Capítulo XXVII: Motivaciones de un Depredador
"Y ésta es la historia de cómo Mowgli entró a formar parte de la manada de los lobos Seeonee..."
—El Libro de la Selva de Rudyard Kipling.
https://youtu.be/UWxDGcMwcT0
[La Corte de las Tinieblas]
El ambiente en la sala era en extremo tenso. Y eso era razonable: cada Señor Vampiro conocía a Vlad III Tepes, y era imposible no reconocerlo ahora que estaba frente a ellos, pese a que aún no se había rejuvenecido. Tal como había dicho Terrordar, cada pregunta de Drácula iba a ser respondida, y justo ahora se le fue explicado qué ocurrió en los últimos cuatrocientos años.
Drácula estaba parado enfrente de la ventana, mirando el horizonte, y analizando todo lo que había descubierto hasta ahora. Terrordar estaba sentado en su respectiva silla, al lado del resto de los Señores Vampiros, esperando otra pregunta para responderla. De modo que el silencio en la sala era de tenebroso en toda su expresión.
—Gremio San Bestia... Sociedad Sobrenatural... —decía Drácula con seriedad, y luego sonríe con diversión—. Je, je, je. Siempre supe que ellos lograrían un gran cambio.
—Los elogias demasiado —comentó Orlok con molestia.
—Reconocer las hazañas de tus oponentes, hace que aprendas y seas mejor —contesto Drácula sin siquiera voltearse—. ¿Y qué fue de ellos?
—Se casaron con sus respectivas parejas, y tuvieron muchos hijos; sobretodo Absalón. Los hijos de sus nietos se esparcieron por el mundo. Algunos murieron en batalla. Otros descendientes todavía viven, y están en distintas partes del mundo, y en otros mundos. A estas alturas, no se sabe exactamente cuántos descendientes hay —explicó Maldibion con suma cortesía—. En cuanto a tu sirviente hechicero, murió luchando en la última guerra. Aquel guerrero, Baise, regresó a China, donde también murió en batalla. Aquel peleador humano decidió retirarse de las luchas, y viajó a África, donde se convirtió en un hombre-pantera, y formó una familia. Y respecto al viejo garuda, también se retiró, y regreso junto a su familia a Asia.
—¿Qué fue de mis hijos? —pregunto Drácula, ahora con un tono molesto.
—Tu hijo Adrien todavía vive. Creó un grupo rebelde aquí en Rumania, junto con Julieth Queen, la hija de la actual Reina de las Brujas. Hay rumores de que él y ella se casaron. Pero de ser cierto, desconocemos si tienen hijos —explicó Felsegor con rencor en su tono, al hablar del mencionado Adrien.
—Y en cuanto a Vlad IV, se mudó a Hungría para crear su propio gobierno, y se llevó a los vampiros primitivos que quedaban. Después, se casó con una humana, con la que tuvo un hijo. Pero la humana murió en el parto. Una semana después de eso, Vlad, su hijo, y los demás vampiros primitivos, fueron asesinados por un extraño, enorme y poderoso licántropo, que jamás habíamos visto —explico Mefisto con un tono de voz sereno.
—No era un descendiente de Daniel. Era totalmente desconocido, y parecía... primitivo —decía Apokalis, ahora con una ligera emoción en su voz.
—¿Un hombre-bestia primitivo? —pregunto Drácula, volteando su mirada, haciéndose ver que estaba sorprendido.
—Sí. Y no fue el primero —respondió Apokalis con una sonrisa emocionada—. Tres años antes, apareció, lo que creemos que fue un hombre-tigre dientes de sable. Mató y devoró un cocodrilo comparable a un dinosaurio, derrotó al jefe de los yetis del Himalaya, y diezmo ejércitos enteros de vampiros en China; esto último lo hizo, sin siquiera transformarse. Según nuestros familiares humanos, parecía ser un joven no mayor de 20 años. Pero hasta el momento, esto es todo lo que sabemos sobre él; puesto que desapareció sin dejar rastro.
—Esta nueva época es cada vez más interesante —comentó Drácula, también emocionándose un poco, y volviendo a mirar la ventana—. Ahora, quiero saber qué fue del viejo enemigo, del anterior Príncipe de las Tinieblas. ¿Qué fue del gran Rey de la Selva, Shere Khan?
https://youtu.be/g-jGHbkM8e4
[Sede Principal de San Bestia: Salón N.9]
Después de lo sucedido en la prueba psicológica, llevaron al grupo a una oficina más amplia. Cada joven-bestia estaba sentado en una silla de madera, colocadas en tres filas verticales y horizontales, exactamente en este orden: Gabriel, Miguel y Rafael en la primera fila, detrás de ellos estaban Uriel, Remiel y Azrael en la segunda fila, y, Raziel, Jofiel y Camael en la tercera fila. Y por último, frente de cada uno había una mesilla cuadrada —parecía como si estuviesen en clases—. Todos miraban delante de ellos a Auguste, quien se encontraba sentado en un sofá rojo.
—Es increíble cómo pueden convertir un asunto serio en el club de la comedia —comento Auguste con sarcasmo disgustado.
—Para empezar, la culpa fue de él —dijo Remiel señalando a Uriel.
—Oh, claro, culpen al europeo —se quejó Uriel haciendo un pequeño berrinche.
—Por favor no empieces —comentó Camael ya harto de las discusiones.
—Disculpe lo ocurrido Sr. Grimm. Todo se salió de control... —se disculpó Miguel sonriendo con pena.
—Es irónico que lo menciones —le interrumpió Gabriel con una sonrisa sarcástica—, porque tú también contribuiste al descontrol.
—Hazme un favor: ¡¡¡cállate!!! —exclamó Miguel pasando de una actitud pacífica a furiosa en un segundo.
—Bueno pero no te enojes —se disculpó Gabriel con sarcasmo.
—¿El señor. Ezequiel está muy molesto? —pregunto Raziel con vergüenza.
—No, al contrario, le pidió a las hermanas que anotaran todo, para que el joven Taika hiciera una tira cómica de la escena, para venderlas en el diario Fantastic World —dijo Auguste también sintiendo vergüenza.
—¿Y nos darán una parte de las ganancias? —pregunto Uriel interesado, y todos centran su mirada en él—. ¿Qué? Si somos las personas en las que está basada la tira cómica, por ley, él nos debe de dar una parte de lo que ganen en las ventas. Además es Taika, el mismo que hizo una parodia infantil, basada en el relato nórdico.
—Ragnarok: el Chiste Mal Contado. ¡Ja, ja, ja! ¡Vaya fue divertido ese cuento! —dijo Remiel entre risas.
—Volviendo al tema jóvenes, pasaremos a la prueba escrita —dijo Auguste, atrayendo la atención de todos.
—Pero esa es la última prueba. ¿Qué no había más primero? ¿Cómo la prueba de habilidad y la prueba en el campo? —preguntó Camael un poco confundido.
—Sí. Pero le pedí a Ezequiel que los omitiera esta vez por dos razones. Uno: para que no conviertan los ejercicios en las olimpiadas de la risa. Y dos: porque ya tienen algo de experiencia en el campo; sobretodo por la batalla contra el dragón abisal. Además, Azrael, Raziel y tú también Camael, ya completaron vuestras pruebas físicas en la otra Sede.
—Buen punto —dijo Azrael estando muy de acuerdo.
—Entonces, ¿Cómo es esta prueba? —preguntó Rafael con suma curiosidad.
Auguste se levanta y va hasta un escaparate cercano. Abrió el segundo cajón, y saco un manojo de hojas blancas. Entonces prosiguió con darle a cada joven-bestia una hoja.
—Cada uno debe escribir en su hoja sus motivaciones, para solo comer humanos malvados —decía Auguste seriamente, mientras entregaba tres hojas a cada fila para que se lo repartieran entre sí—. Dado a que están metidos en esto por el dilema en Cerdeña, no hace falta escribir sus razones para ser cazadores: nada más, aquello que los motiva, a cazar malvados. Después, Ezequiel evaluará sus respuestas.
https://youtu.be/LIomxDU_lVU
Entregada las hojas a la última fila —Gabriel, Miguel y Rafael—, Auguste se retira de la habitación; no sin antes decirles a los jóvenes-bestia que en el primer cajón del escaparate había plumas y tintas para que escribieran. Y por último, pedirles que no hicieran otra estupidez. Luego de salir de la habitación, los jóvenes-bestia se miraron entre sí, y después las hojas.
—*Suspiro*. Bien, supongo que este es el momento reflexivo —dijo Camael a modo de broma, aunque lucía molesto.
—Yo ya lo tengo claro —declaró Miguel con seriedad y firmeza.
—Igual yo —dijo Jofiel orgulloso.
—Yo también —dijo Raziel con una expresión seria, como pocas veces se ha visto.
—No hace falta decir que yo también —dijo Rafael mostrándose serio. Mientras recordaba la noche en que salvó a Elsa, y pensaba: "la tuve desde aquella noche".
—Bien por ustedes —dijo Remiel, no con un tono humorístico como suele tener, sino con cierta molestia.
—¿Y ahora que te ocurre? —comentó Azrael con sarcasmo, aunque algo intrigado, puesto que podía reconocer cuando el joven-kitsune estaba de mal humor.
—Solo digo que es bueno que ustedes ya lo tengan claro —respondió Remiel sin mirarlo.
—Yo no tanto —reveló Gabriel de forma seria y cruzado de brazos.
—Yo tampoco —dijo Camael indiferente.
Con esas dos respuestas, el ambiente se tornó un poco tenso. Tal como habían dicho ambos, aún no tenían claro el por qué deben matar solo humanos malvados. Y no eran los únicos: Uriel, aunque no había dicho nada, en el fondo también tenía esa duda latente, al igual que Azrael.
Uriel tenía su duda porque, como dragón, no le ve sentido ayudar a "criaturas inferiores que serán su comida". Mientras que Azrael, su duda se debía a que para él, todos los humanos eran iguales de escorias, y lo comprobó en Estados Unidos. Algo muy común que cree la gente, más por ignorancia, es que la discriminación solo existe de blancos a negros, y que éstos últimos son solo buenos, cuando en realidad la discriminación y la maldad no tienen color de piel.
Y Azrael y Raziel lo experimentaron de primera mano. Ambos eran rechazados y discriminados tanto por negros como por blancos. Y por si no era suficiente, descubrieron que fueron los mismos africanos quienes vendieron su propia gente —otros humanos—, e incluso niños-bestia, a los europeos y americanos; los humanos africanos esclavizaban a su propia gente, y todavía lo hacen. Pero aparte de la esclavitud, ciertas tribus humanas africanas tenían otras costumbres, que para las bestias (sobretodo bestias africanas) y una persona moral, son deshonorables e inmorales.
Aunque el joven-pantera odia las injusticias, aprendió una lección que cada día se repite en su mente para no olvidarla: "Algo que tienen los blancos y negros en común, es que pueden ser iguales de discriminadores e hijos de perra".
Además, trabajar en el gremio San Bestia no sólo implicaba luchar y encarcelar a cada criminal, como todo héroe idealista; también se trataba de matar, o incluso hacer atrocidades, con personas que, pese a no merecer vivir, eso no estaba bien bajo la ética humana. Pero bajo la Ley de la Selva, estaba permitido hasta cierto punto.
—¿Y qué hay de ti Remiel? —preguntó Rafael de forma amistosa, cortando el incómodo silencio—. ¿Tienes claro tu motivación?
—Algo así... —dijo Remiel mientras se cruzaba de brazos y se sumía en sus pensamientos; algo que sorprendió un poco al resto, puesto que no era común verlo así.
—Ahora que lo pienso, desde que nos dijeron que tenemos que unirnos a este gremio, has estado menos... "Remielnistico" de lo normal —dijo Azrael estando un poco pensativo—. Estas igual, que cuando estuvimos en la sede norteamericana de San Bestia, y Bill dijo que podrías unirte al gremio.
—Remiel, ¿hay una razón especial por la que no quieres unirte al gremio? —preguntó Miguel de repente, bastante intrigado.
—¿Es tan obvio? —comentó Remiel con humor malo.
—Cuando nos contaste tu historia, se me hizo muy extraño que no quisieras ir a la sede norteamericana de San Bestia, y en vez de eso, quisiste buscar una forma de hablar directamente con el señor Bill, sin ir allí. Y con lo que dice Azrael, parece que hay algo detrás de esa negativa —explicó Miguel con seriedad, pero a la vez comprensivo.
—¡Je, je! Serías un gran detective, Miguel —dijo Remiel con una sonrisa sarcástica—. En realidad, no tiene que ver con el gremio, sino con lo que implica unirse al gremio, siendo un buen luchador.
—Un cazador —dijo Camael para intentar adivinar.
—Un guerrero —corrigió Remiel, ahora teniendo una expresión seria.
—Es cierto. A diferencia de tu hermano, no quisiste ni aspiraste ser un guerrero —dijo Jofiel, recordando ese detalle—. Y a juzgar por tu estado de ánimo, no creo que tenga que ver con ese tonto sueño de ser comediante.
—¡Oye no es un sueño tonto! —exclamó Remiel bastante ofendido.
—Discúlpame pero tengo que decirlo: me parece tonto. Y ni siquiera tus chistes son buenos —dijo Jofiel con sinceridad pura, como si le estuviera diciendo a un amigo que no se haga ideas en que será presidente.
—Sigue diciendo comentarios así, y jamás conseguirás novia —comentó Remiel bastante disgustado.
—En realidad, he tenido diez novias en tan solo cinco años —reveló Jofiel como si no fuera la gran cosa—. Y a diferencia de ti, no tuve una novia ladrona profesional, buscada por medio mundo.
—León bastardo —dijo Remiel en voz baja, aún más ofendido y con ganas de golpear a alguien. Pero se relaja, da un suspiro cansado, y muestra una sonrisa un poco falsa, para continuar hablando. —No quiero ser guerrero, por dos razones. La primera es que, enserio, quiero ser un comediante. Pero por otro lado, no quiero ser un guerrero, por una promesa que me hice a mí mismo, por mi padre.
—¿Una promesa? —comentó Raziel confundido, puesto que él, al igual que su hermano, no conocían esa parte de la historia del joven-kitsune.
Remiel permaneció callado, como si dudara en seguir hablando o no. Pero opto por hacerlo, porque sabía que de igual manera se tendría que saber. Y si iba a unirse al gremio, sus compañeros debían saberlo.
https://youtu.be/D66_NiTJSTc
—¿Recuerdan cuando relate sobre que mi padre le tenía rencor a los kitsune? —pregunto Remiel, con algo de seriedad en su tono.
—Sí. Según nos dijiste, el hermano de tu padre le ocurrió algo malo, y un kitsune tuvo que ver en eso —dijo Rafael recordando ese detalle.
—Mi padre una vez nos contó a madre, a mi hermano, a mis hermanas, y a mí, lo que sucedió; cómo fue que mi tío murió —reveló Remiel—. Padre decía, que mi tío nunca hacía caso; siempre se metía en problemas, y debía ser mi padre quien lo ayudará. Pero a pesar de eso, mi tío era bueno; tenía un sentido del honor, y soñaba con ser un cazador. Sin embargo... no pudo cumplir ese sueño. Unos días antes de su cumpleaños n14, conoció a una mujer-kitsune nativa de China, un poco mayor que él. Mi tío se enamoró ciegamente de ella, sin saber que lo que buscaba esa kitsune, era sus años de vida. Como bien saben, los kitsune pueden otorgar y arrebatar años de vida. Y a diferencia de los súcubos e íncubos, no solo por medio de las relaciones sexuales. Basta con un pequeño apretón de manos.
En cuanto Remiel dijo eso último, Uriel y Azrael, quienes estaban cerca de él, se apartan un poco y de manera disimulada. Aunque no lograron pasar desapercibidos por el joven-kitsune.
—¡Por kami no voy a quitarle los años de vida a nadie! —exclamó Remiel bastante ofendido por la reacción de sus compañeros.
—Yo lo siento mucho, pero más vale prevenir que lamentar —dijo Uriel con cinismo, haciendo enojar más al joven-kitsune.
—Como sea —dijo Remiel tratando de calmarse, tras molestarse por el comentario del joven-dragón—. Un día después del cumpleaños de mi tío, él desapareció. Y no fue encontrado, hasta la noche del día siguiente; estaba muerto en el bosque. Obviamente los doctores humanos no pudieron determinar la causa de muerte. Pero los investigadores de la agencia sobrenatural de China, descubrieron que sus años de vida habían sido arrebatados: fue asesinado por un kitsune. Mi padre al saber esto, busco y persiguió a la kitsune, hasta encontrarla, justo antes de que cobrara otra víctima; otro adolescente ingenuo.
»La kitsune era poderosa; había arrebatado tantas vidas, que poseía un poder descomunal. Y por eso, su confianza era tan grande, que no le importo revelar que había sido ella quien asesinó a mi tío. Pero no contó con que mi padre tuviera las Garras de la Tormenta y Filo del Trueno, de modo que logró vencerla, y acabar con su vida: vengando incontables vidas. Y después de eso, mi padre decidió viajar a Japón, no solo para salir de la tierra donde perdió a la única familia que le quedaba, sino también para ser un cazador del Gremio San Bestia, en honor a mi tío.
—Creo que comienzo a entender a dónde va esto —dijo Miguel con seriedad, y mucho pesar por esa historia—. Aquella tragedia la origino esa capacidad que tienen los kitsune. Y dado a que tú también la tienes...
—Temes llegar a estar obligado a usarla en un combate —prosiguió Raziel igual de serio, y denotando pena en su voz.
—Exacto —confirmó Remiel todavía serio—. Cuando padre nos contó eso, madre al fin entendió porque él le tenía tanto rencor a los kitsune. Y por eso, mis hermanas y yo, juramos allí mismo, que jamás usaríamos esa capacidad: ni para arrebatar vidas, ni para otorgarlas. En mi caso, aunque hice esa promesa, sabía que no podría cumplirla, si llegaba a convertirme en guerrero. Seamos honestos, es igual a decir que serás guerrero y jamás matarás: es sencillamente imposible. Siendo un guerrero o cazador, sé que llegará un momento, en que me veré obligado a usar esa capacidad. Y no quiero hacerlo. No solo en memoria de mi tío, sino también para no convertirme en aquel monstruo que le arruinó la vida a mi padre.
Aquella revelación dejó en silencio a los demás; por fin empezaban a entender un poco más al joven-kitsune, en especial uno de ellos.
—Para ser un molesto zorro roba comidas, debo admitir que tienes un buen espíritu —comentó Uriel con una sonrisa sarcástica—. Yo también paso, o mejor dicho, pase por algo similar. Pase tantos años sin saber que sería en mi futuro: un pirata o dragón. Y tras pensarlo bien, creo que ya halle la respuesta. Sé que no puedo cambiar mi naturaleza, y por eso, en vez de tratar de cambiar, tratare de ser alguien mejor. Y tú deberías hacer lo mismo. Si no quieres ser como aquella kitsune que mató a tu tío, entonces, en vez de rechazar lo que eres, solo acéptalo y sé mejor.
Esas palabras, pese a ser simples, tuvieron su efecto en el joven-kitsune: le dio algo con lo que reflexionar. Y no solo en él; también en el resto.
—Me alegra saber que no soy el único filosófico de aquí —dijo Camael con una sonrisa divertida—. Y retiro lo que dije: creo que ya tengo algo en claro.
—Para ser honesto, tal vez yo también —dijo Azrael sonriendo de forma sarcástica—. No es algo tan dramático como ustedes. Pero al menos es algo. ¿Y tú Gabriel? ¿También ya tienes una motivación?
—Siempre tuve una, y no tiene nada que ver con matar humanos malvados o no —respondió Gabriel con algo de indiferencia.
—¿A qué te refieres? —preguntó Rafael, un poco confundido.
El joven-tigre se levantó de su silla y caminó un poco lejos de sus compañeros, hasta detenerse y cruzarse de brazos. Parecía indeciso en hablar, o más bien, lucía como si tuviese pena de algo. Muchas cosas rondaban por su cabeza, y ahora saber que el tigre que lo poseía, no era otro que la forma animal del Dios Rudra, Shere Khan, le hacía tener una enorme carga mental; tenía tantos pensamientos e ideas circulando por su mente, como una funesta tormenta. Y en momentos así, no podía evitar recordar el pasado...
—¡Eres una plaga! ¡Un maldito parásito igual que tu padre! ¡Si vas a lamentarte de algo laméntate por haber nacido siendo un asqueroso hombre!
La repulsiva voz de su malvada abuela, todavía resonaba en su mente. Y para desvanecerla, él recordaba con satisfacción como adorno un árbol, con el cuerpo mutilado de su padre, y tuvo el glorioso festín con la carne despedazada de sus malvadas abuelas y madre. Se sentía libre, cada vez que recordaba esa noche en que se comió a su familia.
—Desde que nací, cada día, me era restregado en la cara, que solo era una basura; una escoria que no lograría nada, más que arruinarle la vida a otros. Una plaga cuyo único crimen, fue nacer siendo hombre —decía Gabriel con total indiferencia, mientras seguía dándole la espalda a los demás, quienes guardaron silencio—. Pero no me importa. No tengo que demostrarle nada a unas escorias, que ahora se pudren en el Naraka. Mató a malnacidos, simplemente porque le hago un favor al mundo, liberándolo de escorias. La verdadera motivación que tengo, es más como un... No se vayan a reír. Pero yo solo aspiro lograr un sueño.
—¿Es en serio? —comentó Azrael casi soltando una risa.
—¡Azrael! —exclamó Rafael disgustado por el comentario del joven-pantera.
—Hermano no te burles —dijo Raziel también molesto por la descortesía de su hermano.
—Tranquilos no me estoy riendo —se disculpó Azrael con genuina sinceridad, aunque sin dejar de sonreír—. Es solo que no creí que Gabriel fuera como un soñador.
—Está bien Azrael. Caroline también me dijo lo mismo, cuando se lo dije —respondió Gabriel, no molesto sino indiferente, y entonces levanta la mirada mientras se sumía en sus pensamientos, sonriendo al recordar algo—. Aquel extraño que conocí tiempo atrás, me contó que en una región cercana a mi aldea, hay una colina alta, con un enorme árbol de rudrakshas; dijo que en la cima puede verse todo el valle libre de presencia humana, y hay una hermosa vista de la luna llena. Pero es muy difícil llegar a ese lugar, porque es custodiado por una tribu de baghatmas y licántropos indios, llamado "Seeonee", que impide el paso a extranjeros y bestias ajenas a la tribu.
—Conozco esa región —dijo Jofiel sorprendido de oír hablar de esa colina—. Según escuche, esa colina es sagrada para esa tribu. Y muy pocos tienen derecho a ir allí.
—Exactamente. Y es por eso, que quiero ser más fuerte —respondió Gabriel, no con un tono serio, sino con emoción—. Quiero ser fuerte, para ganarme el respeto de esa tribu, y tener el derecho a escalar esa colina. Mi sueño es ver la luna llena, las estrellas, el valle y el amanecer de mi tierra, en la cima de esa colina. Podrá parecer infantil y estúpido. Pero es mi sueño, y pienso cumplirlo, porque yo siempre cumplo mis promesas.
Los demás estaban sorprendidos ante la declaración del joven-tigre. Y al hablar sobre su sueño, Gabriel recordó otra promesa, que no quiso decir frente a sus compañeros; no solo por vergüenza, sino también porque era algo entre él, y la persona con la que hizo ese juramento especial; la única demonio en ese infierno llamado tierra, que fue amable con él, y le mostró la luz de la luna en la oscura tempestad.
https://youtu.be/lVgp6KA86_E
[Algunos Días Atrás]
En el bosque cercano al Castillo Dumont, durante la noche, Gabriel y Caroline se encontraban sentados en el campo, descansando tras una dura lucha de entrenamiento. Ambos estaban en su respectiva forma hombre-tigre y mujer-loba, y aunque llevaban ropa de ejercicio que se ajustaba a su forma bestia, lo tenían destrozado por el feroz entrenamiento; sobretodo Gabriel, su camisa era puro jirones, y solo su pantalón estaba casi intacto, además de que tenía varios cortes y magulladuras en el cuerpo.
Se veía con claridad que Caroline le sobrepasaba en fuerza física, y eso le pasó factura a él en el entrenamiento. Por lo que decidieron tomar un descanso largo, antes de continuar. Y fue en este descanso en el que charlaron, y en un determinado momento, Gabriel habló sobre su sueño; algo que hizo reír un poco a Caroline.
—Una hermosa vista de la luna llena —dijo Caroline tras detener sus risas—. Ahora que lo dices, a mí también me encantaría ir.
—¿En serio? —preguntó Gabriel ampliando los ojos, sorprendido de escucharla decir eso.
—¡Por supuesto! —Caroline se levanta del suelo bastante motivada, y luego mira a Gabriel—. De niña, mis padres me contaron un cuento sobre ese lugar. Y si de verdad existe, entonces quiero ir. También me encantaría ver la luna, las estrellas y el amanecer de esa tierra en esa colina.
—¿Y qué hay de aquella tribu? No creo que solo por ser nosotros también un baghatma y una licántropo, nos dejaran pasar. Dado a las costumbres, es obvio que tendremos que luchar para obtener ese permiso.
—Pues entonces debemos fortalecernos, para que cuando lleguemos, podamos incluso vencer a sus guerreros más fuertes.
—¡Je, je, je! No tengo dudo en que lo conseguirás, Caroline. Tu fuerza es extraordinaria; mucho mayor que la mía —Gabriel sonríe y baja la mirada con notable pena.
—¡Y tú también lo conseguirás!
El joven-tigre volvió a mirar a su amiga mujer-lobo, bastante sorprendido de que ella, alguien que él consideraba bastante poderosa, incluso más que él, lo motivara.
—Gabriel, aunque te consideres alguien débil, lo cierto es que tú también eres muy fuerte. Y puedes serlo aún más. Yo te ayudare —decía Caroline con una sonrisa gentil—. ¡Sigamos entrenando y fortaleciéndonos juntos para cumplir ese sueño!
Ante tal muestra de motivación, el joven-tigre no sabía cómo responder. El dramatismo nunca fue su fuerte. Así que solo se levantó del suelo, y extendió su puño izquierdo hacia ella.
—En ese caso, lleguemos a la cima: juntos —respondió Gabriel con una sonrisa que denotaba confianza restaurada—. Es una promesa, y yo siempre cumplo mis promesas.
Con esa declaración, Caroline se alegró aún más. Y como respuesta, chocó el puño derecho con el de Gabriel; sellando así, una promesa en esa misma noche.
[Presente]
Volviendo al presente, Gabriel había vuelto a su silla, y al igual que sus compañeros, comenzó a escribir su motivación para solo comer humanos malvados.
El primero en terminar fue Miguel, y cinco segundos después, el siguiente fue Jofiel; ambos pusieron sus hojas boca abajo en una mesa cercana. Los siguientes en terminar fueron Azrael y Raziel al mismo tiempo, seguidos de Uriel y Remiel, y luego Rafael y Camael. El que faltaba era Gabriel, quien al principio estaba escribiendo algo largo. Pero se detuvo a pensar un momento, y entonces tacho todo para escribir algo en lo último. Después, lo dejó junto a las demás hojas.
