Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 26: la noche esperada

Una vez que me había arreglado me sentí como si formara parte de un cuento de hadas en el que todo pudiese encajar a la perfección. Desde luego me sentía más que agradecida al usar los tacones que encargó Sofia que sin embargo eran algo incómodos por lo empinado que se mostraban. Ana había confirmado que esos eran los indicados para un vestido de noche y que sin duda una verdadera dama nocturna no puede usar converses. Me observaba las veces que fueran necesarias en el espejo sin poder reconocerme, esto era un límite infranqueable, no podía dejar de preguntarme si la chica que en realidad era podía tener más suerte que cualquiera aunque fuese a la increíble fiesta de Dylan Mosquew.

Enseguida mi teléfono comenzó a vibrar nuevamente por si solo.

- ¿Si?- respondí muy concentrada sin parar de dar vueltas sobre mi misma.

- Estoy afuera.

- No pensé que me llevaras.

- Lo sé, pero tengo que asegurarme de que no te escapes de esta así que sube a la limosina- el ruido de una bocina me desconcertó por un segundo. Me asomé por la ventana sin poder creer lo que veía. ¿Entonces Sofia me llevará?.

- No creo que halla espacio- comenté tartamudeando.

- ¿Enserio?, porque Paulina y Francia tan sólo ocupan una esquina y se que no eres rechoncha en lo absoluto- su voz se escuchó como si estuviera a punto de reírse.

A quién engaño, desde cuando a Isis Hathor le importa lo que los demás piensen, aunque no lo conozca siempre es bueno hacer el intento como decía la lunática de mi Tia. Colgué la llamada y bajé con mucha calma más contenta que nunca. Esta era una increíble oportunidad que no debía desaprovechar y desde luego yo solo quiero divertirme con mi mejor amiga.

William me observó de pies a cabeza con los ojos en blanco. Pobre niño.

- ¿A donde irás?, estas muy...

- ¿Linda?.

- Elegante diría yo, ¿porqué negro?, ¿no te gustaba el blanco?.

- Ja ja que gracioso- solté con disimulo.

- No me digas que enseguida regresarás por favor, la casa estará bien- comentó el niño ruborizado.

- ¿E incluso las galletas y el helado?- solté una carcajada al mismo tiempo que el reía- Tal vez te lleve algo, no prometo nada- comenté mientras caminaba hacia la puerta a paso normal.

La bocina volvió a sonar.

- Debo irme, estaré con una amiga en la mansión Rockefeller festejando, las reglas- comencé.

- No contestar el teléfono si llama alguien y mantenerme escondido y en silencio, si, ¿algo más?- preguntó impaciente.

Lo miré con cara de sorprendida. Esto ya era un hábito.

- Creo que te esperan...- comentó el niño algo decaído.

Lo abracé y le planté un beso en la cabeza como si fuera de mi familia, aunque ya comenzaba a formar parte de mí.

- Adios.

- Que la pases bien - respondió al mismo tiempo que cerraba la puerta. Me apresuré para llegar a la iluminada limusina que tenía la puerta abierta mientras el frío aire condicionado se escapaba. Extrañamente me sentía como una muñeca My scene una vez que estuve dentro de ella. Ana se encontraba hablando de algo serio con Paulina mientras ambas no se daban cuenta de que ya me había subido. Cerré la puerta de un trancazo y la primera en observarme fue Paulina que acarició sus rubios bucles mientras endulzaba su expresión.

- ¡Aleluya! Pensé que ni te acercarías pues- comentó Sofia con cara de diversión.

Sonreí tímidamente mientras Paulina asentía de un saludo sutilmente.

- Sis, esos eran los tacones de los que te estaba hablando, Isis enseñárselo a Paulina- ordeno Sofia.

Levanté un poco mi falda extendiendo la pierna para que lo notase. Me sentí un poco incómoda al hacerlo sin saber porqué.

- Están preciosos, me hubiera gustado estar en la Town House de tu Tia durante ese momento. ¿Quién sabe? Tal vez pudiese haber encontrado los míos - soltó con una carcajada.

- Isis siéntate junto a nosotras, no me gusta verte de frente con tanto espacio.

Enseguida me senté junto a Ana hasta notar que había una chica acostada del mismo lado en el que me encontraba.

- ¿Quien es ella?- pregunté algo confundida.

- Francia - contestó Paulina como si la hubiese llamado. La chica se volvió hacia donde estábamos acurrucando la cabeza entre sus manos. Por suerte el vestido el cargaba era lo suficientemente largo para ocultar sus piernas durante la pose en la que dormía.

