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Capitulo 22

- ¿Cuatro?- pregunté nuevamente con asombro- ¿y que edad tienen los otros?.

- Uno tiene dieciséis o diecisiete no estoy seguro, el se escapó cuando tenía nueve años y nunca supimos nada de él.

- Guao- exclamé sin palabras- ¿y el otro?.

- Murió en el parto porque nadie estuvo pendiente de mamá- bajó la cabeza avergonzado y a la vez infeliz.

- Como lo ciento Will, de seguro tuviste una infancia poco tratable.

El niño simplemente no dijo nada más sin ganas de recordar su pasado.

Que no sepa mucho de su madre es grave, que nunca halla conocido a su hermano es curioso y que nadie halla estado pendiente de su madre debió ser algo trágico tanto como para ella como para el bebé. El hermano mayor de Will era el único que podría estar pendiente de él, pero aún así se resignó a cuidar de su propio hermano cuando su madre casi nunca aparecía y su padre era afectado posiblemente por drogas y alcohol- señalé- Un orfanato podría acabar con análisis y muestras de sangre sólo para rastrear a sus padres, no muchos suelen reaparecer a las personas más buscadas de esa forma, pero apenas revisen el historial todo empezará con mis incógnitas parando en un Psicologo infantil.

Enseguida el teléfono de la casa comenzó a sonar y rápidamente lo atendí con la certeza de que sea mi madre. A veces su falta de asistencia me ponía los nervios de punta con sólo pensar que le pudiese pasar algo malo.

- ¿Hola?

- Isis cariño, tengo algo que decirte y no te vallas a enojar .

Oh no. Eso ya es malo. Inspiré aire profundo y lo solté de manera prevista.

- Ahora que pasa.

- Estoy ayudando a Jackson para un proyecto de publicidad- soltó con dificultad.

Una sonrisa se curvo entre mis labios, Jackson era un buen hombre del todo.

- Valla que bien.

- Si... Pero hay un problema. El proyecto se realizará en Virginia y Jackson me ofreció que lo acompañase.

Me tomé un minuto para pensar.

- Valla, pero... Virginia esta bastante lejos- exclamé.

- Lo sé, y tendremos que estar con cinco días de anticipación.

- Espera, espera ¿a que te refieres?, ¿significa que no estarás aquí por varios días?- pregunté atónita.

- Bueno... En realidad por diez días, y si es necesario me quedaré en casa de Ana.

¿Diez días?. Guao. Diez días de soledad junto a William y mis libros, algo que nunca hubiera pedido pero que sin embargo podría valer la pena.

- De acuerdo- respondí sin más- que te valla bien mamá, oh y será que me podrías traer... Si lo consigues un libro.

- ¿Un libro?

- Yeah, se llama "Yo antes de ti" - espero que lo encuentre, es uno de los libros que últimamente ha sido el más leído.

- Mmm... Vale, veré si te lo encuentro pero no prometo nada, estaré pendiente cuídate.

- Tu igual, hasta pronto - colgué con una tiesa sonrisa.

Volví a tomar asiento junto a William retomando lo que habíamos conversado.

- ¿Ha ocurrido algo?, me tengo que esconder ¿verdad?

- en lo absoluto - respondí muy tranquila. Su expresión se reveló más calmada y aliviada.

- Acabo de hablar con mi madre, no estará en casa durante unos diez días así que puedes ir despidiéndote del armario y andar con más tranquilidad.

Soltó una sonrisa e hizo un gesto del típico niño que acierta todo- "Yes".

- Pero ¿acaso no le dijiste a tu madre sobre mí?.

- No, ya te dije porque- respondí seria.

- ¿Y si algún día me llegase a ver por mala casualidad?, se lo tomaría peor y se enteraría de que le has estado mintiendo Isis.

Hubiera pensado en eso. Mi madre no era de razonar y si ese día llegase a ocurrir no quiero ni imaginar lo que pudiese pensar de mí.

- Entonces tendríamos que ser más precavidos- respondí buscando una solución.

- ¿No has pensado en decírselo?.

Negué con la cabeza. Si se llegara a enterar de que hay un niño en la casa dudo que me llegase a creer estando a esos extremos.

- Me parece que sería algo peligroso, no sé.

El joven tomó aire reposando su cabeza sobre sus brazos, estando en posición de descanso.

- Lo mejor sería intentarlo, digo, antes de que pase algo peor- comentó.

Se nota que es muy consiente de la realidad para ser un niño, y sin duda no era mentira que tal vez tuviese toda la razón.

Suspiré derrotada y accedí.

- Te propondré algo joven Will- enseguida alzó la cabeza como un perro buscando a su dueño- Si me hablas más sobre tus padres y me ayudas con lo que te pido.... - cerré los ojos con fuerza sin creer lo que estaría a punto de decir- Le diré a mi madre lo que está ocurriendo e incluso, te la presentaré.

Me observó impregnado de mi misma, sus ojos grisáceos reflejaban su forma de pensar como niño bueno.

- ¿Y como me aseguro de que no sea mentira? - inspeccionó.

- Porque trataré de agudizar el tema a medida que estemos en contacto, pero de tal forma si no lo llego a ser te doy el permiso de que la veas por ti mismo y le expliques lo sucedido, ¿trato?- extendí la mano en señal de confianza. Su expresión del todo me daba a asumir seguridad.

- Trato- estrechó la mano sacudiéndola educadamente.

- Muy bien William, entonces mi casa será tu casa por diez días, no te confíes mucho y para no entrar en discusiones debemos cerrar con un trato justo y limpio - añadí.

- De acuerdo, si tu lo dices...

Le di un sorbo a mi café antes de entrar en detalles.

- Primero lo primero, podrás comer del refrigerador cuantas veces desees pero eso sí, no abuses niño, aunque después del todo no queda más que agua y cereal - comenté horrorizada- Tengo que hacer mercado urgentemente o si no moriremos de hambre.

William se relamió los labios observando mi medio vaso de café con chocolate traído de Starbucks, apenas se dio cuenta de que lo estaba observando se sonrojó y hundió el rostro entre sus brazos.

Le tendí el café frente a sus narices aprovechando que aún estaba tibio.

- Ten, si quieres te invito uno no te preocupes- solté compasivamente.

El me miró de reojo y tomó el café para olfatearlo curiosamente, pero enseguida lo apartó como si se rehusara.

- ¿Que pasa?-pregunté desconcertada.

- Es café, pensé que bebías chocolate caliente, mi madre me prohibía beber café sólo hasta que tuviera catorce o trece años.

- Pero descuida no tiene cafeína del todo, sólo es un chocolate con leche para subir las energías.

Nuevamente tomó el vaso y dio unos sorbos de tal manera que mostraba lo mucho que le encantaba.

- ¿Ves?, prácticamente estas bebiendo chocolate- solté. Enseguida se acabó el vaso dejándolo medio vacío con sólo la crema chantillí y el sirope al fondo, pero sin embargo comenzó a acabárselo hundiendo los dedos.

- Se nota que necesitabas chocolate- comenté.

- Mjmm- soltó un sonrisa complacida de todo.

- En fin, retomando con las reglas. Segundo: La primera en usar el baño seré yo, pero como acostumbras a levantarte temprano te dejaré usarlo primero. Tercero: Nada de registrar nuestras pertenencias y mucho menos tomar lo que no te pertenezca.

- Pero si ni siquiera he tomado nada- soltó horrorizado.

- pero de igual forma, y cuando llegue una visita a la casa, evita ser visto ¿si?, a veces no me confío de nadie por aquí.

- ¿Y con tus amigas? .

- Mucho menos, algunas se mantienen en contacto con mi madre lo cual eso es muy malo, Will- reprendí.

- Bien, ¿algo más?- vaciló por un segundo.

- Sí, no podrás salir solo a menos que te diga que me acompañes, ¿alguna vez no te han dicho que andar solo es peligroso?. En el mundo hay gente mala que secuestra a los niños y los vende a un buen precio.

Bajó la cabeza avergonzado.

- Ok... - respondió decepcionado.

Observé mi reloj que apenas apuntaban las cinco de la tarde, me daba tiempo suficiente para buscar algo de alimento en el súper mercado para la cena.

- Me temo que me vas a acompañar al súper mercado, te necesito para llevar las bolsas.

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