—¿Qué fue lo que te tomó tanto tiempo? —pregunto Uriel al joven-tigre por casualidad.
—Solo... unas ideas estúpidas y cursis —respondió Gabriel sonriendo con pena, y entonces acompañó a todos afuera de la oficina.
Al salir de la oficina, le avisaron a Auguste que terminaron el examen; así que él se dirigió a recoger los papeles. Mientras tanto, los jóvenes-bestia iban rumbo a la cafetería del gremio para comer. Pero entre todos, había uno que necesitaba hacerle una pregunta a Auguste, de modo que regresó a la oficina para verlo.
https://youtu.be/lkpG-_v0yPc
—¿Qué sucede Rafael? —preguntó Auguste mientras recogía los papeles, un poco sorprendido de ver al joven-oso volver a la oficina.
—Señor Auguste, necesito saber algo importante —respondió Rafael con suma seriedad—. Cuando usted y sus guardaespaldas llegaron a mi cabaña, para convencerme de venir a la civilización, ¿sabían que Elsa venía de aquel pueblo cercano?
—De hecho sí. Es bastante obvio que ella es de la familia Goldshine —contesto Auguste de forma casual y simple—. En cuanto llegamos al pueblo, supimos de la desaparición de la nieta e hija del viejo Edward Goldshine. Fue muy difícil, pero logramos encontrar y seguir algunas pistas, hasta llegar a tu cabaña.
—E-e-entonces ¿Por qué no la regresaron a su hogar? —preguntó Rafael sorprendido y bastante confundido.
Ante la pregunta, el alemán solo sonrío con ligero sarcasmo. Luego empezó a caminar para salir de la oficina. Pero antes de irse, respondió la tan ansiada pregunta del joven-oso.
—Fue por petición mía —reveló Auguste, pasando al lado de Rafael, y sorprendiendo aún más a éste con la respuesta—. Al principio fuimos a ese lugar, por rumores de un posible descendiente de Isaac. Y cuando escuchamos rumores acerca de que, años atrás, rondaba por el bosque un "oso monstruoso", supimos que estábamos en el sitio correcto. Luego investigamos la extraña desaparición de Elsa. Pero no esperábamos encontrarla, viviendo junto al hijo del descendiente de Isaac; es decir, tú. Y respecto a Elsa, el señor Jager y su hijo estaban de acuerdo en regresarla a su familia. Pero opine mejor no hacerlo.
—¿Por qué? —pregunto otra vez Rafael, todavía no entendiendo nada.
—No solo fue, porque la joven aún no estaba lista para afrontar su miedo. También fue para que tú tuvieras un fuerte motivo para ir a la civilización —explicó Auguste, ahora deteniéndose detrás de Rafael—. Un amigo mío, llamado Mahendra, me decía que todas las vidas están conectadas: todo gira en torno a una rueda de causas y consecuencias. Y tras oír tu historia, y la de la joven Elsa, comencé a creerlo. Piénsalo. Si tu padre no hubiese salvado a Elizabeth, Elsa no habría nacido. Y de no ser por Elsa, es probable, que jamás nos hubieras escuchado, y no habrías venido a la civilización, y conocido a Miguel y Gabriel.
»Ya que Elsa fue el principal motivo, por el que decidiste abandonar esa cabaña, y olvidar por un tiempo tu objetivo principal. Además es por ti que ella aún vive, y quiere ser más fuerte cada día: para afrontar este cruel mundo, en el que hasta los mismos familiares, se matan por anhelos innecesarios. Así que solo te pediré que continúes entrenándola; verás que tú también ganarás un gran poder con eso, porque la mayor fuerza de todas, es aquella que consigues junto a otros.
Tras decir aquellas palabras, Auguste Grimm se retira, dejando a un Rafael sorprendido, y con mucho de qué pensar. Pero sobretodo, todavía más decidido de su motivación, su objetivo principal, y su deseo de ver a Elsa fuerte y libre de todo temor, para que pueda volver con su verdadera familia; aunque eso le duela en el corazón al joven-oso.
Próximo capítulo: Clan Nightfall Angels.
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