Capítulo 57
Estamos reunidos con Sebastián, la doctora hizo una excepción y nos dejó entrar—A Claudio, Alvin, Paulo y yo—Sebas hoy está más sonriente, aunque tiene un respirador a su lado su rostro refleja felicidad. Su cuerpo está muy delgado, tiene unas ojeras oscuras
debajo de sus ojos. Todos sabemos que Sebas no está bien, lo tenemos
claro, la doctora nos ha roto el corazón muchas veces diciéndolo y Sebas nos lo ha roto más diciendo que va a morir. Pero aquí estamos felices de verlo con esa sonrisa en su cara y sus ojos brillando de felicidad.
—Entonces ahora son unas babosas—
cuenta Paulo mientras me mira, los chicos llevan horas haciéndome bulling por lo que pasó con Kori en casa se Claudio.
—Paulo—Sebas lo llama, su voz no tiene el toque tan vivo como siempre, pero, sigue con su misma perspicacia—¿Me cumplirías un deseo antes de que yo muera?
—No vas a morir—Paulo se acerca al chico y nosotros rodamos nuestros ojos ante ese comentario—¿Qué puedo hacer por ti?
—Bésame—Paulo abre sus ojos al igual que todos nosotros—Me gustas desde hace mucho, aunque sé que eres hetero, pero, si me besas me haría realmente feliz—¿eso puede ser considerado chantaje emocional?, yo creo que sí.
Alvin, Claudio y yo miramos a esos chicos. Paulo pestañea varias
veces y pega sus labios a los de Sebastián, este una vez que se separa
lo mira anonadado.
—Dios mío no pensé que eso fuera a funcionar—pone la mano en su boca y nos mira como si fuera un milagro lo que acaba de pasar.
—Bueno acabo de tener mi primera experiencia gay—dice Paulo y todos nos carcajeamos.
—Bueno ya puedo morir en paz—Sebas se sostiene el corazón y sonríe.
Estuvimos toda la tarde con Sebastián, cantando canciones y tocando la guitarra. Después nos despedimos y lo dejamos con una sonrisa muy grande, prometimos venir mañana, pasar la tarde con él.
Sebas nos da mucha vida, y, en estos momentos lo importante es estar
a su lado y devolvernos todos los momentos buenos que nos ha dado.
Al final la vida es dar y recibir. Tienes que dar para obtener algo a cambio, de eso se trata. Ya Sebas nos día ahora le toca recibir.
—Chicos—nos llama Claudio a la salida del hospital —Mañana démoslo todo en el escenario—todos asentimos y sonreímos—Independientemente del premio importante que podemos ganar, disfrutemos, olvidemos todo y pasemos un buen rato haciendo lo que
nos gusta.
—Vamos a ganar—nos dice Alvin y todo sonreímos—Demostrémosle quien manda.
Cada cual va por su lado, menos Claudio que misteriosamente se
queda a mi lado. Me mira y me jala a una esquina y suspira. Yo lo miro extraño, no todos los días Claudio te jala a una esquina y te mira de forma nerviosa.
—Perdóname—me dice y yo arrugo mi frente—Perdóname por ser tan malo contigo. No te lo merecías.
—¿A qué te refieres? —según yo ya todos nos habíamos disculpado y ya no había nada que perdonar.
—A guardar un rencor hacía tu padre y desquitarme contigo—me dice y yo no entiendo nada de lo que me está diciendo—Digamos que tu padre no fue justo en el juicio del mío.
—¿Juicio? —cada vez me pierdo más.
—Da igual Sam—me dice mientras pone sus brazos en mis hombros—Solo perdóname por ser injusto contigo—yo asiento—¿puedes hacerlo?
—Si—él me sonríe y me da un beso en la mejilla.
—Salúdame a Kori cuando vaya a tu casa a besuquearte—yo ruedo los ojos y él sonríe, es un alivio que lo de el con Kori haya sido todo falso.
...
—Mi papá quiere que vayas a la casa—me dice Kori mientras me ve sacar ropa del armario y yo abro los ojos cuando me dice eso—Digamos que ayer tuve un intercambio de palabras y no sé cómo termino diciéndome eso.
—¿Tú papá? —ella asiente mientras se acomoda bien en la cama—¿Cuál está mejor? —le muestro la ropa que saqué.
—Da igual—me dice—Las dos te quedan bien, a ti todo te queda bien—sus brazos se abren para que yo me estrelle en ellos y eso hago—Te extrañe tanto—sus labios recorren toda mi cara
provocándome cosquillas y yo sonrío mientras la pego a mí.
—Yo también te extrañé mucho—mi boca hace lo mismo con su cara, pero esta vez sí chocan con sus labios—Estoy nerviosa
—¿Por qué? —ella comienza a jugar con mis mechones de pelo, los enrosca en sus dedos y después lo suelta.
—Quiero que todo salga bien, es la última oportunidad que tengo para hacer algo relacionado con la música cuando termine la universidad—es difícil hacerse un lugar en la industria de la música, y este concurso es una de las pocas oportunidades que se presentan en la vida, sería un poco más fácil si ganamos.
—Ganarán —me asegura—Ya verás que ganaras—me sonríe y vuelve a besarme.
...
Saltos en el lugar, crujidos de las manos al estirarse. Respiraciones
agitadas. Todo eso se puede ver detrás del escenario cuando estamos
esperando nuestro turno para tocar. Los grupos que quedan ya son muy buenos, no sé si estemos al nivel de ellos, pero, como dijo Claudio: Vamos a disfrutar del momento sin las presiones del premio, solo divertirnos una vez más en el escenario.
—¿Alguien ha visto mis baquetas? —pregunta Alvin alarmado y todos rodamos los ojos.
—Amor las tienes en la mano—le dice Camille y el chico observa sus manos para después soltar carcajadas.
—Te voy a estar apoyando desde el público, al lado de tu mamá y tu hermano—me dice Kori y yo asiento—Relájate—su mano me da masajes por mi brazo mientras me sonríe—Lo harás muy bien—me comenta y su sonrisa se ensancha.
Estamos dando vueltas por el mismo lugar, la banda que está cantando debe estar al terminar. Entonces, si terminan de cantar ya es nuestro turno. O nos llevamos la gloria o nos hundimos hasta el fondo. Espero que si no ganamos todo quede en un término medio. Mi teléfono comienza a sonar, trato de buscarlo en mi mochila.
Este no para de sonar.
—Sam ya nos toca—me avisa Paulo y yo asiento, todos caminamos en el centro del lugar para unirnos, como siempre Claudio dice algunas palabras.
—Espérate—le digo mientras contesto el teléfono.
“Sebastián falleció”
No sé qué más dijo la madre de Sebastián al teléfono, mi mente se
desconectó y solo me quede con lo importante “Sebastián falleció”.
—Sam—Paulo me sacude—Samantha—me sienta en una silla mientras escucho como le dice a Claudio “trata que otra banda pase”
—Sebastián falleció—susurro mientras mis ojos comienzan a arder, estoy aguantando las lágrimas, Sebastián no quería que llorarán por él, se merece eso—Ya no está—me rompo a llorar y Paulo me abraza, seguido de Claudio y Alvin.
—Sabíamos que esto podía pasar—me dice Claudio, el más sereno de los cuatro en estos momentos—Era una posibilidad muy fuerte—su mano me da palmaditas en la espalda tratando de que me sienta mejor, aunque, sus ojos también tienen lágrimas.
La vida es injusta, no se merecía eso, era una persona joven, llena de vida. No se merece morir, me niego a creer que ya no lo veré más, que no me contara alguna de sus frases raras, me niego a creer que no me subiré más con él en lo alto del edificio a ver el atardecer.
—No puede estar muerto—susurro mientras me quito las lágrimas
de la cara y me levanto de la silla—Tengo que ir al hospital—les digo,
pero justo una mano me sostiene.
—Su madre dijo que no podíamos ir—me dice Claudio me vuelve a sentar en la silla—En este momento no podemos hacer nada Sam—su rostro esta rojo, al igual que el de todos.
Es como si te hubieran abierto el pecho te hubieran sacado un pedazo de tu corazón, el corazón no es como el hígado que se puede volver a reparar. Un corazón roto siempre será un corazón roto, y, en este momento mi corazón está hecho añicos. Duele, duele como no tienen idea.
Mi garganta tiene un nudo que no me permite hablar. Solo puedo llorar y recordar los buenos momentos. Momentos que nunca en mi vida volverán ni se repetirán con nadie más. Sebastián es simplemente Sebastián, una persona que llega a tu vida para llenarla de alegría. Es un ser peculiar repleto de estrellas. Espero que pueda
convertirse en una, sería la estrella más brillante de todas. Yo tengo fé de que no sea solo cenizas o huesos, tengo fé de que mi amigo se convierta en un astronauta que descubra miles de galaxias como si de un pirata se tratara, tal vez sea así, tal vez sea un pirata espacial. Por lo menos, sé que estará bien, conocerá el espacio. Su sueño se cumplirá. Como dijo Carl Sagan.
“El nitrógeno presente en nuestro ADN, el calcio de nuestros dientes, el hierro de nuestra sangre, el carbono en las tartas de manzana…todos fueron creados en el interior de estrellas que
chocaron entre sí. Estamos hechos del material de las estrellas”
—Tenemos que salir al escenario—Claudio me avisa y yo niego—Sam—me suplica
—Claudio, no tengo ganas de ponerme a cantar ahora—es que, ¿no ve que se acaba de morir mi mejor amigo?
—Nadie tiene ganas de eso, pero, no creo que a Sebastián le guste que estemos aquí llorando en vez de darlo todo allá fuera—me dice y yo me limpio el rostro—¿No querías que Sebas nos escuchara cantar una de Queen?
—Pero ya no está—susurro y el niega.
—Estás muy equivocada—se agacha delante de mí y me sostiene mis manos—Sebas sigue aquí—señala mi pecho, justo el lugar donde está el corazón—Sebas está en cada uno de nosotros, en cada canción que cantamos, en cada suspiro y en cada latido. Sebas está aquí—señala la pulsera arcoíris que me regalo—Sam, cuando una persona deja huellas en el mundo, siempre se queda, de alguna forma u otra se queda. No creo que Sebastián te quiera ver así, ni a ti, ni a ninguno, pero, si creo que a él le gustaría escucharnos. Te tengo un regalo—me dice.
Claudio regresa con cuatro lazos, los lazos rojos con los que se apoyan la lucha contra el Sida, pero, en este caso no es rojo, es arcoíris. Nos entrega uno a cada uno.
—Sé que no es rojo—todos asentimos—Pero nosotros sabemos que significa, creo que debería abarcar más que el color rojo. Al final todos somos partes del Universo Arcoíris
Salimos al escenario, Claudio me da unas palmaditas en la espalda antes de posicionare detrás del teclado. Busco entre el público caras conocidas, las encuentro, no muy lejos del escenario se encuentra mi mamá junto a mi hermano y Kori, al lado de esta está Camille con, ¿el padre de Alvin? Por la forma en la que Alvin lo mira—su boca está abierta, muy abierta—supongo que es él. Los padres de Claudio
también están, ayudan a sostener los carteles gigantes que tienen con
nuestras caras.
Me arreglo el abrigo multicolor y acomodo el lazo que me dio Claudio en la correa de la guitarra. Todos estamos de blanco con alguna cosa arcoíris—sin contar el lazo—Los chicos me miran y
sonríen. Yo carraspeo y comienzo a hablar.
—Hola a todos—mi voz sale más quebrada de lo que esperaba—Espero que disfruten, somos The Last Wish.
El piano de Claudio comienza a sonar y en seguida me uno con mi voz.
Tonight I’m gonna have myself really
good time, i feel alive
And the world turning inside out yeah,
a floating around in ecstasy
So don’t stop me now
, don’t stop me now
Cause I’m having a good time,
having a good time
Me animo más al tocar la guitarra, estoy seguro que Sebastián estaría orgulloso de mí, de todos nosotros, estoy segura que si él estuviera aquí diera brincos por todo el lugar. Eso hago, imaginarme que le estoy cantando a Sebas y dar todo de mí.
I’m a shooting star leaping
through the sky, like a tiger
Defying the law of gravity
I’m a racing car passing by,
like lady Godiva
I’m gonna go, go, go
there’s no stopping me
I’m burning the sky yeah,
two hundred degrees
That’s why they call me Mr. Fahrenheit
I’m travelling at the speed of light
I wanna make a supersonic
man out you.
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