
Capítulo XXVIII: Familia del Niño Salvaje
"¡Hechicero! ¡Eres hijo de una loba! ¡Eres el diablo de la Selva! ¡Largo de aquí!"
—El Libro de la Selva, de Rudyard Kipling.
https://youtu.be/b8sCrdrPBb0
[Isla de Avalon: Reino de Albión].
La isla de Avalon, nombrada así en honor al legendario reino de donde provienen las primeras hadas y los primeros elfos, y también donde viven ahora los inmortales celtas tras abandonar el Domhan-Eile.
Fue descubierta durante los primeros años de la Sociedad Sobrenatural, cuando un grupo de humanos hechiceros, druidas y brujas nativos de la antigua Britania llegaron al Domhan-Eile, buscando un nuevo refugio en el que pudieran practicar la magia sin peligro, arribaron a la isla y construyeron un pueblo de magia, que con el tiempo pasaría a convertirse el reino que el Rey de Reyes de la Humanidad, Arturo Pendragon, prometió que les construiría a los pueblos humanos de Europa que aún practicaban la magia.
Siendo un reino gobernado solo por humanos aficionados a la magia, parecía un reino medieval europeo en el que reinaba una combinación de magia y ciencia. El reino estaba protegido por inmensas murallas de piedra con torres casi tan altas como rascacielos; en las murallas había líneas de intrincado diseño, que se conectaban con cada torre e iban hasta la cima, terminando en lo que parecía una estructura móvil con la forma típica de un átomo, cuyo centro era una esfera de fuego azul.
Desde los aires llegaban dirigibles y barcos voladores de todo tipo, los cuales aterrizaban en un área específica dentro del reino, o simplemente se acercaban a un puente de abordaje de alguna de las torres, y tras un determinado tiempo continuaban su vuelo para dar la vuelta y retirarse.
La entrada era ovalada y tan espaciosa que podría ingresar dos elefantes juntos sin problema. De hecho ingresaban carruajes antiguos conducidos por caballos, y en algunos casos por unicornios; sin embargo estos unicornios, aunque eran tan grandes como caballos, tenían el cuerpo cubierto de un espeso pelaje blanco, pezuñas en vez de herraduras, colas semejantes a las de los leones, los machos tenían una pequeña barba de chivo y una notoria melena, y por último su característico cuerno en la frente era mucho más corto en las hembras que en los machos.
También había otra especie de unicornio, la cual era mucho más pequeña, su pelaje era más oscuro y se parecía más a una cabra montesa que un caballo en sí. Además chillaban y actuaban como auténticas cabras.
Entre los carruajes normales, también se encontraban los carruajes mecanizados que funcionaban por un motor interno. Dentro de uno de esos carruajes modernizados, ubicado en lo último de la larga fila de vehículos, se encontraba nada más ni menos que la familia Dumont.
—Nunca dejará de impresionarme lo mucho que ha avanzado esta sociedad en los cuatrocientos años que lleva existiendo —dijo Adán, mirando desde la ventana la inmensa entrada del reino—. Y pensar que en un inicio era solo un refugio para lo sobrenatural. Pero ahora es mucho más que eso.
—Ahora es más de lo que nuestra propia sociedad ha podido y podrá ser —concordó Bella igual de maravillada por el reino imponente de Albión.
—El rey Arturo estaría muy orgulloso de este reino —dijo Rosabella sonriendo de emoción y alegría.
Como era costumbre, Adán llevaba uno de sus más elegantes uniformes azules, mientras que Bella usaba su vestido de gala dorado favorito. Por otro lado Rosabella estrenaba un nuevo vestido de color blanco con rayas negras, para concordar con la nueva ropa usual que usaba su hermano mayor adoptivo.
Pero el carruaje estaba diseñado para ser ocupado por un máximo de seis personas. Y la familia Dumont estaba acompañada.
En el lado contrario se encontraba otra pareja que parecía ser de la misma edad que Adán y Bella. Y con ellos también venía una hija un poco más mayor que Rosabella.