-¿Que pasa? ¿Ya llegamos?- preguntó una vez que había bostezado.

- No pero Isis preguntaba por ti - respondió la rubia de cabello teñido.

- Francia no pudo dormir durante toda la noche debido a la publicación de su nuevo libro así que por eso la verás recuperando algo de sueño.

- Oh...- murmuré con sorpresa- No sabía que eras escritora.

- Planea serlo- corrigió Paulina.

- ¿Como se llama tu libro?- pregunté sin poder ocultar la curiosidad.

- Relativamente es un códice- aseguró con voz dormilona- le decidí llamar "La sombra prohibida".

De tan sólo escuchar el nombre mi interés se mantuvo atento.

- Valla, nada mal y ¿a que viene ese códice?.

Ana y Paulina intercambiaron miradas. ¿Dije algo malo?

- Es sobre... Blasfemias y ese tipo de cosas- respondió Ana.

- No es Blasfemia, es algo de lo que estoy segura que tendrá más importancia aunque no lo veas Sofia- contestó amargamente la de pelo negro- Quiero revelar una clase de secreto, algo del más allá de lo que muchos podrían discriminar parte de la ficción pero sin embargo es real, muchos no lo ven. Los animales pueden estar entre ellos o tal vez al revés.

- ¿Te refieres a lo antinatural cierto?- curiosee.

- Nada lógico niña, escribe algo mejor como... ¡Oh ya sé! El diario de una princesa - se señaló así misma- Y la protagonista podría ser yo y hablarías también de Paulina y sobre mi lujosa vida, incluyendo a chicos guapos.- añadió con mucho gusto.

No quiero ni imaginar eso.

- Lo siento pero esta historia estará a punto de publicarse una vez que la editorial halla corregido todo niñas.- respondió mientras se acomodaba para tomar un vaso y servirse una bebida de botella.

- Sírveme a mi también- Añadió Paulina.

- No alto, no quiero que entren ebrias chicas, tenemos que mantener nuestro estatus, recuerden- soltó Sofia mientras recogía un poco la ancha falda de su vestido.

- Isis por curiosidad... ¿Tu vestido de que color es?- preguntó la rubia.

Miré el vestido por un segundo y me hice una duda comparando si realmente era azul o negro. La poca luz que había alumbrando me hacia ver el vestido como si fuera una especie de azul marino.

- Supongo que es azul marino ¿no?- contesté dudosa.

- Me gusta ese color - replicó Francia.

Sofia volteó la cara en un instante haciendo como si no hubiera escuchado nada con los ojos en la ventana.

- chicas, dentro de poco vamos a llegar así que debemos ir preparándonos- añadió Sofia mirando de reojo mi vestido.

¿Ahora que le hizo mi vestido?.

Se puso un antifaz en los ojos y sostuvo un abanico en su mano en conjunto del mismo color del vestido.

- Uh que interesante máscara- comentó Paulina.

- De esa forma nadie te reconocerá - añadió Francia luego de bostezar.

- Lo sé- extendió la mano pasando dos máscaras del mismo color del vestido de cada una- Por eso me aseguré del color de sus vestuarios.

Se volvió hacia mi y me tendió una también- ¿Pensaste que me olvidé de ti?.

Negué con la cabeza mientras me colocaba el antifaz sin cuidado a diferencia de las otras chicas.

- ¿Acaso no te arreglaste el cabello?-preguntó descaradamente.

- Simplemente me lo cepillé un poco dejándolo a su volumen natural, no me gusta quemarlo y mucho menos dañarlo con esos productos.

Ana me miró incomprensiva y enseguida le susurró algo al oído a Paulina. La rubia se levantó y se sentó junto a mí llevando un cepillo a la mano. Me volví hacia ella con cara de ¿que haces? Apenas tocó las punta de mi cabello.

- Te haré unos bucles naturales- comentó Paulina.

Sofía con una pequeña luz de su celular iluminó mi rostro estudiando cada parte de él.- Ni siquiera te maquillaste, tus pestañas están despeinadas no han sido tocadas por el rímel niña, que descuidada eres- sacó de un pequeño cajón de la limusina un pequeño estuche de maquillaje que por dentro tenía de todo lo necesario como la base, sombra, polvo, lápiz etc...

No pude evitar mirar con asombro. Sin el maquillaje no vives amiga. Sofía comenzó a trabajar como una estilista en apuros arreglando mi rostro al igual que Paulina con mi cabello, mientras Francia volvía a dormirse.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro