquille? —pregunta mamá desde el umbral de la puerta de mi habitación y por el tono de su voz sé que se ha ofendido.

Niego con la cabeza apretando los labios. Aunque no me agrade ir con el rostro lleno de moretones y amarillos voy a tener que soportarlo, porque es notablemente peor tener que pasar la noche entera con los productos de mamá, y el detestable aroma que tienen, impregnados en mi piel.

—No puedes ir así, Harry —agranda los ojos—. Van a tomar fotos y en todas saldrás con un ojo negro y la mandíbula toda asquerosa —sacude una beauty blender en el aire sonriendo—. Solo un poco de maquillaje y ya.

Suspiro dándome por vencido—. Solo un poco de base, mamá —No quiero pasar otra hora más negándome a esto y ella intentando a que acepte—. En cuanto Ander salga del baño nos vamos, así que sea lo que sea que pienses hacer tiene que ser rápido.

—Solo un poquito de base —asegura dejando ver su otra mano en la que tiene su neceser de maquillaje.

Recuerdo cuando tenía catorce y a los chicos y a mí se nos ocurrió disfrazarnos de payasos asesinos, lo que comenzó con tomar un poco de sombra blanca y roja acabó con una paleta entera completamente rota y mamá tomando una bocanada de aire antes de sonreírnos y desearnos que la pasáramos bien en la fiesta de disfraces.

—¿Para qué es eso? —pregunto viéndola sacar de su estuche una brocha enorme que no me brinda ni siquiera un poco de confianza.

—Cierra los ojos —ordena y hago caso temiendo que al volver a abrirlos mi rostro esté lleno de productos totalmente innecesarios. 

—¿Por qué tenemos que ir? —pregunto y mi ceño se frunce un poco ante la clara molestia que me genera esta situación.

—¿No hacías berrinches siendo un niño y vas a hacerlos ahora, Harry? —dice sin dejar de pasar la brocha por mi rostro—. Es tu abuelo.

Arrugo la nariz—. Pasaron como ocho años desde la última vez que lo vi, mamá, si no fuera por las revistas y esas mierdas estoy seguro de que no podría recordar su rostro.

—Yo tampoco quiero ir, hijo, pero hay que hacerlo por tu tía y por la propia imagen de tu abuelo... —golpea las palmas de sus manos en sus piernas—. ¿Qué van a pensar sus socios si ningún Bianchi se aparece en su fiesta de bienvenida?

—¿Qué siembras lo que cosechas? —me encojo de hombros—. Nunca fue buen padre con ninguno de sus hijos, no ha sido buen abuelo y estoy seguro que tampoco una buena persona...

—No vas a morirte por asistir a una fiesta —me pega en la nariz con la brocha—. No seas malcriado.

—No sabía que tendríamos noche de chicas —dice Ander con un claro tono burlón y yo no puedo evitar abrir los ojos—, me habría exfoliado la piel antes, esas cosas se avisan.

—Llegas tarde, justo terminamos —mamá lo mira sonriendo mientras mete varios productos dentro del neceser y lo cierra.

—En mis tiempos los moretones de pelea se portaban con orgullo —Ander recuesta su espalda en la puerta cruzándose de brazos.

—Deja de mentir —Mamá rueda los ojos y yo sonrío de lado—. Jamás se metió en una pelea, los únicos moretones que pudo llegar a tener habrán sido por culpa de Pablo, Lucca y James en algún juego estúpido e infantil.

—Estuve seis meses solo en España, vida mía, en alguna que otra pelea me metí —se encoje de hombros cerrando los ojos un instante.

—Creo que no conozco suficientemente a la persona con la que voy a casarme, deberíamos posponer la fecha —Mamá se pone de pie y él se acerca a ella sonriendo para luego besarla tomándola por la cintura.

—Ya es demasiado tarde para echarse atrás —Le dice él y ella sonríe.

—Siete veces —me pongo de pie negando con la cabeza—. Tu capacidad de perseverancia me asombra, Ander, en serio.

Salgo de la habitación con ellos siguiéndome y me dirijo a la cocina mientras ambos se quedan en la sala poniéndose sus abrigos. Tomo la bolsa de croquetas del mueble aéreo y ni bien hacer un poco de ruido con el empaque Box aparece sacudiendo la cola sabiendo lo que viene a continuación; relleno su plato con él a mis pies esperando pacientemente sin dejar de sacudirse y medio segundo después de dejar el plato en el suelo ya está atacándolo con furia.

—Nos vemos al regresar, Boxie —le guiño un ojo y luego niego con la cabeza sin entender por qué lo he hecho.

—¡Vamos , Harry! —grita mamá desde la sala.

Le sacudo el pelo del lomo a Box y me encamino hacia la sala a paso tranquilo, Ander sonríe llevándose los dedos al puente de la nariz para luego negar con la cabeza mientras mamá me fulmina con la mirada siguiendo cada uno de mis movimientos.

Él me mira alzando las cejas y luego baja su vista a mamá—Pongamos una hora límite para quedarnos, tampoco tenemos que pasarnos la noche entera en la fiesta...

—¿Ves? —miro a mamá—. Ander tampoco quiere ir.

—Vivo con dos hombres, no con dos niños —nos sentencia con el índice—. Vamos, nos tomamos unas fotos que aparenten que nos agrada el viejo Bianchi y al regresar a casa vemos una película de comedia de los ochentas para olvidarnos del mal rato, el helado es opcional.

Ander y yo compartimos miradas antes de asentir con la cabeza y seguirla hacia fuera de la casa. Un concierto de Adele interpretado de pies a cabeza por mamá y media hora después estamos estacionando el auto a cuatro cuadras de la casa de mis abuelos; no entiendo cómo es que siendo una persona tan despreciable puede tener tantas personas acudiendo a su fiesta de bienvenida, pero supongo que, como dice el dicho, por la plata baila el mono y a mucha gente le conviene codearse con él.

—¿Vamos a poner una hora límite o no? —pregunto caminando hacia la casa con una mueca de asco producida por la música clásica que viene desde dentro.

—Podemos volver después de que tomen las fotos —dice mamá encogiéndose de hombros—. Emily me dijo que va a marcharse después de eso así que no creo que debamos quedarnos mucho tiempo más.

—Debe sentirse horrible que tus hijos no te quieran —Ander suelta un suspiro—. Jamás escuché a Lucca hablar bien de su padre, bueno, a nadie en realidad, no quisiera ser él al envejecer.

—Pedro siempre fue asqueroso —mamá rueda los ojos—. Cuando yo vivía con ellos siempre soltaba comentarios pedófilos, estoy segura de que con Emily era igual y por eso se fue a vivir con Lucca cuando él se mudó después de lo de Sara.

—¿Qué pasó con la tía Sara? —mi ceño se frunce.

—También le dijo cosas fuera de lugar y, de verdad, no me sorprende que lo haya hecho. Lucca hizo bien en sacar a Emily de allí.

Un hombre de cabello verde nos saluda desde la distancia alzando la mano y Ander le responde con el mismo gesto a la vez que se encoge de hombros haciéndonos saber que no tiene ni la menor idea de a quien ha saludado.

—Apenas acaben las fotos nos vemos en el auto —estiro mi mano hacia Ander que me la aprieta sonriendo—. Les deseo suerte.

Me adentro en la casa evadiendo amablemente a cada mozo que me frena para ofrecerme una copa de champagne o pequeños bocadillos que no se ven apetecibles y que estoy seguro que no saben para nada bien.

Encuentro a Lena al otro lado de la sala y me dirijo hacia ella sin detenerme a saludar a cada viejo amargado que se cruza en mi camino pretendiendo conocerme; mamá pidió que fuera amable con el abuelo, no con sus amigos.

—¿Llevas mucho tiempo aquí? —pregunto dándole un beso en la mejilla.

Recuesto mi espalda en la pared imitando su pose y ambos soltamos un suspiro al unísono.

—Casi una hora —arruga la nariz—. Mamá me obligó a venir.

—A mi también —Un mozo se detiene junto a nosotros y esta vez sí me permito tomar una copa.

—Sí, pero porque es tu abuelo. Mi madre quiere hacer negocios con él y me obliga a quedarme porque piensa que dando una imagen de buena familia va a caerle bien al señor y accederá a su plan de presupuestos —rueda los ojos—. Ni siquiera hay gente de nuestra edad, hasta ahora estaba por morirme del aburrimiento.

—Soy tu héroe —guiño el ojo y otra vez vuelvo a negar con la cabeza sin saber de dónde viene el gesto ni por qué lo traigo pegado.

Ella hace un pequeño movimiento con su cabeza hacia algo a mis espaldas frunciendo un poco el ceño y yo me volteo disimuladamente intentando ver qué pasa.

—¿Qué pasa? —pregunto sin entender qué es lo que está viendo que yo no.

No es sino hasta que una cabellera rubia aparece en mi campo de visión que comprendo el desconcierto en los ojos de Lena. Mi padre camina hacia nosotros sonriéndole a la gente que se cruza y estrechándole la mano a cada hombre que parece tener más de sesenta años y una vida completamente aburrida.

Me giro nuevamente hacia Lena y la tomo por le brazo—. Si viene hacia aquí no se te ocurra irte, en serio.

—Pero...

—Nada —agrando los ojos—. No te vayas —Ella ladea su cabeza—. Lena, por favor, quédate aquí.

Siento como alguien posa su brazo en mi hombro y doy un paso hacia adelante haciendo que el contacto llegue a su final. Me paro junto a Lena dándole la cara a mi padre y trago grueso al ver su sonrisa ladina.

—Hola, hijo —aprieto la mandíbula mientras él mantiene su sonrisa intacta en su rostro.

No puede tener el descaro de hablarme como si nada, como si el fin de semana pasado hubiéramos almorzado juntos y ayer a la noche hubiéramos compartido una copa de vino poniéndonos al día sobre nuestras vidas.

—Yo creo que debería...

—Lena —En mi tono es clara la súplica para que no me abandone.

Se lo he pedido antes, se lo estoy rogando ahora y si aún así se marcha algo en nuestra amistad va a romperse.

—Si puedes dejarnos solos te lo agradecería —Landon le sonríe y ella me mira ladeando la cabeza otra vez.

—Si tienes algo que decirme puede ser delante de ella —suelto.

—Preferiría que fuera a solas...

—En serio, debería irme —Lena se suelta de mi agarre y desaparece sin importarle cómo pueda llegar a sentirme.

—¿Podemos apartarnos de toda esta gente? —se acerca poniendo su mano en mi espalda y yo me hago hacia un lado evadiendo su tacto.

Sin mediar palabra comienzo a caminar hacia el corredor de la casa y él sigue mis pasos. Una vez estamos a solas, o tan solos como podemos estar en una fiesta con más de cincuenta personas, me volteo hacia él y alzo las cejas.

—¿Qué pasa?

—¿Esa chica era tu novia? —Mira por encima de su hombro como si pudiera ver a la traidora de Lena a sus espaldas—. Es bonita.

—Es mi amiga.

Aunque para amigos así...

—Harían bonita pareja.

—¿Qué es lo que quieres, Landon? —pregunto cruzándome de brazos con el deseo de una vez por todas poder desaparecer de este lugar.

—Bueno —suspira—. Pedro regresó y como yo trabajo con él tuvimos que mudarnos a la ciudad. Dylan quiere conocerte, sabe que no son hermanos, pero escucha tu música y le hace ilusión que seas parte de su familia...

—¿En Italia escuchan nuestra música? —Mi ceño se frunce claramente dudando de sus palabras.

—Le hablé de ti y de lo que has logrado con la banda —se encoge de hombros—. Te ha recomendado con sus amigos...

—No entiendo qué podrías haberle dicho sobre mí, Landon, no me conoces.

—Soy tu padre —sonrío apartando mi mirada y esperando que mi suspiro le demuestre lo ridículo que suena.

—Te fuiste cuando tenía, ¿qué? ¿cuatro años? No sabes nada de mí.

Que asuma que solo porque llevo su sangre me conoce me llena de rabia. 

—Sé que no hice las cosas bien, pero quiero arreglarlas...

—Un poco tarde, ¿no?