El hombre era de origen francés y constitución atlética. Cabello negro y liso, lo bastante largo como para tener largos flequillos, y estar sujeto por una pequeña coleta detrás de la cabeza. Ojos azules. Piel clara. Y como ropa vestía un elegante traje blanco con detalles dorados, como el que usaría un pariente de la realeza.
La mujer también era francesa, aunque su piel era de un tono más pálido que el de su marido. Cabello dorado y corto hasta la barbilla. Ojos verdes. Constitución bastante delgada. Y vestía un hermoso vestido azul celeste con adornos cristalinos, que hacían juego con sus zapatillas de cristal azul mágico.
En cuanto a la hija de ambos, se parecía mucho a su madre, incluso heredó su cabello dorado y ojos verdes. Pero tenía la piel del mismo tono claro que la de su padre, y su cabello era más largo que el de su madre. Aparentaba rondar entre los 15 y 16 años. Y curiosamente, llevaba un vestido blanco con manchas negras de leopardo.
Eran los parientes franceses de la familia humana de la realeza de Ciudad Esmeralda, compuesta por Bruno Bernard, Cinderella (Cenicienta) Bernard, y por supuesto la hija de ambos, Cinder Bernard.
—Y si las familias humanas no fueran tan temerosas de lo sobrenatural, podría ser mucho mejor —agregó Bruno con un suspiro de decepción—. Por eso me mude lejos de mi familia.
—Pero los humanos de este reino son un poco más tolerantes hacia lo sobrenatural. Y una vez que se abra la entrada al País de las Maravillas, también se abrirá la posibilidad a un mejor entendimiento con las otras razas —dijo Cinderella, denotando una actitud más optimista y esperanzada.
—Eso espero. La única razón por la que rechace la idea mudarme aquí, es porque sería mucho peor para el tigre rebelde que tenemos en casa —dijo Adán volviendo a recostar la espalda en su asiento y sonriendo con sarcasmo.
—Lo imaginaba. Por algo decidiste quedarte en tu viejo castillo, plagado de malos recuerdos de tu juventud rebelde, viejo amigo —dijo Bruno sonriendo divertido.
—Hablando de él, ¿por qué no ha venido con ustedes? —pregunto Cinder mirando el suelo con notable nerviosismo.
—Gabriel tuvo un... "percance" en el trabajo —dijo Bella, mirando el paisaje por la ventana del carruaje—. ¿Recuerdan que les dije que él fue obligado a unirse a San Bestia? Pues, hace poco tuvo su primera misión.
—¿Y cómo le fue? ¿Está bien? —pregunto Cinderella preocupándose al notar la mirada preocupada de su vieja amiga.
—Sí, sí... Bueno, eso fue lo que decía la carta que nos envió —contesto Bella, suspirando con preocupación—. Después de la misión, él cayó inconsciente por tres días.
—¡¿Tres días?! —exclamó Cinder alterándose al escuchar eso.
—¡Pero ahora está bien! —dijo Rosabella rápido—. Ayer mi hermano nos envió una carta, escrita con su letra, explicando que acaba de despertar y partirá a una nueva misión.
—Supimos que él la escribió, porque reconoceríamos su extraña letra por más que intentara "detallarla" —dijo Adán con una pequeña risa.
—¿Y qué pasa entonces? Digo, si él está bien, ¿qué te preocupa, Bella? —preguntaba Cinderella.
https://youtu.be/2ivxi35a28c
—Él podría haberse comunicado con nosotros con un espejo transmisor. O por lo menos habernos visitado en el puerto para acordar reunirnos aquí —decía Bella, haciéndose más notorio la tristeza en su voz—. Pero en vez de mostrarnos su cara para hacernos ver que está bien, nos envía una simple carta.
—Oye tampoco es para tanto. Después de todo en la Sociedad Humana se siguen comunicando a largas distancias por medio de cartas —dijo Bruno, tratando de mostrar el lado positivo.
