Capitulo 19
- Bienvenidas estaremos a su orden- saludó una rubia menor de treinta años.
- Si claro- respondió Sofia de la mala gana batiendo su cabellera en frente de sus narices . La rubia por suerte no se percató de aquello, simplemente arrugó la cara tratando de olvidarla.
Sofia corrió en dirección hacia una gran cantidad de vestidos colgados en orden, todos tenían el aspecto de ser exclusivos solamente para princesas o quinceañeras, sus colores eran realmente vivos y otros bastante definidos, la apariencia del vestido podía notarse en la forma de un cuento de hadas dependiendo de la chica que lo luzca, y en todo caso Ana podría ser la indicada. La chica tomó varios vestidos a medida que Ana iba escogiendo como la niña mimada que era, todos los agregados eran los de sus colores preferidos: Rosa, Rojo, Azul y Morado. En la cuenta iban más de siete y la mayoría eran exageradamente anchos con encajes llamativos.
- ¡Isis!- llamó Ana. Caminé hacia el probador antes de que entrase.
- No te vas a mover de este lugar ¿si?- aseguró. La chica impaciente miró sus zapatos sin prestar atención.
- Y ¿porque abría de hacerlo?.
- Porque te conozco - inmediatamente se dio la vuelta para dirigirse a los probadores mientras la esperaba observando los demás vestidos.
- ¿Le gustaría que le eche una mano?- preguntó con una humilde sonrisa.
- Eh.. No gracias, descuide usted- respondí con nerviosismo.
La chica se volvió para mirar los vestidos que contemplaba y en uno de esos mi vista se perdió por completo. Había un vestido que se encontraba colgado a parte de todos, este se veía un poco más elegante y siniestro como el de una película de suspenso. Mi imaginación comenzó a despertar al pensármelo puesto, tal vez el negro no fuese el color apropiado pero siempre encajaba bien con todo, marcaba la elegancia en muchos sentidos al combinarlo con cualquier clase de colores, algo que admiraba.
- ¿Le gusta ese vestido?- preguntó la rubia humildemente sacándome de mis pensamientos.
- Mmm si pero ahora no pienso comprarlo, ¿Podría decirme el costo?.
- Enseguida- exclamó retirandose hacia la caja.
A veces me preguntaba que sería de usar un vestido así, nunca había tenido la oportunidad de lucir uno como una princesa, y mucho menos durante mis quince años. Muchas personas suelen asistir a fiestas con vestidos más casuales dependiendo de lo incluido, otros prefieren los vestidos menos descubiertos y más abrigaderos, personas como yo.
- ¡Isis!- llamó Sofia. Corrí hacia donde se encontraba pegada al espejo de muestra.
No pude evitar quitar los ojos del extravagante vestido que además se veía muy ajustado desde la parte principal del strapless, llevaba encajes muy formados que cubrían gran parte del parecido a la bola azul con la falda. Ahora que lo pensaba podría coincidir con que era sumamente elegante llevar un abrigo corto de juego envuelto por el borde con piedrecitas brillantes, ese vestido tenía todo lo necesario y a decir verdad le quedaba increíblemente hermoso con solo saber que resaltaba con sus intensos ojos de mar.
- ¿Y que tal?- preguntó con una sonrisa mientras giraba sobre él haciéndose notar en el espejo.
- Me gusta mucho la verdad, combina con tus ojos.
- ¡Ya lo sé!- soltó inconforme.
La miré sin poder comprender su cambio de estado bipolar.
- Que... ¿Acaso no te gusta?.
- Es que... - suspiró con reproche- el azul no es exactamente lo que busco, pero me encanta el vestido.
- A ver si te entiendo, te gustaría llevar algo más desahogado para poder tener el cabello suelto ¿no es así?- intenté adivinar como si lo supiera todo.
Ana siempre le encantaba llevar su cabello suelto, desde niña suelo verla sin usar otro estilo de peinado al igual que de vestimenta y maquillaje. Una de las cosas que ella más odiaba era el cabello corto, según ella no era símbolo del verdadero feminismo.
Me miró con algo de desprecio pero luego reconoció como si fuera adivina. Se dio la vuelta y regresó al probador sin decir nada.
Se que en el fondo me necesitas niña. Solté una pequeña risa al notar lo mucho que detestaba a los observadores como yo. La chica me observó con cara de impresionada sin lograr entender absolutamente nada, desde luego para entender a una chica así se necesitaba mucha paciencia, comprensión y mayormente competencia.
- ¿Es su hermana?- me preguntó la rubia apartandose del probador.
- No, solamente es una amiga- respondí.
Me observó horrorizada manteniendo los ojos como platos durante unos segundos.
- ¿Como hace para soportarla?- preguntó algo atónita.
Suspiré muy relajada. Es algo mutuo, nos conocemos desde la infancia y desde luego el destino por una extraña manera nos hizo amigas.
- Muy sencillo, solo intento ser como ella me quiere pero aún así no trato de parecerme.
Parpadeó varias veces como si lo que estuviera escuchando fueran grandes palabras.
-Se ve que es una chica difícil de tratar- comentó comprensiva.
- Ni que lo diga. En realidad no se equivocaba y de seguro muchos pensarán lo mismo, todos excepto Paulina y Francia.
Nuevamente me volví hacia donde se encontraba colgado el vestido para seguir contemplándolo, la chica se puso de mi lado como si no tuviera más nada que hacer.
- Ese vestido cuesta cien dólares, ¿le gustaría probarselo?.
Puse los ojos como platos al oír el precio.
- ¿Cien dólares?- pregunté nuevamente sin poder creer lo que escuchaba. Con cien dólares podría hacer mercado y pagar algunos costos de la casa.
Asintió levemente.
- Lo siento pero... No podría pagarlo, no tengo suficiente dinero- exclamé arrepentida.
- Pero... ¿No le gustaría probarselo?, de seguro en otra oportunidad podría llegar a ser suyo- insistió muy segura.
- Mmm... - murmuré pensativa. Tal vez si me lo pruebo podría llegar a ahorra lo suficiente una vez que compruebe que tal se me ve.
- ¡Isis!- llamó Sofia. Miré hacia donde se encontraba en frente del espejo. La observé con asombro junto a la empleada que también se daba cuenta de lo bien que se le veía el vestido.
- Ana, definitivamente me encanta ese- exclamé sin poder quitar los ojos del vestido. Lucía increíblemente hermoso, mucho más que el anterior y quedaba perfecto con Ana Sofia que de por sí era blanca como una porcelana. El rojo definitivamente era su color y el strapless sin duda dejaba al descubierto su pecho sin que se notara mucho su busto poco abultado.
Ana dio un giro como el de una cenicienta lo que hizo que su vestido se viera más ancho y más brillante, tenía un gran parecido con el de la princesa Tiana de la película la princesa y el sapo con la diferencia de que este era rojo intermitente.
- ¡Creo que me llevaré este! ¿Tu que dices?- exclamó con una sonrisa. Sentí algo de envidia al notar que su delgada contextura era apta para usar todo tipo de vestidos, mientras que la mía era algo flácida y un poco más gruesa que la de cualquiera. A veces pensaba que la dieta sería la mejor solución de seguir adelante pero evitar los chocolates y las galletas oreos con leche no estaba en mi voluntad.
- Opino que sí, me gusta como te queda- exclamé convencida.
- Le hace resaltar mucho más sus ojos y su color de piel señorita- comentó la rubia.
Sofia la observó de arriba hacia abajo como si fuera un bicho raro.
- Nadie pidió tu opinión- reclamó sin darle importancia- ¡Me llevo este!.
Puse los ojos en blanco. ¿Cuando dejarás de ser tan malcriada con los menos afortunados?. Apenas entró para cambiarse de vestido no se percató de la chica la observaba como un rival de su lista negra.
- Disculpe, es que ella nunca sabe lo que dice y siempre suele ser hostil con muchos.
- No se preocupe, no ponga sus actos sobre los suyos que usted solo esta marcando la diferencia ¿no es así?- exclamó divertida y enseguida se dio la vuelta para sentarse en la caja y conversar con otra empleada de manera discreta.
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