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Capítulo XXXVII: Temporada de Reproducción

"Me esforzare en lo posible para comportarme como una valerosa mujer primitiva, digna compañera del hombre primitivo."

—Tarzán de los Monos, de Edgar Rice Burroughs.

https://youtu.be/P-BICwhRX2M

[Reino de Albión: Segunda Base de los Caballeros Mágicos].

Había llegado el momento para lo que el clan Nightfall Angels se preparó: tras llegar a una de las bases de seguridad del Reino de Albión, se dividieron en los dos equipos que acordaron en capítulos anteriores. Ambos equipos se despidieron los unos de los otros y desearon suerte, para luego tomar caminos diferentes. 

El equipo 2, integrado por Uriel, Amitiel, Camael, Angela, Azrael, Erzuli, Jofiel, Clarisse y Remiel acompaño a Sigrun a un Salón Astral que los llevaría al campamento de investigación en el Lago Ness de Escocia. 

Y el equipo 1, integrado por Miguel, Raven, Gabriel, Caroline, Rafael, Elsa, Raziel y Nayeli, acompaño a cuatro sirvientas a la torre donde se hospedarían para descansar, y estar listos para lo que sea que ocurriese en el evento del Reino de Corazones.

Las cuatro sirvientas tenían órdenes de Sigrun de guiar al equipo 1 del clan Nightfall Angels en los diferentes pasillos del castillo, empezando por mostrarles las habitaciones donde se hospedarían en lo que duraba su estancia en el reino.

Pero mientras Miguel, Raven, Rafael, Elsa, Raziel y Nayeli se ocupaban de dejar el equipaje y prepararse para dormir, Gabriel y Caroline acompañaron a una sirvienta a las salas de entrenamiento de la base; una vez en dicho lugar, la sirvienta sacó una llave dorada y la usó para abrir la puerta de la sala número "7".

La sala era de un tamaño considerable y estaba bien iluminada por lámparas eléctricas en el techo, no tenía ni pizca de suciedad y parecía estar hecha de algún tipo de aleación metálica. En una pared se hallaba un par de puertas hechas del mismo metal, con un Círculo Mágico morado de grabados en latín; al lado de la puerta estaba una pantalla de vidrio negro, que tenía un orificio donde ingresaba una llave.

Gabriel y Caroline abrieron el par de puertas, y descubrieron que era un tipo de guardarropa, lleno de batas de baño y ropa deportiva de la Sociedad Sobrenatural, además de un par de canastas con algunas ropas sucias. La sirvienta les explico que, como las salas de entrenamiento estaban justo al lado de los cuartos de aguas termales, los guardarropa de ambas salas estaban conectadas; por lo que, al terminar de entrenar, podían tomar una bata y pasar a bañarse en el cuarto de baño de al lado. 

Luego les enseño al dúo cómo funcionaba la sala de entrenamiento; ingreso la llave dorada en el orificio debajo de la pantalla, y al girar la llave se encendió la pantalla con un color blanco no muy brillante, mostrando un menú de opciones muy intuitivo y sencillo. En un rincón de la pantalla ponía "Instrucciones". En otro había uno que mostraba la hora terrestre "17: 23". En un extremo un cuadro ponía "Escenario: Predeterminado". Y el centro de la pantalla tenía una imagen en blanco. 

La sirvienta explicó que el vidrio era una "pantalla táctil", o sea que funcionaba a base de toques; solo había que presionar los cuadros de texto para que se activaran o desactivaran las diferentes funciones de la pantalla y la misma sala. Como un ejemplo, le permitió a Caroline presionar con un dedo el cuadro de "Escenario", y de éste emergió hacia abajo una lista de más cuadros de textos: "Jungla, Bosque, Desierto de Arena, Tierra de Nieve, Isla Tropical".

La licántropo blanca halló rápido el truco, y el baghatma también lo comprendió con solo verlo. Además la sirvienta fue bastante amable y paciente con ellos; no solo porque era su trabajo, sino también porque en realidad les caía bien el chico-tigre y la chica-lobo. A ella les parecía una dupla muy tierna y divertida.

Como extra, les dio una breve explicación y advertencia respecto al sistema de la sala de entrenamiento, como por ejemplo no dejarlo encendido y asegurarse de que la puerta de salida/entrada estuviera cerrada. Posterior a esto, la sirvienta se marchó para continuar sus otros labores y les entregó a la llave que controlaba toda la sala, y que además también les servía para abrir la puerta del cuarto de baño número "7" ubicado en frente de la sala.

Una vez solos en la sala, el dúo cerró la puerta con llave y, para no arruinar sus ropas casuales, se cambiaron con uno de los conjuntos de ropa deportiva del guardarropa; Gabriel llevaba ahora nada más que un resistente pantalón blanco corto, mientras que Caroline usaba un conjunto ajustado y negro de pantalón corto y camisa-sostén.

Después de cambiarse, probaron el mecanismo de ambientación de la sala de entrenamiento; Caroline presiono el texto que ponía "Tierra de Nieve", y entonces el primer cuadro de "Predeterminado" fue reemplazado por "Tierra de Nieve", mientras la imagen en blanco del centro de la pantalla cambió a la imagen de un bosque nevado, muy parecido a los de las tierras eslavas. 

Debajo de la imagen salieron más cuadros de textos, que eran opciones de personalización: "Tiempo, Enemigos, Ubicación Geográfica, Temperatura, Desactivado".

Gabriel presiono el cuadro de "Desactivado", lo cual cambió el texto a "Activado". Y como reacción, el techo y las paredes de la sala, exceptuando las puertas y la pantalla de control, ganaron líneas verdes que formaban hexágonos. Acto seguido, la sala entera pasó a transformarse en el escenario que mostraba la pantalla: un bosque europeo cubierto de nieve a la luz del día. Las puertas y la pantalla se encontraban ahora incorporadas en una enorme formación rocosa.

—¡Uf! ¡La elfa de pecho plano no bromeaba; aquí dentro el ambiente cambia por completo! —dijo Gabriel estremeciéndose un poco del repentino bajón de temperatura—. ¡Siento el mismo frío que en los bosques de Francia durante la época de invierno!

—Sí. Es un frío bastante agradable y nostálgico —dijo Caroline inhalando el aire gélido con un brillo de alegría nostálgica en sus ojos—. ¡Me encanta esta sala de entrenamiento!

—A mí igual. Aunque no soy un fanático del frío como tú. ¡Ja!

—Ventajas de tener la piel clara —dijo Caroline levantando mostrando el brazo derecho y guiñando el ojo—. Los de pieles más claras estamos adaptados al frío, y los de pieles más oscuras como tú al calor; estar en un ambiente de temperatura opuesta al que estamos adaptados, puede resultar muy contraproducente. ¿Quieres que aumente el calor?

—Mejor no. Al contrario; redúcelo un poco más —dijo Gabriel sonriendo de emoción—. Ya he sobrevivido a ambientes extremos con mucho calor; ahora quiero lo opuesto.

—Luego no te quejes —dijo Caroline de forma burlona, y girándose para modificar el ambiente holográfico de la sala de entrenamiento. Mientras tanto el baghatma se dedicó a verla trabajar, e inspeccionarla de arriba a abajo.

"Cintura delgada con abdominales definidos. Trasero firme con piernas musculosas y caderas esbeltas. Hombros un poco anchos. Brazos delgados con algo de definición muscular. Su piel clara sigue luciendo tan delicada como una rosa. Y ganó más coloración blanca en su cabello castaño... Tiene un cuerpo más que perfecto para despertar el instinto reproductivo en cualquier bestia... incluyendo un avatar de Rudra", eran los pensamientos que tenía el baghatma, mientras inspeccionaba el cuerpo voluptuoso y tonificado de la licántropo blanca.

—¡Listo! —dijo Caroline aplaudiendo con desbordante alegría y emoción—. Los controles son bastante intuitivos y fáciles, así que no necesite leer las instrucciones para saber manejarlos.

—¿Qué? —dijo Gabriel volviendo en sí, y apenas dándose cuenta de que todo cambio.

Ahora el frío era mayor, al punto en que un humano normal podría morir de hipotermia si no llevase nada puesto. El día había sido reemplazado por una iluminada noche de luna llena, con un cielo despejado y una capa nieve cubriendo todo.

—Lo hice muy similar al Bosque Oscuro para hacerlo un poco nostálgico —dijo Caroline observando el ambiente invernal y la luna llena artificial que iluminaba todo.

—¿Pasaste dieciocho inviernos como este? —preguntó Gabriel sorprendido, ya que podía sentir como el frío helaba sus huesos, al punto de hacerlo temblar sin control, mientras que la licántropo blanca seguía normal, como si el frío no la molestase.

—El frío jamás me ha molestado. Y además, estoy más adaptada al frío que mi hermano; él prefiere el calor y los días soleados. Aunque, ahora que ha madurado como hombre-bestia, tal vez desarrolle resistencia al frío, dado a que su piel y pelaje se aclararon bastante.

—Debería sentirse honrado entonces. En algunas culturas, el color blanco y la piel pálida representan la muerte. Y escuche que Fenrir Hróðvitnir, después de convertirse en la encarnación de la muerte, su pelaje se tornó plateado y la piel de su forma humanizada se hizo pálida.

—En ese caso, yo sería también la muerte encarnada, por lo blanca que soy en piel y pelaje —dijo Caroline con una sonrisa orgullosa, para luego empezar a caminar con la vista fijada en el baghatma—. ¿No es irónico? Tu pelaje es rojizo como el amanecer y representa la vida, y mi pelaje es blanco como la luna y representa la muerte.

—Quizás por eso nos complementamos tan bien —contestó Gabriel sonriendo, frunciendo el ceño y girándose para seguir con la mirada a la licántropo blanca—. En la pelea con Kira, dijiste que aún no dominas bien el control de la magia. Así que no veo justo usar mi energía Prana ahora. ¿Qué tal si solo peleamos usando energía Chi?

—Sí, estoy de acuerdo. Esto será como un pequeño "preludio", para cuando tengamos nuestra pelea definitiva con nuestro potencial completo.

https://youtu.be/eWkdG-nsHpE

Dicho eso, el aire retumbó cuando la mujer-lobo avanzó cual bala de cañón hacia el joven-tigre. Y la nieve en el suelo se apartó por la tremenda onda de choque generada del golpe simultáneo entre ambos; la primera impactó un puñetazo directo izquierdo en la cara del segundo, y éste último conectó un fuerte golpe de palma derecho en el estómago de ella.

Caroline se sorprendió al sentir un dolor terrible recorrer su torso, estremeciendo sus huesos y quitándole el aliento. Y mayor fue su sorpresa al ver que el joven-tigre resistió el puñetazo, para entonces seguir atacando con un codazo izquierdo en la cabeza de ella, que la hizo escupir sangre.

"No retrocedió, ni tampoco se desoriento como las veces anteriores... Esta vez resistió un golpe limpio con toda la fuerza de mi forma humanizada... Ahora sí que será emocionante", pensaba Caroline, poco a poco esbozando una gran sonrisa de lunática.

Y como si estuviese en un frenesí salvaje, Caroline respondió con un sólido puñetazo derecho en el estómago de Gabriel, quien sintió como si hubiera sido golpeado por una esfera de titanio, haciéndolo retroceder dos metros. Caroline se acercó moviéndose en un giro de 360 grados a la izquierda, mientras levantaba la pierna izquierda en una poderosa patada alta, que Gabriel bloqueo con una patada alta derecha. De forma que los pies de ambos chocaron y crearon otra explosión sónica, que estremeció los árboles del ambiente artificial y levantó la nieve del suelo.

El ganador del choque fue el baghatma, gracias a que tenía más fuerza en las piernas que la licántropo hembra. Y por lo tanto la patada de él apartó la de ella, y además le fracturó el talón izquierdo. Sin embargo Caroline apretó los dientes e ignoró el dolor de la fractura para apoyarse en el pie izquierdo, darse la vuelta y levantar la otra pierna en una patada horizontal.

Pero Gabriel se armó de valor para acercarse a ella mediante un giro a la izquierda, y le atrapó la pierna con el brazo derecho, similar a cuando un elefante sujeta un tronco, aunque en el acto la patada le fracturó las costillas derechas. Sin embargo el baghatma también ignoró el dolor, pateó con el pie derecho la parte trasera de la rodilla izquierda de la licantropo hembra y la hizo perder el equilibrio.

"¿Eso fue un movimiento de Muay Boran?", pensó Caroline atónita mientras caía de espalda. Y antes de esto, apoyó las manos en la nieve detrás de su cabeza, chocó la pierna izquierda contra el estómago del baghatma y, a base de fuerza bruta, lo tumbó de espalda al suelo junto con ella. Y de remate le atrapó el brazo izquierdo con ambas manos, de manera que lo tenía sometido con una especie de llave marcial.

Caroline procedió a ejercer suficiente presión entre sus tonificados muslos, como para partir en dos a un humano varón boxeador de peso pesado. Pero Gabriel no era un humano; era un hombre-tigre. Y como tal, resistió el agarre rompe-torsos el tiempo suficiente para reunir toda su fuerza en sus piernas para volver a pararse, con Caroline todavía aferrada a él. 

Gabriel, con las garras de su única mano libre, perforó el muslo izquierdo de la licántropo blanca, y con eso debilitó el agarre de las piernas de ella, quien al ver que la llave marcial perdió efectividad, optó por soltarle el brazo izquierdo. 

En cuanto Caroline volvió a caer de espalda en la nieve, se alejó de él haciendo una voltereta hacia atrás con la mano derecha apoyada en el suelo, mientras Gabriel también tomada una considerable distancia. Ambos se alejaron del otro y se pusieron de pie, tambaleándose un poco debido al daño. Pero sus heridas no tardaron en sanar por completo, y entonces pudieron pararse con firmeza.

—Fue un buen comienzo. He entrado tanto en calor que ya ni siquiera siento el frío —dijo Gabriel sonriendo y limpiándose la sangre de la boca con el dorso de una mano.

—Y todavía no has visto nada —dijo Caroline sonriendo con orgullo, y empezando a mover un poco su pierna izquierda para comprobar si ya había sanado. Y tras confirmarlo, presionó los dedos del pie en el suelo y se impulsó hacia adelante cual loba al atacar. En cuanto lo hizo, el baghatma respondió al instante también avanzando cual tigre al ataque. 

De manera que se atacaron el uno al otro con un rodillazo de la misma pierna derecha. Y al impactar ambas rodillas, la que acabó perdiendo fue la de Caroline, ya que su rodilla recibió una fractura mayor que la que tuvo la rodilla de Gabriel, quien luego redireccionó con los antebrazos un par de golpes directos, para después conectar un uppercut bajo la barbilla de Caroline, aunque acabó recibiendo de ella al mismo tiempo un gancho en el rostro.

La licántropo blanca levantó la pierna derecha para atacar, y el baghatma respondió bloqueándolo con el codo derecho, para luego con la palma izquierda apartar un puñetazo directo izquierdo, e impactar en el rostro de Caroline un golpe con el codo izquierdo.

Gabriel procedió con darse la vuelta y atacar con un codazo derecho invertido, que Caroline bloqueo con ambos brazos. El baghatma procedió con volver a girar y atacar con un codazo izquierdo invertido, que también fue bloqueado por el brazo izquierdo de la licántropo blanca. 

Entonces el baghatma volvió a girar el cuerpo a la derecha, pero esta vez para dar una patada derecha trasera que impactó en el estómago de la licántropo blanca. Y luego se giró a la izquierda para atacar con el brazo del mismo lado un zarpazo diagonal en descenso, que Caroline esquivo haciéndose a un lado para después contraatacar con un puñetazo izquierdo en el rostro de él.

Caroline prosiguió con una patada derecha baja, que el baghatma esquivo haciendo una voltereta, para después apoyar la mano izquierda en el suelo, y atacar con un rodillazo derecho apuntando al rostro, que la licántropo blanca bloqueo por poco cruzando los brazos, recibiendo una fractura leve en los antebrazos.  

El baghatma puso los pies en el suelo, mientras se daba la vuelta para atacar con un codazo derecho. Y la licántropo blanca respondió bloqueándolo con el codo izquierdo, para entonces golpearle el pecho con el codo derecho, y proseguir con un par de puñetazos directos en el rostro. Pero cuando atacó con un puñetazo derecho, el baghatma respondió también con un gancho derecho, de forma que ambos se golpearon el rostro a la vez.

Tanto Gabriel como Caroline sonreían de emoción pura y salvaje, movidos por el amor hacia la pelea y la alegría de luchar con alguien que compartía un vínculo emocional. Y en momentos así, ellos dos se olvidaban de todo; los sentimientos cargados en cada puño les llegaban a ambos, y los hacían sentir que solo ellos dos existían allí, como un sol y una luna lejos del mundo entero en un vasto universo.

https://youtu.be/3tzE98pQH08

[Escocia: Fort Augustus].

A principios del siglo XVIII el poblado era conocido como Kiliwhimin, hasta su rebautizo como Fort Augustus después del alzamiento jacobita ocurrido en 1715. A partir de este suceso, el general George Wade construyó un fuerte desde 1729 hasta 1742, con planes de construir una ciudad alrededor que llamaría Wadesburgh. El asentamiento creció, y entonces el fuerte sería capturado por los jacobitas en marzo de 1746, justo antes de la Batalla de Culloden. En 1867 vendieron el fuerte a la familia Lovat, y en 1876 el sitio y la tierra pasaron a ser de la orden benedictina.

El fuerte se hallaba en las Tierras Altas de Escocia, al sudoeste del Lago Ness. Y en un campamento establecido muy cerca de allí arribó el equipo 2 del clan Nightfall Angels, sin inconvenientes y bajo el guía de la chica-elfo Sigrun.

A simple vista parecía un simple campamento de estilo medieval, como las que solían construir durante los carnavales y ferias de la Edad Media. Pero había pequeñas chozas con puertas cerradas, y cerca de algunas tiendas de campaña se hallaban mesas con todo tipo de herramientas para propósitos científicos, como investigaciones paleontológicas, oceanográficas y biología marina.

Lo bueno es que el pueblo humano, al estar tan cerca del Lago Ness, sus habitantes creían que el campamento era solo otro grupo de científicos buscando investigar el lago en busca de nuevas especies, fósiles o algo parecido. Sea cual fuese la sospecha, ninguna tenía que ver con el misterio de los avistamientos de monstruos en el lago, porque tales casos aún no alcanzaron tanta popularidad o notoriedad.

El campamento estaba siendo dirigido por hombres y mujeres europeos, que parecían nativos rusos o islandeses, lo cual significaba que debían ser elfos disfrazados de humanos. Y de hecho, la misma Sigrun lo confirmo en cuanto ella y el equipo ingresaron al campamento.

Tal como supuso el clan antes, en el mundo Terra ya era de noche. De modo que el equipo 2 se dirigió a tiendas de campaña para dormir; Sigrun les preparó cuatro que tenían disponibles, por lo que Jofiel, Clarisse, Camael, Angela, Azrael, Erzuli, Uriel y Amitiel tendrían que dormir en parejas otra vez.

Sin embargo, esta vez Camael y Angela no tuvieron inconvenientes en dormir en la misma carpa; dijeron que así aprovecharían el tiempo para planear sus estrategias de combate. Jofiel y Clarisse también optaron por hacer lo mismo. Y Azrael y Erzuli ya tenían pensado hacer algo parecido.

Por otro lado, Amitiel le pidió a Uriel que fuera más tarde a un sitio apartado en el lago, donde ella lo iba a esperar a él. La sirenita no dio más detalles; solo tomo unas sábanas y una almohada de una tienda de campaña, y se adentró en el bosque de la región a paso rápido.

Así fue como Uriel termino caminando por la área boscosa de la zona, en dirección a un lugar solitario del sudoeste del Lago Ness, bastante lejos del campamento y el pueblo humano; él estaba siguiendo el rastro que dejó la sirena mestiza, como huellas y su distintivo olor, aparte de algunos copos de nieve en el suelo casi imperceptibles al ojo humano.

Siendo Uriel un medio dragón, le resultaba bastante fácil distinguir las huellas en el suelo, olfatear el aroma de la sirenita aún impregnado en el aire, y ver los diminutos copos de nieve mágicos que ella dejó como rastro.

"¿Qué querrá Amitiel ahora para tenerme caminando en este bosque, de noche y en dirección a una parte del lago de monstruos prehistóricos?", fue lo que pensó Uriel con el ceño fruncido, mientras seguía caminando por el bosque, siguiendo el rastro de su amante sirena.

Después de lo que pareció casi media hora caminando, al fin Uriel llegó a la orilla del famoso Lago Ness. La vista del lago a la luz de la luna le pareció muy encantadora y hasta mágica. En una zona en particular de la costa, donde abundaban rocas grandes, Uriel divisó una especie de castillo en miniatura hecho de hielo; lo reconoció como una construcción de la magia de hielo de Amitiel, por lo que caminó hacia allí para buscarla.

Al lado del pequeño castillo de hielo, Uriel no detectó más huellas ni copos de nieve. Así que giró la cabeza en dirección al lago y olfateo el aire, buscando el aroma salado distintivo de la sirena mestiza. Y entonces sus ojos de dragón detectaron algo moviéndose en el agua, muy cerca de la orilla. 

https://youtu.be/P2AdBFEttKE

Por un momento pensó que podría tratarse de alguna criatura marina. Pero se relajó al descubrir que aquello se trataba de Amitiel, nadando en su verdadera forma de sirena. Lo comprobó cuando ella emergió del agua de una manera teatral, que sin duda aprendió de su pelirroja madre sirena. Sin embargo, de su padre humano, heredó cualidades propias que él hubiera tenido si fuese un tritón. 

Siendo una mestiza de humano y sirena, Amitiel podía adoptar las aletas de su forma sirena sin necesidad del resto. Y en su forma sirena podía adoptar las piernas de su forma humana. Pero en esta ocasión, nadaba libre en su forma completa de sirena.

Al igual que cualquier sirena, su piel era blanca como la de alguien que muy rara vez sale a la luz del sol, y tenía las distintivas branquias en su cuello. Su cabello era de un tono azul negruzco con degradado celeste en las puntas. Sus ojos adoptaron un brillante color verde marino. Y de la cintura hasta sus aletas de pez tenía hermosas escamas que destellaban un espectáculo de colores entre azul y turquesa.

—Bienvenido, Uriel —saludo Amitiel con una hermosa sonrisa y una mirada coqueta, manteniéndose flotando boca arriba en el agua de una forma sensual, que mostraba sus pechos desnudos al aire.

Ella estaba por completo desnuda en el agua, y haciendo uso de sus encantos de su parte sirena, lo cual no tuvo ni un solo efecto en el joven-dragón rojo con mentalidad de bestia.

—¿Para esto me pediste que viniera al lago? ¿Para verte hacer una "representación" cursi de la presentación dramática de tu madre? —pregunto Uriel entrecerrando los ojos con absoluta indiferencia.

—¿Eh...? ¡Uyyy! ¡"Murcielagarto" pirómano imbécil! ¡¿Podrías reaccionar bien a mi primer intento de seducción?! —exclamó Amitiel enfadándose tanto que volvió a sumergir sus aletas, golpeo con ambas manos el agua y luego se cruzó de brazos.

—¿Intentabas seducirme? ¿Lo dices en serio? —pregunto Uriel con estupefacta incredulidad.

—¡Sí, animal del monte! —contestó Amitiel y luego resopla para calmarse, antes de seguir hablando—. Por Mitra. A veces olvido que por tu biología de hombre-bestia, eres diferente a cualquier chico normal que solo piensa con la cabeza de abajo.

—¿Preferirías que yo fuese como cualquier estúpido chico "normal"?

—¡No, no es lo que quise decir! —dijo Amitiel agitando las manos con nerviosismo, y entonces vuelve a entrar en cólera—. ¡Argh! ¡Solo quítate la maldita ropa y entra al agua ahora!

—Bueno, pero no te enojes —dijo Uriel de forma divertida y moviendo las manos juntas arriba y abajo al frente.

—¡Bueno, pero no me hagas enojar!

—¡Bueno, está bien! ¡Je, je! Cielo santo. Menudo carácter —dijo Uriel riéndose.

"Dioses... Por una vez que intento actuar como una verdadera sirena, lo bestia de este dragón hace otra de las suyas... Aunque no me puedo quejar. Eso es justamente lo que más me gusta de él", pensaba Amitiel al principio molesta, y luego sonríe divertida por lo trillado que resultó lo que se suponía debía ser el inicio de una escena romántica.

Uriel terminó de quitarse la ropa, la dobló y la guardó dentro del pequeño castillo de hielo, en donde estaba también la ropa de Amitiel doblada en un rincón; aparte en el suelo estaba la almohada y las sabanas que se llevó Amitiel, arregladas en una especie de cama improvisada. No obstante el draconiano rojo lo ignoró y salió de la pequeña casa de hielo, con su forma humanizada expuesta al completo. Y la sirenita fue testigo de lo mucho que él maduro desde la noche en que se conocieron.

"Por todos los dioses... Con ese cuerpo, cualquiera pensaría que él es un mestizo de irlandés y español sureño de por lo menos unos veinte años. Uriel es muy... caliente", se decía Amitiel boquiabierta en la mente, analizando con lujuria el musculoso y marcado cuerpo del draconiano rojo.

Ya lo había visto antes, y todavía no dejaba de impresionarse por lo atlético, alto y fuerte que era Uriel, en comparación a la gran mayoría de humanos varones, en especial los de su misma edad, gracias a los beneficios de ser un hombre-bestia. Aunque, según la sirena tenía entendido, las bestias de 16 años serían en edad humana mayores de "18 años" por biología.

https://youtu.be/eV1xumzX8dE

—¡Brrr! ¡Está fría el agua! —dijo Uriel temblando de frío, mientras intentaba entrar al agua y nadar poco a poco hacia Amitiel—. ¿Me pediste venir aquí para cumplir una fantasía tuya, de tener un baño cursi y sensual contigo en tu forma sirena, como en un tonto cuento de sirenas?

—No exactamente... —dijo Amitiel comenzando a sonrojarse de nerviosismo—. Te pedí que vinieras, para enmendar mi falta de confianza en nuestra relación, porque ya lo decidí. Quiero estar contigo en esta vida, e incluso en las siguientes. Y quiero... ser la primera.

—¿La primera en qué...?

Amitiel se acercó a Uriel de forma repentina, y lo silencio con un apasionado beso en los labios que solo hacía más dramática la escena entre los dos, como si fuese sacada de una historia romántica de sirenas, tal cual lo dicho por el draconiano rojo.

Los labios de la sirenita eran fríos y tenían un sabor salado, que el draconiano disfrutaba saborear. En cambio los labios de éste último eran cálidos y con un sabor a pescado, lo cual resultaba muy delicioso para la sirenita peliazul.

—Uriel, sé que en el futuro tendrás que expandir tu nido de dragones —decía Amitiel cortando el beso, pero manteniendo los brazos alrededor del cuello del draconiano rojo, para mirarlo directo a los ojos—. Así que necesitaras a más de una hembra para concebir muchos hijos. Por eso quiero ser la primera de todas en unirse a ti. Quiero ser la primera hembra a la que intentes fertilizar... La primera en hacerte el amor.

—Estás siendo muy paranoica, sirenita tonta —dijo Uriel casi riéndose, mientras rodeaba con ambos brazos la estrecha cintura humana de la sirena mestiza—. Aun si tuviese a miles de hembras para mí solo, tú ocuparías un lugar especial tanto en mi corazón como en mi cama.

—¿En serio?

—Tan serio y claro como el agua. Amitiel, tú me diste un hogar cuando no tuve otro sitio a donde ir. Creías que yo podía ser alguien mejor, cuando los demás solo me veían como un imbécil destinado a ser alguien malo. Y siempre estuviste ahí para regañarme, cuando mi estupidez me metía en problemas. Son muchas las hembras que pueden ofrecer todo tipo de entretenimientos y placeres. Pero una que te motiva a ser mejor y está a tu lado en las malas, como lo haces tú, vale más que millones de hembras.

—Guao... Uriel, no pensé que fueras tan cursi —dijo Amitiel tan feliz que, si estuviese en su forma humana, podría derramar lágrimas.

—Hay mucho de los dragones que los humanos desconocen —decía Uriel, antes de darle otro pequeño beso a la sirenita en los labios—. ¿En serio estás segura de esto? Una vez que lo hagamos, ya no habrá vuelta atrás. Si aún tienes dudas, preferiría que no lo hicieras.

—No tengo ni una sola duda. Quiero esto más que nada en el universo, porque sé que si no lo hago ahora, podría arrepentirme después. Por favor Uriel, hagámoslo. Déjame convertirte en un hombre-bestia adulto; en un dragón verdadero de sangre pura.

—Sirenita tonta... Está bien —dijo Uriel al final dando un suspiro de derrota por reconocer la determinación de la sirena—. Pero, para emparejar las cosas, ¿prefieres que yo esté también en mi verdadera forma?

—¿Qué? —pregunto Amitiel ampliando los ojos con sorpresa.

—No sé si sea posible aparearnos en nuestras verdaderas formas. Pero podríamos intentarlo.

—¡E-e-e-eh...! ¡No creo que sea necesario llegar a esos extremos! —exclamó Amitiel con la cara brillando de rojo por inmensa vergüenza—. Quiero decir, no estoy segura de que seamos capaces de aparearnos como sugieres. Y aunque pudiéramos, no creo ser capaz de soportar el tamaño de tu... "cosa", en tu forma dragón. Recuerda que todo, absolutamente todo tu cuerpo, aumenta casi el doble de tamaño, y ya de por sí eres un chico muy grande.

—Tiene sentido. ¡Je, je! Podría "romperte" por accidente.

—¡Cla-cla-claro! ¡Je, je! Mejor mantente en esta forma. Yo cambiare mis aletas por piernas. Así tendré mi... Ya sabes, mi "hoyo humano" —decía Amitiel todavía muy avergonzada.

—Me parece bien. Entonces... ¿en dónde lo quieres hacer?

—Ese será un buen sitio para empezar —Amitiel señala con la mano derecha un punto cercano a la orilla, donde había una roca grande—. Allí el nivel del agua es bastante bajo, y podremos calentarnos un poco antes de entrar a la casa que construí con mi magia de hielo.

—Está comenzando a asustarme lo mucho que has preparado todo esto en poco tiempo —dijo Uriel volviendo a mirar a la sirenita, ahora perplejo.

—Planeaba preparar todo para que esto fuese "perfecto"... Aunque al final no todo resultó como esperaba —explicó Amitiel luciendo avergonzada de nuevo.

—¡Ja! No todo tiene que ser como una novela romántica de las que lee tu madre —dijo Uriel entre risas—. Solo tenemos que ser nosotros mismos. A veces eso es suficiente. 

—Sí... Como casi siempre, tienes razón —dijo Amitiel, cada vez sintiéndose más enamorada del joven-dragón rojo.

—Es bueno que lo entiendas, porque ni loco me pondré a cantar contigo alguna canción de tu madre como "Bajo el Mar" —dijo Uriel más con un humor divertido que disgustado.

—¡Ja, ja, ja! ¿Seguro? ¡Ya tenía listo tu guion para mi propia versión de "Parte de tu Mundo" con referencias al cielo! —bromeo Amitiel entre risas.

—¡Al cielo y más allá me iré volando antes que cantar esa gilipollez! —bromeo Uriel entre risas, y luego se unió a las carcajadas fuertes de Amitiel. Por cosas como estas la sirenita amaba tanto al draconiano rojo; él sabía cómo sacarle una que otra carcajada a ella. 




Próximo capítulo: Reproducción Bestial.

Nota del Autor: debido a las pautas de la plataforma, dejo esta nota para aclarar que el personaje Uriel, como bestia y dragón, ya es mayor de 18 años en edad humana, lo mismo es para la sirena Amitiel.

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