14 | «Mis recuerdos son una mentira»
Apoyo la cabeza en la almohada y cierro los ojos sin poder dejar de sonreír. Después de que le diéramos la noticia a nuestras familias, todos se volvieron locos, literalmente. Emily y Sofía insistieron con tal ilusión en organizar una fiesta que no pudimos negarnos, y por suerte no lo hicimos, porque los recuerdos de esta noche van a acompañarnos para siempre.
Mamá, Emily, Giulia, la madre Phebe, una prima de Abraham y Mike y los padres de Lena dieron discursos que acabaron con nosotros llorando pegados los unos a los otros en un intento de no desmoronarnos. Es increíble como las palabras pueden atravesar nuestros corazones y en un segundo convertirnos en niños llorando por nostalgia, por felicidad y también por miedo.
Este disco, este paso que es enorme, esto es lo buscamos desde un inicio, pero ahora que estamos aquí da miedo. Miedo a lo incierto, miedo al futuro, miedo a equivocarnos y al hacerlo caer sin paracaídas.
Paso un brazo por debajo de mi cabeza y suelto un suspiro a la vez que mi celular suena desde encima de la cajonera y me planteo dos veces si ir o no en su llamado. El tono termina y vuelvo a suspirar aliviado por no tener que debatir conmigo mismo qué decisión tomar; sin embargo, medio segundo después, vuelve a sonar y me levanto. Al ver que es Melody no dudo en responder y llevarme el celular a la oreja dejando que mis labios formen una sonrisa.
—¿Harry? —Su voz completamente quebrada hace que mi sonrisa se esfume—. Necesito... Dios... ¿Puedes venir a mi casa?
Mi corazón se acelera como si le hubieran inyectado una bomba de adrenalina.
—¿Qué pasa? —pregunto poniéndome la camisa que hace menos de cinco minutos me había quitado.
—¿Puedes venir? Por favor, Harry —Escucharla llorar hace que mi corazón se encoja dentro de mi pecho—. Le pedí a mamá que se marchara porque quería...quería estar sola, pero no puedo... Necesito que vengas, por favor.
—Estoy en eso —Mamá me mira con el ceño fruncido cuando tomo las llaves de su auto y le señalo el celular, pero no hace preguntas, así que simplemente sigo mi camino—. Estoy saliendo de la casa, estaré ahí en quince minutos.
—Gracias... En serio —Suelta un suspiro antes de colgar la llamada.
Me meto en el auto y lanzo el celular a un lado. Mientras conduzco a la ciudad en lo único que puedo pensar es en el día del accidente y en por qué me siento igual que en aquel momento; como si la estuviera perdiendo y no pudiera hacer nada para evitarlo. Mi pie duele por apretar el acelerador con tanta fuerza, pero lo ignoro y continúo con la misma presión hasta que el radar de límite de velocidad me advierte la entrada a la ciudad.
No me preocupo por estacionar con precisión, nadie va a multarme a esta hora de la noche, así que simplemente dejo el auto a un lado de la casa y bajo de él caminando a paso acelerado hacia la entrada. No llego a golpear la puerta, porque ni bien estoy frente a ella, Melody la abre y me abraza aún llorando.
—¿Qué pasa? —la rodeo con mis brazos—. ¿Qué pasa, Melody?
—Me duele el alma —Se aparta y aunque intenta dejar de llorar no puede.
Se ve tan rota, tan frágil que me gustaría poder abrazarla eternamente y unir esos pedazos que con cada segundo que pasa va dejando caer.
Entrelaza nuestros dedos y tira de mí hacia la sala. Nos sentamos en el sofá, ella se cubre el rostro y cuando la abrazo suelta un suspiro cargado de emociones. Permanecemos así hasta que deja de llorar y dentro de mí siento el alivio fluyendo.
—Las personas que amo me han mentido durante toda mi vida —pronuncia detenidamente—. Le pedí a mamá que se marchara, pero no debí hacerlo... Si a mí me duele a ella debe de estar matándola.