—¡Sí! Solo se comunicó con ustedes de la manera tradicional. Además, si pudieron reconocer su letra, entonces deben sentirse aliviados, porque él está muy bien como para escribir —dijo Cinderella de una forma tan alegre que era contagioso.
—Lo sé, lo sé. Pero a veces me gustaría que él dejara de ser tan... "distante" con Adán y conmigo —dijo Bella, tomando una breve pausa antes de continuar hablando—. Desde que llegó a nuestras vidas, he intentado demostrarle lo mucho que lo apreciamos, y que no nos importa si él es una especie de hombre-tigre con problemas de ira.
—No todos demuestran su afecto de la misma forma —dijo Cinderella—. Algunos prefieren no mostrarlo de forma abierta, o lo camuflan con un humor sarcástico o un falso mal genio.
—Mi hermano no es así todo el tiempo —dijo Rosabella juntando las manos y chocando los dedos índices unas cuantas veces—. Cuando juega con Kumal o un gato que encuentra en la calle, o pasea por los tejados de las casas, o se balancea por las ramas de los árboles, se comporta como un niño en una dulcería. Y siempre que consigue algo de comida extra, como galletas o chocolate, guarda un poco para compartirla conmigo. Sé que por fuera parecerá malhumorado, irrespetuoso e indiferente a las muestras de afecto, pero en el fondo es muy cariñoso, honorable y emotivo.
—Sí... Es muy encantador... —dijo Cinder sonriendo y teniendo una mirada soñadora, antes de dirigir la mirada hacia Bella—. Señora Dumont, creo que entiendo lo que quiere decir; Gabriel los sigue tratando como simples "conocidos", y lo que quiere usted es que los trate como sus padres.
—No quiero forzarlo. Pero muchas veces sueño con el día en que finalmente lo escuche decirme "mamá" —dijo Bella, parpadeando unas cuantas veces para contener las lágrimas—. La forma en cómo nos evita cuando intentamos acercarnos a él, me recuerda a un animal que se aleja de otros humanos, porque ha sido tan maltratado por ellos que desconfía de todos por instinto.
—Su instinto animal lo hace seguir desconfiando de ustedes, por los maltratos que sufría de los demás humanos de su aldea natal —dijo Bruno con un semblante serio—. Puede que en el fondo él ya los considere como sus padres. Pero dos años no borran catorce años de maltrato físico y psicológico. Solo tienen que darle tiempo. Ya verán que tarde o temprano su instinto animal los reconocerá como su familia, igual a como lo hizo con Rosabella.
—Mi marido tiene razón. Hay que ser pacientes. Ya verás que la espera valdrá la pena —dijo Cinderella sonriendo con optimismo.
—Ojalá que sí... —dijo Bella dirigiéndole la mirada a la familia Bernard por un momento, antes de volver a desviar la vista al suelo—. Cuando Adán y yo nos enteramos de que él... Bueno, supimos la identidad del tigre que habita en el alma de Gabriel, nos invadió el miedo. Y Gabriel, por sus sentidos de animal podía percibirlo... Eso nos distancio aún más de él. Logramos superar ese miedo e intentar demostrarle que es nuestro hijo sin importar qué. Pero el daño ya estaba hecho; el haberle tenido miedo una vez, destruyó la amistad que construíamos con él. Puede que jamás vuelva a confiar en nosotros.
—No lo creo. Mi hermano no es así —dijo Rosabella.
—Quizás. Pero ese chico es más animal que humano. Más de lo que yo fui cuando era un hombre-león —dijo Adán suspirando con molestia—. Incluso su vieja maestra nos lo dijo.
—¿Su vieja maestra? —pregunto Cinderella confundida.
—Mientras él estaba en Japón entrenando, nosotros quisimos comunicarnos con alguien de su aldea —dijo Bella—. Queríamos saber más acerca de su vida, antes de venir a nosotros. Pero solo hallamos musulmanes y budistas prejuiciosos que lo llamaban "demonio" o "brujo".
—Casi todos en la aldea eran musulmanes, incluido su familia biológica. Así que casi todos creían que el chico era una especie de brujo o demonio, que se comunicaba con animales y prefería estar en la selva que en la "normalidad" de la civilización humana —agregó Adán, molesto de solo recordar a ese tipo de gente prejuiciosa.
https://youtu.be/fuu-WvDxJ0E
—Excepto los pocos miembros de los discípulos de Shiva, Vishnu y Buda II Cundi —dijo Rosabella—. Ellos respetaban a mi hermano, porque él estaba siguiendo el camino de sus maestros: ser uno con la naturaleza y amar a los animales como iguales.
—Lástima que los musulmanes y budistas adoradores de Buda VI Gautama no pensaban así —dijo Adán—. Pero lo que llevó a que casi todos discriminaran al chico, fue un evento en particular que sucedió antes de transformarse en hombre-tigre.
—¿Qué cosa? —pregunto Cinder preocupada de escuchar eso.
—La maestra de una escuela de Kalari, cerca de la aldea de Gabriel, nos contó lo sucedido —explicaba Bella, recordando esa charla incomoda que tuvieron ellos en persona con esa maestra—. Un viejo musulmán depravado quería como esposa a la pequeña hermana biológica de Gabriel, e intentó llevársela a la fuerza. Entonces Gabriel actuó en defensa propia. Pero... Oh, dios mío.
—¿Qué pasó? ¿Le ocurrió algo a su hermana? —pregunto Cinderella empezando a temer lo peor.
—No, no. Gabriel logró salvarla. Pero... Como sabrán, en ese tiempo Gabriel tenía apenas diez u once años. Seguía siendo un niño, uno humano. Y aun así... casi mata al viejo hombre.
—¡¿Qué?! —exclamó la familia Bernard al mismo tiempo, incrédula de escuchar eso.
—Sonará increíble. Pero la maestra y varios antiguos alumnos lo confirmaron. Gabriel le destrozó los ojos al hombre con los pulgares. Le fracturó ambas manos. Luego le mordió el cuello tan fuerte que casi le desgarra la yugular. Solo se detuvo porque su hermana se lo pidió. O de lo contrario habría continuado hasta matar al hombre... ¿Pueden creerlo? Antes de ser una bestia, y siendo todavía un niño, él ya actuaba como un animal salvaje, y estuvo a punto de matar a otro ser humano.
Bella no quería admitirlo, pero se estremecía de miedo ante la idea de que un niño pudiera ser capaz de algo así. Ni tampoco podía sacarse de la mente lo que le dijo la maestra Alisha...
—Intentamos darle una oportunidad. Pero ese niño estaba más allá de toda "cura". Todo este tiempo, él ha sido un animal disfrazado de humano, esperando el momento para finalmente mostrar sus colmillos y garras. Señor y señora Dumont, les pido que tengan mucho cuidado con él. O serán otro caso de familia devorada por un infante pashu (bestia).
Por supuesto que Bella no quería creer que el joven-tigre podría hacerles daño; ella y su marido han visto con sus propios ojos lo protector y cariñoso que él es con Rosabella. Además recuerda el día en que el baghatma llegó al castillo con el pequeño gato Kumal en brazos, suplicándole a ambos que le permitieran quedárselo. Recuerda la noche en que salvó a Rosabella de aquellos lobos del bosque. Recuerda las veces en las que él se metía en problemas, nada más por defender a Rosabella en la escuela de otros niños y niñas maleducados y llenos de envidia.
Y también recuerda que cuando él se inscribió en San Bestia, lo hizo bajo el nombre de "Gabriel Dumont Khanom". Hasta el momento Bella no entendía el apellido "Khanom", aparte de que era un derivado de "Khan", venía del idioma siamés y formaba parte del nombre de un famoso héroe del antiguo reino Ayutthaya. Pero a Bella le había llenado de felicidad saber que el joven baghatma aceptó el apellido Dumont como propio, cuando antes se negaba a usarlo porque no le gustaba.
—Aun así, he visto con mis propios ojos lo suficiente, para saber que él no es un demonio —dijo Bella con más firmeza en su mirada y voz.
—Si es así, entonces él entenderá que ustedes no lo ven como lo hacen los otros humanos —dijo Cinderella, volviendo a sonreír con optimismo—. Dale tiempo, y él volverá a abrir su corazón al amor de una nueva familia.
—Espero que sí. Confío en que su relación con Caroline lo motive a abrir más su corazón —dijo Bella cerrando los ojos y sonriendo con un renovado optimismo.
—¿Esa mujer-loba está con él? —pregunto Cinder, de repente con un tono que denotaba un sentimiento disgustado, que era muy notable en su mirada.
—¡Sí, sí! En su carta nos explicó que ella se quedaría con él en su guarida, y lo acompañaría junto con su clan y unas nuevas amigas a este reino —dijo Rosabella, levantando las cejas y esbozando una sonrisa gatuna con una pequeña risa pícara—. Cinder, lo siento mucho, pero mi hermano ya le pertenece a otra hembra; una con muchos puntos de ventaja.
Cinder resopló con molestia, se cruzó de brazos y apretó la mandíbula. Esto fue bastante notorio para sus padres, quienes no pudieron hacer más que sentirse mal por la situación amorosa de su amada hija. Querían decirle algo, pero también sabían que era algo que ella debía aprender por su propia cuenta para que le sirviera de experiencia y madurara.
"Muchos puntos de ventaja. Sí, claro. O sea. ¿Qué tiene ella que no tenga yo? Aparte de ser más alta, más tetona, más voluptuosa, y ser una bestia ruda... Oh diablos...", pensaba Cinder, cerrando los ojos y frunciendo el ceño, aún más enfadada al hacer una comparativa mental entre ella y la licántropo blanca. No fue una comparativa muy reconfortante para ella.
https://youtu.be/4FrnKPUwDYE
[Barco Draco Wang].
Continuaba reinando la paz en el viaje. Y el grupo Twilight Maidens lo había aprovechado para reforzar la amistad y confianza mutua entre ellas con más charlas sobre temas personales, siendo el principal la relación que tenían todas ellas con alguno de los jóvenes-bestia de Nightfall Angels.
Después de la revelación de Raven sobre su relación con Miguel, seguida de la revelación de Clarisse sobre el origen de su fijación por Jofiel, la siguiente en hablar fue Amitiel, quien acabó confesando su inseguridad en que pudiera funcionar su relación con Uriel. Al principio la sirenita creía que resultaría sencillo avanzar la relación con el draconiano rojo. Pero conforme fue conociendo más a Uriel, entendió que él tenía por naturaleza una concepción diferente a una relación romántica.
Para Uriel era simple: una vez elegida la pareja, se comienza la etapa de cortejo y después van directo al apareamiento para sellar la unión de por vida. Luego Amitiel descubrió sobre que la elección de pareja en las bestias está influida por temas de selección natural.
Era como ciertas especies de animales en las que, con solo mirarse una vez y hacer un ritual de cortejo, ya viven juntos hasta la muerte.
Al igual que cualquier humana con ideas romantizadas del instinto reproductivo, Amitiel se sintió confundida por la naturaleza simple de las bestias en temas de selección de parejas. Y al conocer los tipos de cuerpos que tienen las hembras que atraen a los hombres-bestia, Amitiel se sintió bastante inferior y desmotivada.
Por su naturaleza de sirena, Amitiel heredo un excelente gen que le concedió un cuerpo saludable y fuerte, además de rasgos delicados y hermosos de una griega-italiana. Pero aun así se sentía inferior en comparación a hembras como Caroline, Raven y Elsa, quienes con seguridad podrían destacar entre millones de humanas como diamantes en arena de plomo.
Se sentía como una simple humana entre hembras sobrenaturales.
—Y básicamente, por culpa de mi propia inseguridad, ni siquiera hemos empezado a hacer casi nada de lo que hacen las parejas humanas... o bestias, o animales como dragones, o lo que sea —dijo Amitiel ahora sentada en su silla bajo una sombrilla, con sus mejillas sonrojadas y mirando cualquier cosa menos a las otras chicas por vergüenza.
—Chica pez, disculpa por tener que decírtelo, pero estás completamente paranoica —dijo Angela con una sonrisa orgullosa y divertida, estando también sentada en su silla bajo una sombrilla—. Créeme, soy bastante honesta y tengo mucha experiencia sobre biotipos femeninos. En base a mi experiencia, tienes un cuerpo bonito; no es demasiado delgado ni demasiado exagerado en cuanto a tus atributos. Tus rasgos juveniles le dan un plus que lo deja en ese punto perfecto entre adorable y sensual. Desde mi punto de vista, tu mejor cualidad física es tu aire adorable y tu trasero firme y apretado. Tu hombre-dragón disfrutara mucho morderlo.
—Pues... gracias, supongo —dijo Amitiel tan sonrojada que sus orejas también estaban rojas.
—De nada —dijo Angela haciendo un gesto con la mano izquierda de forma pretenciosa—. En cuanto a lo psicológico, ahí sí que no puedo opinar. Ya trabajaste tu cuerpo. Ahora tienes que trabajar en lo psicológico para ser una hembra capaz de domar y montar a tu dragón.
—Empezando por tener más confianza en ti misma —agregó Raven con una sonrisa gentil—. Eres hermosa, Amitiel. Pero creerlo y confiar en ti es más hermoso que la belleza exterior, e igual de importante que la salud y el rendimiento físico. Así que sigue ejercitándote y entrenando si quieres, pero solo porque la salud es importante, y teniendo confianza en ti misma.
—Agradezco los consejos, en serio —dijo Amitiel sonriendo un poco, llenándose de más confianza—. Prometo que tratare de seguirlos. Y lo primero que haré para empezar, será remediar mi falta de confianza con Uriel.
—¡Así se habla sirenita! —dijo Erzuli con una amplia sonrisa y mostrando el pulgar izquierdo en señal de aprobación. También estaba sentada en su silla con una sombrilla al lado.
—Si necesitas un guía en tus ejercicios, solo avísame, y te enseñare algunos ejercicios perfectos para tu tipo de anatomía y biología —dijo Caroline guiñando un ojo y sonriendo con amabilidad, para luego mirar a las otras chicas—. Lo mismo es para todas ustedes, si les interesa.
—¡Yo si estoy interesada! —dijo Clarisse levantando la mano derecha con enérgica emoción—. ¡Desde que te vi he querido ser como tú, Caroline!
—¿En serio? —preguntó Caroline empezando a avergonzarse, y sorprendida de que una chica tan hermosa y fuerte como la humana británica la admire tanto a ella.
—¡Lo digo en serio! ¡Eres tan fuerte y hermosa que pareces una diosa rusa! ¡Incluso lograste ganarte la atención del avatar del mismísimo Dios de las Bestias!
https://youtu.be/DqcBCsJJBy8
—¿Eh? ¡¿Qué dices?! ¡No, no, no! —decía Caroline sobresaltándose en su silla y agitando las manos en señal de alto—. ¡No malinterpretes lo de...!
—Por favor Caroline, lo tuyo con el chico-tigre es más que evidente —dijo Erzuli poniendo la pierna derecha encima de la rodilla izquierda, aguantando las ganas de reír—. El verdadero problema es que ustedes dos están "estancados" por las concepciones humanas sobre el instinto reproductivo. Concepciones que tú aprendiste de tu madre humana, y Gabriel aprendió durante su infancia como humano.
—No... No es... —trataba de negarlo Caroline, pero a mitad de la oración se detuvo a pensar en las palabras de la mujer-hiena.
Y quedó en silencio porque no podía negarle la razón a ella.
—Ya veo... Es por eso que Miguel estuvo luchando tanto contra sus instintos cuando intente cortejarlo —dijo Raven con una mano en la barbilla—. Como su madre es humana, es obvio que debió haber aprendido de ella sus interpretaciones sobre el amor y el instinto reproductivo. Está dividido entre la forma romántica de los humanos de conseguir amantes, y la forma pura de las bestias de conseguir parejas de por vida.
—Pero al final él cedió a sus instintos y se acostó contigo —dijo Elsa moviendo el torso para mirar a la dhampiresa.
—Sí, porque se lo insistí mucho, o de lo contrario habríamos dormido sin hacer nada más. Y debo agregar que valió la pena —dijo Raven sonriendo, mordiéndose el labio inferior, poniendo ambas manos en su regazo y apretando las piernas, para intentar controlar su creciente excitación—. Aunque fue nuestra primera vez, su instinto le permitió saber rápido cómo actuar, mientras que yo me deje llevar por mi lujuria. Fue tan fantástico, que perdí la cuenta de cuántas veces tuvimos sexo. Simplemente no quería dejar de saborear su cuerpo.
—Raven, es tierno que quieras compartir lo mucho que disfrutaste tu primera vez con tu... "alma gemela" —decía Angela frunciendo el ceño, con un tono incomodo y enojado—. ¿Pero podrías ahorrarte los detalles de cómo te follabas a un chico salvaje y peludo?
—En realidad Miguel no es nada "peludo" —dijo Raven ganando un tierno sonrojo en sus mejillas, mientras recordaba cada detalle del cuerpo juvenil y musculoso de su amante licántropo—. El único rastro de pelo que tiene en su cuerpo humanizado es su cabello, aparte de sus cejas y pestañas. En realidad su piel es tan suave como su cabello grueso y liso.
—¡¿Cómo?! ¡¿Acaso no decían los humanos que el detalle distintivo de los licántropos es que son muy velludos?! —preguntó Clarisse con una adorable y hermosa expresión confusa.
—¡Ja, ja, ja! ¡En realidad eso es un mito! —dijo Caroline llevándose las manos cerca de la boca, tan divertida por el comentario de Clarisse que despertó de su reflexión mental—. Muchos humanos difundieron ese dato por los casos de humanos con una condición rara que les hace crecer mucho pelo en el resto del cuerpo. Y lo compararon con las vagas descripciones que tenían sobre nuestras transiciones entre nuestra forma humana y forma bestia.
—O sea... ¿Que las bestias no tienen vello corporal? —preguntó Angela boquiabierta.
—Claro que no ¡Je, je! —respondió Caroline todavía riéndose y bajando los brazos—. Eso se debe a que en nuestras formas humanizadas todo nuestro pelaje corporal, exceptuando las cejas y las pestañas, se concentra en nuestro cabello. Lo mismo sucede con las bestias escamosas y emplumadas. Pero en el caso de las bestias varón, como mi padre, pueden hacerse crecer algo de bigote o barba, como un mecanismo natural de camuflaje para aparentar más edad. Ya que nuestra capacidad de longevidad, dependiendo de la especie y el individuo, nos puede hace parecer humanos de entre dieciocho y treinta años, hasta cumplir los cien o doscientos años.
—Discúlpenme la palabra, pero santa mierda —dijo Angela parpadeando un par de veces por la incredulidad.
—¿Eso quiere decir que tu padre, sin su barba, podría parecer un adolescente en realidad? —pregunto Elsa igual de impresionada.
—Sí. Mi madre le pidió que se hiciera crecer algo de barba, porque en la Sociedad Humana se ve muy extraño una señora de más de treinta años que está casada con un chico que parece de dieciocho años —explicó Caroline, con algo de pena por recordar esa conversación entre sus padres—. Sin su barba, mi padre se vería casi de la misma edad que mi hermano.
—Entonces tu madre es tan afortunada por tener a tu padre, como yo lo estoy por tener a Miguel —dijo Raven con una pequeña risa infantil.
"Ahora empiezo a entender por qué muchas mujeres prefieren a los hombres-bestia; son jóvenes durante uno o dos siglos, tienen un desarrollo muscular inhumano por naturaleza y además no tienen nada de vello corporal", pensó Angela estupefacta y comenzando a entender muchas cosas.
Próximo capítulo: Amistad, Amor o Instinto.
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