—Los últimos años estuve yendo a terapia, me casé y ella... Franchesca me ha ayudado a ser mejor persona...

—Te felicito —me encojo de hombros—. ¿Ya puedo irme?

—Quiero pedirte perdón, hijo —trago grueso—. Era demasiado joven, demasiado estúpido... Nadie quiere ser padre con veinte años...

—Estoy seguro que mamá tampoco quería ser madre a esa edad y ella no me abandonó. Lucca tampoco quería ser padre y en mis primeros cuatros años de vida él cumplió ese rol.

—Sé que no fui un buen padre...

—No fuiste ni bueno ni malo, simplemente no lo fuiste —sonrío—. No estás en ningún recuerdo que albergue mi memoria, no te conozco y lo último que supe de ti hace, ¿seis años? No sé, quizá tu recuerdes el último mensaje de cumpleaños que me enviaste porque yo no, no recuerdo siquiera que me hayas enviado alguno.

—Perdón, hijo.

—Deja de llamarme así, Landon —vuelvo a tragar grueso sintiendo como la saliva raspa mi garganta—. Mi padre es Ander.

—Estoy seguro de que ese idiota hizo un buen trabajo.

Cierro los ojos soltando otro suspiro—. Retíralo.

—Siempre le gustó tu madre, incluso cuando ella moría por mí y el fingía que no le pasaba nada con ella...

—Retira lo que dijiste.

—Bien —alza las manos a la altura de su pecho—. No es un idiota, perdón.

Doy un paso hacia adelante esquivando su cuerpo dispuesto a marcharme.

—Harry, en serio necesito que me perdones... Necesito avanzar y tú... No puedo si sé que me odias...

—¿Crees que te odio? —me giro hacia él alzando las cejas—. No siento nada por ti —niego con la cabeza—. Quizá cuando era pequeño sí, pero ahora —me muerdo los labios intentando calmar mis palabras—. Es tonto odiar a alguien que no conoces.

—Quizá podríamos cambiar eso... Quiero estar en tu vida, hijo.

Una sonrisa cansada llega a mis labios.'

—No te necesité antes, no te necesito ahora y aunque te necesitara tampoco quiero tenerte en mi vida —me encojo de hombros—. Quienes de verdad me quieren han estado siempre conmigo. Si te sirve con la terapia o con tu nueva vida saber que te perdono, adelante, considérate perdonado, pero es que en realidad me da igual.

—Debí volver antes, lo sé...

—Para empezar, no debiste marcharte —aprieto mis labios volviendo a encogerme de hombros—. Intenta hacer las cosas bien para Dylan y que ese sea tu perdón —me volteo, pero enseguida regreso a hacerle frente—, y por favor, no sigas diciendo que soy tu hijo, mi padre es Ander.

A paso acelerado me alejo regresando a la sala. Mis ojos buscan a mamá, a Ander, a Em, a Giulia, incluso a Lena, a cualquiera que pueda hacerme regresar a tierra y quitar este sentimiento amargo que alberga mi pecho. No quiero odiarlo, no quiero guardarle rencor, no quiero nada que me conecte a él. Tras otro escaneo visual a la sala sin poder dar con ninguno de ellos, me rindo y abandono la casa en busca de un poco de paz mental.

Voy tan sumido en mis pensamientos que no soy consciente de que tengo a alguien detrás de mí sino hasta que me toman del brazo obligando a que me detenga.

—¿Estás bien? —Mis ojos dan con los de Melody y su voz se siente como un rayo de luz en medio de la oscuridad.

—No —admito tragando grueso—. ¿Estabas en la fiesta?

Hace una seña con la cabeza y se pone a caminar tirando de mi brazo para que la siga—. Vine con Giulia, Emily y Sofía. ¿Qué te pasó? Te vi salir casi que corriendo de la casa.

—Mi padre volvió a la ciudad.

Detesto tener que llamarlo "padre", pero si lo llamo por su nombre nos meteremos en un terreno en el cual no quiero pisar.

—¿Y eso es malo? —pregunta y yo suelto un suspiro—. Si no quieres hablar sobre eso está bien... No busco presionarte.

