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CAPITULO 29

Misión

Hugo

Tres días después...

El gran salón del Palacio Real estaba abarrotado de periodistas y cámaras en el día de hoy. 

El Rey Alexandro y la Reina Geneviene se encontraban sentados juntos, con semblantes serios que reflejaban la preocupación que los había dominado en los últimos días. A su espalda, los estandartes reales ondeaban con solemnidad. Cuando el Rey tomó la palabra, el silencio en la sala fue absoluto. 

—Queridos ciudadanos, nos dirigimos a ustedes en un momento de gran preocupación para nuestra familia y para la nación. Como saben, nuestras hijas, las princesas Eleanor, Isabella y Amelia, enfrentan una delicada situación de salud tras su colapso físico al regresar al palacio después de la ceremonia de la Pascua Militar. 

La Reina Geneviene tomó el micrófono con un tono grave, pero sereno. 

—Tras ser atendidas por el equipo médico real, se ha identificado que nuestras hijas podrían estar enfrentando un virus desconocido, cuya naturaleza aún está siendo investigada por especialistas. Por recomendación médica, han sido puestas en aislamiento estricto y están recibiendo atención por parte de los mejores profesionales del país. Su traslado al Palacio de Nefalia ya está en marcha, donde tendrán acceso a recursos más avanzados para garantizar su recuperación. 

El Rey hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran en el público antes de continuar. 

—También somos conscientes de los rumores que han circulado en torno al compromiso de nuestra hija mayor, la princesa Amelia. Sabemos que esta situación ha captado la atención pública y ha generado especulaciones que, lamentablemente, han añadido más presión en un momento ya difícil para nuestra familia. 

La Reina, con los ojos visiblemente húmedos, tomó la palabra con firmeza. 

—Queremos dejar algo claro: nuestra prioridad en este momento es la salud y el bienestar de nuestras hijas. Les pedimos respeto y comprensión mientras navegamos por esta difícil situación. Los asuntos personales de la princesa Amelia son privados y serán manejados dentro del seno familiar. Lo que les pedimos ahora es su apoyo y paciencia mientras ellas se recuperan. 

El Rey concluyó el comunicado, su voz grave resonando en la sala. 

—Confiamos en que nuestras hijas, con la fortaleza que las caracteriza, superarán este desafío. En nombre de la familia real, agradecemos profundamente las muestras de apoyo y cariño que hemos recibido de todos los rincones del país. Les aseguramos que estaremos informando cualquier novedad importante. 

Sin aceptar preguntas, ambos se levantaron y abandonaron el salón, dejando a los medios sumidos en un frenesí de especulaciones y titulares sensacionalistas. 

****

—¿Cuándo se van? —La voz de Sophia se cuela en mis oídos justo cuando termino de empacar mi maleta. 

—Dentro de poco. Viajaremos al Palacio de Flores para reunirnos con las chicas. 

—El rey dijo en su comunicado que estaban en el Palacio de Nefalia. 

—No. Las chicas fueron trasladadas ayer al Palacio de Flores. El rey me confirmó hace unos minutos que anoche mismo despertaron. Nos reuniremos con ellas una vez que lleguemos al palacio para avanzar con el plan. 

Centro mi mirada en el televisor de mi habitación al escuchar la voz de una periodista hablando sobre la familia real. 

*"Buenas tardes, interrumpimos nuestra programación habitual para actualizarles sobre la situación que tiene al país entero en vilo: la crisis en la familia real. En un comunicado oficial emitido hoy desde el Palacio Real, los Reyes confirmaron que las princesas Eleanor, Isabella y Amelia se encuentran en aislamiento tras haber contraído un virus desconocido. Sin embargo, la atención no solo está centrada en su salud, sino también en los escándalos personales que rodean a la princesa Amelia, cuyo prometido, el príncipe Felix de Xelia, enfrenta nuevas acusaciones de infidelidad."* 

La imagen en pantalla cambia para mostrar fotografías filtradas recientemente. En una de ellas, el príncipe Felix aparece cenando en un restaurante exclusivo de París, aparentemente en una cita romántica con una mujer desconocida. Otra imagen lo muestra abrazando a una tercera mujer en un evento privado. 

—Estas nuevas imágenes, filtradas en las últimas horas, muestran al príncipe en situaciones comprometedoras con al menos dos mujeres diferentes, además de la hija del embajador francés, quien fue la primera en ser relacionada con este escándalo —anunció la presentadora con tono grave. 

El analista de realeza, invitado al estudio, intervino: 

—Esto va más allá de un simple escándalo. Estas revelaciones no solo afectan a la princesa Amelia en lo personal, sino que también ponen en peligro la percepción pública de la monarquía. Amelia no es solo una figura militar destacada, sino también un símbolo de modernidad y fortaleza en la familia real. Este silencio sobre las infidelidades del príncipe es alarmante y podría interpretarse como una falta de apoyo hacia ella. 

La presentadora asintió antes de continuar: 

—Hasta el momento, ni la princesa Amelia ni el príncipe Felix han hecho declaraciones públicas sobre las acusaciones. Sin embargo, el silencio de la familia real, combinado con las recientes noticias sobre la delicada salud de las princesas, ha generado una ola de especulaciones. ¿Está la monarquía intentando ocultar una crisis interna mayor? 

El noticiero mostró imágenes de manifestaciones públicas frente al Palacio Principal de la familia real de Xelia. Varias personas sostenían pancartas con mensajes como *“Apoyo a Amelia”* y *“La verdad debe salir a la luz”*. 

—La situación está escalando rápidamente —añadió el analista—. Si la familia real no aborda directamente estos rumores, podría enfrentar una crisis de credibilidad a largo plazo. Además, la salud de las princesas y este escándalo se están entrelazando, lo que solo alimenta la especulación de que la presión emocional está cobrando factura en Amelia. 

Apago la televisión, sintiendo una creciente alarma en mi interior. 

—Titi, ¿en qué palacio estás? —pregunto preocupado, pero no recibo respuesta—. ¡Titi, responde! —insisto asustado—. ¡¡SOPHIA!! 

Tras unos segundos, escucho un murmullo al otro lado. 

—¡Sophia! ¿Estás ahí? ¡Respóndeme! 

—Sí... —su voz suena somnolienta, y mi mundo vuelve a enfocarse. 

—¿Por qué no respondías? 

—Me había quedado dormida. Tus gritos me despertaron. 

—¿Dormida? Son las cuatro de la tarde, pequeña. 

—Anoche no pude dormir bien después de la discusión que tuve con Felix. 

—¿Discutiste con Felix? 

—Sí. Vino a enfrentarme porque, según él, fui yo quien filtró las fotos con sus mujeres. 

—Negaste todo, me imagino. 

—Por supuesto. Además, la culpa es suya por andar con una y otra. Debería estar agradecido de que no le envié a tu hermana fotos de los hijos ilegítimos que tiene en el reino. 

—Titi, cuídate —le pido, sintiéndome impotente por no poder hacer nada desde aquí. 

—Lo haré, no te preocupes. 

—Prometo volver a ti una vez que termine mi misión. 

—En el jardín de girasoles. 

—En el jardín de girasoles —concuerdo, sonriendo ante el recuerdo de aquel lugar, donde nos conocimos de niños en la casa de campo de su familia. 

Tocan la puerta y me despido de Sophia para ir a abrir. 

Kathe, James y Lily están afuera, esperando con sus respectivos equipajes. 

—¿Listo? —pregunta James. Asiento. 

—Busco mi equipaje y podemos irnos. 

Giro sobre mis talones para recoger mis cosas, observando el lugar por unos minutos antes de salir. 

—Hay un auto esperándonos afuera del palacio —informa Kathe, y todos avanzamos hacia la salida. 

Honestamente, me sorprende el equipo que han formado estas chicas para la misión. 

Al final, Isabella eligió a Katherine y a mí para ir al reino de Valtoria e infiltrarnos en la escuela militar de Tierra. 

Liliana y James fueron los elegidos de Eleanor para viajar al reino de Xylonia. 

Debo admitir que, a pesar de todo, me preocupa el equipo que terminó eligiendo Eleanor para la búsqueda, ya que, cada vez que veo a esos dos juntos, me da jaqueca. No paran de discutir como niños pequeños. 

James molesta a Lily, y ella no pierde oportunidad de golpearlo en respuesta. 

Espero que Eleanor esté bien, porque con estos dos temo por su seguridad. Incluso estoy pensando en mi propio martirio con Isabella liderando mi equipo. 

Esa pequeña revolcosa... Siento que, fuera del palacio, nos va a causar muchos problemas. Aún no supero cómo pudo sobornar a los guardias para llevar comida a las habitaciones en las noches, haciendo que todo el grupo se durmiera tarde y tuviera bajo rendimiento al día siguiente. Eso nos costó varios castigos. 

Solo pido paciencia para poder solucionar todo esto y que Isabella se comporte lo mejor posible. 

*** 

Cuando llegamos afuera del palacio, subimos al coche que nos esperaba para ir al aeropuerto con rumbo al Palacio de Flores. 

Tras un vuelo de unos treinta minutos y otros cuarenta de trayecto en auto, llegamos, para nuestra sorpresa, a lo que parece una mansión de campo. Nos desconcierta, pues creíamos que nos dirigiríamos al Palacio de Flores. 

Lo primero que escuchamos al bajar del auto son los gritos de Isabella, que corre hacia Kathe para envolverla en un abrazo. 

—¡Cariño, me hacías tanta falta! —exclama con una sonrisa de oreja a oreja—. ¿Has visto los medios? ¡Somos noticia internacional! Qué locura. 

—Isabella... —digo, completamente perplejo. Su cabello castaño, grueso y abundante, que le llegaba a la cintura, ahora es negro y le cae hasta los hombros. 

—Hugo —responde con una pequeña sonrisa, aunque algo triste. Puedo notar que le cuenta a su amiga lo ocurrido con su cabello. 

Un grito me pone en alerta, y veo a Eleanor envuelta en un abrazo de Lily, que no para de preguntar por su nuevo tono cobrizo. 

—Chicas, bajen la voz —pide una voz femenina. En la entrada aparece Amelia con su distintivo cabello rubio—. Me alegra que hayan llegado bien. Pasen adentro para instalarse. 

Hacemos lo que nos indica y llevamos nuestras maletas hasta el living. La mansión es bastante grande y acogedora. 

—Bienvenidos a mi casa —dice Amelia una vez que estamos todos reunidos—. Pueden descansar antes de la reunión general que tendremos luego de la cena. 

—Disculpa... ¿No íbamos a reunirnos en el Palacio de Flores? —me atrevo a preguntar, ya que esa fue la última información que recibí de Su Majestad. 

—Sí, pero las cosas se complicaron. El palacio está rodeado de periodistas y medios de comunicación, así que, por precaución, decidimos reunirnos aquí. Además, tener algo de privacidad nos ayudará con los cambios físicos que hicieron mis hermanas —explica con una sonrisa triste. En ese momento noto lo comprometidas que están todas con la búsqueda de la flor. 

—Sus habitaciones están en la segunda planta. La primera puerta a la izquierda es la de las chicas, y la de la derecha, la de los chicos —añade. 

*** 

Un par de horas después, tras haber cenado en un ambiente relajado, iniciamos la reunión en el salón principal. 

La sala está llena de mapas desplegados sobre una enorme mesa de madera oscura, rodeada por las princesas Eleanor, Isabella y Amelia. 

A pesar de su semblante pálido, Amelia preside la reunión con la misma autoridad que ha demostrado desde que la vi por primera vez en un acto oficial. 

Levanta la vista y, aunque su voz suena más débil de lo habitual, es firme al llamar nuestra atención. 

—Estamos enfrentando una amenaza sin precedentes. Este virus no solo ha golpeado nuestro reino, sino también nuestra estabilidad como nación. Es esencial que actuemos rápido para evitar sus consecuencias. 

Eleanor, de pie junto a ella, cruza los brazos y nos mira con seriedad. 

—La clave está en la flor medicinal conocida como la Flor de Ensueño, que solo crece en dos territorios: el reino de Xylonia y Valtoria. Sin ella, no podremos desarrollar una cura. Hemos trazado un plan para dividirnos y cubrir ambas áreas simultáneamente. 

Isabella da un paso adelante, sus ojos reflejan determinación. 

—Yo lideraré la operación en Valtoria. Hugo y Kathe se infiltrarán conmigo en el grupo de intercambio del ejército de Tierra, que partirá mañana. La escuela militar de Valtoria está en las montañas orientales, donde se encuentra la flor. Sabemos que es una región peligrosa, pero no tenemos otra opción. 

—He estudiado las rutas y la estructura militar de Valtoria —continúa—. Si ocurre una emergencia, tengo contactos dentro de la escuela que pueden ayudarnos. 

Katherine, con su expresión serena, añade: 

—Nuestra prioridad será obtener la flor y salir lo más rápido posible. Tenemos entrenamiento en infiltración, así que confíen en nosotros. 

Eleanor asiente y señala el mapa de Xylonia. 

—Mientras tanto, yo lideraré el equipo que se infiltrará en la academia naval de Xylonia. James, Liliana y yo nos haremos pasar por cadetes extranjeros. Esa academia tiene acceso exclusivo a los bosques donde crece la flor. Será riesgoso, pero tenemos contactos en la armada que podrían ayudarnos a movernos con discreción. 

James, con su sonrisa confiada, interviene: 

—Conozco a varios oficiales en Xylonia que aún me deben favores. Eso nos dará ventaja dentro de la academia. Además, Liliana y yo cubriremos a Eleanor si las cosas se complican. 

Liliana, con su actitud decidida, añade: 

—La misión requiere disciplina y rapidez. Estaremos listos para cualquier eventualidad y para proteger a Eleanor. 

Todos miramos a Amelia. Sabemos que no participará en la misión, algo que claramente le pesa, pues su rostro se descompone un poco al escucharnos. 

Respira hondo y habla con dificultad, pero sin titubear. 

—Mi deber es quedarme aquí. Mi presencia será crucial para mantener la estabilidad del reino. No puedo abandonar a nuestra gente y... —su voz se quiebra ligeramente, pero sigue— debo enfrentar las consecuencias del escándalo que ha sacudido a nuestra familia. Algún día, no podremos seguir en silencio. 

Isabella se acerca y le pone una mano en el hombro. 

—Amelia, haremos lo necesario para traer esa flor. 

Eleanor nos mira con firmeza. 

—Chicos, esta no es solo una misión militar. Es personal. Si fallamos, nuestro reino perderá más que la cura: perderá la confianza de su gente. Debemos contar los unos con los otros. 

Asentimos al unísono. 

Eleanor se endereza y da la última orden: 

—Prepárense para partir al amanecer. Y recuerden: volvemos con la Flor de Ensueño o no volvemos en absoluto.

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