Frunzo el ceño sin comprender a qué se refiere y vuelvo a repetir la misma pregunta—. ¿Qué pasó?
—Mi padre —Alza la vista al techo con los ojos nuevamente cristalizados—. Recuerdo cada cosa suya con claridad y ahora resulta que no puedo confiar en eso. Mis recuerdos son una mentira.
—¿A qué te refieres?
—Cuando comencé a preguntar por papá me dijeron que un fan lo había matado en el aeropuerto... Siempre era la misma respuesta; Joaquín Montgomery Hasseldich mató a mi padre el veinticuatro de mayo de 2022 con un disparo a la altura de la cuarta costilla que le perforó el pulmón y rozó una vena cava, sí, me sé el discurso completo, pero Joaquín no era un fan —niega con la cabeza y su tono vuelve a quebrarse—. Era el ex novio de mamá.
Alzo las cejas a la vez que trago grueso.
—Cuando mamá y papá se reencontraron en un concierto de él, mamá salía con este chico. Para hacerle publicidad a los cuadros de ella fingió salir con papá, pero una cosa llevó a la otra y acabaron juntos de verdad. Me dijo que antes de que todo pasara él, Joaquín, le dijo que iba a matarse, que si no volvía con él se tiraría del Hamilton... Y luego... Acabó matando a papá...
—¿Por qué Samantha te ocultaría algo así?
—Me dijo que se sentía culpable, creía que la muerte de papá era su culpa, que las decisiones del tipo eran por ella... No sé, creyó que iba a tenerle rabia... Sinceramente no entiendo por qué no me lo dijo antes, pero me lastima que me haya mentido porque ahora no sé qué creerle y qué no...
—Una vez mientes debes seguir haciéndolo para cubrir esa primer mentira...
—Eso no lo mejora, Harry.
—Sé que no. A lo que quiero llegar es que no importa lo que Samantha te haya dicho o no. Lo que sabes sobre Liam lo aprendiste escuchando su música, viendo sus entrevistas, viendo los videos de su cámara, revolviendo sus cosas...
—La historia que tengo en mi cabeza, con la que crecí, va más allá de todo eso —se a sus lágrimas con sus dedos—. Para mamá, papá me amó desde el primer momento, estaba emocionado por conocerme, tenía muchos planes para nosotros... ¿Cómo sé que eso es verdad?
—No tenía motivos para mentirte con eso —me encojo de hombros.
—Le pedí que se marchara —suspira—. Para ella no fue fácil decírmelo, lo sé, y yo solo la hice sentir peor...
—Hacemos cosas estúpidas cuando estamos confundidos, no es tu culpa.
Comienza a llorar otra vez y no puedo reprimir la necesidad de volver a rodearla con mis brazos.
—Llámala y dile que regrese, no debe ir demasiado lejos.
—¿Crees que fui mala persona pidiéndole que se vaya? —le sonrío y no intento contener el impulso de darle un beso en la frente.
—No, Melody, no eres una mala persona. Llámala y esperaremos juntos hasta que regrese. Necesitan hablar y tú tienes que tranquilizarte para poder escuchar lo que tenga que decir.
Se pone de pie y abandona la sala. La escucho subir las escaleras y meterse en la que solía ser mi habitación. Tiro mi cabeza hacia atrás recostándola en el respaldo del sofá y suelto un suspiro interminable; no puedo entender cómo se siente porque nunca me han mentido, o bueno, sí, pero sus mentiras no se comparan con esto. Lo único que ahora mismo está a mi alcance es quedarme aquí y hacerle compañía hasta que Sam llegue y puedan hablar.
Melody regresa al cabo de unos minutos y es entonces cuando enderezo mi cabeza para verla.
—Ha dado la vuelta, va a regresar —frota su codo—. Gracias por venir, Harry.
—Tranquila —le sonrío poniéndome de pie—. ¿Quieres que me marche?
