Capítulo 28
...Kori...
—Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos —leo pasando la página del libro —, te pareces al mundo en tu actitud de entrega. Mi cuerpo de labriego salvaje te socava y hace saltar el hijo del fondo de la tierra —me detengo cuando veo a Sam dormida.
Su pelo esta esparcido por toda la almohada. Abre y cierra la boca varias veces y se pasa la mano por la nariz. No puedo evitar reírme ante esa imagen. Se ve muy relajada y en calma.
Sinceramente creo que ha hecho mucho drama por su enfermedad, comprendo que es algo fuerte pero no es el fin del mundo. Es una persona joven que tiene la capacidad de seguir su vida con total normalidad.
Me levanto de la cama y salgo de la habitación me dirijo por el largo pasillo hacia la cocina, ya es un poco tarde y hace muchas horas mi estómago no siente nada. Me adentro en la cocina y abro las puertas del refrigerador y mis manos se posicionan en mi cintura mientras analizo que puedo comer. Saco una lata de refresco cuando siento la presencia de alguien a mis espaldas. Me giro y se encuentra mi hermano mirándome.
—¿Qué? —le cuestiono cuando ni siquiera pestañea, es que vivo von robots en vez de humanos—¿No tienes guardia en el hospital o algo que hacer?
Mi hermano es el orgullo de mis padres, el primogénito hijo, varón masculino que estudio su misma profesión, que cabe decir que fue el mejor estudiante de su curso y que le llueven mujeres interesadas en él, en cambio aquí estoy yo, la decepción de la familia. Me parece ridículo.
—¿Quién es esa chica? —me cuestiona levantando una ceja mientras saca un bote de mantequilla de maní del frio—¿Solo una amiga o tu nueva novia? —me dice moviendo ambas cejas de forma insinuantes—A papá no le va a gustar esto para nada—se carcajea y yo lo miro mal.
—Pues a papá tampoco le va a gustar enterarse de que su hijo le puso los cuernos a la hija de su mejor amigo—yo sonrió y mi hermano se pone serio—Deja de molestar—ruedo los ojos y cierro el refrigerados, me siento en una banqueta en la cocina y Mateo se sienta a mi lado a comer la mantequilla de maní
—No hay que llegar a los excesos Carolina—yo ruedo los ojos y bebo de mi lata de refresco.
—No te metas en mis asuntos entonces—suspiro y me levanto del asiento, justo cuando me iba a dar la vuelta para regresar al cuarto entran dos personas a la cocina.
Mi papá recuesta su maleta de trabajo sobre la isla de la cocina y se saca la camisa, su mirada da miedo, su cara esta roja y se le pueden marcar ligeramente las venas del cuello. Está enojado, eso es obvio. A su lado mi mamá se encuentra con los ojos entrecerrados sujetando el brazo de mi padre hasta que este se remueve y se suelta de ella.
—¿Tú no te cansas de hacernos pasar pena? —me cuestiona acercándose a mí—En serio Carolina—se sujeta el puente de la nariz y yo no entiendo ahora de que habla—¿Un tres? ¿Es en serio?
—¿Qué tiene de malo un tres? —le cuestiono y el me mira mal.
—Te juro que estoy a punto de dejar de pagarte la maldita universidad—da vuelta en la cocina y se vuelve a acercar a mí—¿Por qué no puedes tener un maldito cinco? ¿Por qué mierda tengo que ver que obtienes un tres de mierda y tu hermano solo cinco? ¿Por qué no puede ser como él?
—¡Porque no soy Mateo! —exclamo mientras aguanto las ganas de estamparle mi mano en su cara—¡No soy un maldito robot como ustedes tres! No soy perfecta—nuestra discusión es detenida por una chica que entro en el peor momento que pudo haber.
Todos se quedan mirando a Sam y esta solo los mira incomoda, obviamente a mi papá esto lo enoja más, su mirada está soltando chispas y sus nudillos están blancos de la presión que está haciendo en sus manos. Se pasa las manos por su pelo y da un golpe en la meseta de la cocina que hace estremecer a todos los presentes.
—En serio Carolina—se acerca mucho a mí, tengo que subir mi mirada para poder toparme con la de el—Qué vergüenza me das, es lo único que sabes hacer, dar vergüenza y provocar disgustos a ver si pue…—la chica a mi lado lo interrumpe y sé que se me viene un problema mayor después.
—¿Se puede callar? —le cuestiona a mi padre y Mateo abre los ojos como si hubiera visto a un fantasma—Aquí el único que da vergüenza es usted—le dice Sam y mi papá eleva su ceja, no le gusto para nada eso—¿No le da vergüenza tratar a su hija de esa forma tan asquerosa? —suelta una carcajada y todos la miramos confundidos—Es que, ¿qué se puede esperar de usted?, un señor tan autosuficiente y con tan poca empatía. Para colmo la única valiente de esta familia a mi parecer es la que le da “vergüenza” a usted. ¿Le da vergüenza o simplemente es la única que le ha llevado la contraria con su mandato abusivo y desconsiderado? Sera que no la puede gobernar y por eso está en este plan de imbécil—vuelve a soltar una carcajada lo que esta vez menos sonora que las anteriores—Esto no es una dictadura, deje de molestar y yo que usted invierto su tiempo en ser una mejor persona, falta le hace.
Samantha sale de la cocina y a paso rápido se dirige a la puerta, un fuerte estruendo hace cuando la cierra abruptamente. Todos se me quedan mirando y yo no sé dónde meterme. Mi papá me mira pidiendo una explicación y yo huyo despavorida hasta mi cuarto. El único maldito lugar en el que estoy a salvo de tantos metros que tiene esta casa.
Hola, ¿cómo andan? ¿Qué tal los lleva la vida? Espero que bien😘
Oigan, ¿les parece bien que Kori aguante esas cosas o debería contestarle ya?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro