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Capítulo XXXV: Guardianes de la Ley de la Selva

"Sostente bien, ya que por esta escala —dijo el maestro exhausto y jadeante— es preciso escapar de tantos males."

—El Infierno de Dante, canto XXXIV: 82-84.

https://youtu.be/g-jGHbkM8e4

[Arena de Duelo de San Bestia]

Santa madre del amor hermoso por fin termino esta infernal prueba.

—Estoy de acuerdo contigo my friend emplumado. Pero alégrate, pudo haber sido peor.

—No sé ni cómo puedes ser tan optimista en tu estado zorro bufón. Si fueras humano ahora mismo estarías paralítico. 

—A veces hay que ver el lado bueno de la vida compañero "murcielagarto". Solo mírate. Te ves bien pese a la brutal paliza.

—Si... estoy bien jodido.

Decían Camael, Remiel y Uriel respectivamente estando sentados en el suelo, en forma humana, mientras eran cubiertos cada uno por un manto de magia curativa color celeste, creada por mano de jóvenes monjas humanas del Alfheim. Pero ellos tres no eran los únicos: los demás jóvenes-bestia también estaban siendo curados por monjas expertas en magia sagrada de sanación. Aunque en el caso de Gabriel, Rafael, Uriel, Remiel y Camael, tenían la ayuda extra de una elfa druida adulta (tres luminosas y dos oscuras), quienes con magia curativa verdosa sanaban sus huesos con fracturas muy graves.

Después de una frenética y bestial pelea, la última prueba de San Bestia había llegado a su fin. Pero como era obvio, los jóvenes-bestia no pasaron ilesos del todo; un segundo después de terminar cada uno de celebrar su triunfo, fueron envueltos en el respectivo resplandor que los convertía, solo que esta vez los regresaba a su forma humanizada.

Y una vez en forma humana, se reveló en todos marcas de moretones, rasguños e incluso sangre que antes no se notaba por el pelaje/plumas/escamas de sus verdaderas formas, y fueron producto de los brutales golpes durante la lucha (más que todo de parte de Ezequiel). Después los que estaban parados terminaron por caer al suelo por el agotamiento. Entonces llegaron a la arena especialistas sanadoras, quienes los ayudaron a reunirse en un punto cerca del otro, para curarlos más rápido con la magia de sanación santa y druídica.

A Rafael le emocionó bastante ver a más druidas aparte de él, y se impresionó al notar que la magia de las elfas tenía una ligera diferencia con la de él; no era por la diferencia de raza, sino más bien como una diferencia de "clase", y es que, según lo que leyó en el libro de su padre, la magia druídica estaba dividida en dos ramas: sanador y guerrero. Y dependiendo de la persona puede haber una inclinación mayor hacia una rama que en otra.

—¡Auch! ¡Están sanando huesos fracturados, no ajustando la tuerca de una máquina! —se quejó Gabriel molesto al sentir un terrible punzón en su brazo izquierdo. 

Desde que era un hombre-tigre no había vuelto a fracturarse un hueso a tal grado, por lo que le incomodo volver a sentir aquel dolor después de tanto tiempo. Aunque como respuesta a su queja, recibió un golpe en la cabeza por parte de la elfa oscura que lo sanaba.

—¡Sé más respetuoso cachorro salvaje! —exclamó la elfa con un muy mal carácter. Luego procede (de mala gana) a poner ambas manos en el brazo fracturado del joven-tigre, para continuar sanándolo, mientras la joven monja seguía curándole las demás heridas, y riéndose un poco del comportamiento de ambos.

https://youtu.be/2T4Tq_yhmTQ

No obstante cuando la monja estaba por concentrarse en sanarle los ojos, se dio cuenta de un detalle curioso; ella pudo ver con claridad como el color marrón del iris de los ojos de Gabriel, estaban empezando a descolorarse, y ser reemplazado por un azul casi verdoso; el proceso estaba ocurriendo de forma lenta, pero era notable si se fijaba bien. Aquello pudo pasar de algo interesante a algo muy extraño, de no ser porque la monja pensó que quizás podía ser parte de algún proceso de maduración del joven-tigre, como cualquier bestia. 

—Al menos fue solo un brazo fracturado. Créeme es la consecuencia menos dolorosa que puede darte Poder del Rey —dijo Jofiel con un buen optimismo. 

