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Capítulo XXXIV: El Camino Hacia la Paz

"La fuerza de Dios nunca se aparta de Rudra..."

—Rigveda himno 2.33.9.

https://youtu.be/B_8y-lmm08E

Sin pensarlo más, Rafael y Miguel atacaron juntos a Ezequiel; el hombre-lobo activo su poder, e intentó atacar con rápidos zarpazos. Pero como era de esperarse el hombre-dragón blanco bloqueo todos usando los antebrazos como escudos, y contraataco con un codazo en diagonal, seguido de un rodillazo con salto incluido, que al conectar en el rostro y pecho de Miguel, lo hizo retroceder.

Luego Ezequiel centró su mirada en el siguiente objetivo; el hombre-oso, quien se acercaba listo para dar un derechazo con todas sus fuerzas, el cual Ezequiel redirecciono a un lado con el antebrazo izquierdo, y contraataco con un codazo derecho ascendente, por debajo de la mandibula de Rafael, seguido de una potente patada vertical derecha, justo en las costillas de éste último.

Sin embargo el hombre-oso no cedió; activo su magia Vida Sagrada con lo último que le quedaba de Maná, y mientras se sanaba a sí mismo, seguía atacando con rápidos y precisos golpes. El hombre-lobo volvió a lanzarse para ayudar a su compañero osuno. No obstante Ezequiel bloqueaba cada golpe y zarpazo, esta vez usando sus alas además de sus antebrazos; también usaba las mismas alas para distraer a uno y luego atacar al otro.

En este punto Ezequiel los estaba derrotando no con fuerza, sino con la experiencia de años de lucha e increíble dominio de su disciplina; era el pináculo de la fuerza física y las artes marciales.

Pero mientras Miguel y Rafael tenían su desesperada confrontación, lejos estaba Gabriel pensando bien en lo que iba a hacer a continuación; podía sentir como su habilidad estaba por llegar a su límite, y para ser honesto consigo mismo, no se sentía capaz de enfrentar al hombre-dragón blanco.

Aquella energía que desató Ezequiel al usar las técnicas originales del muay boran, el hombre-tigre pudo reconocerla como la energía Prana, solo que a un nivel por lejos mayor que el de él y del mismo Jofiel. Aparte, por unos momentos, Gabriel intentó copiar el estilo de lucha de Ezequiel, en cuanto éste empezó a derrotar a cada uno de los jóvenes-bestia.

Sin embargo, para su sorpresa, fue en vano; por alguna razón, no podía copiar esas técnicas. Y mientras trataba de hallarle una explicación, recordó aquella extraña visión de aquel guerrero practicando ese mismo arte.

—...Este es el Arte de la Guerra, el Arte de las Ocho Extremidades. Pero para usarla, es necesario la liberación espiritual.

Estaba claro que Gabriel no podía copiar ese arte, porque no contaba con el requisito principal, el cual, hasta el mismo Ezequiel se lo había dicho: aún no tenía el espíritu y la mente libres de sentimientos negativos. Y Gabriel sabía muy bien por qué, y cuáles eran esos sentimientos.

https://youtu.be/GqVw3etrmVA

—¡Eres un maldito parasito! ¡Una basura igual que tu padre!

—¡Debes estar agradecido con nosotras por dejarte vivir en nuestra casa en vez de echarte en la asquerosa selva!

—¡Debí haberte ahorcado con mis propias manos el día en que naciste!

—¡Contigo por fin saldaré mi deuda cuando te venda a mis amos en Transilvania! ¡Ja, ja, ja!

A pesar del tiempo pasado, y a pesar de los innumerables momentos felices que tuvo con su familia adoptiva, las voces de sus abuelas, su madre y su padre seguían repitiendose en su cabeza; a veces durante el día, y en otras ocasiones antes de dormir. Y solo llegaba a despejarlas, recordando cuando él, o siendo más exactos, cuando Rudra los hizo pedazos.

Pero sin importar cuantas veces lo hiciera, el odio que sentía seguía prevaleciendo; el fuego del rencor aún ardía en su corazón, impidiéndole alcanzar la verdadera paz, que tanto anhelaba. Y a causa de eso, no solo sería incapaz de aprender el muay boran original; tampoco podría dominar al completo el Prana. Por ahora tenía un control de esa energía, pero sólo hasta cierto punto, ya que tenía, al menos, tres o cuatro chakras despejados.

El Prana era una energía que se concentraba en los seis chakras internos del individuo, y se recargaba con el aire inhalado, mediante el aparato respiratorio. Y la cantidad y nivel de poder de la energía dependía, en mayor parte, de la cantidad de Chakras libres. Gabriel no sabía con exactitud cuántos Chakras despejados tenía, aunque según Jofiel debían de ser cuatro. Pero era obvio que no los tenía todos despejados, y eso reducía el poder de su energía Prana, aunque él sabía cómo liberar otro de ellos.

"Si tan solo pudiera... deshacerme de todo eso, por un momento", se decía Gabriel en su mente, cerrando los ojos, parándose firme y tomando siete largas respiraciones, mientras se concentraba en la nada, y una vez más las voces de aquellos que más odiaba seguían resonando en su cabeza, como fantasmas descargando toda su ira desde el infierno donde eran torturados sin piedad, conocido en el Territorio Hinduista como el temido Naraka.

Pero ahora él solo trataba de olvidarlas; por primera vez hacer oídos sordos. Y poco a poco las enfurecidas voces fueron perdiéndose en el oscuro abismo de donde provenían, para dar paso al sonido del pacífico viento. Por raro que parezca, con lentitud los innumerables sonidos del estadio, y de la pelea que se llevaba a cabo frente al hombre-tigre, también fueron desapareciendo, y siendo reemplazado por el característico cantar de las aves, seguido del de otros animales, hasta el movimiento de las hojas.

https://youtu.be/ccBcAWE_lIY

Era como si Gabriel, en vez de estar en la arena de una gigantesca fortaleza en otro mundo, estuviera de regreso en las hermosas selvas que tanto ha amado, escuchando el coro de la selva. Es entonces que los bramidos, rugidos, cantos y demás sonidos de los animales, comenzaron a convertirse en voces humanas, que cantaban una única canción, que transmitía una paz sin igual.

—Om Namah Shivaya.

Y el cantante principal era un tigre, cuyo reconocible rugido tormentoso, poco a poco, fue convirtiéndose en una reconfortante y pacífica voz masculina, que de algún modo, a Gabriel le parecía muy familiar. Pero además de un sentimiento de paz, la canción le hacía vibrar cada fibra de su ser; haciendo que siguiera el ritmo.

De repente Ezequiel, Miguel y Rafael detuvieron su batalla y se separaron unos a otros, y junto con el resto de los jóvenes-bestia caídos y el público que presenciaba todo, miraron atónitos cómo Gabriel había comenzado a dar giros lentos sobre sí mismo, mientras hacía movimientos circulares con los brazos, hasta juntarlos por breves momentos, uno encima del otro, y elevaba una pierna a la altura del pecho. Y al poco en que inició esa extraña danza, la energía Prana del hombre-tigre empezó a emerger, esta vez como un fuego tranquilo y apacible, que reflejaba la paz interna de él.

https://youtu.be/eMiGiLmra1M

"Esa es..." decía Jofiel en su mente, conmocionado de lo que veía, puesto que reconocía esa danza, y no fue el único; entre los miembros del gremio en las gradas, los que procedían de la India, al igual que los jóvenes, estaban igual de conmocionados que el hombre-león, e incluso más; tal era su sorpresa, que algunos adultos empezaron a llorar de felicidad.

En el hombre-tigre comenzaron a ver la silueta de un hombre de piel celeste, largo cabello negro enmarañado, tres marcas blancas en la frente junto con el trazado de un tercer ojo, un collar de rudrakshas alrededor del bíceps derecho y una piel de tigre en su cintura a modo de falda.

[Castillo Dumont]

—¡¡Es asombroso!!

El inesperado chillido emocionado de Rosabella sobresalto a sus padres, y a los que estaban cerca de ella; entonces todos la miraron con confusión, y eso que ya estaban acostumbrados a la personalidad hiperactiva y risueña de la joven Dumont.

—¿Ahora que pasa Rosabella?—pregunto Elsa, teniendo una mezcla de emociones que iban desde preocupación intensa por Rafael, y ahora sorprendida por lo que sucedía, junto con el inesperado grito de la joven Dumont.

—¡Esa danza que está haciendo mi hermano la conozco! ¡Es un baile ancestral de su tierra, respetada y temida por los mortales e inmortales, por ser del dios que protege el balance del cosmos! —decía Rosabella con gran emoción infantil—. En el pasado, cuando la mayoría de los Primordiales fueron reemplazados por sus sucesores, varios de estos no compartían los mismos sentimientos de hermandad que sus progenitores.

»Por ello, dioses como Zeus, Odín, Ra y Wiracocha, que estaban locos por estar encima de otros dioses reyes, comenzaron a generar conflictos entre sí y otros Panteones, lo que a su vez, traería calamidades al Mundo Mortal. Sin embargo hubo un dios cuyo poder era comparable al de los Primordiales, por lo que era temido, respetado y alabado por los mismos Zeus, Odín y el resto de los dioses y demás inmortales.

»No obstante ese dios heredo la voluntad y sueños de los Primordiales, por lo que usó su poder para proteger el equilibrio, y evitar que dioses locos se salieran de control, y perjudicaran el cosmos con sus descabelladas locuras. Pero debido a su rol como Dios de la Destrucción, él no podía tener favoritismo, ni menos podía brindar ayuda todo el tiempo, por lo que debía ser en su mayor parte imparcial, para que sus acciones tampoco perjudicaran el balance entre creación, preservación y destrucción. Ese dios era Shiva.

»Y debido a que la segunda personalidad de Shiva, la entidad Mahadeva, está vinculada con el alma del dios Rudra por su capacidad de Omnipresencia, éste último comparte varios de los conocimientos y atributos tanto de Shiva como de esa entidad destructora. Y si es cierto que mi hermano es un avatar de Rudra, ahora mismo está realizando la danza de Shiva: ¡es la legendaria Danza de la Destrucción!

Si antes había dudas de si Gabriel era un nuevo avatar del Dios de las Bestias, Rudra, ahora esa revelación despejo esas dudas, y elevó la preocupación en Adán y Bella, sobre lo que tendría que afrontar su hijo adoptivo en el futuro.

[Sede Principal de San Bestia: Arena de Duelo]

De regreso en la última prueba de los jóvenes-bestia, la arena había ganado un extraño aire de paz y serenidad. 

Desde que el hombre-tigre empezó a bailar, su Prana circulaba siguiendo su ritmo, como un pequeño y tranquilo tornado flameante. Entonces, en la espalda de Gabriel, se materializa un gran círculo rojizo flotante, con forma de mándala y el trazado de un tridente dorado en medio. Luego Gabriel se detuvo, dando un paso firme en el suelo, y abrió los ojos, mostrando que ahora destellaban como pequeñas estrellas verdes.

—Ladane ke lie taiyaar

https://youtu.be/K7vph5_n_S8

Dijo Gabriel en su lengua natal, el hindi, con seriedad una frase que significaba "prepárate para pelear". Y en un instante, igual a un rayo carmesí, estuvo frente a Ezequiel, listo para atacarlo; éste último reaccionó ejecutando un potente golpe directo derecho, el cual, para su sorpresa, fue redireccionado a un lado por la palma izquierda del hombre-tigre, y como consecuencia éste último impactó un puñetazo derecho en el pecho de Ezequiel, aunque en vano, ya que éste logró predecirlo a tiempo y bloqueo el golpe con la palma de su otra mano.

Al instante ambos toman distancia, y con la misma velocidad vuelven a chocar en una rápida confrontación. Antes Gabriel solo podía evadir, pero ahora se dedicaba a atacar; realizaba rápidos y precisos golpes y zarpazos, que buscaban atacar puntos vitales del hombre-dragón blanco, tales como la garganta, puntos de unión de las articulaciones o el pecho donde todavía tenía las escamas sin sanar. Y al momento de recibir golpes directos, los redireccionaba o bloqueaba con la palma de las manos o usando los antebrazos como escudos.

No obstante Ezequiel seguía sin dejar que ningún ataque de su oponente conectara. Además comenzaba a tratar de mantener distancia, por la sorpresa que le causó ver la nueva forma de pelear del hombre-tigre; cuando lo atacaba con un rodillazo saltando, Gabriel saltaba hacia atrás y bloqueaba el ataque con ambas manos, al momento de recibir una patada se agachaba o evadía como si se deslizara por el suelo, y cuando era él quien atacaba lo hacía con los puños o garras, e incluso rodillas y codos con saltos acrobáticos incluidos.

Ezequiel estaba en serio sorprendido, porque reconoció ese arte marcial, y obvio no fue el único.

—¡Ese chico también sabe muay boran! —exclamó José sorprendido de lo que veía.

—No, no es muay boran.

Contestó un hombre mayor, sentado en una silla cercana y más arriba del ex maestro de la sede mexicana de San Bestia. Parecía rondar por los 50 o 60 años, aunque poseía un físico en extremo musculoso, y a juzgar por sus facciones, como los ojos rasgados, provenía de China. Cabello de color blanco y largo atado en una coleta, un par de bigotes largos, e iris de color azul. Y como ropa traía una vestimenta naranja y roja sin mangas, similar a los que usan los monjes del Tíbet. Además se veía que tenía tatuajes negros de dragones asiáticos en ambos brazos,

Él era el actual alto maestro de la Sede China de San Bestia, Yi Long.

—El arte marcial que está usando el niño-tigre, es el mismo que usaba el bisabuelo de Ezequiel —decía Yi Long, con una mano en su barbilla, bastante pensativo—. Está usando el kalaripayattu.

Kalaripayattu, un arte marcial originario del sur de la India, considerada una de las artes marciales más antiguas del mundo; siendo incluso del que derivan otros artes marciales asiáticos, como el Kung Fu Shaolin. El entrenamiento en esta disciplina era parte de la vida cotidiana misma de los pueblos, y está compuesto de cuatro fases progresivas: ejercicios de control corporal, armas de madera, armas de metal y combate desarmado.

Lo característico de este arte, es su increíble evocación a los movimiento ofensivos y defensivos de los animales, como la danza de una golondrina que pica desde lo alto del cielo, un tigre en guardia que salta y desgarra la piel y los músculos y rompe los huesos, y la serpiente que ondula, hipnotiza, muerde y mata; de este modo, sus técnicas principales buscan golpear, agarrar o picar puntos vitales para neutralizar al adversario, tales como los puntos de unión de los vasos sanguíneos, los ligamentos y de los circuitos nerviosos.

—¿Pero de quien pudo copiar ese arte? —preguntó Ferben confundido.

—No lo copio de nadie. Alguien tuvo que enseñárselo —dijo Yi Long, pensando con detenimiento ese detalle.

—Y yo tengo una idea de quién pudo haber sido —dijo Auguste, captando la atención de los maestros—. Cuando viaje a la India para llevarlo a Francia, el jefe de aquella aldea me contó que poco después de que encontraran el cadáver del padre biológico de Gabriel, en la aldea apareció un extraño, que a simple vista podía parecer un habitante más de esa parte de Asia, de no ser por su "extraño cabello plateado y ojos naranjas". Nadie sabía el nombre real de ese extraño, más que su apodo: "El Mensajero". Ese extraño estuvo dos días acompañando al niño-tigre, y según muchos testigos, le estaba enseñando las bases de un arte marcial.

»Y antes de que se fuera a quién sabe dónde, le pidió a un monje budista que continuará entrenando al niño-tigre en su lugar, lo cual hizo durante un mes. Pero lamentablemente, antes de pasar a la fase final del entrenamiento, el monje fue asesinado; alguien enveneno su comida. Y aunque no se sabía quién fue, había rumores de que una de las abuelas de Gabriel, fue la verdadera responsable de su muerte. Y para ser honesto, no lo dudo, porque eso fue tres días antes de que el niño-tigre matara a toda su familia biológica por venganza.

https://youtu.be/9BAiead7Zh4

Sin duda era algo sorprendente. Y de hecho, aun con la desaparición de su primer maestro y la muerte del segundo, el hombre-tigre no abandonó sus enseñanzas. 

En el Castillo Dumont Adán, Bella, Rosabella y los sirvientes, e incluso la misma Caroline, reconocieron el estilo de lucha que usaba Gabriel; no como el antiguo arte marcial, sino como "aquello" que él practicaba día y noche, al realizar cualquier trabajo diario. 

Siempre que el hombre-tigre hacía algún trabajo doméstico, tal como limpiar el piso, ir a comprar alimentos o incluso cocinar, la familia Dumont y los sirvientes notaron que él repetía movimientos específicos con los brazos y las piernas. Y cuando la familia Wolf llegó a vivir al castillo, Caroline no tardó en también notar ese extraño hábito en su amigo tigre, así que le preguntó por qué hacía eso, y él solo respondió: "continuar el legado de las dos personas, que me enseñaron el camino a la paz".

Y justo ahora que Gabriel se veía obligado a usar todo lo que aprendió por sí mismo, tuvo un recuerdo de aquella mañana, en que por azares del destino o una fuerza superior, conoció a aquel hombre joven de cabello plateado, ojos naranja y ropa de monje asiático de color blanca, con un rosario de madera colgando de un collar de rudrakshas en su cuello, además de tener una constitución fuerte y atlética digna de un artista marcial.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó el extraño hombre joven, agachándose frente a un joven-tigre de 14 años, mostrando una sonrisa que reflejaba una amabilidad e inocencia, que muchos santos envidiarían.

Sin embargo el joven-tigre no respondió la pregunta; solo agacho la cabeza, como si tuviera vergüenza, o más bien asco, de decir su nombre.

—¿No quieres decirlo? Entonces... ¿Qué tal si te llamo "Baaghi" (Rebelde)?

El niño-tigre lo miró pensativo, y con una sonrisa divertida, asintió en señal de sí.

—¡Genial! Entonces te llamaré Baaghi por ahora —contestó el extraño feliz, acariciando la cabeza del joven-tigre, y teniendo una mirada nostálgica—. ¡Je, je, je! Así me decía un viejo amigo mío, que me enseñó el camino a la paz.

https://youtu.be/ntG_EEfpasM

De regreso al presente, el hombre-tigre y el hombre-dragón blanco seguían su intercambio de golpes y bloqueos, en el que Miguel y Rafael, al igual que el resto de los jóvenes-bestia, contemplaban atónitos, por ahora incapaces de comprender lo que le sucedió a su compañero tigre. 

Pero de inmediato reaccionaron al ver algo que los llenó de preocupación; de repente Gabriel hizo un gesto con los ojos, como si tuviera dificultad para ver, y justo cuando lo hizo, recibió un puñetazo en el rostro, que lo hizo retroceder cuatro metros lejos.

El hombre-tigre se mantuvo firme, y escupió un poco de sangre, por el daño que le produjo el golpe. Sin embargo, ahora en sus ojos se notaba confusión y dificultad visual, como si apenas pudiera ver algo.

—¡La habilidad de Gabriel está llegando al límite! —exclamó Miguel alarmado y preocupado—. ¡Rafael deprisa ayudémoslo ahora que tenemos una oportunidad con su nueva fuerza!

—¡De acuerdo! —respondió Rafael igual de preocupado y motivado.

Entonces el hombre-lobo y el hombre-oso atacan juntos al hombre-dragón blanco; éste último se defendió bloqueando dos zarpazos y golpes de ambos, para después alejar a Rafael con una patada frontal en el pecho, y atacar a Miguel con un derechazo en el rostro. No obstante, mientras volvían a tener su batalla, el hombre-tigre se preparaba para atacar; sabía que solo tenía una oportunidad, dado a que faltaba poco para que su habilidad llegase al límite, y por eso decidió concentrar toda la fuerza reunida en un único golpe final.

Así que juntó las manos, y elevó su Prana hasta donde se lo permitía sus Chakras despejados.

¡Fuerza Lunar: Viento Nocturno! —recito Miguel y al instante en que fue cubierto por la característica energía eléctrica, su compañero oso se disponía atacar en cuanto él lo hiciera.

Tercera Arma... —comenzó a recitar Ezequiel y en su rodilla derecha se materializó una placa metálica, hecha de energía blanca. 

Pero antes terminar de recitar la técnica, recibió un golpe en el rostro y otro en el pecho, por parte del hombre-lobo, quien fue por lejos mucho más rápido, y aunque la velocidad del ataque aumentó la potencia del golpe, no fue suficiente. 

Serpiente Caza Lagartos —prosiguió Ezequiel con una sonrisa, para nada afectado por el golpe.

Acto seguido Miguel fue enviado a volar diez metros arriba, para después caer al suelo, escupiendo una gran cantidad de sangre, después de que recibiera un poderoso rodillazo derecho con salto en el estómago, que le hizo sentir como si tuviera el torso pulverizado. Rafael se sorprendió al ver que su amigo lobo fue derrotado, más sin embargo no se detuvo e intentó atacar con todas sus fuerzas en un rápido derechazo.

Cuarta Arma: Ola Rompe Costas —recito Ezequiel dándose la vuelta, al mismo tiempo en que aparecía una placa metálica de energía blanca en su codo derecho, y ejecutaba un devastador codazo invertido en puño de Rafael, fracturándoselo por completo junto con gran parte del brazo.

Pero igual el hombre-oso no cedió y aprovechó la cercanía para golpear con su otro brazo el pecho de Ezequiel, logrando aumentar el daño en las escamas de esa área, aunque a costa de recibir un codazo ascendente debajo de la mandíbula, por parte del otro brazo de Ezequiel; aquel segundo golpe, además de levantar a Rafael dos metros en el aire, lo hizo caer de espalda y ser arrastrado por el suelo, quedando inconsciente por un momento.

¡Poder del Rey: Elevación del Prana! —exclamó Gabriel, haciendo que su energía Prana se intensificará y el piso bajo sus patas ardiera; su Prana se estaba convirtiendo en fuego real.

Luego él pisó con firmeza la tierra, listo para saltar directo hacia el hombre-dragón, con el objetivo de atacar su pecho, en las escamas ahora debilitadas a causa del primer ataque que le dio, sumado con los continuos golpes fuertes recientes de sus dos compañeros.

Cuarta Arma: Rompe Espadas —recito Ezequiel, creando otra placa metálica en su codo izquierdo, y preparándose para recibir el ataque del hombre-tigre.

Entonces en menos de un parpadeo, se vio un destello carmesí, y ocurrió una brutal explosión de fuego rojo y luz blanca, que cegó por un momento a todos; incluso volaron por los aires pequeños pedazos del suelo. Y mientras se desvanecían las flamas junto con el destello cegador, se podía ver a Ezequiel parado frente a una enorme grieta, con el brazo derecho en posición defensiva y el codo izquierdo hacia adelante.

También pudo apreciarse que el hombre-tigre estaba en medio de la grieta, tirado de cara al suelo, con el brazo izquierdo extendido hacia adelante. Pero eso no fue todo; las escamas del brazo derecho de Ezequiel estaban en su mayor parte destrozadas, y la piel blanquecina tenía un notable moretón, mientras que el brazo izquierdo de Gabriel desprendía humo, igual a cuando Jofiel se fracturaba los brazos al sobreexcederse con su poder.

https://youtu.be/lxeh3hubbUc

En menos de una milésima de segundo, Gabriel usó la última gota de fuerza de su habilidad, para prever el movimiento de Ezequiel, y así no fallar el poderoso izquierdazo. Pero a costa de llegar al límite y perder la visión, de modo que no pudo predecir que Ezequiel usaría el brazo derecho para protegerse el pecho, y el otro para atacarlo con un codazo diagonal, dando como resultado aquel desenlace.

El hombre-dragón blanco comenzó a retroceder, sintiendo verdadero dolor en su brazo derecho; sin lugar a dudas, de haber recibido el golpe en un punto vulnerable, habría sido fatal para él. Luego noto que el hombre-tigre con lentitud abría los ojos, demostrando que seguía consciente, pese a haber recibido un golpe brutal en la cabeza. Y como prueba de ello, puso el puño derecho en el suelo, y empezó a luchar por levantarse, aunque en vano; se veía que gastó todas sus fuerzas en ese último golpe, y el daño que recibió, tanto de su propio poder como del ataque de Ezequiel, lo habría matado en otras circunstancias.

—Debo admitir que tienes espíritu —dijo Ezequiel con una sonrisa orgullosa, viendo directo a los ojos del hombre-tigre—. Pero acabas de llegar al límite de tu habilidad; perdiste la visión, y dado a todo el daño que tu factor curativo ha tenido y tiene que sanar, calculo que no la recuperaras por dos horas. Además tienes el brazo izquierdo fracturado, y casi no tienes energía, ni física ni Prana. De tus compañeros eres el que está en peor estado. Ya no puedes continuar luchando.

—¿Y eso... quién lo decidió? —contestó Gabriel, aun tratando de levantarse, y a pesar de que termina cediendo y no logra levantar el pecho más de tres centímetros del suelo, aún continuaba—. Estos golpes... no son nada... comparados con los que me daba... Caroline, en los entrenamientos.

—De verdad que no te entiendo —dijo Ezequiel dejando de sonreír y frunciendo el ceño—. ¿Por qué tanto empeño en continuar luchando, pese a estar casi muerto? ¿Qué es lo que te motiva tanto? ¿Qué demonios tratas de demostrar? ¿Acaso quieres demostrarles a esas escorias humanas, que una vez fueron tu familia biológica, que no eres un error ni una basura?

—Como... diría Camael: al carajo con ellos —contestó Gabriel con una sonrisa sarcástica, e insultando en la lengua española del joven-garuda. Es entonces que, con mucha dificultad, logra terminar de levantar el pecho del suelo, y ahora lucha por mover las piernas; todo esto, mientras proseguía hablando: —No tengo porque demostrarle nada a unas bolsas de carne humana... que son servidas en bandejas de oro en las mesas del Naraka, para los dulces y hambrientos Rakshasas... Ni menos busco una estúpida recompensa... por mis malditas hazañas... Solo soy un simple baaghi (rebelde), que busca... cumplir una promesa...

—¿Promesa? ¿A quién?

—Yo solo... quiero cumplir una promesa al mundo... en  el que nací, liberándolo de malnacidos que corrompen su belleza... y arruinan su futuro...

Dicho eso, con un último esfuerzo, el hombre-tigre consiguió mover las piernas y ponerse de pie. Pero seguía tan débil, que sus piernas temblaban y no podía levantar los brazos; solo bastaba un simple soplido, para volver a tumbarlo.

https://youtu.be/cyw6Ps_aUuQ

—Pero sobretodo, cumplir una promesa... a la única demonio... en este maldito infierno, que revivió en mí la fe y... me enseñó a volver amar —proseguía Gabriel, con la mirada al suelo a pesar de que no podía ver, y debido a los recuerdos que llegaban frente a sus ojos ahora oscurecidos, se materializaba en esa oscuridad la luminiscente imagen de cierta mujer-loba blanca alemana, de hermosos ojos azules, que ocupó un lugar especial en su corazón.

Con esa respuesta, Ezequiel recordó al instante la prueba escrita, y aquella extraña respuesta que escribió el hombre-tigre, que hasta ahora, a diferencia de las otras respuestas de los demás jóvenes-bestia, Ezequiel no lograba entenderla.

"Gabriel: paz".

Ezequiel por fin lo comprendió, y se sintió tan tonto por no lograr entenderlo hasta ahora, que empezó a reírse, sorprendiendo bastante a todos, en especial a los jóvenes-bestia.