—La verdad, preferiría no hacerlo.

—Bien —afirma su agarre en mi brazo—. Entonces se me ocurre que podríamos hablar de como casi tenemos sexo dentro del auto de mi madre.

Subo y bajo las cejas mordiéndome el labio inferior.

—¿Recuerdas que te pedí que nadie lo supiera? —asiento con la cabeza y ella sonríe—. Eso sigue en pie, Harry, nadie puede saberlo y si vuelve a pasar algo entre nosotros no puedes decírselo a nadie.

—Está bien —niego con la cabeza—. No pensaba hacerlo.

—Voy a ser sincera contigo porque mamá me dijo que no te mintiera, no a ti —se detiene y me clava la mirada—. Me atraes, quizá más de lo que deberías, pero ahora no puedo estar con nadie...

Alzo las cejas y vuelvo a caminar con ella siguiéndome el paso.

—No voy a decirle a nadie, Melody, tranquila.

—Tampoco quiero que pienses que estoy jugando contigo —me codea las costillas—. No es mi intención, pero en serio no puedo estar con nadie y nadie puede enterarse de lo que pasó.

—Nadie va a saberlo —sonrío volviendo a asegurarle que de mi boca no saldrá una palabra—. Te lo prometo.

—¿Y si vuelve a pasar?

—¿Quieres que vuelva a pasar? —la miro de reojo.

—No me gusta dejar las cosas a medias —Una sonrisa se forma en sus labios—. Y no te imaginas lo mucho que he maldecido a Lena por habernos interrumpido.

Se para frente a mí y me besa sin discreción alguna. Mis manos enseguida encuentran la ruta hasta su cintura y la aprietan atrayéndola más hacia mi cuerpo, intento bajarlas hasta llegar a sus nalgas, pero entonces se aparta sonriendo y relame sus labios.

—¿Tienes condones?

Niego con la cabeza apretando mis labios y maldiciéndome por dentro. No suelo ir con preservativos a todos lados, perdí la costumbre desde que ella se marchó de la ciudad y no supuse que fuera a estar aquí esta noche.

—Entonces tendré que volver a la casa.

—Creo que es lo mejor —asiento.

Se acerca y me da otro beso—. Ay, te manché con la labial.

Pasa sus dedos por la vuelta de mi boca intentando limpiarme y noto como poco a poco su ceño se va frunciendo—. ¿Qué tengo?

—Tienes maquillaje —me mira fijo a los ojos—. ¿Quién te maquilló?

—Mi madre —cierro los ojos—. ¿Quedó muy mal?

—No... Está perfecto —frunce el ceño, pero luego me vuelve a dar un beso y yo suelto un suspiro.

—Deberías irte, yo iré un rato.

—¿Vas a volver? Creí que ya te marchabas.

—Tengo que tomarme fotos con mi abuelo para que sus socios crean que lo queremos —ruedo los ojos y ella ríe volviendo a acercarse a mi para besarme—. En serio, vete.

Como siga beso tras beso acabaré con una erección que no va a bajarse por si sola.

—Dejaré de maldecir a Lena para maldecirte a ti.

—Haré lo mismo —sonrío viendo como comienza a alejarse y deseando que no tuviera que hacerlo.

Me quedo de pie a mitad de la cuadra y una vez entra en la casa suelto un suspiro largo desandando el camino.

Si verdaderamente el destino está empeñado en volver a unirnos debo decirle que cuestiono sus métodos, porque podría no haberme hecho venir a la fiesta, pero no cuestiono sus resultados porque sin duda esto es mejor de lo que esperaba y nada va a arruinarlo.

Ni Landon, ni mi abuelo ni esta estúpida fiesta.

Nada va a arruinar lo que puede ser el inicio de nuestra segunda oportunidad.

FELIZ NAVIDAD MONOS REPTILIANOS LLENOS DE COSTRA Y MOCOOOOOOO

En serio, espero que estén pasando bonito, no tengo mucho que decir, porque ya lo hice en la notita anterior. Nos vemos el próximo domingo, que por cierto, ES EL ÚLTIMO DOMINGO DEL AÑO.

Tkm, besos en la kola.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro