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꯴ ̸᩠ Capítulo 2 .

A veces aparecen en tu vida personas que te hacen sonreír con solo respirar, como Cristina. Hoy se cumple exactamente un año desde que comenzamos a salir. No sabría explicarlo con palabras, ella me hace sentir extrañamente feliz. He decidido citarla en el sitio en el que nos conocimos. Recuerdo perfectamente el momento en el que nuestras miradas se cruzaron entre la gente y las luces de colores. Poco sabía yo lo que iba a suceder en ese entonces. Nunca fui muy buena socializando ni hablando en general. Ella se acercó a la barra, me pidió una piña colada y comenzó a contarme historias. No he olvidado ninguna de ellas.

Criss: Ya salí de la uni.
Criss: Me tomo una ducha rápida, me pongo ropa bonita y voy para allá.
Criss: <3

Los mensajes aparecieron uno detrás de otro en la pantalla de mi móvil. Sonreí casi sin darme cuenta y le envíe una foto de la mesa en la que estaba sentada junto a un "Te espero" y un corazón. Dejé el móvil boca abajo y cerré los ojos un rato para relajarme. Secuencias de este último año empezaron a desfilar por mi memoria, había sido muy bueno, como nunca antes. Ella era la primera persona a la que me atreví a acercarme después de lo ocurrido con Alex y anteriormente con Elena. Todos en el orfanato me culparon a mi. Asesina, me llamaron, bruja, psicópata. Yo solo tenía trece años y no lo era. Yo los amaba. Sin querer, evoqué la desagradable sensación que tuve cuando vi su muerte. Las manos me empezaron a sudar y sentía fuego correr por mis venas. No. Nunca es bueno volver al pasado. Tomé una bocanada de aire y intenté pensar en otra cosa, más agradable. Lo había hecho ya tantas veces que debería resultarme ridículamente fácil. Pero no. En vez de desaparecer, las sensaciones de opresión iban intensificándose. Ya no podía abrir los ojos, me costaba respirar. Temblaba de pies a cabeza y sentía ese ardor en el pecho, en el cuerpo, recorriéndome. Quería llorar, quería gritar. No podía hacer ninguna de esas dos cosas. Escuché algunas voces lejanas haciendo eco en mi cabeza: "Señorita, ¿se encuentra bien?", "Llame al 112 por favor.","...". Desaparecieron, junto a mis pensamientos.

Al principio, la imagen era borrosa, pero poco a poco todo se fue volviendo más claro. Me daba vueltas la cabeza y el olor a carne quemada no ayudaba a controlar mi mareo. Delante de mi había una puerta, como las otras veces. No quería abrirla, pero no tenía otra opción. Giré la manilla y me adentré en el lugar. Hielo, frío. Nunca seré capaz de explicar con palabras lo que sentí al verla. Su cuerpo estaba tirado inerte en la bañera, atravesado por trozos de cristal. El agua de la ducha iba llevándose la sangre que salía de sus heridas. Su expresión carecía de toda la chispa y alegria que una vez tuvo. Apoyé una de mis manos temblorosas en mi abdomen. Quería llorar, sentir la desgarradora pena que tal escena provoca, pero no podía. Todo en mi estaba congelado.

Poco a poco las voces iban volviendo, sentía como alguien me cogía de los brazos y intentaba hacerme despertar. De nuevo me encontraba en el bar. Ya no me ardía la piel, ya podía respirar. Pero la sonrisa que decoraba mi rostro hace unos minutos, jamás la volvería a tener.

"Ha despertado." "¿Cómo está?" "¿Cuánto le falta a la ambulancia para llegar?" "Se ve muy pálida." "Que alguien le traiga un vaso de agua".

Alrededor de cinco personas estaban encima mía preocupándose por si de verdad había vuelto a la consciencia. No puedo lidiar con esto ahora mismo. Sin decir una palabra aparté todas las manos que pude y intenté escaparme. Un hombre me agarró del brazo.

—No se puede ir. La ambulancia está en camino. —sus ojos grises eran penetrantes. No me miraba con preocupación, había algo retorcido en su semblante.

—Estoy bien, gracias —me zafé de forma brusca de su agarre y continué caminando hacia la salida.

—La acompañaré fuera —insistió intentando alcanzarme con su mano de nuevo.

—No quiero —contesté sin siquiera girarme. Suerte que había muchas personas en el lugar y pude deslizarme entre ellas utilizándolas como barrera humana contra ese hombre.

Salí del local. El nudo de mi garganta se iba intensificando con cada paso que daba. Quería ir a su apartamento, ver si lo que había presenciado era solo un delirio de mis propios temores. Pero sabía que todo era real, siempre lo era.

Caminé durante más de una hora sin un rumbo establecido. Estaba perdida. Mi móvil comenzó a sonar en mi bolsillo, el tono de llamada que antes me parecía muy entretenido ahora irritaba cada partícula de mi ser. Lo saqué con cuidado, era un número largo, yo soy su contacto de emergencia. Lo apagué y lo tiré en una papelera cercana. Me acusarán, yo seré la culpable de su muerte y no podré soportarlo.

. .

Miraba frenéticamente de un lado a otro en el aeropuerto. Es muy reciente, no podrían atraparme ¿verdad? Algunas personas que pasaban cerca me miraban con un brillo extraño en sus ojos, quizá mi semblante no era el mejor.

Mis manos frías temblaban con el billete que había comprado. Este era el único vuelo que partía ya y tenía un lugar disponible. Leí de nuevo lo que ponía "Madrid-Barajas — Oslo (Gardermoen)". No entiendo porque no nos llaman ya, la espera me puede. Una vez arriba el peligro habrá disminuido. Y una vez en Noruega, nadie creerá que soy una asesina. Yo me olvidaré de ella, nunca más hablaré con nadie. Nunca más me acercaré a alguien. Porque todo aquel que conozco acaba sufriendo un accidente que lo lleva a su muerte. Quizá por eso no tuve padres y crecí en un orfanato. Por eso cada amistad significativa que he llegado a tener ha acabado en tragedia. Por eso Cristina está muerta. Llevo la desgracia allá donde vaya.

Finalmente subí al avión. No pude optar por un asiento cerca de la ventanilla, pero fue un alivio estar rodeada de personas que se centraban en sus propios asuntos. La mujer que se sentó a mi lado me echó un par de miradas y sacó un libro de Poe para leer. Agradecí que no quisiera hablarme, no habría soportado a alguien simpático en este momento.

El viaje iba a ser largo, hice todo lo posible para no sumirme en mis pensamientos. No los necesitaba. Tampoco necesitaba sentir. Con el alma vacía me dejé llevar por el cansancio en aquel asiento de avión. En ese momento no era consciente, pero al aceptar que yo era la causa de la muerte de mis seres queridos desbloqueé algo salvaje en mi interior que llevaba muchos años dormido.

Holaaaa 😭💖💖💖.
Estoy súper emocionada por empezar ya con los capítulos, espero que les haya gustado este "primer" segundo capítulo.

Si es así, no olviden dejar una estrellita y un comentario como forma de apoyo. 🫶 Me encantaría saber que es lo que piensan sobre la protagonista ¿un poco rara no?

¡Nos leemos en el siguiente!

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