Jofiel logró ponerse de pie y fue ayudar a Remiel a levantarse. Raziel también ayudaba a su hermano Azrael a pararse, sujetándole del hombro y levantándolo del suelo. En cuanto a Uriel y Camael, el primero consiguió sentarse y el segundo, con mucha más dificultad, pudo ponerse de pie, aunque tenían las piernas un poco temblorosas. Miguel, teniendo las mismas dificultades, se levantó del suelo, y luego fue caminando para ayudar a Rafael, quien también se esforzaba por levantarse, a pesar del aturdimiento que persistía en él.

Todos y cada uno de ellos se detuvieron por un momento y miraron la escena, confundidos por el hecho de que Ezequiel había comenzado a reírse de forma inesperada.

—¡Bien, bien! —decía Ezequiel deteniendo sus risas y dando aplausos bastante animados—. ¡Felicidades a todos ustedes cachorros! ¡Han pasado la última prueba!

Los jóvenes-bestia, y los cercanos a ellos que presenciaban todo, quedaron congelados del shock ante lo que dijo el hombre-dragón blanco; por un instante todos ellos, incluido Miguel, creyeron que habían fallado, puesto que no pudieron ganar, y muy probablemente no iban a poder ganarle al legendario Ezequiel Cross Norris, a pesar de que éste tenía casi toda su fuerza contenida. 

—Pero si nosotros... no pudimos ganarle a usted —dijo Miguel, aun incrédulo de lo que escuchaba, además de transmitir dolor en su tono por las heridas de la batalla.

—Nunca les dijimos que debían ganar para superar la prueba —explicó Ezequiel—. Ustedes supusieron que para pasar, era obligatorio derrotarnos. Pero esta prueba era mucho más que un simple combate de entrenamiento; era un combate para enseñarles a todos vuestro verdadero potencial, y no han fracasado. Al contrario, lo han conseguido: ¡oficialmente son cazadores del gremio!

Con esa respuesta, la reacción de todos no se hizo esperar. 

Desde los castillos Blunavy y Dumont y la residencia Nishimura, Elsa, Amitiel, Rosabella y las hermanas de Remiel dieron un gran salto y chillido de felicidad extrema. Adán, Ismael y Eric suspiraron de absoluto alivio. Bella, Ariel, Valerie y Sakura estuvieron al borde de estallar en llanto por el golpe de felicidad y alivio que sintieron. Y en el caso de Caroline, ella solo esbozo una sonrisa orgullosa, aunque la felicidad en su interior estaba más allá de lo que cualquier palabra o gesto podía demostrar.

En cuanto al hogar de Jofiel los sirvientes y guardias, en especial Siara, festejaron el resultado, mientras que el padre y abuelo del joven-león, solo dieron una pequeña risa, que de cierta forma, tuvo un toque siniestro.

Mientras tanto en la arena, los jóvenes-bestia también tuvieron su propia reacción.

Rafael esbozo una gran sonrisa y brillo en sus ojos, demostrando la inmensa felicidad que sintió al ver que pasó la prueba. Miguel, también sonriendo, cayó arrodillado al suelo, mirando el techo, igual de feliz que su amigo oso. Jofiel alzó ambos puños en señal de victoria, mientras sonreía con desbordante orgullo. 

Remiel se levantó de golpe y sonriendo alzó los puños de modo triunfal, aunque su emoción duró poco cuando al rato volvió a sentir todo el daño de la batalla. Azrael y Raziel también lo festejaron a su manera; el primero solo se rio un poco, mientras que el último sonrío y levanto un puño al cielo de forma victoriosa. Uriel cayó al suelo sentado, y dio un largo suspiro de enorme alivio, para después sonreír con orgullo, mientras miraba al suelo y decía en su mente: "lo he logrado, Amitiel".

Camael solo se cruzo de brazos, alzo la cabeza para mirar al techo y soltó una pequeña risa sarcástica. Y por último Gabriel, en un inicio estando paralizado de la incredulidad, después soltó una pequeña risa, y con lentitud y dificultad levantó el puño derecho al cielo; entonces sintió que alguien chocaba su puño con el de él, pero no le pareció raro, porque ya sabía quién era. 





Próximo capítulo: Guardianes de la Ley de la Selva.

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