—Por cierto Gabriel, ¿quien te enseño a pelear así? —pregunto Raziel, bastante curioso de aquel extraño estilo de lucha, que pudo rivalizar por unos momentos con el aterrador muay boran de Ezequiel.

—Más aún. ¿Por qué nunca dijiste que sabías ese estilo de lucha? —dijo Miguel un poco molesto de que el joven-tigre les haya ocultado ese detalle, que pudo ser muy esencial durante la última prueba de San Bestia.

—No quise usarlo hasta ahora, porque aún no lo domino del todo. Y quería reservarlo hasta dominarlo bien para sorprender a Caroline y ganarle. Pero dada la situación, me pareció el más indicado arte marcial para luchar contra el muay boran de Ezequiel —explicó Gabriel con una sonrisa divertida—. Lo aprendí primero de aquel extraño del que les hable: él era maestro de un arte marcial parecido al kalaripayattu, que llamaba "Godfist". 

»Pero debido a que su estilo era muy pacífico y tranquilo, no podía adaptarse a mi estilo. Por eso sólo pudo enseñarme las bases, y el resto se lo dejo a un maestro de una escuela cercana, que tenía un estilo de lucha más compatible con el mío —el joven-tigre hace un gesto de molestia, y su mirada decae junto con sus hombros—. Sin embargo... él tampoco pudo terminar de enseñarme... 

—Entiendo... —dijo Azrael cruzado de brazos y dirigiendo la mirada al suelo, al captar el tono bajo con el que dijo el joven-tigre lo ultimo, por lo que no necesitaba saber qué fue de aquel segundo maestro. Los demás también lo comprendieron. 

—Eso explica porque no sabías usar el Prana hasta que lo copiaste de mí —dijo Jofiel cruzándose de brazos y sonriendo un poco.

—¿Cómo? ¿Puedes explicarlo por favor? —preguntó Rafael cada vez más curioso y emocionado por las increíbles técnicas y capacidades que poseía cada uno de sus compañeros, que venían de distintas tierras con su propia forma de pelear.

—El kalaripayattu tiene distintas etapas de aprendizaje. Y solo en ciertas escuelas, donde se practica la rama más antigua, se aprende técnicas relacionadas con el Prana —explicó Jofiel. 

—Eso significa que de haber continuado y finalizado el entrenamiento, Gabriel habría aprendido a usar el Prana, mucho antes de que nos conociéramos todos en Cerdeña —dijo Rafael abriendo los ojos de la impresión al notar ese dato curioso. 

Mientras los demás dialogaban sobre el arte marcial demostrado por el joven-tigre, Camael tenía su propia discusión mental. Y es que, a diferencia del resto, se percató de algo de lo más inusual: cuando Gabriel término de reunir Prana y atacó a Ezequiel con aquel poderoso golpe final, por un breve instante, liberó una corriente eléctrica, que a diferencia de la magia de rayo de Remiel, era dorada. El joven-tigre, de un modo inconsciente, pudo convertir su Prana en fuego y rayo, como si ambos elementos fueran parte de él.

https://youtu.be/JzoZDCULNMk

—¡Muy bien!

Todos detuvieron su charla y análisis mental, al escuchar la carismática voz de Ezequiel; los jóvenes-bestia vieron que cerca estaba el hombre-dragón blanco junto a Agayuel y Rusbel (los tres aun en su verdadera forma). 

Luego de que el hombre-cocodrilo y el hombre-elefante recobraran el conocimiento y supieran que finalizó la prueba, ambos chocaron por separado sus antebrazos, provocando la aparición de los sellos oscuros en sus muñecas; después dichos sellos explotan, liberando el 100% de su respectiva fuerza. Ezequiel también hizo lo mismo, aunque en su caso libero un potente vendaval que sacudió toda la arena. 

Tras quitarse los sellos que contenían su fuerza, los tres procedieron dialogar entre si sobre el resultado de la prueba, mientras los jóvenes-bestia eran curados por las humanas monjas y elfas druidas.

—Espero que después de esto ya no tengas más dudas viejo —dijo Ezequiel mirando al maestro hombre-elefante.

—¡Ja, ja, ja! Tienes razón —dijo Agayuel aun con su mirada seria, pero teniendo ahora un tono más amigable y hasta humorístico—. Por un momento creí que habías perdido el juicio, al decidir integrar al gremio tan pronto a tan caótico grupo como éste. Pero sigues teniendo buen ojo como siempre.

—¡Je, je! Estoy de acuerdo. Aunque todavía necesitan algo de trabajo —dijo Rusbel cruzándose de brazos y centrando la mirada en los jóvenes-bestia, al igual que Ezequiel y Agayuel. 

Entonces los tres procedieron con acercarse a ellos. Las elfas y monjas que sanaban a los jóvenes-bestia habían terminado su labor; las primeras rearmaron y repararon el daño más grave en los huesos fracturados, mientras las últimas cerraron las heridas tanto externas como internas. Y en el caso de Gabriel también acabo de sanar sus ojos y recuperó gran parte de la vista. Pero necesitará un poco más de tiempo para recuperarla por completo y volver a usar su habilidad. 

El resto del daño en todos lo sanaría sus factores curativos naturales. Así que, terminado el trabajo, las elfas y monjas empezaron a retirarse de la arena, para dejar a los maestros tener su charla con los aprendices recién graduados de cazadores. 

—Para empezar, me he fijado en la falta de confianza en algunos de ustedes —decía Rusbel ahora como un maestro severo, aunque conservando su  sonrisa y tono divertido—. El pantera negra y, según acabamos de escuchar, el rayas también, ambos ocultaron el detalle sobre vuestro respectivo arte marcial principal. Entiendo que a veces hay que guardar ciertos detalles, incluso a nuestros compañeros, para sorprender al enemigo. 

»Pero en este caso, en que todas las posibilidades iban en contra, cada detalle podría ser esencial para armar un mejor y efectivo plan de ataque. Y de saberse entre ustedes esa información, pudieron terminar con esto mucho antes. Tuvieron suerte de que el polluelo y el león loco también son buenos armando estrategias en cuanto a combates, o de lo contrario les habría ido mucho peor. 

—Lo que dice el señor Rusbel es verdad —estuvo de acuerdo Miguel, también molesto por la falta de sociabilidad de Azrael y Gabriel con ellos. Y como respuesta el joven-pantera solo se cruzo de brazos e hizo un gesto de molestia, mientras que el joven-tigre solo estaba indiferente.

—Otro detalle es el mismo león —agregó Agayuel con disgusto—. Tiene buen conocimiento respecto a estilos de lucha y es un excelente luchador y estratega. Pero todavía se deja llevar por su instinto de lucha. Sé de sobra que los leones son luchadores por naturaleza, y tú cachorro te has dedicado a aprender a pelear y a controlar tu hambre e instinto cazador, dejando de lado el control de tu instinto guerrero. Esa falta de autocontrol te hará demasiado impulsivo y salvaje en batalla, y eso puede mandar cualquier plan directo a la basura.

—El señor Agayuel tiene razón —estuvo de acuerdo Miguel cruzándose de brazos, también disgustado por el descontrol de Jofiel.

—Otro punto perjudicial eres tú también lobato —dijo Ezequiel con una sonrisa divertida, aunque su mirada era severa.

—Eso también es... Espera ¿Qué? —decía Miguel igual de molesto, hasta que tomó una pausa para procesar lo que escucho y pregunto por si oyó mal; esto le causó gracia al joven-tigre, al joven-dragón rojo y al kitsune. Incluso éste último se tapó la boca para evitar estallar en carcajadas.

—Durante nuestra lucha, note cierta hostilidad entre tú y el cachorro rayado, tanto que si no fuera por el pequeño oso ambos se estarían matando a golpes —explicó Ezequiel con disgusto—. Por ahora ustedes dejaron esa rivalidad de lado, y lucharon como equipo por un objetivo en común. No obstante seguía habiendo esa hostilidad entre ustedes. No sé por qué viene ese odio mutuo. Pero si van a estar en el mismo clan, deben aprender a coexistir, porque de seguir así, llegará un determinado momento en que vuestra rivalidad ponga en peligro al clan completo.

—Es cierto lo que dice —dijo Gabriel sonriendo a modo de burla.

—¡Eso también va por ti idiota! —exclamó Miguel, haciendo un increíble esfuerzo para controlar su enojo.

—Pero va más para ti, principalmente por tu intolerancia hacia mí y la amistad que tengo con tu hermana —argumento Gabriel aun divertido, y a punto de hacer colmarle la paciencia al joven-lobo.

—Amigos creo que no es necesario otra discusión ahora —decía Raziel nervioso y tratando de calmar la creciente tensión entre sus compañeros tigre y lobo.

—Exacto. No es correcto pelear con tu futuro cuñado —decía Uriel de un modo igual de burlón, elevando la ira del joven-lobo a un nuevo nivel y disgustando al joven-tigre.

—¡Uriel! —exclamó Gabriel ahora molesto—. ¡Ya he dicho que Caroline y yo...!

—Perdóname pero lo que reveló el Círculo de la Verdad de antes es otra historia. Y según Jofiel, tu hermana Rosabella estaba emocionada, porque tú y Caroline juraron una "promesa mutua" en plena noche —dijo Uriel juntando los dedos y mirando en otra dirección de modo inocente, aunque se veía que estaba conteniendo las risas.

—Aquí vamos de nuevo —dijo Azrael con una sonrisa sarcástica y levantándose del suelo, sabiendo lo que vendrá.

—¡Es un malentendido Caroline y yo no juramos ese tipo de pro...!

—¡Empieza a rezarle al de arriba gato maldito! 

Exclamó Miguel, interrumpiendo al joven-tigre, y levantándose del suelo para estrangularlo. Sin embargo a mitad de camino fue detenido sin esfuerzo alguno por Rafael y Azrael, quienes también se levantaron y cada uno le sujeto de un brazo para detenerlo; todo esto mientras el joven-dragón se reía.

—Con esto creo que queda demostrado lo que dijo el señor Ezequiel —dijo Rafael con bastante vergüenza, mientras sostenía a Miguel con ayuda de Azrael.

—Y al parecer otro problema a mejorar, es el pequeño, orgulloso y rebelde dragoncillo rojo —dijo Ezequiel centrando su mirada disgustada en el joven-dragón rojo, quien ahora se estaba riendo de la pelea que recién había provocado a propósito.

—Que puedo decir, ¡es divertido ver a este par de idiotas peleándose! ¡Ja, ja, ja! —decía Uriel entre risas. 

Mientras tanto Remiel, quien estaba aguantando las risas, al final se tumbó al suelo riendo por la enorme gracia que le parecía la actual situación, y es que ver a sus compañero tigre y lobo pelearse así, le recordaba a las discusiones divertidas entre su hermano Byakko y la mayor de sus hermanas menores (Haru). Además, al igual que el joven-dragón, le parecía gracioso las discusiones del grupo. Aunque había uno que no compartía el mismo sentido del humor.

"Estoy rodeado de tontos", se dijo Camael a si mismo en sus pensamientos, mientras se tapaba el rostro por la pena ajena que le causaba sus compañeros.

https://youtu.be/T8SaaNlkNW4

Al mismo tiempo en que el joven-oso y el joven-pantera resolvían otra de las tantas discusiones entre el joven-tigre y el joven-lobo, en lo alto de las gradas había una persona que los observaba con un detenimiento digno de un detective. 

Era un joven de origen chino que parecía rondar por los 18 años; cabello liso y largo hasta por debajo de los hombros, color gris con tonalidades celestes y atado en una coleta, además tenía la piel muy pálida, unos fríos ojos violeta y constitución fuerte. Y como ropa traía una sudadera de color blanco y azul con capucha, similar a la ropa de los monjes budistas, pero con el dibujo circular de un dragón asiático en la espalda. 

El joven estaba parado y alejado del resto de los presentes, casi estando oculto entre las sombras. Y por eso no fue notado, hasta que el maestro Yi Long miró a la izquierda y lo vio, con cierta confusión y sorpresa, puesto que no esperaba ver a esa persona allí. Por eso, moviéndose a una velocidad tan alta que a la vista de las personas cercanas desapareció, llegó al lado del joven y lo miró con cierta molestia.

—Tranquilo abuelo; no pienso causar problemas, por ahora —dijo el joven al maestro Yi Long, con una voz apagada y fría como su mirada, a pesar de que tenían la misma sangre.

Aquel joven era Yi Shuishen; hijo del anterior gran maestro de la Sede China de San Bestia, y nieto del actual gran maestro Yi Long.

—Te pediré por favor que te marches. Ahora mismo, no es buen momento para que estés aquí —dijo Yi Long con igual frialdad en su tono.

—¿Es por ese chico-tigre? —pregunto Shuishen sin emoción alguna en su rostro.

—Entonces ya lo sabes.

—Obvio sí. Él me lo dijo. Y además, yo también pude percibir esa descomunal aura divina en ese chico-tigre. No hay duda de que un dios de categoría universal habita en él. Y no hace falta adivinar cuál debe ser. ¿Cómo reaccionaría toda la Sociedad Sobrenatural, los discípulos de los otros dioses y la tribu de dragones de China y Japón, al saber que Rudra Shere Khan regreso?

—Por eso te pido, y ordeno, que mantengas esto en secreto del público, por ahora: no solo por la seguridad de ese chico-tigre, sino también de sus compañeros y familia. También es una orden directa de Ezequiel.

—Descuida abuelo. Guardaré el secreto hasta que esté listo para salir a la luz, o su propia presencia se haga conocer.

Con ese comentario Long frunció el ceño; algo que noto su nieto, por lo que, dando un pequeño respiro, decidió explicarle.

https://youtu.be/xJY9awijeGA

—¿No lo ves abuelo? Ya aprendió a usar el Prana. Y si ya empezó a tener las visiones, entonces es cuestión de tiempo para que su metamorfosis se complete, y cuando eso suceda, será demasiado obvio el parecido entre él y la forma humanizada del dios Rudra. Cuando eso ocurra, los otros dioses y demonios querrán buscar la revancha, incluido nuestra tribu, y yo.

—Escucha niño, sé que aún guardas rencor a Ezequiel. Pero debes entender que él no tuvo elección; mi hijo... tu padre no le dejó otra opción.

—Lo entiendo abuelo, créeme. Mi padre eligió su destino, y la consecuencia de ello es solo culpa suya. No le guardo rencor a Ezequiel, por haber tenido que matar a mi padre. Ni menos pretendo vengarme de él, matando a la reencarnación de su bisabuelo Absalón. Esta es solo una pequeña venganza de mi "viejo amigo". 

Al decir esa última palabra, detrás del joven Shuishen se materializa una figura espectral tan transparente, que solo se vería si estuviera frente a frente; era la figura de lo que parecía un dragón asiático de su estatura; color blanquecino con cuernos azules, melena celeste y unos ojos violeta, que miraban directo al joven-tigre en la arena y al joven-dragón con cierto rencor. Yi Long pudo ver bien esa figura y por eso retrocedió un paso; no por miedo, sino más bien para estar listo a cualquier reacción de la entidad, que poseía a su nieto.

Ao Bing ansía vengarse de Nezha y del padre de Bai Hu, matando a alguien cercano a ambos—dijo Shuishen con cierta lástima, centrando su mirada en Uriel—. Curioso grupo que sigue al nuevo avatar del Padre de los Tigres. Está ese dragón rojo europeo que nació bajo las estrellas de Draco —Shuishen dirige su mirada a Camael—. Y también el hijo de Cael; eso no alegrará mucho a los naga. Si el príncipe se entera que está aquí...

—Tendrá que pasar por encima del líder de San Bestia primero. Ezequiel le prometió a Cael que cuidaría de su hijo cuando lo encontrará, y así lo hará, hasta que sea seguro para que Cael y su esposa Citlalin puedan regresar. 

—Ezequiel no estará cuidándolos por siempre. Sus labores como líder y guardián lo obligarán a estar lejos. Y cuando eso suceda, los enemigos de este grupo vendrán a por su revancha. Y no solo me refiero a los enemigos mortales —Shuishen se da la vuelta y comienza a retirarse del lugar por el camino contrario a Long, mientras la forma del dragón espectral desaparecía—. Los dioses no son los únicos inmortales que pueden tener avatares en el Mundo Mortal. Y que este grupo de bestias esté reunido, es una señal de que se avecina una nueva guerra. Será mejor que estén preparados, abuelo.

El joven Yi Shuishen desaparece al salir por una de las puertas de las gradas; Yi Long solo se quedo mirando a su nieto marcharse, sintiendo verdadera preocupación de la advertencia que éste le dijo. Entonces volvió a centrar la mirada en el grupo de jóvenes-bestia, temiendo los futuros acontecimientos que vendrán a partir de ahora, y los desconocidos peligros que ellos tendrán que afrontar.

Mientras tanto en la arena, se había calmado la situación y ahora Miguel estaba sentado otra vez en el suelo donde estaba antes; aunque ahora era vigilado por Rafael en caso de iniciarse otra discusión. Sin embargo toda la atención se la llevó un tema en particular e impresionante, que Rusbel sacó al aire y conmociono a todos: Camael podía manejar el Prana.

Al final del combate entre Rusbel contra Uriel, Remiel y Camael, cuando el primero usó la espada para intentar absorber el Disparo Xiuhcoatl y usarlo contra el joven-garuda, se sorprendió por completo al ver que el hechizo, en vez de ser convertido en Maná pura para ser absorbida por la espada, se usó para restaurar una porción de la energía física de Rusbel. Esto se debió a que la energía empleada en aquel hechizo no era Maná.

La espada mágica de Rusbel no solo servía para absorber magia, sino también otras fuentes de energía, aunque la funcionalidad varía en cada tipo. En el caso del Maná, la usa para replicar el hechizo del que extrajo el mismo Maná. Y en el caso del Prana, al ser una energía interna, la espada la usa para restaurar la fuerza física del espadachín. Que este último caso haya ocurrido con Camael, dio a entender que él podía manejar el Prana, igual que su padre.

Durante todo ese tiempo, el joven-garuda ha estado usando de modo subconsciente la energía Prana, como una fuente alternativa para activar los hechizos sagrados del arte Luz en la Guerra; es por esto que ha podido crear armas sagradas tantas veces, a pesar de no contar con una prisma de Maná. Sin embargo debido a la ausencia de un experto en el manejo de la energía que pudiese enseñarle, sumado a alguna especie de conflicto mental junto con emociones negativas (como un inolvidable rencor), él no ha podido lograr un dominio consciente del Prana como Jofiel o incluso Gabriel.

Aunque Camael ya tenía el presentimiento de que podía manejar el Prana, desde que conoció al joven-tigre y al joven-león, la noticia le dejó conmocionado a tal grado, que miro sus manos con incredulidad mientras se decía en su mente: "yo también puedo controlar el Prana". Por lo que sabía, su madre era una guerrera experta en el arte mágico Luz en la Guerra, y ahora saber que podía usar el mismo poder que su padre, le dejó anonadado. A pesar de no haber heredado algún talento de sus padres, si heredó algo de su legado.

Pero no tenía que preocuparse de cómo conseguirá a alguien que le enseñe a controlar a voluntad el Prana; para eso estaba el gremio San Bestia. Ahora que los jóvenes-bestia eran cazadores oficiales de la organización, iniciaría su rutina de entrenamientos diarios para crecer como guerreros y estar preparados para enfrentar, tanto a formidables enemigos futuros, como los distintos males que pueblan las sociedades y reinos en todos los mundos. Y de esto último Ezequiel les dio una breve introducción.

https://youtu.be/hC8uoGW2ptc

—Como han visto con vuestra respectiva experiencia en el mundo, y con el pasado de Rusbel y Agayuel, la maldad no es algo que se ve a simple vista, e incluso puede llegar a pasarse por el bien, o por algo "relativo" como muchos ignorantes a la realidad creen. Por supuesto hay personas que cometen males solo porque no ven otra opción, o porque fueron lastimados. Como ejemplo alguien que roba para pagar comida o medicina para alguien más, o causa desgracias solo para lograr su venganza con quien lo lastimó. Sin embargo también estan aquellos que hacen males porque quieren. Tal es la cantidad de tipos y derivados de males, que aquí los clasificamos en tres grupos.

Ezequiel levantó el brazo derecho y abrió la mano, como si sostuviera algo imaginario. Luego prosigue explicando.

—En este grupo están los que llamamos "Males Clásicos". Aquí están las ratas y escorias que cometen atrocidades por un objetivo en concreto, que solo los beneficia a ellos y, dependiendo del caso, perjudican la vida de otros. Básicamente aquí estan los asesinos, ladrones, jefes del crimen, policías corruptos y los malditos políticos. Todos ellos cometiendo todo tipo de locuras y arruinandole la vida a los demás, no por un objetivo noble o para ayudar a alguien, más que a si mismos. Estos son los males más comunes y fáciles de notar, en especial dentro de la Sociedad Sobrenatural. 

Ezequiel levantó el brazo izquierdo y, del mismo modo, abrió la mano para continuar con su ejemplo.

—Luego tenemos a los que llamamos "Males Enmascarados". Lo curioso de este tipo, es que se escudan detrás de "victimismo" e ideales "heroicos", como personas dando discursos estúpidos sobre justicia e igualdad, cuando en realidad buscan privilegios e imponer su supremacía por encima del grupo al que tachan de "enemigo". Aquí están aquellos que atacan a culpables e inocentes por igual, bajo una retorcida creencia de "justicia", tal como hacen los "Supremacistas Negros", o enfermos mentales que creen ciegamente que sus objetivos son nobles y, por lo tanto, justifican el uso de cualquier medio inmoral o inhumano para lograrlo.

Terminada esa explicación, Ezequiel juntó ambas manos, entrelazando los dedos entre sí, y su mirada tomó un aire serio, dando entender la gravedad de lo que estaba por explicar.

—Y por último está el tercer y más peligroso grupo, que está en medio de ambos, el cual conocemos como "Males Verdaderos". Este tipo se caracteriza en que, a diferencia de los dos anteriores, que tienen al menos un motivo lógico o específico, éste mal carece de todo eso. En este grupo estan aquellos que hacen cualquier tipo de atrocidad o crimen solo porque les gusta, disfrutan del dolor ajeno, tienen un sentido retorcido de la realidad, quieren enviar un mensaje o simplemente quieren ver arder el mundo. 

»Pero lo que hace tan peligroso a este tipo de mal, es que no puedes razonar, negociar ni ayudar a las personas que lo cometen, y muchos no creen en este mal. Por culpa de los imbéciles cuya verdad es que el bien y el mal es "relativo" en su totalidad, este tipo de mal pasa desapercibido y, en la mayoría de ocasiones, sale impune de sus crímenes. Este es un tipo de mal más común dentro de la sociedad humana: un mal que caracteriza a los demonios y "falsos humanos".

—Perdone que le interrumpa pero, ¿Qué es un "falso humano"? —dijo Raziel levantando la mano derecha, confundido en ese último detalle.

—Así es como llamamos a los que le dan mala reputación a la raza humana —contesto Agayuel—. El concepto de humanidad varía mucho. Pero la real humanidad, está representada en las antiguas enseñanzas y valores, que fundaron los "Padres de la Humanidad". Aquella pareja humana, que fue la primera en sentar las bases para que la especie humana actual, no fuera como las otras especies antes que ellos, cuya extinción fue por mano propia. 

»Los que siguen el camino que ellos construyeron, son verdaderos humanos. El resto que solo vive para saciar su depravación, disfrutar del dolor ajeno y se cree un santo solo por ser un humano, como esa repulsiva escoria llamada Raiden Tameemon, no son más que simples simios salvajes que se hacen pasar por humanos, crean monstruos con sus acciones y dan motivos para que toda la raza deba extinguirse: son "falsos humanos".

—En pocas palabras, los malnacidos y dementes sin empatía y remordimiento, que merecen irse a la verga —dijo Camael de forma casual y en su idioma español en lo último.

—Si, básicamente —respondió Rusbel asintiendo con la cabeza y sonriendo con sarcasmo.

"Falsos humanos", se decía Gabriel en sus pensamientos, al sentir una desagradable familiaridad en esas palabras; una muy mala sensación, que solo podía describir como un ardor en la sangre. Era un mal sentimiento, similar a cuando una persona, en algún momento, recuerda a un desagradable conocido, que odia con toda el alma.

—Algunos de ustedes ya ha tenido más de un encuentro con algunos de estos males. Y aunque les falta experiencia para reconocer cada uno de ellos, con el tiempo lo harán —decía Ezequiel ahora con una mirada que reflejaba un inigualable optimismo. 

Entonces el distintivo fuego blanco cubrió por completo al líder de San Bestia, retornándolo a su forma humana; lo mismo ocurre con Rusbel y Agayuel, de manera que ambos vuelven a su forma humana en cuanto son envueltos por la respectiva luz verdosa y azulada. 

—A partir de ahora será el deber de ustedes, como Guardianes de la Ley de la Selva, luchar para proteger el balance y, no solo a los humanos claro que no, sino a todas las criaturas vivientes en general, de los verdaderos monstruos —proseguía Ezequiel con una sonrisa que inspiraba motivación—. Es nuestro deber, como la creación de los dioses para defender la madre tierra; como los discípulos del gran dios Rudra; como las Bestias de Dios.




Próximo capítulo: La Rueda del Destino.


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