Ella niega con la cabeza a la vez que camina hacia mí y con sus brazos me rodea las costillas en un abrazo. Apoya su frente en mi pecho y por décima vez suelta otro suspiro.
—¿Puedes quedarte la noche entera?
La tomo por la barbilla en un intento de que alce la mirada, pero es inútil, tiene la cabeza clavada en mi pecho.
—No quiero ser molesta, pero por favor, quédate...
—No iba a negarme, Melody —Mi labio se curva de lado cuando alza la vista hacia mis ojos.
—Fuiste la primera persona en la que pensé... Cuando mamá se marchó tu rostro apareció en mi mente y la única cosa que quería era que me abrazaras... Gracias por venir.
—Deja de agradecerme —niego con la cabeza todavía sonriendo—. ¿Tienes hambre? ¿Quieres que preparemos algo mientras esperamos a Sam?
Ni bien asiente, entrelazo nuestros dedos y tiro de ella dirigiéndonos a la cocina. Doy una ojeada rápida en los cajones y en la heladera para finalmente decidir que a pesar de la escases de ingredientes puedo preparar canelones de carne.
Pico las verduras y de vez en cuando volteo hacia ella que está sentada a mi lado en el borde de la encimera.
—¿Por qué me miras así? —pregunto echando el morrón y la cebolla en la sartén—. ¿Estoy haciendo algo mal con la comida?
—No —sonríe—. Solo me aseguro de memorizar cada detalle, porque si algo malo me pasa no quiero olvidar esto, no quiero olvidarte.
—No va a pasarte nada, no pienses en esas cosas —Saco la carne picada de su bolsa y la echo en la sartén junto a las verduras.
—La vida tiene muchas mañas, mientras respires estás sujeto a que te pasen cosas malas —se encoge de hombros—. ¿Te acuerdas lo que te dije sobre resolver esa cosa del pasado antes de avanzar contigo? —asiento—. No puedo dejar de pensar en que quizá esté perdiendo tiempo contigo por aferrarme a algo que ya ni existe... pero... si todavía existe tengo que arreglarlo...
—Voy a esperarte, Melody —aprieto su rodilla con suavidad y ella sonríe—. Y si perdemos tiempo ahora podremos recuperarlo después, tranquila.
Me aparto para remover la carne que ya comienza a fritarse, le echo algunas especias y me dispongo a armar la masa para las frilloas. Sus ojos siguen mis movimientos a través de la cocina, de verdad parece estarme estudiando con detenimiento y eso me pone un tanto nervioso. Estamos rellenando los canelones cuando escuchamos la puerta de la entrada abrirse y nos miramos.
—Si quieres llévanos algunos a mi habitación y espérame ahí...
—¿En tu habitación?
—Sí... No tengo más camas, Harry, y en la habitación del balcón está mamá.
Asiento poniendo suficientes canelones para ambos en un plato y siguiéndola fuera de la cocina. Saludo a Sam con una sonrisa a la vez que me encamino escaleras arribas. Cierro la puerta detrás de mi, dejo el planto con canelones encima de la cama y saco mi celular para llamar a mamá que responde al segundo tono.
—Voy a quedarme en casa de Melody —digo.
—¿Por eso saliste así? Parecía que te llevaba la muerte.
—Me necesitaba.
—Asegúrate de dormir —suelta una risa que me hace negar con la cabeza.
—Después del día de hoy es lo único que quiero hacer.
—Mándale un beso de mi parte —dice y sonrío—. Descansa, hijo.
—Hasta mañana, ma.
Cuelgo y paso la siguiente hora recostado de espaldas en la cama viendo fijamente al techo a la espera de Melody. Giro mi cabeza hacia la puerta al escuchar como se abre lentamente y sonrío viéndola entrar en la habitación.
—Pensé que ya estarías dormido —Sus ojos recaen en el plato sobre la cama aún intacto—. ¿Por qué no comiste?
—Te estaba esperando —me encojo de hombros.
Se quita los zapatos y sube encima de la cama sentándose de piernas cruzadas frente a mí. Toma uno de los canelones y yo hago lo mismo dejando que el sabor de las especias que le eché a la carne se fusione dentro de mi boca. Comemos en silencio y una vez el plato está vacío ella escala en la cama hasta quedar a mi lado con la espalda recostada en la pared.
—Se te da bien la cocina —me mira de reojo.
—Lo sé, ya me lo habías dicho antes —volteo mi rostro hacia ella sonriendo—. También dijiste que debería pedirle trabajo a Jefferson en la cocina.
—Estaba loca —gira su cabeza hacia mi—. Y tú también si alguna vez consideras cambiar un escenario por una cocina.
—Eso no va a pasar —aseguro.
—Sabes... he visto la presentación de Moor en el festival de San Valentín de Los Ángeles unas mil veces y en cada una comprendo un poco más por qué todas están locas por ti.
Alzo las cejas—. ¿Ah, sí? Yo creía que ese era Abraham.
Ella niega con la cabeza frunciendo los labios.
—Abraham no te llega ni a rozar los talones.
—Ilústarme ¿Qué hace que todas estén locas por mí?
—Si te vieras encima de un escenario lo sabrías —se encoge de hombros—. Tienes una especie de magnetismo que te hace irresistible... Créeme, si todavía fuera aquella estrella engreída que solo tenía la cabeza en su círculo de cuatro personas, a tí sería al único que podría echarle ojo.
—¿La princesa del pop no va en busca un príncipe? —suelto con ironía y ella me codea las costillas mordiéndose los labios—. Pensé que irías en busca del vocalista.
—Voy en busca del que roba mi atención —me mira de arriba abajo—. Si tú eres el vocalista entonces sí, voy en busca de él.
Volteo mi vista hacia el frente sonriendo. Me ha dejado sin palabras, lo admito, Melody Corbyn ha logrado cohibirme.
—¿Te quedas callado? —vuelve a codearme.
—Yo robo tu atención y tú robas mis palabras —la miro de reojo.
—Espero también poder robarte el corazón —se recuesta en la cama quedando de lado con la vista hacia mí.
—No te esfuerces porque seguro lo logras —sonrío antes de imitar su pose y verla fijo a los ojos—. ¿Melody?
—¿Qué? —susurra acercándose más a mí.
Levanta un poco la cabeza, lo que me da espacio para pasar mu brazo por debajo de ella.
—¿Dónde está Booboo? —sonrío notando como se sonroja.
—¿Conoces a Booboo? —frunce el ceño y su expresión se me hace adorable.
—No es la primera vez que dormimos juntos...
—Sí, lo supuse, pero Booboo... Ni siquiera ni ex novio sabía que duermo con ella...
Se voltea y saca la oveja del cajón de su mesa de noche.
—Hay niveles y claramente yo estoy más arriba —le sonrío y ella rueda los ojos.
—Hasta mañana, Harry —vuelve a recostar su cabeza sobre mi brazo.
Paso mi brazo libre sobre su cintura y lo dejo posado ahí rozando con mis dedos la piel desnuda de su espalda que su blusa no llega a cubrir.
Le doy un beso en la frente—. Duerme bien, Melody.
Y aunque cierro los ojos, me cuesta dormirme porque constantemente vuelvo a abrirlos solo para asegurarme de que esto de verdad está pasando.
Holiiii
Saben, a medida que voy escribiendo los capítulos los programo para que se suban cada domingo. Por ejemplo, mientras escribo esto es 14/12/23, peeero, este capítulo se va a subir como en febrero del 24 claramente jasjajs
Me parece muy loco el hecho de que si me llega a pasar algo y me muero ponele, ustedes van a leer esto igual porque ya va a estar programado, sin duda, una de las mejores actualizaciones de Wattpad jasjsja
Bueno, nada, espero que anden bien, les mando un beso en la kola desde el pasado.
Escuchen Linea del perreo,
ME ESTÁ LLAMANDO UN BELLAKO
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